8 feb 2011

El caso de Carmen Aristegui:

"Todo lo que es creíble, es una imagen de la verdad." Blake
 El caso de Carmen Aristegui:
Un caso lamentable. Lo más fácil para los amigos periodistas es solidarizarse con Carmen. Pero creo que esta vez ¡Carmen se equivocó!
¿Qué dijo?
Como dice Adrían Rueda " Aristegui comentó ampliamente la nota, reseñó la manta y hasta ahí todo estaba bien, pues incluso varios medios lo hicieron, porque claro que es de interés noticioso; se trata de una nota sobre el Presidente generada en la sede de la Cámara de Diputados.
Pero donde la periodista se pasó de la raya fue al comentar que “no es la primera vez que se habla de este tema, de un presunto alcoholismo de Felipe Calderón”… “Debería realmente la propia Presidencia de la República dar una respuesta clara, nítida, formal al respecto…” “¿Tiene o no Felipe Calderón problemas de alcoholismo?”, fueron los comentarios hechos al aire el viernes pasado.; comenta Rueda.
Agrega el columnista que "eso molestó desde luego a Los Pinos y surgió un fuerte reclamó los dueños de la radiodifusora, quienes a su vez pidieron a Aristegui que se disculpara públicamente, a lo que la periodista se negó y ese fue el motivo de que le dieran las gracias."
Concluye que "Aquí es donde la delgada línea entre la libertad de expresión y el libertinaje se rebasó, por el sencillo hecho de que un tema tan delicado como el presunto alcoholismo del presidente fuera ventilado en un medio sin la menor prueba para sustentarlo. Aristegui, una de las mejores periodistas de México, cometió un error de primaria: tener como fuente a alguien como Fernández Noroña, una persona que carece de la menor ética o calidad moral, pues se dedica precisamente a ofender a todo el que se le dé la gana amparado en su fuero de diputado, sin probar jamás nada."
Aristegui se equivocó debe reconocerlo, no hacerlo es pecar de soberbia.
Es fácil pedir disculpas cuando uno se equivoca, lo hizo incluso, Federico Arreola, cuando hace meses dijo: ¡Me equivoqué al calumniar a Felipe Calderón! (abajo)
Hoy Ricardo Alemán escribe en Excélsior, sin mencionar el nombre de Carmen que:
“No le den vueltas, eso no es periodismo. Aunque se enojen…”
Y hoy Ciro Gómez Leyva hoy en Milenio Diario:
El cuento del alcoholismo de Calderón
Columna La historia en breve/ Ciro Gómez Leyva
.1. Hace dos o tres años, una columnista de MILENIO refirió el supuesto alcoholismo del presidente Felipe Calderón. Le pedimos que diera las fuentes. Con fuentes sólidas publicaríamos su texto: sería una gran nota. Sin fuentes era una calumnia: jamás lo publicaríamos. Zanjamos así ese problema editorial.
 2. Hasta donde sé, el presidente Calderón jamás ha encabezado un acto público en estado de ebriedad. Ni se ha tropezado o vomitado con gente alrededor. Tampoco es famoso por cancelar citas. Luce fresco, bien dormido en las mañanas. Y en los actos se le ve concentrado. Improvisa con frecuencia y facilidad. ¿De dónde viene el cuento del borracho? ¿Lo filtró el Estado Mayor, el staff de Los Pinos, Gobernación, la PGR? No hay un rastro periodístico para hacer tal insinuación. No es siquiera un mito. Es un cuento.
3. Insinuación sin fundamento es calumnia. La del alcoholismo de Calderón la propalan los de costumbre: los mediocres diputados del PT, uno que otro columnista, los twitteros más arteros. Es decir, quienes no pueden, no saben registrar un hecho, pero confían en que repitiéndolo varias veces conseguirán el objetivo de dañar al espurio.
4. Si mañana alguien inventa que el secretario de la Defensa es adicto al crack y el veneno de ratas, ¿es su obligación salir a callar esa mentira porque tiene 100 mil soldados bajo su mando? ¿De qué estamos hablando?
5. Triste momento para el conocimiento colectivo en México. Quisiera pensar que es un momento de confusión. Pero no, es más bien de malignidad. Se acusa maligna y reiteradamente a Felipe Calderón sin una prueba. Sin fuentes es una calumnia. Jodida. Vulgar. Divulgada por calumniadores
*** 
El día que le dije alcohólico a Calderón
Federico Arreola
El Sendero del Peje 29 de Octubre, 2010 - 08:40 | SDPnoticias.com
Me equivoqué. Ni Felipe Calderón Hinojosa merece ser insultado de esa manera.
Ocurrió durante las campañas electorales presidenciales de 2006. Yo transitaba en mi coche por alguna de las calles de la Ciudad de México. Escuchaba en la radio el noticiero de Joaquín López-Dóriga, con el que todavía más o menos me llevaba bien.
Joaquín entrevistaba a Calderón, a la sazón candidato presidencial del PAN. Sin más, Calderón dijo de mí que yo lavaba dinero o algo así de grave. Sin pruebas, irresponsablemente. Me calumnió don Felipe y me molesté.
Llamé a López-Dóriga, pedí derecho de réplica y Joaquín me lo concedió. Dije que si Felipe Calderón decía eso de mí se debía a que el panista no podía controlar su problema con el alcohol. Respondí con una calumnia a una calumnia que Calderón me lanzó. Hice mal.
A Joaquín le pareció muy grave lo que yo decía (supongo que había visto perfectamente normales las mentiras de Calderón en mi contra, vaya ética de López-Dóriga). Mientras yo charlaba con el locutor, llamó Josefina Vázquez Mota, indignada, por lo que yo había dicho. Discutimos un rato ella y yo, le dije que la respetaba (la respetaba, sí, y hasta me caía muy bien esta mujer), y a otra cosa.
A partir de eso, se hizo el chisme y ahora hasta Noroña repite, tan irresponsablemente como yo, esa calumnia.

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