4 ago 2008

¡Ya basta!

Roberto Rock en su columna Expedientes abiertos en El Universal comenta:
"La muerte del joven hijo de la familia Martí, a manos de un grupo de secuestradores, funciona ya como una bomba de profundidad sobre la estrategia del gobierno de Calderón en materia de seguridad pública. Las cosas vienen de mal en peor, y muestra de ello son las renuncias en la Procuraduría General de la República, que conduce Eduardo Medina Mora. La más vistosa de ellas, la de José Luis Santiago Vasconcelos, quien era descrito como el hombre que más sabía sobre crimen organizado en el país."
***
Ricardo Alemán en su columna Itinerario Político, publicado en El Universal, 4 de agosto de 2008;
Martí: “¡Ya basta!” de Estado ineficaz
Mientras el niño de 14 años estaba desaparecido, judiciales del DF promovían la “consulta petrolera”
¿A qué gobierno, local o federal, le importan tragedias diarias de las personas, pobres, ricas y clasemedieras?
Más allá del dolor familiar —para el que no hay bálsamo posible—, el secuestro y asesinato del niño de 14 años, Fernando Martí, debe ser visto junto con decenas o centenares de secuestros cometidos en todo el país como un potente “¡ya basta!” al Estado ineficaz.
¿Qué debe hacer la sociedad en general, los mexicanos de a pie, la clase media, los pudientes, para que termine el clima de terror y violencia; el secuestro, el robo, los abusos policiacos? ¿Por quién debemos votar, si ya hemos probado que tricolores, azules y amarillos son incapaces no sólo de los mínimos de eficacia en el ejercicio del poder, y no se diga para hacer frente a las responsabilidades del Estado?
Debe existir un límite social a la ineficacia de políticos y partidos, gobernantes, líderes, legisladores, mesías, “espurios” y dizque “legítimos”, que arrogantes disputan la arena mediática en peleas por el petróleo, el nacionalismo, la legitimidad de sus miserias, mientras que los ciudadanos, en general —sean de a pie, clase media o potentados— estamos a merced de bandas delictivas que lo mismo secuestran, extorsionan, roban, asaltan, que despojan y matan.
¿Quién será capaz de poner un alto a la impunidad y la complicidad?, sobre todo cuando la voz popular sabemos que barbaries como el secuestro y asesinato de Fernando Martí —y extorsiones que sufren todos los días decenas de ciudadanos— son posibles si, y sólo si, los tres órdenes de gobierno y los tres poderes de la Unión estimulan la impunidad y la complicidad.
¿Quién, cuántos centenares de servidores públicos realmente están preocupados por lo que viven todos los días los ciudadanos; las tragedias que enfrentan debido a la incapacidad del Estado todo? Y nos referimos desde el presidente Calderón, pasando por Marcelo Ebrard, el jefe de Gobierno del DF; sin olvidar a gobernadores, legisladores y líderes parlamentarios de todos los partidos; ministros de la Corte, jueces; jefes de partidos y, en general, toda esa burocracia que compone el Estado.
¿A quién de ellos realmente le importa que el obrero más humilde es asaltado todos los días en la micro, que al oficinista clasemediero se le despoja hoy sí y mañana también de su automóvil, su quincena, sus precarias propiedades; que a éste o aquel hombre de empresa, potentado le secuestraron y mataron un hijo? ¡Ya basta...! de esa incapacidad para cumplir de manera eficaz con la responsabilidad empeñada, y de convertir en trampolín político los cargos que, si actuaran con honestidad, debieran ser para servir.
Fernando Martí tenía 14 años de edad. En los primeros días de junio pasado era conducido en automóvil por su chofer y acompañado por su escolta, por el sur de la ciudad de México. Fue detenido por un supuesto retén de la PFP —que formalmente no existen en la capital del país— y secuestrado. Horas después su chofer y escolta fueron encontrados muertos. La familia habría pagado 6 millones de dólares de rescate, sin obtener respuesta. El secuestro, como decenas, se mantuvo en secreto, e intervino una empresa de rescates, charlatanes que, según expertos, son tanto o más criminales que los propios secuestradores.
El secuestro era un secreto a voces. Sin embargo, por seguridad no se hablaba en los medios, pero en los primeros círculos del poder todos sabían y estaban atentos. El pasado jueves, apareció un desplegado pagado por los familiares del niño secuestrado, en donde se reveló el drama familiar y personal, pero al mismo tiempo la magnitud del drama social, de seguridad, impunidad y, en especial, de la incapacidad de las instituciones del Estado para hacer frente a casos como ése.
Decía el desplegado: “Grupo de La Flor, yo les cumplí; llevamos dos meses esperando a nuestro hijo, tenemos dos millones de razones si nos lo regresan. Comuníquense”. Es decir, aún en lenguaje críptico, a través de los medios masivos, a los ojos de todas las autoridades, los familiares del niño secuestrado negociaban la liberación. El cuerpo de Fernando Martí apareció en la cajuela de un automóvil robado, la madrugada del pasado viernes. Tenía más de un mes sin vida.
¿Qué pasó desde la primera semana de junio hasta el pasado viernes 1 de agosto? Todos lo saben, la Secretaría de Seguridad Pública y la Procuraduría de Justicia, las dos del DF, se afanaban en labores harto reconocidas por la sociedad en general; policías judiciales realizaban proselitismo para la “consulta petrolera” que había organizado el GDF, al tiempo que organizaban operativos en antros para llevarse detenidos a jóvenes, y extorsionar a sus familiares para dejarlos en libertad.
Luego vino el escándalo del New’s Divine, que enfrentó a la PGJDF y a la SSP del DF, luego la consulta petrolera, que ocupó 54 millones de pesos del GDF y muchos esfuerzo de toda clase de servidores públicos… En todo ese tiempo los delincuentes secuestraban y asesinaban, volvían a secuestrar, y volvían a asesinar… ¡Ya basta de ineptos...! Algo tenemos que hacer. Ya es tiempo.

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