10 abr 2008

El Cardenal Ernesto Corripio Ahumada


Ernesto Corripio Ahumada, el último de los grandes.
(29/06/1919, Tampico, Tams- México DF, 10/04/2008)
¡Descanse en paz, Don Ernesto hombre de Iglesia!
Este jueves 10 de abril –aniversario de la muerte de Emiliano Zapata-, de 2008, murió el Excelentísimo Arzobispo Primado Emérito de México, Cardenal Ernesto Corripio Ahumada,
Vivió sus últimos años apartado de los reflectores y muy modestamente en la Calle 5 # 54, Col. Ampliación Tepepan, Xochimilco, Distrito Federal.
Una nota de Julián Sánchez, (El Universal digital), señala que el féretro con los restos del cardenal emérito llegará a las 16 horas al Seminario Menor donde permanecerá hasta mañana para luego ser trasladado a la Basílica de Guadalupe en donde arribará a las 12:00 horas.
El sábado 12, su cuerpo será trasladados de la Basílica de Guadalupe a la Catedral de México donde el domingo 13 se celebrará una Misa Solemne… dentro de este acto, se procederá a la inhumación del Cardenal Corripio en la Cripta de los Arzobispos de la Catedral Metropolitana.”
Perfil:
Originario de Tampico, Tamaulipas, donde nació un 29 de junio de 1919;
Ingresó a los 11 años de edad al Seminario Palafoxiano de Puebla de Los Ángeles,
Y a los 16 ya estudiaba en la Pontificia Universidad Gregoriana, en Roma, donde fue ordenado sacerdote en 1942;
Regresó México, y entre 1945-1950 trabajó como sacerdote en la diócesis de Tampico;
Justo los 33 años -en 1952- fue electo obispo auxiliar de Tampico;
Años después, en 1967 fue promovido a la sede metropolitana de Antequera, en Oaxaca,
Un año después -marzo de 1976- fue transferido a la arquidiócesis de Puebla de los Ángeles;
Un año después el 19 de julio de 1977 fue nombrado por Pablo VI Arzobispo Primado de México;
Dos años después en junio de 1979, recibió la birreta roja y título de Immacolata al Tiburtino; el cuarto cardenal en la historia de México;
Fue representante especial del papa Juan Pablo II al funeral de Oscar Arnulfo Romero, asesinado arzobispo de San Salvador, en El Salvador, el 30 de marzo de 1980;
Fue tres veces presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano;
Formó parte de la Curia Romana y del Consejo Episcopal Latinoamericano;
Fue Presidente fundador del Consejo Interreligioso de México;
Su paso por la Arquidiócesis de México y su amor por el Ayate:
Corripio Ahumada estuvo 18 años al frente de la arquidiócesis Primada de México, la más grande demarcación católica que existe en el mundo, en ella se ubican casi mil templos con más de mil sacerdotes y una población de millones de feligreses, y sobretodo cuenta con la administración del mayor de los recintos católicos de América Latina: la Basílica de Guadalupe.
El julio de 1994 –al cumplir 75 años-, deja el cargo como arzobispo Primado, la arquidiócesis queda vacante un año, y el 25 de julio de 1995 llega en su lugar Norberto Rivera Carrera, obispo de Tehuacán.
Cuando Rivera lo sustituye, Corripio le dijo en el servicio religioso de bienvenida que de manera especial que le dejaba en sus manos bajo su responsabilidad la reliquia más preciada de la fe de los mexicanos, la imagen original de Santa María de Guadalupe”. El reportro Antonio Román escribió entonces en La Jornada, que con ello iba implícito el mensaje de que la Basílica tenía que permanecer en la Arquidiócesis.
Subrayó entonces Corripio: “hemos de reconocer que la Arquidiócesis de México está identificada con el Distrito Federal; esta ciudad es la sede del poder político nacional y asume la máxima importancia cultural, comercial, social y religiosa”.
Y la verdad es que Corripio peleó fuertemente en Roma por el que la Basílica no se separara del arzobispado Primado de México, como era la intención entonces de Girolamo Prigione.
La visita de Juan Pablo II
Entre los hechos más significativos del Cardenal Corripio fue el haber organizado -en enero de 1979-, la primera visita de un Papa a México; Juan Pablo II a México.
Su obra:
Corripio hizo muchas cosas más, promovió la Misión Guadalupana, con ocasión de los 450 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe; la creación del Instituto de Formación Sacerdotal de la Arquidiócesis de México, la promoción de la Beatificación de Juan Diego, y la ayuda que la iglesia prestó a los damnificados del terremoto de 1985.
Además le toco participar indirectamente, a través de su abogados –Antonio Roqueñí Órnelas et al-, en el proceso de las reformas constitucionales, de 1991-1992, que por cierto no muy le convencieron;
Supo mediar un conflicto fuerte entre la Conferencia del Episcopado Mexicano con el ejército mexicano;
Supo llevarse bien con el Abad Guillermo Shulemburg;
Confrontó con inteligencia al nuncio Prigione y el Cardenal–por caso Samuel Ruiz, y le tocó intervenir para sacar del conflicto a Prigione, en el inicio del conflicto en Chiapas, con el surgimiento del denominado Ejercito Zapatista de Reconciliación Nacional;
Le tocó la crisis de la muerte del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.
Por cierto, el acto más emotivo -según mi percepción-, de la última visita papal fue cuando Juan Pablo II llega a México y en el aeropúerto ante la mirada de todos abraza fuertemente a su viejo amigo, a quien, por cierto, hizo cardenal en el primer consistorio en 1979.
No recuerdo, pero creo que Corripio y Wojtyla no se volvieron a ver.
México ha tenido en todo su historia 11 cardenales; con la muerte del eminentísimo Corripio Ahumada el Colegio Cardenalicio tiene hoy a cuatro mexicanos, a saber:
1. Juan Sandoval Íñiguez, Arzobispo de Guadalajara; (sexto cardenal);
2. Norberto Rivera Carrera, Arzobispo de México; (noveno cardenal);
3. Javier Lozano Barragán, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud de la Santa Sede; (décimo cardenal), y;
4- Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Monterrey (onceavo cardenal).
Los cuatro tienen derecho a voto en un próximo cónclave.
Foto: de la revista Proceso

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