Los secretos de la guerrilla colombiana
Los papeles de las FARC acusan a ChávezEl ordenador de Raúl Reyes revela la colaboración del presidente con la guerrilla
MAITE RICO (ENVIADA ESPECIAL), reportera.
Los papeles de las FARC acusan a ChávezEl ordenador de Raúl Reyes revela la colaboración del presidente con la guerrilla
MAITE RICO (ENVIADA ESPECIAL), reportera.
EL País - Bogotá - 10/05/2008;
Documentos en poder de EL PAÍS extraídos del ordenador de Raúl Reyes -el número dos de las FARC muerto en un ataque el 1 de marzo-, revelan que el presidente venezolano, Hugo Chávez, financió y armó a la guerrilla colombiana y le pidió que adiestrara a grupos afines al chavismo en la lucha armada. Este artículo es el primero de una serie.El pasado 8 de noviembre, Hugo Chávez recibía en Caracas a Luciano Marín, alias Iván Márquez, dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El motivo: impulsar el acuerdo humanitario con Colombia para canjear a 44 secuestrados por 500 guerrilleros presos. Eso fue la parte pública. Pero hubo otra reunión secreta. En ella, el presidente venezolano "aprobó sin pestañear la solicitud" de 300 millones de dólares [194 millones de euros] hecha por la guerrilla marxista. Además, se diseñó un plan para recibir en la región venezolana del Orinoco el armamento enviado a las FARC por dos traficantes australianos y se puso en marcha un mecanismo de coordinación entre la guerrilla y el Ejército venezolano, al más alto nivel.El 8 de noviembre de 2007 se oficializó la relación en el palacio de Miraflores "
"[Chávez] aprobó sin pestañear dar 300 millones de dólares", dice un guerrillero
La mediación por los rehenes reforzó la alianza con Caracas
Chávez ofreció al grupo armado una participación en el negocio petrolero
Así lo cuenta el propio Iván a sus compañeros del Secretariado de las FARC en un correo datado el 12 de noviembre de 2007. El mensaje está en uno de los ordenadores incautados a Raúl Reyes, número dos de la guerrilla muerto el pasado 1 de marzo en el ataque colombiano contra su campamento en Ecuador. Bogotá ha pedido a Interpol que certifique la autenticidad de los ordenadores. Las conclusiones se harán públicas la próxima semana.
Aquella reunión en el Palacio de Miraflores oficializó una relación que se había desarrollado desde el año 2000 con intermediarios y se había concretado en el suministro puntual de armamento a cambio del entrenamiento prestado por las FARC a miembros del Partido Comunista y otros grupos afines al chavismo en sus campamentos en suelo venezolano.
Dos hombres muy cercanos a Chávez encabezaban hasta esa fecha los contactos: el general Hugo Carvajal, jefe de la Inteligencia Militar, y el capitán de navío Ramón Rodríguez Chacín, actual ministro del Interior. Los interlocutores de la guerrilla en Venezuela eran Iván Márquez y Rodrigo Granda, alias Ricardo.
Así, en un correo del 4 de enero de 2007, Iván explica que el general Carvajal y el general Alcalá les van a hacer llegar "la próxima semana bazucas [lanzagranadas] de gran potencia, de los cuales 10 serán para Timo [Timochenko, otro comandante guerrillero en la zona fronteriza] y 10 para acá". El general Alcalá, además, iba a hacerse cargo del puerto de Maracaibo, "una gran ventaja" para el "desembarque de carga". Todo apunta a que se trata de Cliver Alcalá, destacado en el Estado del Zulia, cuya capital es Maracaibo.
El envío se materializa días más tarde: "Los aparatos que hemos recibido con Timo son cohetes antitanque de 85 mm., 2 tubos y 21 cargas. El amigo dice que tienen más de 1.000 cargas, y que próximamente nos harán llegar otras más", escribe Iván el 20 de enero. El general Carvajal se ha comprometido "a traer un ofertante de armas de Panamá", mientras que el general Alcalá les hace saber que "los jefes de las Brigadas fronterizas tienen toda la disposición" para colaborar con ellos.
Asediadas por la aviación colombiana, las FARC buscan misiles antiaéreos. En marzo de 2007, Timochenko escribe que sus amigos de la inteligencia venezolana les ofrecen "piezas para construirlos y garantizan el viaje para enviar a un propio al Medio Oriente a realizar un curso en el manejo de cohetes".
Los correos intercambiados entre los miembros del Secretariado de las FARC constituyen una preciosa bitácora de las relaciones con Venezuela, no exentas de roces. Sin embargo, la decisión de Álvaro Uribe de permitir la mediación de Hugo Chávez en la negociación de un acuerdo humanitario con la guerrilla, en agosto de 2007, tuvo un efecto que el presidente colombiano no había calculado: el fortalecimiento de la alianza con la guerrilla. "Las FARC siempre habían buscado un encuentro directo con Chávez, pero él era renuente", dice un analista de la inteligencia colombiana. "Hasta la reunión en Miraflores, que puso en marcha una estrategia conjunta".
Chávez considera su papel de mediador como "un asunto de proyección geopolítica de trascendencia", en palabras de su ministro del Interior. En efecto, un éxito en ese campo (por ejemplo, la liberación de Ingrid Betancourt) reforzaría su imagen internacional y nacional. En juego está el referéndum sobre la reforma constitucional (que perdió en diciembre de 2007) y su papel como líder continental. La guerrilla lo sabe y se aprovecha: usa el canje como un paraguas para lograr de Chávez no sólo proyección internacional y su exclusión de la lista de organizaciones terroristas de la UE, sino fondos y armas para el "Plan Estratégico", que no es otra cosa que la hoja de ruta para la toma del poder.
"Las FARC utilizan a Chávez", dicen fuentes colombianas. En febrero de 2008, en el curso de una reunión secreta en Barinas, Chávez (que aparece ya en los correos con el seudónimo de Ángel) asegura que tiene listos los primeros 50 millones de dólares. "Nos ofreció la posibilidad de un negocio en el que nosotros recibimos una cuota de petróleo para comercializar en el exterior, lo cual nos dejaría una jugosa utilidad", escriben Iván y Ricardo. El gerente de PDVSA [la petrolera estatal] está presente. Chávez se muestra exultante. Les organiza una cita con autoridades de Bielorrusia para conseguir armamento en el mercado negro. Y ofrece pagar con fondos de PDVSA los abogados de Simón Trinidad, comandante de las FARC juzgado en EE UU por secuestro y narcotráfico. Veinte días más tarde, el Ejército colombiano ataca el campamento de Raúl Reyes.
Documentos en poder de EL PAÍS extraídos del ordenador de Raúl Reyes -el número dos de las FARC muerto en un ataque el 1 de marzo-, revelan que el presidente venezolano, Hugo Chávez, financió y armó a la guerrilla colombiana y le pidió que adiestrara a grupos afines al chavismo en la lucha armada. Este artículo es el primero de una serie.El pasado 8 de noviembre, Hugo Chávez recibía en Caracas a Luciano Marín, alias Iván Márquez, dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El motivo: impulsar el acuerdo humanitario con Colombia para canjear a 44 secuestrados por 500 guerrilleros presos. Eso fue la parte pública. Pero hubo otra reunión secreta. En ella, el presidente venezolano "aprobó sin pestañear la solicitud" de 300 millones de dólares [194 millones de euros] hecha por la guerrilla marxista. Además, se diseñó un plan para recibir en la región venezolana del Orinoco el armamento enviado a las FARC por dos traficantes australianos y se puso en marcha un mecanismo de coordinación entre la guerrilla y el Ejército venezolano, al más alto nivel.El 8 de noviembre de 2007 se oficializó la relación en el palacio de Miraflores "
"[Chávez] aprobó sin pestañear dar 300 millones de dólares", dice un guerrillero
La mediación por los rehenes reforzó la alianza con Caracas
Chávez ofreció al grupo armado una participación en el negocio petrolero
Así lo cuenta el propio Iván a sus compañeros del Secretariado de las FARC en un correo datado el 12 de noviembre de 2007. El mensaje está en uno de los ordenadores incautados a Raúl Reyes, número dos de la guerrilla muerto el pasado 1 de marzo en el ataque colombiano contra su campamento en Ecuador. Bogotá ha pedido a Interpol que certifique la autenticidad de los ordenadores. Las conclusiones se harán públicas la próxima semana.
Aquella reunión en el Palacio de Miraflores oficializó una relación que se había desarrollado desde el año 2000 con intermediarios y se había concretado en el suministro puntual de armamento a cambio del entrenamiento prestado por las FARC a miembros del Partido Comunista y otros grupos afines al chavismo en sus campamentos en suelo venezolano.
Dos hombres muy cercanos a Chávez encabezaban hasta esa fecha los contactos: el general Hugo Carvajal, jefe de la Inteligencia Militar, y el capitán de navío Ramón Rodríguez Chacín, actual ministro del Interior. Los interlocutores de la guerrilla en Venezuela eran Iván Márquez y Rodrigo Granda, alias Ricardo.
Así, en un correo del 4 de enero de 2007, Iván explica que el general Carvajal y el general Alcalá les van a hacer llegar "la próxima semana bazucas [lanzagranadas] de gran potencia, de los cuales 10 serán para Timo [Timochenko, otro comandante guerrillero en la zona fronteriza] y 10 para acá". El general Alcalá, además, iba a hacerse cargo del puerto de Maracaibo, "una gran ventaja" para el "desembarque de carga". Todo apunta a que se trata de Cliver Alcalá, destacado en el Estado del Zulia, cuya capital es Maracaibo.
El envío se materializa días más tarde: "Los aparatos que hemos recibido con Timo son cohetes antitanque de 85 mm., 2 tubos y 21 cargas. El amigo dice que tienen más de 1.000 cargas, y que próximamente nos harán llegar otras más", escribe Iván el 20 de enero. El general Carvajal se ha comprometido "a traer un ofertante de armas de Panamá", mientras que el general Alcalá les hace saber que "los jefes de las Brigadas fronterizas tienen toda la disposición" para colaborar con ellos.
Asediadas por la aviación colombiana, las FARC buscan misiles antiaéreos. En marzo de 2007, Timochenko escribe que sus amigos de la inteligencia venezolana les ofrecen "piezas para construirlos y garantizan el viaje para enviar a un propio al Medio Oriente a realizar un curso en el manejo de cohetes".
Los correos intercambiados entre los miembros del Secretariado de las FARC constituyen una preciosa bitácora de las relaciones con Venezuela, no exentas de roces. Sin embargo, la decisión de Álvaro Uribe de permitir la mediación de Hugo Chávez en la negociación de un acuerdo humanitario con la guerrilla, en agosto de 2007, tuvo un efecto que el presidente colombiano no había calculado: el fortalecimiento de la alianza con la guerrilla. "Las FARC siempre habían buscado un encuentro directo con Chávez, pero él era renuente", dice un analista de la inteligencia colombiana. "Hasta la reunión en Miraflores, que puso en marcha una estrategia conjunta".
Chávez considera su papel de mediador como "un asunto de proyección geopolítica de trascendencia", en palabras de su ministro del Interior. En efecto, un éxito en ese campo (por ejemplo, la liberación de Ingrid Betancourt) reforzaría su imagen internacional y nacional. En juego está el referéndum sobre la reforma constitucional (que perdió en diciembre de 2007) y su papel como líder continental. La guerrilla lo sabe y se aprovecha: usa el canje como un paraguas para lograr de Chávez no sólo proyección internacional y su exclusión de la lista de organizaciones terroristas de la UE, sino fondos y armas para el "Plan Estratégico", que no es otra cosa que la hoja de ruta para la toma del poder.
"Las FARC utilizan a Chávez", dicen fuentes colombianas. En febrero de 2008, en el curso de una reunión secreta en Barinas, Chávez (que aparece ya en los correos con el seudónimo de Ángel) asegura que tiene listos los primeros 50 millones de dólares. "Nos ofreció la posibilidad de un negocio en el que nosotros recibimos una cuota de petróleo para comercializar en el exterior, lo cual nos dejaría una jugosa utilidad", escriben Iván y Ricardo. El gerente de PDVSA [la petrolera estatal] está presente. Chávez se muestra exultante. Les organiza una cita con autoridades de Bielorrusia para conseguir armamento en el mercado negro. Y ofrece pagar con fondos de PDVSA los abogados de Simón Trinidad, comandante de las FARC juzgado en EE UU por secuestro y narcotráfico. Veinte días más tarde, el Ejército colombiano ataca el campamento de Raúl Reyes.
Los guerrilleros intentaron comprar misiles tierra-aire en el este de EuropaMiembros de las FARC contactaron con traficantes de armas en Bielorrusia
M. RICO, reportera.
M. RICO, reportera.
EP- Bogotá - 10/05/2008;
Las autoridades colombianas están muy preocupadas. Los ordenadores incautados a Raúl Reyes, número dos de las FARC, muestran que Venezuela estaba sirviendo de puente de la guerrilla con los mercados de armas de Europa del Este, con el objetivo de lograr la pieza más preciada para su arsenal: misiles tierra-aire para hacer frente a la aviación colombiana.
El pasado 6 de marzo, un importante traficante ruso de armas, Viktor Bout, fue detenido en Tailandia, donde negociaba la venta de 100 misiles rusos Igla tierra-aire (SAM) a las FARC. Seis meses antes, el sirio Monzer al Kassar caía en Madrid por la misma razón. Los organismos de seguridad estadounidenses, que le seguían la pista, le acusaron de preparar el envío de 15 misiles SAM Strela II y 7.700 fusiles de asalto AK-47 Kaláshnikov desde Bulgaria, que llegarían a manos de las FARC con certificado de usuario procedente de Nicaragua.
Estas dos detenciones demuestran que la guerrilla colombiana había establecido contactos importantes, que se hacen más inquietantes a la luz de los documentos extraídos de los ordenadores. En un correo electrónico datado el 8 de febrero de 2008 y parcialmente cifrado, el dirigente guerrillero Iván Márquez explica a los demás miembros del Secretariado que Hugo Chávez ha sondeado con las autoridades de Bielorrusia la posibilidad de enviarles armamento. "El amigo de Bielorrusia le sugirió trabajar el paquete por la vía del mercado negro para evitar problemas. El 17 de este mes llega a Caracas un alto delegado de ese amigo para concretar el listado. Ángel nos pidió estar allí para que cuadremos personalmente con el delegado. Eso es clave".
Ángel es el seudónimo de Chávez. Y el amigo es Víctor Sheiman, secretario del Consejo de Seguridad bielorruso y hombre muy cercano al presidente, Aleksandr Lukashenko. Sheiman estuvo al frente de los contratos de venta de armas a Venezuela por un importe de 720 millones de euros, firmados el año pasado, informa Pilar Bonet desde Moscú. Además, es persona no grata para la UE, por estar supuestamente implicado en la desaparición de varios políticos de la oposición.
Chávez, por otro lado, ha instalado una fábrica de fusiles AK 103 y otra de municiones. Lo curioso es que no se trata de armas de calibre 5.56 OTAN, el más generalizado, sino de calibre 7.62, el que usan las FARC.
Los documentos de los ordenadores dan cuenta de otras vías de aprovisionamiento. Una de ellas es la lograda a través de un personaje llamado Ramiro, del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN). Fuentes de la antigua guerrilla salvadoreña, hoy convertida en el segundo partido del país, aseguraron ayer a EL PAÍS que Ramiro es Luis Merino, miembro del Partido Comunista y actualmente diputado en el Parlamento Centroamericano.
Ramiro les puso en contacto con dos traficantes australianos, que se reunieron el 5 de septiembre de 2007 con el jefe guerrillero Iván Márquez en Venezuela y le ofrecieron fusiles AK y Dragonov, lanzagranadas y misiles a buen precio. "Ellos efectúan las compras sin necesidad de anticipo, pero cuando el material esté en el barco, piden que se cancele el 50%", explica Iván. "Las movidas del dinero se hacen a través de un banco en el Pacífico. Una vez que salga la carga, puede durar un mes o mes y medio para llegar a Venezuela".
En los correos hay además alusiones al presidente nicaragüense, Daniel Ortega, que el pasado febrero les hizo saber, mediante Hugo Chávez, que les iba a enviar "unas caucheras viejitas que tenía guardadas por ahí, y que él sabía que todavía funcionan". La cauchera (tirachinas, en Colombia) es el nombre que usan las FARC en sus mensajes para los fusiles.
Ecuador también sale a la palestra. "Los vecinos de este lado", dice Raúl Reyes, en referencia a ese país, "también se comprometieron en ayudar a buscar las caucheras, incluyendo la instrucción". Según los expertos colombianos, el envío de armas desde Ecuador es básicamente producto de la corrupción en el Ejército, "y no tanto decisión institucional, como el caso de Venezuela".
Las autoridades colombianas están muy preocupadas. Los ordenadores incautados a Raúl Reyes, número dos de las FARC, muestran que Venezuela estaba sirviendo de puente de la guerrilla con los mercados de armas de Europa del Este, con el objetivo de lograr la pieza más preciada para su arsenal: misiles tierra-aire para hacer frente a la aviación colombiana.
El pasado 6 de marzo, un importante traficante ruso de armas, Viktor Bout, fue detenido en Tailandia, donde negociaba la venta de 100 misiles rusos Igla tierra-aire (SAM) a las FARC. Seis meses antes, el sirio Monzer al Kassar caía en Madrid por la misma razón. Los organismos de seguridad estadounidenses, que le seguían la pista, le acusaron de preparar el envío de 15 misiles SAM Strela II y 7.700 fusiles de asalto AK-47 Kaláshnikov desde Bulgaria, que llegarían a manos de las FARC con certificado de usuario procedente de Nicaragua.
Estas dos detenciones demuestran que la guerrilla colombiana había establecido contactos importantes, que se hacen más inquietantes a la luz de los documentos extraídos de los ordenadores. En un correo electrónico datado el 8 de febrero de 2008 y parcialmente cifrado, el dirigente guerrillero Iván Márquez explica a los demás miembros del Secretariado que Hugo Chávez ha sondeado con las autoridades de Bielorrusia la posibilidad de enviarles armamento. "El amigo de Bielorrusia le sugirió trabajar el paquete por la vía del mercado negro para evitar problemas. El 17 de este mes llega a Caracas un alto delegado de ese amigo para concretar el listado. Ángel nos pidió estar allí para que cuadremos personalmente con el delegado. Eso es clave".
Ángel es el seudónimo de Chávez. Y el amigo es Víctor Sheiman, secretario del Consejo de Seguridad bielorruso y hombre muy cercano al presidente, Aleksandr Lukashenko. Sheiman estuvo al frente de los contratos de venta de armas a Venezuela por un importe de 720 millones de euros, firmados el año pasado, informa Pilar Bonet desde Moscú. Además, es persona no grata para la UE, por estar supuestamente implicado en la desaparición de varios políticos de la oposición.
Chávez, por otro lado, ha instalado una fábrica de fusiles AK 103 y otra de municiones. Lo curioso es que no se trata de armas de calibre 5.56 OTAN, el más generalizado, sino de calibre 7.62, el que usan las FARC.
Los documentos de los ordenadores dan cuenta de otras vías de aprovisionamiento. Una de ellas es la lograda a través de un personaje llamado Ramiro, del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN). Fuentes de la antigua guerrilla salvadoreña, hoy convertida en el segundo partido del país, aseguraron ayer a EL PAÍS que Ramiro es Luis Merino, miembro del Partido Comunista y actualmente diputado en el Parlamento Centroamericano.
Ramiro les puso en contacto con dos traficantes australianos, que se reunieron el 5 de septiembre de 2007 con el jefe guerrillero Iván Márquez en Venezuela y le ofrecieron fusiles AK y Dragonov, lanzagranadas y misiles a buen precio. "Ellos efectúan las compras sin necesidad de anticipo, pero cuando el material esté en el barco, piden que se cancele el 50%", explica Iván. "Las movidas del dinero se hacen a través de un banco en el Pacífico. Una vez que salga la carga, puede durar un mes o mes y medio para llegar a Venezuela".
En los correos hay además alusiones al presidente nicaragüense, Daniel Ortega, que el pasado febrero les hizo saber, mediante Hugo Chávez, que les iba a enviar "unas caucheras viejitas que tenía guardadas por ahí, y que él sabía que todavía funcionan". La cauchera (tirachinas, en Colombia) es el nombre que usan las FARC en sus mensajes para los fusiles.
Ecuador también sale a la palestra. "Los vecinos de este lado", dice Raúl Reyes, en referencia a ese país, "también se comprometieron en ayudar a buscar las caucheras, incluyendo la instrucción". Según los expertos colombianos, el envío de armas desde Ecuador es básicamente producto de la corrupción en el Ejército, "y no tanto decisión institucional, como el caso de Venezuela".
Caracas niega los vínculos con la insurgencia
Fernando Gualdoni; EL PAIS, Madrid, 10/05/2008;
El Gobierno venezolano niega cualquier relación con las FARC. El embajador en Madrid, Alfredo Toro Hardy, se remitió ayer a una serie de testimonios aparecidos recientemente que "evidencian que no hay pruebas de la vinculación de Venezuela con las FARC", según el diplomático.
"Entre esos testimonios está el del secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, durante su comparecencia ante el Subcomité para las Américas de la Cámara de Representantes de EE UU. La congresista por Florida Connie Mack le pregunta: -¿Venezuela apoya a grupos terroristas? Isulza contesta: -'No creo eso, no hay pruebas para afirmar que algo así ocurra ni ningún país miembro de la OEA, ni siquiera Estados Unidos, ha entregado pruebas de eso a la organización".
Toro Hardy aseguró incluso que el propio Gobierno estadounidense reconoce que no hay pruebas contra Caracas. "El pasado 30 de abril se presentó el informe de 2007 sobre el terrorismo en el mundo que hace el Departamento de Estado de EE UU y no se mencionó a Venezuela entre los Estados que financian el terrorismo. El coordinador antiterrorista, Dell Dailey, sólo dijo: 'Los estamos vigilando de cerca. Cuando veamos suficientes indicios los estudiaremos, pero por ahora no vemos esos indicios".
El diplomático venezolano recordó además que 21 expertos y académicos de Washington, entre ellos John Womack, profesor de Historia de Latinoamerica en Harvard, y Larry Birns, director del Consejo para Asuntos Hemisféricos de la ONU, han visto inconsistencias entre lo que dice el Gobierno colombiano y los documentos hallados en el ordenador de Reyes e inspeccionados por Interpol.
Desde Caracas, el director de Información del Ministerio de Relaciones Exteriores, Martín Pacheco, dijo que la posición de Venezuela sobre la información hallada en el ordenador de Raúl Reyes es clara: "La desconocemos. Es una manipulación".
"Como ya ha dicho el ministro de Exteriores, Nicolás Maduro, los papeles constituyen un conjunto de escritos inconsistentes e incomprensibles que, dicho sea de paso, han sido utilizados desde Colombia y Estados Unidos por medios de comunicación inescrupulosos para una campaña temeraria contra el jefe del Estado venezolano", explicó Pacheco por teléfono.
"Entre esos testimonios está el del secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, durante su comparecencia ante el Subcomité para las Américas de la Cámara de Representantes de EE UU. La congresista por Florida Connie Mack le pregunta: -¿Venezuela apoya a grupos terroristas? Isulza contesta: -'No creo eso, no hay pruebas para afirmar que algo así ocurra ni ningún país miembro de la OEA, ni siquiera Estados Unidos, ha entregado pruebas de eso a la organización".
Toro Hardy aseguró incluso que el propio Gobierno estadounidense reconoce que no hay pruebas contra Caracas. "El pasado 30 de abril se presentó el informe de 2007 sobre el terrorismo en el mundo que hace el Departamento de Estado de EE UU y no se mencionó a Venezuela entre los Estados que financian el terrorismo. El coordinador antiterrorista, Dell Dailey, sólo dijo: 'Los estamos vigilando de cerca. Cuando veamos suficientes indicios los estudiaremos, pero por ahora no vemos esos indicios".
El diplomático venezolano recordó además que 21 expertos y académicos de Washington, entre ellos John Womack, profesor de Historia de Latinoamerica en Harvard, y Larry Birns, director del Consejo para Asuntos Hemisféricos de la ONU, han visto inconsistencias entre lo que dice el Gobierno colombiano y los documentos hallados en el ordenador de Reyes e inspeccionados por Interpol.
Desde Caracas, el director de Información del Ministerio de Relaciones Exteriores, Martín Pacheco, dijo que la posición de Venezuela sobre la información hallada en el ordenador de Raúl Reyes es clara: "La desconocemos. Es una manipulación".
"Como ya ha dicho el ministro de Exteriores, Nicolás Maduro, los papeles constituyen un conjunto de escritos inconsistentes e incomprensibles que, dicho sea de paso, han sido utilizados desde Colombia y Estados Unidos por medios de comunicación inescrupulosos para una campaña temeraria contra el jefe del Estado venezolano", explicó Pacheco por teléfono.
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