8 dic 2009

Carstens al Banco de México

Política y Tendencias Mundiales al 08-12-09
Grupo MBC Directors Martes 08-12-09
EDITORIAL
CARSTENS Y ORTIZ: DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA
El 12 de junio del año 2003, habiendo aún seis meses para que el ex Presidente, Vicente Fox Quesada, decidiera su propuesta para gobernador del Banco de México, el ex director del Fondo Monetario Internacional, Horst Koehler, hoy Presidente de Alemania, de visita en nuestro país, declaró a la televisión nacional que había recibido del presidente Fox la información de que Guillermo Ortiz Martínez sería propuesto para un periodo más al frente del Banco de México.
A la mañana del día siguiente, sin que hubiera mediado declaración pública alguna del ex presidente de la República, Ortiz Martínez agradeció al Presidente por “su confianza” y recién por la tarde de aquel viernes 13 se difundió el comunicado de la Presidencia de la República por el que se proponía para un nuevo período a Ortiz. El FMI había logrado su objetivo.
Hay que decirlo, Horts Koehler, lo mismo que el secretario del Tesoro norteamericano, John Snow, estuvieron en esa ocasión en México para darle formalidad al anuncio presidencial del pago anticipado por 1,248 millones de dólares del remanente de la deuda pública correspondiente a los Bonos Brady.
Ayer el secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens Carstens, visitó el estado de Washington, Estados Unidos, para firmar una Declaración de Principios con, Janet Napolitano, titular del Homeland Security, (equivalente a la secretaría de gobernación de nuestro país) para comprometer su ofrecimiento a esa autoridad norteamericana de información clasificada de nuestras aduanas con el fin obtener así una mejor seguridad de nuestra frontera común.
Y, aprovechando la audiencia internacional que motiva ese tipo de reuniones bilaterales que tan gratas son a nuestros vecinos del norte, Carstens no desperdició la oportunidad para ofrecer a la prensa de allá, es decir para la opinión pública de acá, su parecer sobre lo que él piensa de la autonomía del Banco de México señalando que todas las decisiones se toman por votación y el gobernador es apenas uno de cinco miembros con voto con lo que la renovación del gobernador no provocaría la pérdida de “independencia” ni la “autonomía” del Banco Central.
Independencia y autonomía, respecto de quién y para qué, es lo que jamás nos ha informado adecuadamente el actual gobernador del Instituto Emisor y sin duda que no lo hará tampoco Carstens porque se trata de una independencia del país y un desentendimiento del Estado mexicano con el argumento de que un gobierno podría echar mano de las reservas internacionales y utilizarlas mal.
Y para que el Banxico sea “independiente” y “autónomo” al ex titular del FMI le interesaba que se quedara Ortiz porque era la garantía de que las divisas de nuestro país iban a ir a parar autónomamente a las cajas fuertes de bancos extranjeros del primer mundo para ser utilizadas como crédito en las naciones más adelantadas, para sus empresas, mientras aquí la posibilidad de tener crédito de nuestras propias reservas nos está negada, a pesar de que el crecimiento de países como Chile y Brasil no se pueden explicar sin el crédito a la exportación que fluye desde sus bancos centrales con base en las reservas internacionales que utilizan convenientemente para su desarrollo.
Desde el principio, en 1998, Ortiz debió haber sido marginado de formar parte del Banxico por su decisiva participación en el megafraude del Fobaproa, lo mismo que su cómplice, Francisco Gil Díaz, cuyo pupilo, su ex subsecretario Agustín Carstens Carstens, aparece hoy en la primera línea de sucesión cuando debiera haber sido vetado hace tiempo ya por las mismas causas.
Esto no puede pretender ignorarlo ahora el Presidente, Felipe Calderón Hinojosa. ¿Qué espera entonces Calderón para hacer una propuesta mexicana que esté a la altura de lo que se merece el futuro de nuestro país?
LOS EDITORES
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Columna Ventana/José Cárdenas
El Universal, 8 de diciembre de 2009
Banxico: el cambio de tipo
Ante el fin del periodo gubernamental del Banco de México, Felipe Calderón se enfrentó por segunda vez en su vida al mismo problema: ¿qué hacer con Guillermo Ortiz? ¿es prudente no refrendarlo en medio de la crisis? Prevalecen las bajas pasiones; la falta de sentido común; la visión de Estado es ciega.
Detractor de Ortiz desde hace once años, Calderón sacó del clóset los empolvados rencores personales; lo quitará de la terna para que el Senado no pueda ratificarlo para un tercer período.
La animadversión hacia Ortiz data de 1998. Felipe era presidente del PAN. Ernesto Zedillo había perdido (1997) la mayoría en el Congreso. Se le vino encima la necesidad proponer al Congreso el Fobaproa como deuda pública y cargarle a todos los mexicanos el costo del rescate bancario. Zedillo dependía de la oposición. López Obrador, al frente del PRD, lo mandó al diablo. Sólo quedaban los panistas. Zedillo pactó con Calderón, quien reclamó, a cambio, la cabeza del secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz. Zedillo la llevaba bien con Calderón, a quien animó para ser líder panista cuando el michoacano no tenía más destino que la vida académica tras haber perdido el distrito 34 (1991) y la elección de Michoacán (1995). Zedillo y Calderón acordaron que Ortiz sería secretario de Comercio en lugar de Herminio Blanco. Al enterarse, Ortiz se opuso a Zedillo: “¡Primero, me voy a la calle!”. El ex presidente quitó a Ortiz de Hacienda, como exigía Calderón y nombró a José Ángel Gurría; consoló a don Guillermo con Banxico. Calderón se sintió burlado. De puro coraje, retrasó un año la negociación del Fobaproa.
A mediados de 2008 el Presidente volvió a rozar con Ortiz. Lo presionó para que bajara las tasas de interés; éste se negó y aferrado, las aumentó. Revivió el encono. A Calderón se le atora Guillermo Ortiz. Le tiene antipatía. Esta vez, la apuesta segura por la estabilidad monetaria y económica no pesó en el ánimo calderonista. En el Senado hay ansiedad. El sector privado que tanto apoyó la ratificación de Ortiz se asfixia. Ahora el que sudará es Agustín Carstens.
RENDIJA: Genaro García Luna descubrió que el ex procurador Medina Mora era informante puntual de Carlos Salinas a través de su sobrina Claudia Ruiz Massieu y del cabildeo de la ex empleada de Televisa, Jessica de la Madrid. Calderón supo que Medina Mora le pasó a Salinas información sensible de una reunión estratégica entre gente de los Arellano Félix y El Chapo , en Guadalajara. El vaso se derramó. Calderón no podía quedar como el marido engañado.

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