Muy emotivos los festejos del Bicentenario de nuestra independencia anoche en el Zócalo de la Ciudad, que se llenó de luces y de una excelente representación de la historia.
En su discurso de 11 minutos el presidente López Obrador dejó por un memento los agravios y resaltó la fraternidad universal: “Nos declaramos partidarios de la paz, de la soberanía y del amor. No olvidamos, sostenemos que es tiempo del perdón y del respeto mutuo”.
Como parte de ese perdón resaltó que el Papa Francisco, “un verdadero cristiano” reconoció que la Iglesia realizó “‘errores’” muy dolorosos en el pasado.
Esta presentes 85 embajadores y 15 representantes internacionales, uno de ellos fue el enviado papal Leonardi Sandri, vicedecano del Colegio Cardenalicio, y uno de los cardenales más cercanos al papa Francisco; Sandrí Iba investido como cardenal, y aprovechó la oportunidad para enviar un mensaje del papa Francisco a López Obrador
¿Qué dijo Sandri?
De entrada llamó a la la reconciliación en México.
México necesita superar visiones reductivas que dividen al pueblo
Recalcó el papel de la Virgen de Guadalupe en el proceso de la Independencia, gracias al estandarte del cura Miguel Hidalgo,
Subrayó que antes que un Estado, es un pueblo mestizo. Es un pueblo vivo que porta unos valores, un lenguaje y un sentido último de la vida que le han permitido y le permitirán ir forjando sus instituciones y corrigiendo, eventualmente, sus errores: un pueblo que cuida sus raíces, integrándolas en una nueva síntesis.
Y al mirar el proceso de Independencia, el purpurado mencionó al sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla -quien murió sin ser excomulgado como muchos han diocho-, “quien presentó a la Virgen de Guadalupe como protectora de una nación mestiza y la convirtió en forjadora de un país independiente. Esto mismo se encontrará en el ideario de José María Morelos y Pavón, y en el cambio de nombre del primer presidente, Guadalupe Victoria”.
“Las circunstancias sociales y políticas mezcladas con la profunda fe del pueblo propiciaron las condiciones para el levantamiento popular, dijo.
De este modo, agregó-m la lucha por la justicia en contra de los privilegios, el anhelo de libertad y la defensa de la religión, se volvieron una parte esencial de las motivaciones del Padre Miguel Hidalgo”
Recordó el momento histórico del país cuando se logró proclamar el Plan de Iguala, en base a las 'tres garantías": independencia, unión y religión.
Así fue cómo el Ejército Trigarante, el 27 de septiembre de 1821 entró en Ciudad de México. Un día después se firmaría el Acta de Independencia. En 1824, el Papa León XII alabó al primer Presidente, Guadalupe Victoria, y al pueblo mexicano, por su fe y su cercanía a la Sede Apostólica.
Siete años después Gregorio XVI reconoció la Independencia de México, y muchos años después Juan Pablo II estableció las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y México - no con el Vaticano como dicen muchos-,, punto de llegada de una larga y antigua relación y, al mismo tiempo, esperanza de un futuro fructífero de colaboración.
Al concluir su mensaje el Cardenal argentino llamó de nuevo al pueblo mexicano trascender la lógica del conflicto y de la polarización”.
Al final llamó a todos a tener una forma de vida basada en la fraternidad.
Sandri recogió muy bien las instrucciones del papa Francisco..
Lo escuchó muy atento el c. Presidente López Obrador...
Esperemos que ya no se aborden esos temas de la excomunión y el perdón de los pecados del pasado en las conferencias mañanera...
Ojala- quiera Ala.
El discurso textual:
Excelentísimo señor presidente de la República y distinguida esposa.
Autoridades civiles y militares.
Representantes de los países amigos de México.
Mexicanas y mexicanos:
Me alegra y me honra estar aquí en representación del santo padre para ratificar el profundo cariño del papa Francisco al pueblo mexicano en esta conmemoración del segundo centenario de la consumación de su independencia. Esta celebración nos recuerda que cada persona y cada comunidad merecen ser reconocidas como protagonistas de su propio destino.
Tras un proceso complejo a comienzos del siglo XIX, México también logró mostrar que podía caminar por sí mismo y autodeterminarse. Por ello, celebrar la Independencia es afirmar la libertad como signo de la dignidad de cada ser humano; pero la libertad es una permanente conquista, cada generación está invitada a reconquistarla y a volver a proclamar con valentía su independencia.
La libertad es una de las características esenciales que distinguen al ser humano en cuanto a persona, la libertad también es atributo de las comunidades que pueden y deben afirmar su identidad y compartirla con los demás.
Finalmente, la libertad se traduce en soberanía de un Estado independiente que aprende poco a poco a caminar por sí mismo desde la conciencia de que el Estado está al servicio del pueblo que representa, no viceversa.
De aquí que la libertad, más que ser la afirmación de una dimensión individual, es el espacio en que las personas tienden a alcanzar el bien, no de unos cuantos, sino de todos, poniendo su libertad al servicio del bien común.
En la encíclica Fratelli Tutti, el papa Francisco insiste que es en el encuentro fraterno con nuestro prójimo, en especial con aquel que está herido y humillado que una nueva humanidad puede surgir; de otro modo, las luchas por la libertad se vuelven ideología o confort burgués.
México, antes que un Estado, es un pueblo mayoritariamente mestizo, es un pueblo vivo que porta unos valores, un lenguaje y un sentido último de la vida que le han permitido y le permitirán ir forjando sus instituciones y corrigiendo eventualmente sus errores, un pueblo que cuida sus raíces integrándolas en una nueva sintaxis.
Al mirar el proceso de independencia, aparece la figura del sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, que presentó a la Virgen de Guadalupe como protectora de una nación mestiza y la convirtió en forjadora de un país independiente; esto mismo se encontrará en el ideario de José María Morelos y Pavón y en el cambio de nombre del primer presidente Guadalupe Victoria.
Las circunstancias sociales y políticas mezcladas con la profunda fe del pueblo propiciaron las condiciones para el levantamiento popular, de este modo la lucha por la justicia en contra de los privilegios, el anhelo de libertad y la defensa de la religión se volvieron una parte esencial de las motivaciones del padre Miguel Hidalgo.
Luego de varios años de lucha, se proclamó el Plan de Iguala en base a las tres garantías: independencia, unión y religión. Así fue como el Ejército Trigarante el 27 de septiembre de 1821 entró en la Ciudad de México, un día después se firmaría el Acta de Independencia.
En 1824, el papa León XII alabó al primer presidente Guadalupe Victoria y al pueblo mexicano por su fe y su cercanía a la sede apostólica.
Finalmente, ya de manera formal, el papa Gregorio XVI reconoció la independencia de México el 28 de febrero de 1831 -hay un error en Sandri, fue hasta 1836 que la Santa Sede reconoció la Independencia y las las relaciones entre ésta y el gobierno de México quedaron plenamente establecidas en noviembre de ese año; en 1851, la Santa Sede nombró a monseñor Luigi Clementi como el primer delegado apostólico en México y la Santa Sede recibió como ministro extraordinario y plenipotenciario a Manuel Díez de Bonilla.-, y San Juan Pablo II, enamorado de México, estableció las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y México, punto de llegada de una larga y antigua relación, y al mismo tiempo esperanza de un futuro fructífero de colaboración.
Es fácil pensar que la consumación de la Independencia es el último paso en esta búsqueda de libertad; sin embargo, la historia nos enseña que esto nunca es así. El pueblo mexicano a través de muchas otras luchas ha manifestado con valentía sus profundos anhelos de libertad plena.
Por eso, la historia de México es apasionante, posee luces y sombras, pero las luces son muchas más que las sombras, como el papa Francisco le escribió, señor presidente.
Por ello, amar al pueblo de México es en buena medida amar su historia y con ello sus tensiones, sus tropiezos y los momentos en los que el pueblo resurge reconciliado.
También hoy el pueblo mexicano tiene necesidad de superar cualquier visión reductiva, ideológica o parcial que motive directa o indirectamente el antagonismo de unos contra otros. Este tipo de visiones dividen y crean enemistad.
Sólo respirando aire limpio será posible andar y emprender el nuevo viaje que existe, la independencia, un viaje que debe trascender el encono, la lógica del conflicto y de la polarización. Todos necesitamos una forma de vida más alta, basada en la fraternidad, que nos permita construir el auténtico bien común.
La Virgen de Guadalupe, que motivó a los líderes del movimiento independentista a luchar sin descanso por una libertad que parecía no llegar nunca, quiera concedernos transformar nuestros corazones, nuestras familias y a la nación mexicana en un hogar fraterno, en esa casita sagrada que ella misma ha llamado a construir.
Muchas gracias y viva México.
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¿Quien es Leonardo Sandri?
Es el prefecto de la Congregación para la Iglesias Orientales, consejero de la Comisión Pontificia para América Latina, miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, de la Congregación para los Obispos, de la Congregación para la Educación Católica, del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano y Gran Canciller del Pontificio Instituto Oriental.
Es desde el año 2020, Vice Decano del Colegio Cardenalicio, es decir, en un próximo Cónclave,Sandri lo presidirá, perdiendo ese derecho por muerte, renuncia o cumplidos los 80 años requeridos para participar.
Ah! y fue nuncio unos meses - marzo al 16 de septiembre-, en México, en el gobierno del presidente EZPL, dejó el cargo al ser nombrado Sustituto de la Secretaría de Estado para Asuntos Generales.
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