JORGE HANK RHON, IMPUNIDAD /
José Martínez M., periodista y escritor. Colaborador de Síntesis. Es autor del libro: Las enseñanzas del profesor. Indagación de Carlos Hank González. Lecciones de poder, impunidad y corrupción, editado por Océano.
México, D. F., a 5 de junio de 2011
A propósito de su detención por elementos del ejército por la posesión de armas, está es la segunda ocasión que el empresario Jorge Hank Rhon se encuentra en problemas con la justicia mexicana por vínculos con actividades criminales. Hace un par de años Jorge Hank Rhon fue declarado “indeseable” por el gobierno de los Estados Unidos y le fue cancelada su visa de forma indefinida, por lo que dejó de visitar ese país y perdió su lujosa residencia en San Diego, California, donde residía la mayor parte del tiempo en las últimas tres décadas.Desde mediados de los noventas la DEA, el FBI, el Departamento del Tesoro, el Servicio de Inmigración y el Servicio de Aduanas abrieron investigaciones conjuntas en la llamada “Operación Tigre Blanco”, que lo vinculaban a los cárteles de la droga mexicanos, específicamente el clan de los Arellano Félix y el referente al del desaparecido Amado Carrillo Fuentes, mejor conocido como el “Señor de los Cielos”.
Sin embargo, la sombra que lo ha seguido en toda su vida ha sido la del periodista Héctor Félix Miranda, el célebre “Gato Félix”, quien fuera asesinado por dos de sus guardaespaldas, quienes se encuentran en prisión desde hace más de 20 años.
El periodista Francisco Ortiz Franco, coeditor del semanario ZETA de Tijuana, quien se proponía reabrir el expediente del caso sobre el asesinato de Félix Miranda, fue asesinado por sicarios de los Arellano Félix, a los que se le vincula a Jorge Hank Rhon por las agencias estadounidenses.
La siguiente es la historia del expediente del “Gato Félix” y Jorge Hank Rhon.
Sólo con una "falla" en el expediente, es decir, en la integración de la averiguación sobre el asesinato del periodista Héctor Gato Félix Miranda, se podría reabrir el caso de este crimen que fue archivado por decisión política del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari. El motivo: Jorge Hank Rhon, hijo menor del que fuera el mítico Carlos Hank González, era señalado como autor intelectual. Y el profesor Hank era el político de mayor peso en el gabinete salinista.
Después de 16 años, en el 2004, la presión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos –dependiente de la OEA- a instancias de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), había logrado obtener del gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, la aprobación para que un grupo independiente de peritos y abogados revisaran el expediente, bajo la única condición de que por el simple hecho de encontrar alguna "falla" en la integración de la averiguación, se permitiría reabrir el caso, mismo que había sido "cerrado" luego de la detención de dos de los autores materiales.
"Todo apunta al hipódromo", dijo en su momento Ernesto Ruffo, el primer gobernador de extracción panista, al que Salinas reconoció su triunfo bajo el principio de "ganar perdiendo, perder ganando".
El atentado tuvo lugar el 20 de abril de 1988, en el ocaso del gobierno del presidente Miguel de la Madrid, cuatro años después del cobarde crimen de Manuel Buendía. En el asesinato del “Gato” Félix las autoridades estatales sentenciaron a 27 años de prisión a Antonio Vera Palestina, quien había sido celoso guardaespaldas del profesor Hank, quien lo mandó comisionado a Tijuana a resguardar la seguridad de Jorge Hank Rhon.
En abril de 2004 un grupo de peritos y abogados de la CIDH se trasladaron a Tijuana para analizar las más de 14 mil hojas del expediente, aunque la revisión que presumiblemente se llevaría un lapso de una semana en el que revisarían los documentos, al final resultaría una tarea que requeriría de varios años.
La acusación de un muerto
Para los editores del semanario Zeta de Tijuana, el crimen del “Gato” Félix debe reabrirse porque aún están libres los autores intelectuales. Así, bajo el encabezado del título de la que fuera la columna periodística del “Gato” Félix, "un poco de algo", sus compañeros de Zeta dedican semana a semana una página en señal de luto donde exponen lo siguiente:
"Jorge Hank Rhon:¿Por qué me asesinó tu guardaespaldas Antonio Vera Palestina?
Lic. José Guadalupe Osuna Millán
Los ex gobernadores Lic. Xicoténcatl Leyva, Ing. Óscar Baylón Chacón, Lic. Héctor Terán Terán y Lic. Alejandro González Alcocer, no quisieron ordenar la captura de los que planearon asesinarme.
El Lic. Ernesto Ruffo Appel sí pudo encarcelar al que me mató, y dijo que en este caso ‘todos los caminos conducen al Hipódromo de Agua Caliente’.
¿Podrá su gobierno capturar a los que ordenaron mi crimen?
Héctor Gato Félix Miranda"
Esta plana aparecerá cada semana hasta que se aclare y detenga a los autores del asesinato de Héctor Félix Miranda".
Ilustre desconocido
Como se recordará, Jesús Blancornelas y Héctor “Gato” Félix formaron una mancuerna explosiva. Los dos trabajaron juntos en el periódico ABC, donde protagonizaron uno de los episodios más combativos del periodismo de las últimas décadas, al confrontar los excesos del poder, el centralismo del gobierno, la subordinación de los gobernantes a Estados Unidos, el nepotismo, la corrupción política y empresarial, además de que denunciaron a los grupos de presión y enarbolaron la defensa de las causas populares, hasta llegar a convertirse en los verdaderos voceros de la sociedad civil.
Cuando llegó a Tijuana, Jorge Hank Rhon era un ilustre desconocido y buscó al “Gato” Félix que era el periodista más leído en esa parte de la frontera, para que lo hiciera un personaje popular.
Gracias a las columnas del “Gato” Félix dejó de ser "el hijo del profesor" para convertirse, ahora sí, en el ingeniero Jorge Hank Rhon.
Contaba el periodista Jesús Blancornelas que "las fiestas de Jorge eran famosas y Héctor se encargó de hacerlas más; bautizó al joven Hank Rhon como ‘El Pirrurris’ y le llamó ‘el hijo de papi’; y así como lo escribía lo entendía el hijo del profesor: era pura buena onda. Por eso, la amistad entre los dos creció y se afianzó".
Odiado y amado
Blancornelas afirma que en el proyecto periodístico que ambos compartían jamás le pidió cuentas de lo que escribía, ni tampoco el “Gato” a él.
"Cuando me decían que el Gato era grosero, que no gustaba lo que escribía, a los quejosos les sugería que se lo dijeran a él mismo.
"Y era muy leído. A las señoronas de sociedad les encantaba; ellas, igual que los pobretones, le hablaban para contarle lo mismo chismes de fulanita o zutanita, que para mentarle la madre a cierto policía que se distinguía por transa; le hablaban para compartirle chistes acerca del gobernador o del Presidente.
"Félix escribía lo que muchos querían decir y no podían. De ser una simple columnita, la suya pasó a ser una plana, y el día menos pensado hasta dos.
"Funcionarios y gente conocida condenaron que era muy ‘mandado’, que se le debía quitar del periódico. Pero todos lo leían, y cuando no se publicaba la columna, ellos eran los que reclamaban".
Y fue justamente por eso que la historia del crimen del periodista Héctor Félix Miranda está ligada al Hipódromo de Agua Caliente.
Antonio Vera Palestina, jefe de guardaespaldas de Jorge Hank perteneció al escuadrón del Grupo Jaguar, adscrito a la División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia, la temible DIPD que comandaba el sanguinario Francisco Sahagún Baca, incondicional del "general" Arturo Durazo Moreno, cuyo jefe inmediato era “El Profesor” en su calidad de Regente del Gobierno del Distrito Federal durante el sexenio de José López Portillo.
Al servicio de Jorge Hank Rhon, del que era como su sombra, Vera Palestina creó un cuerpo especial de seguridad integrado por agentes de varias corporaciones, cuyo rasgo en común era estar adiestrados para matar -ante la más mínima provocación-, para proteger a su jefe.
Más de 20 años después el expediente del caso Félix está en espera de ser reabierto donde Jorge Hank Rhon es señalado como el autor intelectual del abominable crimen.
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