7 oct 2008

El Maestro Granados Chapa

54 razones para reconocerlo
Viva voz Medalla Belisario Domínguez
Publicado en el suplemento Enfoque de Reforma (www.reforma.com), 5 de octubre de 2008;
Convocados por Enfoque, intelectuales, periodistas y políticos expresaron su opinión acerca de Granados Chapa y su obra. El resultado: un mosaico en el que se retrata fielmente lo prolífico de su carrera periodística. Estos 54 lectores, algunos de ellos protagonistas de sus columnas diarias, destacan su profesionalismo, constancia, honestidad, rigor periodístico y el buen uso que hace del lenguaje. Al hablar de él y su Plaza Pública, recorren al mismo tiempo la historia de México de las últimas cuatro décadas.
Sergio Aguayo Quezada, politólogo
Se lo merece. Miguel Ángel se merece la Belisario Domínguez porque su vida ha sido una permanente constatación de que los valores universales pueden sobrevivir.
Ha sido, es, fiel a los principios y su honestidad deslumbra en un país donde las capitulaciones éticas se repiten sin cesar diezmando generaciones alguna vez promisorias.
El reconocimiento es también una brizna de esperanza de que tal vez, y a lo mejor aunque quién sabe, mejorará la calidad de la vida pública. Es digno de encomio que nuestra clase política hiciera a un lado su proverbial mezquindad para unirse y reconocer las virtudes ciudadanas a quien se ha ganado, y con creces, los honores que la patria le reconoce.
Por si fuera poco, Miguel Ángel tiene la virtud privada de ser un amigo leal, generoso y bondadoso. Enhorabuena.
Javier Aguirre, ex director técnico del Pachuca
Es un hombre comprometido con su tiempo y con su país, con su profesión. Realmente es la misma imagen que yo tenía de él desde que lo leía, de siempre, y luego lo pude constatar cuando tuve la oportunidad de saludarle, de conocerle en el estado de Hidalgo, precisamente en Pachuca, cuando dirigía al equipo de futbol Pachuca. Fue una charla muy sabrosa. A mí ese día me terminó de conquistar porque siempre leerlo era un placer... te movía a la reflexión indudablemente y además, él ejercía congruentemente. Un hombre que así lleva su vida, como la escribe, como se comporta. No hay más que palabras de respeto, de admiración y cuando lo pude conocer a mí me impactó muchísimo cómo tenía preocupación, cómo estaba enterado de todo lo que acontecía en el estado de Hidalgo, esa preocupación permanente porque Hidalgo saliera de ese rezago histórico en que él entendía que se encontraba.
Jorge Alcocer V., director de Voz y Voto
Granados Chapa es, primero que nada, un periodista, y también un hombre del servicio público. Me tocó la suerte de platicar con él en 1994 para informarle de su candidatura a consejero ciudadano del IFE; la única condición que puso fue no interrumpir su columna diaria, Plaza Pública. En el ejercicio de aquel encargo, Miguel Ángel se distinguió por su serenidad y objetividad, cualidades que le otorgaron un reconocido liderazgo.
Tiempo después buscó ser candidato pluripartidista a gobernador de Hidalgo; le di mi opinión, contraria. Entonces evocó el ejemplo de su maestro, Francisco Martínez de la Vega, quien por el favor de un Presidente había sido gobernador interino de San Luis Potosí. Sólo que Miguel Ángel no quería un favor, sino ganar en las urnas. No lo logró; los hidalguenses se privaron de sus servicios, él siguió en sus afanes.
Años atrás, cuando el diario La Jornada estaba urgido de contar con una imprenta confiable, me auxilió en las negociaciones para adquirir la rotativa e instalar el taller que el PSUM financió para tal efecto. Alguna vez habrá que develar esa micro historia.
A lo largo de casi tres décadas, desde que él asistía puntual, en el año 1979, a las sesiones de la Cámara de Diputados, todavía en el recinto de Donceles, me ha distinguido con su confianza. No siempre hemos estado de acuerdo, pero mis discrepancias con sus opiniones, y de él con las mías, nunca nos apartaron.
Este 7 de octubre, Belisario Domínguez estará orgulloso de que la medalla senatorial que lleva su nombre sea colocada en el pecho de un hombre que fiel a sus ideales, intransigente en sus convicciones, leal a su adscripción política, ha servido a la República: Miguel Ángel Granados Chapa.
María Elena Álvarez
diputada federal del PAN
Miguel Ángel Granados Chapa es un periodista en toda la extensión que la modernidad de los medios da a esta palabra. Comprometido con la verdad, voz y pluma críticas, siempre al servicio de su país y de las causas justas, Granados Chapa no sólo se compromete, se arriesga y manifiesta pluralidad ante el radicalismo actual.
Luis H. Álvarez
comisionado de los Pueblos Indígenas
Con espíritu crítico y, siempre con profundo respeto por la diversidad ideológica, Miguel Ángel Granados Chapa ejerce un periodismo de análisis que es, a la vez, promotor y resultado del espacio democrático que, paulatinamente, se ha ensanchado en el México de nuestros días. Su Plaza Pública es un recordatorio permanente de que el pensamiento puede y debe dirimirse de frente, en un ámbito de libertad y de responsabilidad. Por ello, es muy merecido que el Senado de la República lo haya distinguido con la medalla Belisario Domínguez.
Carmen Aristegui F.
periodista
Miguel Ángel Granados Chapa ha desplegado, por décadas: inteligencia, rigor periodístico y sagacidad. Siempre desde una mirada crítica a cualquiera de las formas del poder. Figura fundamental en la construcción de espacios para la prensa libre; ciudadano comprometido en las luchas democráticas; maestro de periodistas y profesor universitario. La pluma de Granados Chapa es reconocida hoy como la más influyente y respetada de la prensa mexicana. Su columna Plaza Pública, con más de 30 años, ha ido a contrapelo de lo que -como él recuerda- decía con ironía su paisano Ricardo Garibay: "la política es lo que ocurre entre los políticos". Para Granados Chapa, no; "la política es lo que ocurre entre los ciudadanos". Definición fundamental que ha dado sentido y rumbo a una existencia plena.
Bernardo Bátiz
secretario de seguridad del "Gobierno Legítimo de México"
Si alguien merece la medalla Belisario Domínguez es precisamente Miguel Ángel Granados Chapa, porque la medalla lleva el nombre de un ciudadano que fue sacrificado por su valor civil y por su amor a la libertad de expresión.
Granados Chapa es, antes que nada, un ciudadano que tiene valor civil y que hace uso cotidiano de la libertad de expresarse; es un ciudadano que ha aceptado con seriedad el papel de serlo.
Aceptó la candidatura a gobernar el estado de Hidalgo, sin pertenecer a ningún partido y a sabiendas de que se enfrentaba a caciques locales y a un partido habituado a falsear las elecciones; aceptó ser árbitro electoral en la mejor época del IFE y cumplió a cabalidad, con sobriedad y patriotismo la difícil responsabilidad.
Ha sabido ser ciudadano más allá de su Plaza Pública, lo ha sido en la calle, haciendo proselitismo, en los cargos públicos y en su vida diaria. Sin duda es un buen periodista, sus columnas son leídas y seguidas por muchos, amigos y contrincantes, lo leen lo mismo quienes están de acuerdo con él y quienes no lo están; sus análisis políticos, sus opiniones, sus razonamientos jurídicos son impecables, nadie duda de su vocación por la verdad como periodista ni de su capacidad como jurista y su apoyo a las causas justas.
A su amplia información, esencial para un comunicador, une la claridad del pensamiento y criterio de un jurista certero.
Pero más que periodista y más que estudioso del derecho, Granados Chapa ejerce la vocación de ciudadano, con sencillez, con dignidad, con probidad intelectual y esas virtudes son las que se premian con la medalla que se le otorga.
Manlio Fabio BeltroneS
líder del PRI en el Senado
Existen muchas razones para congratularnos por los 45 años de ejercicio periodístico de Miguel Ángel Granados Chapa, pero la principal, sin duda, es el nivel de excelencia a que ha llevado su profesión. Como muestra de ello está su reciente ingreso como académico de la lengua, pero sobre todo el compromiso ético en el desempeño de su oficio y sus pródigos conocimientos del derecho. Pertenece a una excelente generación de periodistas mexicanos que han contribuido enormemente a forjar el México que hoy vivimos, por lo que celebramos junto con él este aniversario.
Javier Corral
presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información
Escritura sintáctica, honestidad intransitable.
No hace mucho tiempo que Margarita Zavala -la inalterable Margarita, que no obstante residir en Los Pinos conserva los pies en la tierra-, me confió que tanto ella como Felipe Calderón, "en mucho, nos hemos formado en las columnas de Miguel Ángel Granados Chapa; muchas de nuestras decisiones estuvieron influidas por sus análisis".
No soy indiscreto porque, días más tarde, la esposa del Presidente se lo dijo personalmente a Miguel Ángel en una comida sin sobresaltos, ni condescendencias de nadie. Ella no se aguantó y le expresó su resistencia a la dura y puntual crítica que el periodista lanza cotidianamente a Calderón. Miguel Ángel dijo seguir siendo y haciendo el periodismo que ha hecho siempre, lo que pasaba en el fondo es que como ellos habían cambiado de trabajo, ahora despachaban ni más ni menos que en Los Pinos y desde ahí el escrutinio periodístico no se percibe igual que en la oposición.
Celebraron los dos el encuentro, con el reconocimiento mutuo. Pensé para mí, los dos siguen siendo los mismos.
Traigo a cuento esta anécdota porque me parece importante reflexionar en el servicio que Granados Chapa ha hecho a México, para tener el mérito de recibir la medalla Belisario Domínguez: ¿cuántos miles de mexicanos se han formado en el periodismo agudo, la visión crítica, la alerta oportuna, la denuncia fabrida, que a lo largo de 45 años ha ejercido Miguel Ángel Granados Chapa?
Ha sido, en la más amplia y digna expresión de la palabra, un Maestro de generaciones, en el periodismo, en la política y en la cultura. Intransitable en el compromiso con la ética, preciso en el lenguaje, sintáctica su escritura, asombrosa su memoria, ha puesto desde siempre la verdad como deber, y la historia de esa combinación de valores lo ha hecho desde entonces y hasta ahora, un periodista insobornable. Granados Chapa es eso que uno puede poner frente a los demás sin discusión alguna, como ejemplo de integridad. Tan escasa en el periodismo de nuestros días, casi liquidada en el mundo de la política partidista.
Santiago Creel
senador panista
Sin duda, la trayectoria de Granados Chapa ha sido ejemplar en su compromiso con su profesión de periodista y, dentro de ella, con su compromiso a la verdad, a la objetividad, a su labor de investigación y sobre todo a privilegiar siempre la verdad sobre cualquier otro interés.
Su principal aportación es dar un testimonio constante y permanente, reflejar lo que es la realidad del país, revelar las cosas, en este doble sentido que tiene la palabra: Revelar de aclarar, de llegar al fondo, a las causas primeras de los actos o de las tomas de decisiones, pero revelar también en el sentido de que Miguel Ángel ha sido militante de causas, causas que revelan, que tocan las fibras profundas del sentimiento, de la indignación; causas que tienen que ver con injusticias, pero particularmente las que vienen del poder, de los poderosos, de los opresores, de quienes están arriba, y esto habla doblemente bien de esa revelación.
Germán Dehesa
escritor
Por mucho tiempo, Miguel Ángel Granados Chapa fue para mí un respetabilísimo nombre al que no podía yo adjudicarle un rostro, unas gafas y una sonrisilla lateral.
Fue en casa de Federico Reyes Heroles donde por fin lo conocí y comencé a interiorizarme en su oceánica memoria que conserva todas las minucias de nuestra historia.
Vino después la formación del equipo que haría Reforma. Saber que Miguel Ángel fungía como centro delantero, me aseguró que teníamos una alineación ganadora. Así ha sido y así será. Me siento contento y orgulloso de que reciba la medalla Belisario Domínguez. No digo más.
Fernando del Paso
escritor
Es y ha sido durante muchos años uno de los ejemplos más puros de periodismo valiente y consciente de los grandes problemas urgentes del país, de los que no ha acabado de salir. Es una persona en la que uno puede confiar, cuando la lee, en que nos está diciendo la verdad o lo que él considera como la verdad desde el fondo de su conciencia. Él se merece toda clase de reconocimientos que le pueda dar el país y todo el apoyo contra aquellos elementos siniestros que en un momento dado quisieran dañarlo y ponerlo en jaque.
Denise Dresser
politóloga
Días cabizbajos. Días de andar triste. Días de pensar que el gobierno no responde y los criminales se apropian del país. Días de declararse vencido, frustrado, cansado. Con ganas de izar la bandera blanca y reconocer la derrota.
Ésa es la tentación que existe, pero frente a la cual los ciudadanos del país no pueden sucumbir. No deben hacerlo. Porque allí está la vida de Miguel Ángel Granados Chapa y la bandera vibrante que enarbola.
Una bandera de periodismo comprometido, serio, importante. Años de escribir que México no funciona bien pero puede funcionar mejor. De pensar que para construir un gobierno diferente es necesario imaginar cómo podría ser. Y vivir exigiéndolo. La ruta de Granados Chapa demuestra que un solo hombre puede hacer una diferencia. Que la vitalidad y la fuerza de una sola persona pueden contribuir al cambio. Que es posible ser periodista y patriota y persona de luz al mismo tiempo.
En un país donde a diario millones de hombres y mujeres se vuelven agentes involuntarios de la injusticia, de la conformidad. Filas y filas de personas pasivas que marchan en contra del sentido común y de sus propias conciencias. Al servicio de los inescrupulosos. Al mando de los corruptos. A la orden de los demagogos. Frente a esa realidad, Granados Chapa siempre ha entendido que el deber de los hombres y las mujeres honestos es alzar la voz. Llamar a las cosas por su nombre. Vivir sin miedo. Vivir criticando. Vivir actuando. Convertirse en piedra en el zapato y espina en el costado y tuerca rebelde que detiene a la maquinaria. No permitir que otros pisoteen e ignoren derechos esenciales: el derecho a la verdad, el derecho a la justicia, el derecho a un México mejor. Convertirse en un hombre sin precio. Un hombre con "un hueso en la espalda por el cual no podías pasar la mano" como diría Thoreau.
Más que nunca su voz importa. Más que nunca se vuelve imprescindible esa persona armada de coraje moral, que camina con sus convicciones en la mano. Ése que le rinde tributo a su país, criticándolo. Porque sabe que la crítica no es una actitud anti-patriótica, sino todo lo contrario. Porque entiende que en México, la crítica es necesaria para combatir el silencio apabullante. Porque cree que es justo cuestionar a la autoridad arbitraria, a los que abusan del poder que tienen, a los que fueron electos para representar a la población pero sólo malgastan sus impuestos. Cuestionar y actuar. Criticar y proponer. Sentarse detrás del escritorio y marchar en la calle. Eso hace Miguel Ángel Granados Chapa. Ése es Miguel Ángel Granados Chapa. Un antídoto cotidiano al cinismo. Por eso es tiempo de celebrar su vida. Su buena vida.
Carlos Fuentes
escritor
El gran periodismo requiere honestidad, información, valentía, capacidad de análisis y conocimiento del público al que se dirige el periodista. Estas cualidades no se dan con facilidad. En Miguel Ángel Granados Chapa se han dado de manera magnífica y sobrada.
René Drucker
director de Divulgación Científica de la UNAM
Para mí Granados Chapa representa la cara inteligente del periodismo, es un personaje de enorme probidad a mi juicio, intachable, tremendamente incisivo y periodista de gran profundidad analítica; sin duda alguna merecedor de la medalla Belisario Domínguez.
Marcelo Ebrard
jefe de gobierno del Distrito Federal
Ha sido una referencia recurrente e imprescindible en mi generación como ejemplo de veracidad y honestidad a toda prueba.
Si tuviera que identificar a alguno de los principales constructores de la prensa libre en México, Miguel Ángel Granados Chapa sería uno de los más importantes.
Fátima Fernández
comunicóloga
Le he seguido la pista desde que entré a estudiar comunicación. Me lo presentó uno de mis maestros de entonces: Julio Scherer. Al terminar la carrera le pedí que me dirigiera la tesis. Prensa y poder en México era el tema. De la bibliografía me ocupé yo, lo que él me entregó fueron casos concretos, testimonios, reflexiones, historia viva. Lo escuché conversar varias veces sobre el periodismo nacional con Manuel Buendía, relataba con vivacidad sus pláticas sobre el mismo tema con Martínez de la Vega, me ilustraba con anécdotas sobre el embute y el surgimiento de cada diario. Se sabía y se sigue sabiendo los nombres, cargos y trayectorias de todos los políticos, de los funcionarios federales y estatales, de los que importan y de los que no.
Algo me ha quedado en claro con el correr de los años: pocos, muy pocos conjugan tanto oficio periodístico y tanta diligencia con algo que era más bien raro en la época en que él despuntó: la incorruptibilidad. La fidelidad a sus convicciones y la completa entrega a su trabajo merecen todos los aplausos de este año y de los que vendrán.
Diego Fernández de Cevallos
ex candidato presidencial del PAN
Ha sido un hombre comprometido con sus ideas, y sus ideales, y siempre ha dado testimonio de ello, independientemente de lugares y circunstancias. Desde luego, tengo con mucha frecuencia divergencias sustantivas por algunas de sus expresiones o posicionamientos, lo cual únicamente confirma la pluralidad que debe darse y respetarse en toda sociedad.
Xóchitl Gálvez
ex comisionada para el desarrollo de los pueblos indígenas
Es un periodista inteligente, analítico, ecuánime. Me gusta mucho oírlo por Radio Universidad porque tiene una manera de dar noticias muy diferente, que no sólo da la noticia sino la analiza, la noticia se ve desde una perspectiva diferente.
En periódico pues es un hombre valiente. Hoy es muy fácil criticar al Presidente, es muy fácil decir cosas; pero hace 30 años no era el país que es hoy. Hace 30 años se requería de valor.
Es un hombre de izquierda, un hombre que defiende sus convicciones y que a gente más joven, que es mi caso, nos ha permitido conocerle más. Difícil- mente hubiéramos podido, por ejemplo, hoy entender todo este problema de los cacicazgos en mi estado. Me da muchísimo gusto que sea hidalguense, es un gran hidalguense. Lamento muchísimo que no haya sido el gobernador de Hidalgo en el 99, porque la historia de este estado sería otra.
Para empezar, en el 99 el estado de Hidalgo no tenía deuda pública y después de seis años de un mal gobierno, pues el Estado se quedó endeudado y ni siquiera tuvo un crecimiento económico que dijéramos: "valió la pena".
Estoy segura que si Miguel Ángel hubiera sido el gobernador de Hidalgo, otra historia sería de este estado. Un estado más transparente, más solidario con los pobres, más enfocado a la educación; pero bueno, el hubiera no existe. Qué lástima pues, que todavía en mi estado la gente prefiera una despensa, un líder que habla muy bonito y no a una gente que piensa.
La verdad que lo admiro, lo respeto, lo quiero. Él tuvo conmigo algunos gestos cuando fui funcionaria que realmente me motivaron, un par de artículos que me hicieron reflexionar y sentirme muy bien también por tener el respeto de una persona como él.
Merecidísima esta medalla, necesitamos más mexicanos ejemplares, más mexicanos íntegros, que ésa es la palabra que yo podría decir de él.
Amalia García
gobernadora de Zacatecas
El reconocimiento a Miguel Ángel Granados Chapa, merecidísimo, nos dice que afortunadamente nuestro Senado y muchas voces, como las de él mismo, están luchando porque la valentía, el coraje, el sentido común prevalezcan A lo largo de su carrera ha sido congruente con su compromiso con la verdad, aunque sea dolorosa en muchas ocasiones, sobre todo porque sabe muy bien poner el dedo en la llaga. El ejercicio diario de Miguel Ángel nos dice a todos que no podemos sentirnos cómodos cuando mucho hay aún por hacer. Considero que su pensamiento es trascendente porque nos da siempre las coordenadas de a dónde estamos como país, como gobernantes, como entes públicos, como sociedad pensante.
La inteligencia, ejemplo de integridad, honestidad y congruencia de Granados Chapa hacen muy merecida esta distinción que la nación le otorga, mi mayor reconocimiento y amistad de siempre para él, muchas felicidades.
Francisco Labastida
senador priista
Granados Chapa representa dentro del periodismo nacional valores muy respetables y admirables, representa la congruencia, la honestidad, la tenacidad, el profesionalismo, la acuciosidad para estudiar los asuntos. Por eso, lo menos que podemos decir es que qué bueno que tenemos periodistas como él.
Miguel Ángel no tiene temas sentidos, a veces habla de su tierra, de Hidalgo, a veces se mete con problemas de seguridad pública, a veces economía, derechos humanos y asuntos políticos con mucha frecuencia.
Ha logrado construir, a lo largo de los años, un archivo muy importante. Uno de sus grandes activos es que cada vez que trata un tema tiene un archivo y una información detallada, precisa, confiable y escribe con autenticidad, con honestidad, dice lo que cree. Puede uno o no compartir lo que dice, pero sin duda son los juicios de un hombre respetable que ha hecho un trabajo del cual puede sentirse totalmente orgulloso.
Javier Garciadiego
presidente de El Colegio de México
Una de las cualidades que más admiro de Miguel Ángel Granados Chapa es su capacidad de trabajo, pues tiene una columna radiofónica desde hace muchísimos años, lo mismo que columnas periodísticas en varios medios de comunicación.
La segunda característica que admiro de él es su espléndido manejo del idioma castellano. Sobre todo admiro su capacidad analítica y su información sobre el sistema político mexicano de los últimos 30 años, que son simplemente abrumadoras.
Enrique Krauze
historiador
Buenos días, Miguel Ángel.
Tengo muchas imágenes tuyas, Miguel Ángel. La más antigua en el despacho de Radio Educación, una vez que hablamos -recuerdas bien- sobre el programa Zona Franca. Luego varias postales en el Sanborns de San Ángel, preparando tu Plaza Pública. Tomábamos café y hablábamos con esperanza sobre el fin del PRI y el nacimiento de la futura democracia. Luego nuestras charlas más recientes en La Cava, tú dándome consejos sobre lo privado y lo público. No te recuerdo cantando boleros (se dice que te los sabes todos) pero sí te veo entrando presurosamente a la Sala Ollin Yoliztli, para escuchar -como todos los domingos- el concierto de la OFUNAM. Tu prosa escrita me acompaña día con día, desde hace miles de días, desde Excélsior, La Jornada, Punto, Mira (tu revista visual), Proceso y Reforma. Y tu prosa verbal, inconfundible y precisa, me da los buenos días en Radio Universidad. Aquí está otra imagen, el día de tu homenaje, cuando me honraste al invitarme a comer con tus maravillosos hijos. Ahí elogié tu cuidado en recoger puntualmente las vidas de los otros. ¡Qué hombre de trabajo y rigor has sido, Miguel Ángel! Fue la escuela de tu madre, según explicaste la única vez que te permitiste hablar en primera persona. Abogado y liberal, como los grandes tribunos del XIX. Es tal el respeto y el afecto que te tengo, que estoy de acuerdo contigo hasta cuando no lo estoy. Y como yo tampoco canto mal las rancheras espero verte, un día de estos, para averiguar si de veras -como en la política y la amistad- te las sabes todas.
Te abraza tu amigo, Enrique Krauze.
Marta Lamas
feminista
Admiro y quiero a Miguel Ángel Granados Chapa por su congruencia vital y política.
A lo largo de estos años ha apoyado las causas feministas desinteresada y eficazmente. Además, siempre me ha impresionado el pegue que tiene con las mujeres. Muchas de mis amigas han estado enamoradas de él, y con razón. Es inteligente, encantador y galante. Yo estoy enamorada de su compromiso con la libertad de expresión y su lucha contra la injusticia.
Vicente Leñero
periodista y escritor
Vigilante de la verdad.
De Miguel Ángel Granados Chapa se puede decir todo lo que merece decirse de un periodista consagrado por su propio trabajo.
Como analista político: la precisión y la propiedad de su lenguaje (no en balde es académico de la lengua) otorgan a sus reflexiones políticas la certeza de un juicio madurado durante años por su pasión por la verdad y esa entereza de llamar por su nombre a las arbitrariedades y a la pereza del poder.
Como informador: su privilegiada memoria y su extraordinario archivo personal han demostrado que los hechos aparentemente aislados pertenecen a cadenas de acontecimientos que delatan a culpables y señalan orígenes necesitados del esclarecimiento puntual.
Como amigo: su entereza en la lucha por la libertad de expresión me hermanan siempre a sus causas legítimas. Desde que Luis Echeverría y su vocero a sueldo, el nefasto Jacobo Zabludovsky, devastaron al Excélsior de Julio Scherer, su ejemplo, su pasión profesional y su ética periodística me han orientado en los tercos afanes por la justicia.
Miguel Ángel es amigo, maestro, guía. Un auténtico vigilante de la verdad.
Eugenia León
cantante
A Miguel Ángel Granados Chapa le guardo gratitud porque las veces que llegué a conversar con él siempre fue, sin saberlo y sin proponérselo, una especie de maestro para mí.
Sus comentarios puntuales sobre cultura, historia y política de México siempre fueron más que aleccionadores.
Además de su gran calidad humana, todos sabemos que es uno de los grandes periodistas que ha tenido este país.
Ha sido un hombre apegado a la verdad y ha honrado a México con su congruencia y brillante trabajo como columnista y líder de opinión.
Andrés Manuel López Obrador
ex candidato presidencial del PRD
Un periodista ejemplar.
Muy merecido el otorgar la medalla Belisario Domínguez a un gran periodista como Miguel Ángel Granados Chapa.
Empecé a saber sobre Miguel Ángel desde mi época de estudiante. En 1976, lo vi por primera vez en el auditorio de Ciencias de la UNAM, luego del golpe al periódico Excélsior que dirigía don Julio Scherer. En esa ocasión, Miguel Ángel, Froylán López Narváez y el ingeniero Heberto Castillo expusieron a universitarios cómo el presidente Echeverría decidió silenciar para siempre a ese diario que había sido emblema de la libertad de expresión.
A partir de la fundación del Unomásuno, pasando por La Jornada, hasta ahora que escribe en Reforma, he sido un permanente lector de su columna Plaza Pública. Miguel Ángel ha dominado este género periodístico como nadie: no sólo es la constancia y el tiempo transcurrido, sino el rigor y la objetividad que lo distinguen.
Entiendo que escribir una columna diaria no es cosa sencilla. Y hacerlo bien, mucho menos. No se trata del maquinazo, como se decía antes; tampoco de escribir sin argumentos o calumniar o, de plano, copiar lo ordenado desde el poder que tanto ha desprestigiado a este género, y ha dado lugar a la exigencia de que exista la contracolumna.
Miguel Ángel es un maestro del periodismo. Posee una trayectoria ejemplar: nunca ha perdido el rumbo; no ha sido oficioso o alcahuete del régimen; mucho menos ha utilizado su prestigio para enriquecerse, cosa muy común en el periodismo y en el oficio de la política, donde gente mediocre y sin escrúpulos se corrompe de la noche a la mañana. Pero Miguel Ángel no sólo es un periodista con talento y fama pública sino, también, un buen ciudadano. Siempre ha sido un promotor de la democracia en México. Sus escritos, la mayoría de las veces, recogen el sentir de otros (muchos) y, hasta en circunstancias difíciles, ha optado a favor de causas justas.
Mi admiración y respeto para ti, Miguel Ángel.
Lorenzo Meyer
historiador
Hay dos cosas muy significativas de Miguel Ángel cuya combinación lo hace realmente único, junto con el profesionalismo en el cuidado tanto en la forma como en el contenido. Es la combinación del abogado con el periodista profesional, que en él tienen un ejemplo espléndido. Pero eso no es lo único importante. Profesionales del periodismo hay muchos y buenos. El otro elemento es el elemento ético, en donde destaca por sobre todas las cosas. Es un analista de México o de los fenómenos mexicanos que nunca sucumbió a las tentaciones del poder, tan frecuentes en el medio. Él sistemáticamente llama a cuentas a quienes en México en términos normales no se llama a cuentas. Desde el Presidente, los gobernadores, los hombres de empresa. Todos los que en México han disfrutado de impunidad, tienen que rendir cuentas en la pluma de Miguel Ángel. En ese sentido, él le ha hecho un servicio al país que las instituciones formales, como el Poder Judicial o el Poder Legislativo, son incapaces de cumplir. Por eso Miguel Ángel es tan importante.
Germán Martínez
presidente del CEN del PAN
Maestro Granados Chapa.
Varias veces coincidimos en la Sala Nezahualcóyotl de Ciudad Universitaria, para escuchar los conciertos de la Orquesta Filarmónica de la UNAM.
Si no recuerdo mal, la temporada de verano del año pasado, no se perdió un solo concierto del más grande sinfonista del siglo XX, Dimitri Shostakovich.
La música, pues, es parte sustantiva que entusiasma esa "plaza privada" del escritor de la Plaza Pública.
Sus escritos son como una partitura musical en la crítica inteligente e informada de la realidad política mexicana, una partitura que luego otros ejecutan, interpretan y repiten, por eso, Granados Chapa es un líder de opinión.
Puede uno coincidir o no con sus argumentos y convicciones, pero nadie puede negar valor y sinceridad de cada una de sus palabras.
Miguel Ángel tiene la batuta en el periodismo, porque, estoy seguro, sabe tocar todos los instrumentos de esa actividad, es un auténtico director de orquesta del periodismo. Por eso a los directores de orquesta y a él se les dice: "maestro".
Froylán M. López Narváez
periodista
Alegra y satisface que se exalte el trabajo periodístico y docente del licenciado Miguel Ángel Granados Chapa. Persona y personaje de los medios, el de la literatura de prensa y el de las voces y expresiones radiofónicas, eminentemente. La alegría la suscita el contento que Miguel Ángel ha de albergar en su alma por la heterogeneidad de colegas que le han manifestado, y manifestarán, su gratitud y complacencia constantes por sus emisiones radiadas y sus escritos. Sentó plaza, Miguel Ángel.
Juan Camilo Mouriño
secretario de Gobernación
Una democracia vigorosa es un recinto en construcción permanente que aprende a nutrirse de convicciones y acciones por naturaleza plurales. Necesita de espacios para la nítida expresión de las ideas y la reflexión de lo público.
Pocas plazas han contribuido tanto en la edificación colectiva de un régimen de libertades como la Plaza Pública de Miguel Ángel Granados Chapa.
Porfirio Muñoz Ledo
coordinador del Frente Amplio Progresista
Es un fenómeno imprescindible en el paisaje de la comunicación mexicana; es al mismo tiempo un profesional del periodismo, un ombudsman y un cronista de su tiempo. Proviene de dos vertientes: la del humanismo periodístico de la Escuela Carlos Septién, y del profesionalismo de la casa Excélsior, de ahí el carácter de su trabajo: la exactitud, la información, la tarea de investigación y la capacidad de síntesis. Lo que otros emplearon para chantajear, para enriquecerse o para amedrentar, él lo ha usado para defender a la gente. Es un ombudsman en el sentido propio, que no es una gente de la autoridad, sino un defensor de los derechos humanos desde la sociedad, el prestigio social al servicio de la defensa de los derechos humanos. De ahí Plaza Pública, que es un ágora, el espacio de la gente. Es un cronista de su tiempo, porque si alguien quisiera reconstruir lo que ha ocurrido en México en los últimos 25 o 30 años basta la colección de sus columnas. Creo que la Belisario Domínguez es otorgada a alguien que no sólo es digno de ella, sino que es el perfil para el que fue creada la medalla y del que frecuentemente se ha apartado. Fue creada para premiar la libertad frente al poder, la integridad, el coraje ciudadano. Cuántos no han planeado cortarle la pluma y algo más a Miguel Ángel.
Beatriz Paredes
presidenta del CEN del PRI
Conocí a Miguel Ángel Granados Chapa como un hombre lúcido, preocupado y ocupado en pensar a su país, y sacudir conciencias, con el valor de la palabra, como periodista y comunicador.
Polemista, sabe asumir los riesgos de una voz crítica, defendiendo su verdad, y convivir con quienes sostienen ideas distintas. Al periodista, al intelectual, al político. ¡Enhorabuena!
Carlos Navarrete
coordinador del PRD en el Senado
Es una trayectoria ejemplar para el periodismo mexicano.
Miguel Ángel Granados Chapa es muy representativo de la evolución del clima de libertades que hemos tenido en los últimos decenios. Pasó de ser un joven periodista inquieto a un profesional reconocido por todos, a un analista punzante de la realidad mexicana y un hombre con opinión propia, respetada por todos, se coincida o no se coincida.
Y algo que no es menor en el periodismo mexicano, una pluma de obligada lectura para quien está en el gobierno, en la oposición y quienes analizan la realidad mexicana, no es fácil mantener un nivel de esta naturaleza durante tantos años. Creo que el Senado se honra al honrar a Granados Chapa.
Miguel Osorio Chong
gobernador de Hidalgo
Hablar de Miguel Ángel Granados Chapa, el periodista, el abogado, el escritor y el comentarista de la historia de México en tiempo presente es referirnos al paradigma libertario que con el talento, tenacidad y espíritu de lucha, han construido muchos mexicanos, de los cuales él forma parte.
En la transición del país hacia las libertades democráticas, el hidalguense es pieza fundamental y bisagra en el tiempo.
Es un defensor incansable de la libertad de expresión, que con su ejercicio periodístico hace valer fielmente el espíritu del artículo sexto de nuestra Carta Magna, es decir ejercer la crítica y aportar al debate.
Celebramos que Miguel Ángel Granados reciba distinciones tan importantes por su trayectoria, su empeño y su compromiso, pues es un hidalguense que ocupa desde hace muchos años un destacado sitio en el panorama intelectual del México contemporáneo.
Elena Poniatowska
escritora
Es un hombre de una constancia admirable en su periodismo, sus rasgos de carácter y en su posición política. No ha dejado un solo día de escribir. Nadie mejor que él merecía la medalla Belisario Domínguez. Es un periodista nato que tiene una intuición, un instinto enorme, va directo a la noticia y sabe analizarla. Si hay un periodista absolutamente irreprochable es Miguel Ángel Granados Chapa. Lo quiero mucho. Es un ser humano extraordinario, de una gran lealtad a los amigos y a las causas.
Jesús Murillo Karam
ex gobernador de Hidalgo y senador priista
Puedo no estar siempre de acuerdo con él, pero me da certeza su neutralidad periodística.
Olga Pellicer
embajadora
El contacto con el trabajo de Miguel Ángel Granados Chapa proporciona cotidianas satisfacciones. La primera es tener el comentario acertado, basado en un sorprendente conocimiento de los hechos. No sé cómo hace Miguel Ángel para estar tan bien informado; supongo que de eso se trata, justamente, cuando nos referimos a él como un gran periodista. Otra satisfacción es conocer su toma de posición, su opinión siempre honesta y valiente, nunca resultado de componendas o verdades a medias. A través de Radio Universidad, Reforma o de Proceso, él ha contribuido a esclarecer los motivos, buenos o malos, que mueven las decisiones de nuestros líderes políticos y su trabajo ha sido fundamental para orientarnos en la difícil trama de la vida política nacional.
Federico Reyes Heroles
politólogo
De por sí la presencia impone. Barbado, de voz severa, vestido casi siempre con formalidad extrema, chaleco incluido, todo es sólo la puerta de entrada. La seriedad no permite fuga. Cuando se habla del país, de México, no hay margen para la guasa. A Granados Chapa lo recuerdo desde que fui estudiante en la UNAM, después en conferencias y charlas y finalmente en el Unomásuno, donde coincidimos hace más de un cuarto de siglo. Recorrimos juntos la diáspora: Unomásuno, La Jornada, El Financiero, La Jornada y, finalmente, Reforma. Después conocí a Miguel Ángel, él es otra persona. Le encanta la música popular y sinfónica, con frecuencia nos topamos en los conciertos de la OFUNAM en la Sala Nezahualcóyotl los sábados por la noche. Pero también le embruja la música popular. Nada más peligroso que un buen trío que ronde porque las dotes de cantante de Miguel Ángel no tardan en aparecer.
Por eso resulta un poco esquizofrénico referirse a él. El primero es maestro, siempre lo será, un hombre de infinita y apabullante memoria, una máquina de trabajo que pareciera no necesitar combustible, un gran navío con rumbo definido. El segundo es un hombre gozoso, que se acuerda de platillos populares, que hace bromas, que suelta una catarata de anécdotas, muy amigo de sus amigos y sobre todo orgulloso hidalguense. Nunca olvidaré la fotografía del reloj de Pachuca que cuelga en su lugar de trabajo.
Principios, ideas, una convicción pública muy fuerte. Por eso Granados Chapa (Miguel Ángel) es un referente. Muy merecida será la Belisario Domínguez. Un abrazo.
Alfredo Rivera Flores
periodista
Las cosas simples.
Miguel Ángel Granados Chapa, ubicado en la realidad, había aceptado que su destino académico tendría que ser de pocos alcances: la instrucción secundaria junto con los conocimientos prácticos para ser "técnico en máquinas y herramientas". Parecía ser el destino que los magros recursos familiares le permitirían, por dicha razón se inscribió en una escuela secundaria técnica.
La apertura de miras que alcanzó al término de dichos estudios y, sobre todo, la convicción de su madre para impulsarlo a que tuviera una licenciatura originó que una vez terminada la secundaria ingresara a la escuela preparatoria.
De inmediato destacó en todas las materias e impresionó de manera especial a su maestro de literatura, el culto doctor Pedro Espínola Noble. Por una afortunada circunstancia este médico se convirtió en propietario de la pequeña librería ubicada frente al reloj monumental. Miguel Ángel fue el principal beneficiado.
El doctor Espínola le entregaba un libro, que él, gozoso, se llevaba a leer a su casa cuidando de mantenerlo sin maltrato alguno; al término de su lectura lo regresaba, recibiendo a cambio otro de los libros sugeridos por su mentor. Indudablemente, una feliz circunstancia. Al singular médico no le bastaba con el ejercicio de la lectura ni con la pasión que desbordaba en cada clase al iniciar a sus absortos alumnos en las maravillas épicas de La Ilíada y La Odisea, sino que también gustaba del teatro. Por ello un día reunió un grupo de muchachas y muchachos y se puso a montar Las cosas simples, de Héctor Mendoza. Miguel Ángel por supuesto formó parte del selecto grupo. Su prodigiosa memoria y su magnífica voz le permitieron convertirse, por única vez, en actor. Si bien no pudo acceder a alguno de los papeles principales, representó al jefe de la pandilla de malosos.
Suerte que tuvimos todos de que no le haya gustado dicho papel.
Ricardo Rocha
periodista
Es un gozo trabajar con él, por el amor que le tiene a nuestra profesión, por su dedicación absoluta y su seriedad cada que aborda un tema, la forma en que revisa sus notas, lee y relee diversas obras para poder opinar sobre algo, es la precisión con que él maneja el lenguaje, es la verdad un diletante del lenguaje. Es realmente no sólo un conocedor muy profundo del derecho y de la crónica parlamentaria sino también un gozoso difusor del lenguaje en sus más acabadas formas.
Julio Scherer García
periodista
Unas palabras me son suficientes para expresarme sobre Miguel Ángel:
Camina al ritmo de la libertad y la verdad. De ahí su fuerza.
Rafael Rodríguez Castañeda
periodista
Condiscípulo, maestro, compañero de trabajo de muchos años, Miguel Ángel Granados Chapa forma parte de mi historia personal. Podría yo contar muchas anécdotas que nos unieron y otras, pocas por fortuna, que llegaron a distanciarnos. Pero la esencia profesional que ambos compartimos ha permanecido incólume a lo largo de más de 40 años. En el tiempo nacional de hoy, cuando buena parte de la prensa y de los medios electrónicos disputan la carrera de la mediocridad y la corrupción intelectual y económica, vale suscribir lo que Miguel Ángel expresó, como autor del editorial con el que Proceso vio la luz el 6 de noviembre de 1976: "Esta publicación surge al calor de la lucha por la libertad de expresión, lucha perenne entre la prensa que busca ser responsable y el poder que no se ciñe a la legitimidad". Hoy, como ayer, puede afirmarse que para Granados Chapa la libertad de expresión no es retórica cómplice: es una forma de vivir la vida.
Enrique Semo
historiador
Miguel Ángel ha creado un estilo periodístico que puede servir de modelo en una época de crisis del ensayo en México. Se distingue por la información fidedigna, el pensamiento crítico, agudo y la toma de posición clara. Ha estado siempre comprometido con los intereses y esperanzas de las mayorías. Su omnipresencia lo ha hecho ocupar un lugar insustituible en los medios de difusión.
Carlos Slim
empresario
Conocí a Miguel Ángel hace alrededor de 20 años a través de amigos comunes y lo traté un poco más de cerca cuando iniciaba su proyecto de la revista Mira. Desde entonces he seguido su admirable carrera periodística en que destaca su seriedad, arduo trabajo y convicciones, a pesar de los tantos y diversos temas que, día a día, aborda en su Plaza Pública, investigando con responsabilidad los hechos y temas que trata.
Pero cuando lo vi en el periódico Reforma al recibir la presea "Pedro María Anaya" del Congreso del estado de Hidalgo, a los 45 años de su vida profesional, me vino a la memoria mi infancia. La infancia de nuestra generación que nació en la Segunda Guerra Mundial y creció en la paz de la Guerra Fría.
A nuestra generación le tocó, al estudiar primaria, el centenario de la guerra de intervención que, junto con otras invasiones, le significó a México la pérdida de más de la mitad del territorio como consecuencia de nuestra debilidad y división durante los primeros 55 años de independencia. Es desunidos, peleando entre nosotros y "sin parque suficiente" como nos mantendremos débiles, limitando nuestro progreso y con dificultades para incorporarnos a esta nueva civilización con sus diferentes y generosos paradigmas: libertad, democracia, pluralidad, diversidad, derechos humanos, globalización, competitividad, productividad, tecnología, innovación, cuidado del medio ambiente y conservación de la biodiversidad, bienestar social y equidad de género.
Creo, como dijo Granados Chapa, que "el riesgo no es hoy una invasión militar que le arrebate tierras a la nación". Hoy el desafío es conquistar mercados y sectores económicos estratégicos y productivos, así como dominar tecnología y cultura.
Fueron nuestras maestras y maestros, con diversas personalidades y caracteres -severos, "barcos", buenos y regulares- pero todos con vocación, quienes nos enseñaron desde los primeros años a conocer y querer nuestra rica y milenaria historia. Ellos junto con la familia nos dieron con gusto y orgullo una identidad nacional y un sentido de pertenencia que significaron autoestima, seguridad, responsabilidad y compromiso.
Fernando Solana
ex canciller
Miguel Ángel Granados es uno de mis coetáneos que más he respetado, apreciado y disfrutado a lo largo de muchos años.
Lo conocí probablemente hacia 1963 o 64 en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional. Nuestra escuela, la más joven de la UNAM, vivía una etapa de gran entusiasmo y excelentes maestros. Nos tocaron Enrique González Pedrero, Víctor Flores Olea, Rubén Salazar Mallen, Henrique y Pablo González Casanova, Raúl Cardiel Reyes, Horacio Labastida, López Cámara, Nieto de Pascual, Duhalt Krauss, Enrique Velasco Ibarra y tantos otros.
Nuestra escuela era un auténtico centro de estudio, reflexión y debate. La integrábamos muy diversos grupos, pero habíamos aprendido a escucharnos los unos a los otros.
Nuestra cafetería era la envidia de otras escuelas de la UNAM por la calidad, inteligencia y gracia de algunas de las asistentes. En eso, competíamos con la de la Facultad de Filosofía y Letras. Había un excelente ambiente y un gran compromiso con México.
Yo practicaba ya el periodismo y logré ganar un concurso para quedarme como titular de la materia de Organización de Diarios y Revistas que se impartía en el 4º año de la carrera. Tenía la ventaja de alguna experiencia práctica.
Me tocó un grupo de gente con ganas, aunque reducido: unos 16 estudiantes.
Ahí identifiqué pronto a Granados Chapa, Miguel Ángel.
Miguel Ángel cursaba simultáneamente dos carreras: Derecho, en la Facultad correspondiente, y Periodismo en la de Ciencias Políticas y Sociales. Su dinamismo, buen criterio y agudeza dieron calidad a la actitud de todo el grupo y pronto, no recuerdo cuándo, lo invité a que me ayudara durante mis ausencias como profesor adjunto del grupo.
Nos acercamos, guardando siempre las formalidades del "usted", y pronto lo invité a que trabajara en Informac, despacho que habíamos creado el antropólogo Luis Lezur y yo.
En Informac hacíamos análisis políticos y económicos, encuestas y columnas periodísticas que distribuíamos a varios diarios de la República y asesorábamos a cuatro o cinco grandes clientes en lo que se llamaría hoy políticas públicas.
Miguel Ángel, junto con Luis Lezur, Horacio Flores de la Peña, Enrique Rubio y otros amigos, fue un factor determinante del éxito periodístico y comercial de Informac. Lo recuerdo y se lo agradezco.
Luego yo me fui a la UNAM de secretario general y Miguel Ángel a seguir su carrera periodística. Entró a Excélsior hace más de 40 años, en donde coordinó la mejor época de las páginas editoriales de ese gran diario, que dirigió Julio Scherer García. Luego fue cofundador del semanario Proceso. Poco después, inició lo que es hoy la columna más antigua del periodismo mexicano: Plaza Pública.
Leí Plaza Pública en Cine Mundial, en el Unomásuno, en La Jornada (diario del que es co-fundador), en El Financiero y en Reforma desde el nacimiento de este diario hace casi 15 años.
Una columna profunda y seria es de las tareas más exigentes y difíciles que yo pueda imaginar. Y Miguel Ángel ha producido una excelente, sólida, sin resquicios, como verdadera obra maestra, cada día desde hace 40 años. Es aquí, leyéndolo, ilustrándome, confrontando mis ideas, convenciéndome la más de las veces, en donde más he disfrutado a Miguel Ángel.
También lo he disfrutado mucho a la salida de los conciertos sabatinos de las orquestas sinfónicas de la Academia de Música de Ingeniería y de la Universidad Nacional, cuando con mi hermano Luis Javier nos vamos a cenar largo y a refle- xionar, disentir o coincidir sobre los temas de México y del mundo.
¡Qué privilegio es tener amigos con ese interés por la vida, y con esos conocimientos!
Tuve otras experiencias con Miguel Ángel pero no es éste el espacio para referirme a todas. Sólo quiero recordar y agradecerle que haya aceptado dirigir Radio Educación cuando tuve la oportunidad de ofrecerle la conducción de este medio de comunicación tan especial e importante. Fue una de las mejores épocas de esa radiodifusora, que en cadena cultural, alcanzaba prácticamente a toda la República.
Miguel Ángel Granados Chapa. Periodista ejemplar. Mexicano de excepción.
Felipe Solís
secretario técnico de la Junta de Coordinación del Senado
Conocí a Miguel Ángel Granados Chapa, pero tuve oportunidad de tratarlo entre mayo de 1994 y el 31 de julio de 1996, que fue el tiempo durante el que él se desempeñó como consejero ciudadano en el IFE, yo entonces era funcionario en el IFE y pude compartir ese espacio de tiempo y mi trabajo con el trabajo que él realizaba como consejero ciudadano.
Tengo la impresión de que se trata de una gente honorable, con una enorme rectitud y una vocación de imparcialidad auténtica.
Recuerdo bien que en la elección de 1994 se discutió el tema del padrón electoral y el representante del PRD entonces ante el Consejo Electoral, el doctor Samuel del Villar, discutía presuntas irregularidades en la integración del padrón electoral; recuerdo muy bien la respuesta de Granados Chapa: "Yo" -le dijo- "voy a votar por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, lo anticipo, pero eso no hace que no pueda determinar como consejero ciudadano, hoy, que el padrón electoral no tiene irregularidad alguna".
Creo que ése es un ejemplo muy claro de quién es Granados Chapa y la contribución, que desde diferentes trincheras, le ha dado el engrandecimiento de este país. El reconocimiento que el Senado hace, al determinar otorgarle la Medalla Belisario Domínguez, es un reconocimiento a la libertad de expresión, al periodismo libre de este país, que es muy importante, y es un reconocimiento a un hombre que ha dado su vida en el terreno del periodismo independiente, pero también en otros órdenes de la vida social, política y cultural del país en favor del engrandecimiento de la nación.
Luis Javier Solana
periodista
Periodista de profesión, mexicano de tiempo completo, Miguel Ángel Granados Chapa es el Francisco Zarco del siglo XX. Cuarenta años de ejercicio cotidiano de un periodismo lúcido e independiente avalan esta aseveración.
Desde su tarea en la coordinación de la sección de opinión de Excélsior, época en la que era el mejor periódico de América Latina; hasta su participación estratégica en el nacimiento de Proceso, el mejor semanario mexicano hace más de 30 años; desde su participación fundamental en la fundación de La Jornada con prácticamente un cuarto de siglo de vida y en la coparticipación en la sindicación en más de 50 periódicos en el país, de su columna Plaza Publica junto con Red Privada de Manuel Buendía, asesinado por el Estado mexicano en 1984. Plaza Pública es hoy la columna periodística más antigua, con 31 años ininterrumpidos y que se publica desde hace casi 15 años en Reforma.
Una linterna en la oscuridad es la obra periodística del maestro Granados Chapa, tanto por su brillantez estilística, literatura periodística, como por su capacidad analítica. Esto lo ha hecho sin adjetivar y sustanciando cada uno de sus argumentos, tanto escritos como hablados, confraternizando con literatos periodistas como Martín Luis Guzmán, José Vasconcelos, Salvador Novo.
Maestro en el aula, también lo ha sido como formador de periodistas. Ha dado la cátedra de periodismo en la UNAM, en la Universidad Iberoamericana y en la Escuela Carlos Septién García.
Miguel Ángel es el representante más consolidado y preciso del profesional auténtico de la información y del periodismo nacional. Ha ejercido la labor informativa de manera rigurosa, cabal y plena a lo largo de su vida. Sus ojos lo miran todo, lo escudriñan, lo hacen parecer fácil, cotidiano, claro. Son ojos que saben ver.
Juan Villoro
escritor

En Los periodistas, la imprescindible crónica de Vicente Leñero sobre el golpe a Excélsior, Miguel Ángel Granados Chapa aparece como un colaborador infatigable, que escribe al filo del cierre de edición mientras la gente entra y sale de su oficina: "Tú lees un buen editorial sin firma y apuesta sobre seguro: lo escribió Granados Chapa".
Su productividad es tan consistente que se corre el riesgo de darla por sentada. No parece el alarde de un hombre, sino un fenómeno atmosférico. Nada más común que despertar y saber que nos aguarda su columna. Si esto no ocurre, es que se trata de un sábado, día asombroso en que el polígrafo descansa.
Me he acostumbrado a leer a Granados Chapa para saber lo que pienso: sus razones anticipan el libre albedrío. Periodista contrarreloj, explica una realidad hermética en tiempo real, antes de que los hechos dejen de ocurrir. Como el rumor del mar o la humedad del aire, es algo con lo que contamos: el testigo cierto.
Los columnistas tratamos de llamar la atención una vez a la semana; ser, al modo de Chesterton, "el hombre que fue jueves". Miguel Ángel Granados Chapa, el mejor de nosotros, sorprende del modo opuesto: es una costumbre tan necesaria que desconcierta cuando no sucede. Amante de la verdad, ha logrado que triunfe una superstición: por su culpa los sábados parecen ilegales.
Josefina Vázquez Mota
secretaria de Educación Pública
El periodismo de las últimas cuatro décadas ha sido influido por Gra- nados Chapa. De Excélsior a Reforma. De Radio UNAM a Proceso. Maestro de la crónica, defensor de la libertad, sus ideas han tenido consecuencias. Ha sido protagonista de la transformación de México al final del siglo XX y arranque del XXI. Miguel Ángel es abogado y periodista. Ha hecho de la ley su fe y del periodismo su vida.
En él siempre he encontrado disposición al diálogo, trato fino y convicciones profundas. Siempre dispuesto a respetar y escuchar otras voces y no sólo la suya. No le basta mirarse sólo al espejo. Decidió hace mucho tiempo conjugar en plural y considerar en sus juicios y propuestas, en sus denuncias y sueños a otros, a muchos otros. Lo respeto y lo quiero por su valor, por su honestidad intelectual y su probado amor por México.
Raúl Vera
obispo de Saltillo
Miguel Ángel Granados Chapa es en el periodismo nacional e internacional un referente obligado para quienes queremos conocer lo que acontece en México y en el mundo. La certeza y seguridad de su palabra provienen de la seriedad de las informaciones que proporciona, de la cercanía y solidaridad con los más desprotegidos, y de la experiencia y sabiduría de un hombre honesto, comprometido a carta cabal con la verdad y la justicia.
Javier Solórzano
periodista
El maestro Granados Chapa ha de estar un poco abrumado con tantas muestras de cariño y admiración por sus 45 años como periodista. Para un hombre que ha enaltecido el ejercicio periodístico y que ha estimulado en muchos de nosotros la importancia de la libertad y la pluralidad, de la investigación y la claridad en los argumentos, es difícil encontrar palabras para agradecerle y reconocerle. Miguel Ángel es un extraordinario y solidario amigo de sus amigos. Ha entendido como pocos que la vida cotidiana, la que tiene que ver con la calle, es el eje desde donde se debe mirar al país. Miguel Ángel nunca ha dejado la máquina de escribir, la computadora y el micrófono, y quizá esté en el tiempo en que no olvide que lo que ha construido en su intensa vida es lo que hoy está cosechando. Todo puede resultar poco para hablar de un hombre que se levanta a diario para mirar al país y al mundo con cara de sorpresa y admiración. Es el maestro que ha hecho de su Plaza Pública la plaza pública de todos. Gracias, Miguel Ángel.
José Woldenberg
ex presidente del IFE, director de Nexos
Granados Chapa es ante todo un periodista. Coincidimos como consejeros ciudadanos en el IFE entre 1994 y 1996. E incluso en las sesiones públicas del Consejo General, Miguel Ángel no dejaba de redactar a mano su artículo del día siguiente. Pero a su dedicación hay que sumarle otro puñado de atributos: un conocimiento de la política y la historia del país amplio y sofisticado, un manejo del marco jurídico muy poco frecuente en el gremio, una capacidad expositiva capaz de trascender el maniqueísmo y una vocación para subrayar el sentido -no aparente- de los acontecimientos. Es una voz obligada, un referente diario, una fuente de información precisa.
Margarita Zavala
ex diputada del PAN y esposa del Presidente de la República
Comencé a leerlo desde que inició su columna Plaza Pública, así que podría decir que lo he leído toda mi vida. Lo conocí a través de mis padres, pues la suya era una editorial obligada en la casa y sin duda fue una parte importante de mi formación, de la de mis hermanos y de quienes son cercanos a mí. Fueron muchas las sobremesas en las que discutíamos alguno de sus artículos.
Aun cuando tenemos formas de pensar distintas coincidimos en lo más importante: en el sentido de democracia y amor a México, dos cosas que considero que nos unen, más allá de aquellos temas que nos separan.
Cómo no valorar a una persona congruente que dice lo que piensa. Es cierto que no siempre pensamos lo mismo, pero a él no le interesa que todos pensemos igual; de hecho, la seriedad y el gusto por leer sus escritos está en la claridad de sus ideas, la valentía de sus argumentos, la expresión de sus razones y sus motivos.
Disfruté mucho sus crónicas legislativas pero sobre todo disfruté de la oportunidad de ir a platicar con él en la Cámara de Diputados. Ahí, en "el corral" donde estaban los periodistas, podía uno encontrarse a Miguel Ángel Granados Chapa, periodista y académico.
Es tanto lo que representa en mi formación, en mi vida, y hasta en mi modo de ser, que es imposible no apreciarlo, no quererlo y no darle las gracias.
Le doy también las gracias porque en la historia del desarrollo de la democracia en México, su nombre estará grabado para siempre, por haber puesto su inteligencia y su cultura al servicio del pueblo de México.

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