16 ene 2012

Programa "arma blanca": Los Angeles Times

De acuerdo con la edición digital del periódico "Los Angeles Times"- del 13 de enero de 2012- , la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) aplicó el programa "Arma Blanca" al mismo tiempo que "Rápido y Furioso" -en 2009- y bajo la coordinación de los mismos funcionarios.
Another ATF weapons operation comes under scrutiny/By Richard A. Serrano,  
Por medio de "Arma Blanca" agentes encubiertos se hacían pasar por vendedores de armas para hacer contacto con integrantes del Cartel de Sinaloa; los reportes señalaban que el cartel estaba instalando campos de entrenamiento tipo militar en la sierra de Durango y quería reforzar su arsenal con lanzagranadas y ametralladoras calibre .50.
La ATF indica que gracias a esta operación se logró la captura y consignación de tres personas- dos hombres y una mujer (David Díaz Sosa y Jorge De Jesús Castañeda, y Emilia Palomino Robles) - que "buscaban adquirir armas tipo militar para un cartel del narcotráfico". Sin embargo, una fuente cercana a la investigación reveló que "al parecer de nuevo algunas armas se perdieron", aunque funcionarios de la ATF declinaron confirmarlo. 
En en ese sentido Arma Blanca se encuentra bajo escrutinio en el Congreso: “los miembros del Congreso quieren ver si Arma Blanca, así como Rápido y Furioso, perdió la pista de armas de fuego que terminaron en manos de delincuentes mexicanos”, indicó la versión periodística.
El periódico señaló que a diferencia de Rápido y Furioso, hasta ahora se ha defendido vigorosamente que la desconocida operación fue bien realizada y produjo tres arrestos y condenas
En noviembre pasado se dio a conocer la existencia de otro operativo “Receptor Abierto” en el que 350 armas entraron de 2006 a 2007 a México durante el gobierno del hoy ex presidente George W. Bush.

Revelan otro "Rápido y Furioso"
Operación "Arma Blanca" dirigida al Cartel de Sinaloa
Publicada en español por http://www.animalpolitico.com, 13 enero 2012
 Otra operación clandestina para rastrear el contrabando de armas de Estados Unidos a México sale a la luz y todo parece indicar que generará una polémica similar a la de "Rápido y Furioso".
El diario estadounidense Los Angeles Times publicó hoy un reportaje que revela la existencia de otra operación dirigida por la agencia estadounidense ATF, la cual podría ser la repetición de “Rápido y Furioso” y que tenía entre sus objetivos capturar a “El Chapo” Guzmán y sus principales operadores. En la investigación descubrieron que los cárteles mexicanos buscan armas para enfrentarse a aviones y tanques militares.
A finales del verano de 2010, Hope A. MacAllister, una agente de la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF) que dirigía la operación Rápido y Furioso y que monitoreaba la venta de armas en Arizona, tomó un vuelo hacia la ciudad de México para ayudar a coordinar las investigaciones de Estados Unidos sobre las armas de los cárteles mexicanos a través de la frontera.
MacAllister quería entrar a los almacenes de la Policía Federal y el Ejército para revisar las armas estadounidenses recuperadas por las autoridades mexicanas en redadas y escenas del crimen. Ella estaba interesada especialmente en armas provenientes de otra operación de la ATF, una con nombre clave “White Gun” o “Arma Blanca”.
Miembros del congreso de Estados Unidos que han pasado meses haciendo un escrutinio cercano a la operación llamada “Rápido y furioso” están buscando determinar si “Arma Blanca” era otra operación de armas similar que falló de la misma forma.
“Aparentemente, las armas se escaparon”, afirmó una fuente cercana a la investigación dirigida por  el republicano Darrell Issa y el Senador por Iowa Charles E. Grassley. “¿Cuántas llegaron a México? Nadie sabe.”
Funcionarios de la ATF rechazaron comentar si las armas de “Arma Blanca” se perdieron o no. Sin embargo, a diferencia de “Rápido y Furioso”, describieron la nueva operación como una investigación bien manejada que produjo tres arrestos y sentencias.
Los tres hombres “buscaban adquirir armas de uso militar para un cártel”, afirmó un funcionario de la ATF quien pidió anonimato porque el caso implica una operación de agentes secretos. “Ésta es el típica ejemplo de tipos malos que llegan a un lugar a comprar armas y en su lugar son arrestados por la policía.”
En “Rápido y Furioso”, más de mil 700 armas de fuego fueron perdidas después de que agentes permitieran compras ilegales de armas en armerías en el sur de Estados Unidos con la esperanza de poder seguir las armas hasta México. En “Arma Blanca” la ATF llevó una investigación similar, con agentes encubiertos e informantes confidenciales con la intención de detener a los sospechosos de trabajar para el Cártel de Sinaloa.
De acuerdo con documentos internos de la ATF, “Arma Blanca” y “Rápido y Furioso” empezaron al mismo tiempo en el otoño de 2009 y los mismos oficiales de la ATF dirigieron ambos casos. MacAllister era la agente a cargo, su supervisor, David J. Voth, era la cabeza de la oficina de campo del grupo VII de la ATF en Phoenix, Arizona. Su jefe era William D. Newell, entonces agente especial a cargo en Phoenix.
De acuerdo con los documentos que la ATF envió a las Fuerzas de Tarea Contra el Crimen Organizado y las Drogas, un grupo conformado por varias agencias de EU que buscan acabar con los grandes operadores del lavado de dinero y tráfico de drogas, “Arma Blanca” buscaba a nueve líderes del cártel de Sinaloa, entre ellos a Joaquin “El Chapo” Guzmán, líder de esa organización.
En reportes de la ATF, MacAllister escribió que la inteligencia de EU mostró que miembros de los cárteles estaban preparando campos de entrenamiento de tipo militar en la Sierra de Durango, cerca del escondite de Guzmán Loera en el norte de México y querían ampliar su arsenal con lanzagranadas y ametralladoras calibre .50.
Los agentes se enfocaron primero en Vicente Fernando Guzmán Patiño, un miembro del cártel que estaba identificado como uno de sus compradores de armas y que frecuentemente usaba palabras clave  y frases. Por ejemplo, decía “57 en lugar de ok.
En el otoño de 2009, la ATF envió a un agente encubierto para vender armas a Guzmán Patiño. Fotos de armas, entre ellas las de un mortero pesado llamado Dragon Fire de 120-milímetros, fueron enviadas a su correo superman6950@hotmail.com.
De acuerdo con los documentos de la ATF, el comprador del cártel de Sinaloa dijo al agente que si le conseguía un tanque lo comprarían y presumió que tenía “15 millones de dólares para gastar en armas” y dijo al agente que no se preocupara por el dinero. El comprador quería además “las armas más grandes y más extravagantes” que pudiera conseguir.
El comprador y el dealer de armas se reunieron de nuevo a las afueras de Phoenix en un restaurante, donde el agente secreto mostró a Guzmán Patiño cinco armas en la cajuela de su vehículo, entre las que figuraban un rifle de asalto Bushmaster y una ametralladora pesada Ramo calibre .50. El agente encubierto afirmó que podría conseguir ese tipo de armas para los sinaloenses. Justo cuando Guzmán Patiño parecía listo para comprar, de acuerdo con los registros de la ATF, la investigación sobre sus actividades terminó abruptamente. El documento no explica por qué y no indica si consiguió algún arma.
Un segundo implica a miembros de cárteles que buscaban misiles antiaéreos que se portan en el hombro y cohetes antitanques, de acuerdo con registros de la ATF.
El mismo agente encubierto se reunió en febrero de 2010 en un almacén de Phoenix con David Díaz Sosa y Jorge De Jesús Castañeda, quienes llevaron alrededor de 5 kilos de metanfetamina cristal para intercambiar por armas. El agente secreto les mostró misiles antiaéreos, lanzagranadas y granadas antes de que agentes de la ATF entraran y los arrestaran.
Díaz Sosa, de 26 años, originario de Sinaloa, se declaró culpable en April por cargos de armas y drogas. Castañeda, de 22 años, también de Sinaloa, se declaró culpable por cargos de drogas. Una tercer sospechosa, Emilia Palomino Robles, de 42 años, originaria de Sonora, Mexico, se declaró culpable de entregar drogas como un pago parcial por armas de tipo militar.
Ninguno de los tres estaba incluido en la lista de los nueve líderes de cárteles que eran el objetivo de la operación. El fiscal federal en Phoenix en aquel momento, Dennis K. Burke, quien luego renunció por la operación “Rápido y Furioso”, llamó a las sentencias conseguidas a través de “Arma Blanca” como un “tremendo esfuerzo de equipo que puso fin a una conspiración criminal bien financiada para adquirir poder de fuego de destrucción masiva.”
Para aquel verano, MacAllister ya había ido a la ciudad de México a revisar los almacenes de la Policía y el Ejército de nuestro país. Los documentos de la ATF no detallan lo que ella encontró, pero afirman que descubrió “armas en custodia militar relacionadas con ambas investigaciones” de la ATF.
Los Angeles Times*
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El reportaje original. Another ATF weapons operation comes under scrutiny/By Richard A. Serrano, Washington Bureau
Los Angeles Times, January 12, 2012, 4:35 p.m.
Reporting from Washington— In the late summer of 2010, the ATF agent leading the failed Fast and Furious gun-smuggling operation in Arizona flew to Mexico City to help coordinate cross-border investigations of U.S. weapons used by Mexican drug cartels.
Hope A. MacAllister wanted access to police and military vaults for American weapons recovered by Mexican authorities in raids and at crime scenes. She especially was interested in firearms from another ATF investigation, code-named White Gun, that she was running.
Now members of Congress who have spent months scrutinizing the Fast and Furious debacle are seeking to determine whether White Gun was another weapons investigation gone wrong.
"Apparently guns got away again," said one source close to the investigation, led by Rep. Darrell Issa (R-Vista) and Sen. Charles E. Grassley (R-Iowa). "How many got into Mexico, who knows?"
Officials from the Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives declined to comment on whether any firearms were lost in White Gun. But unlike Fast and Furious, they vigorously defended the previously unreported White Gun operation as a well-managed investigation that produced three arrests and convictions.
The three men "were looking to acquire military-grade weapons for a drug cartel," said an ATF official, who asked for anonymity because the case involves an undercover operation. "This was a classic example of bad guys showing up at a location to get the weapons they desire but getting arrested by law enforcement instead."
In Fast and Furious, more than 1,700 firearms were lost after agents allowed illegal gun purchases in U.S. gun shops in hopes of tracking the weapons into Mexico. In White Gun, the ATF ran a traditional sting operation with undercover agents and confidential informants trying to snare suspects working for the Sinaloa drug cartel.
According to internal ATF documents, including debriefing summaries and border task force overviews, White Gun and Fast and Furious both began in fall 2009, and the same ATF officials ran both cases.
MacAllister was the lead agent. Her supervisor, David J. Voth, was head of the ATF's Group VII field office in Phoenix. His boss was William D. Newell, then the special agent in charge in Phoenix.
According to documents that the ATF sent to the Organized Crime Drug Enforcement Task Forces, an umbrella group of U.S. agencies that seeks to disrupt major drug trafficking and money laundering, White Gun targeted nine leaders of the Sinaloa cartel. The list included Joaquin "Chapo" Guzman, who heads the cartel and is Mexico's most wanted drug suspect.
In ATF reports, MacAllister wrote that U.S. intelligence showed cartel members were setting up military-type training camps in the Sierra de Durango mountains, near Guzman's northern Mexico hide-out, and wanted to bolster their arsenal with grenade launchers and .50-caliber machine guns.
The agents focused first on Vicente Fernando Guzman Patino, a cartel insider who was identified as one of their weapons purchasers and who often used code words and phrases, saying "57" for "OK," for instance.
In fall 2009, the ATF team sent an undercover agent posing as an arms dealer to Guzman Patino. Photos of weapons, including a Dragon Fire 120-millimeter heavy mortar, were emailed to his "Superman6950" Hotmail account.
According to the ATF documents, Guzman Patino told the undercover agent that "if he would bring them a tank, they would buy it." He boasted he had "$15 million to spend on firearms and not to worry about the money." He wanted "the biggest and most extravagant firearms available."
The two met again outside a Phoenix restaurant, and the undercover agent showed Guzman Patino five weapons in the trunk of his vehicle, including a Bushmaster rifle and a Ramo .50 heavy machine gun. The undercover agent said he could get that kind of firepower for the Sinaloans.
Just as Guzman Patino seemed ready to buy, according to the ATF records, the investigation into his activities abruptly ended. The documents do not explain why, and they don't indicate whether he obtained any weapons.
A second case involved cartel members who were seeking shoulder-launched antiaircraft missiles and antitank rockets, according to the ATF records.
The same undercover agent met the pair in February 2010 at a Phoenix warehouse. David Diaz-Sosa and Jorge DeJesus-Casteneda brought 11 pounds of crystal methamphetamine to trade for weapons. The undercover agent showed them shoulder-launched missiles, rocket launchers and grenades before ATF agents moved in and arrested them.
Diaz-Sosa, 26, of Sinaloa, Mexico, pleaded guilty in April to gun and drug charges. DeJesus-Casteneda, 22, also of Sinaloa, pleaded guilty to drug charges. A third suspect, Emilia Palomino-Robles, 42, of Sonora, Mexico, pleaded guilty to delivering drugs as a partial payment for military-grade weaponry.
None of the three was included on the list of nine cartel leaders who were targeted in the operation.
The U.S. attorney in Phoenix at the time, Dennis K. Burke, who later resigned over Fast and Furious, called the White Gun convictions "a tremendous team effort that put a stop to a well-financed criminal conspiracy to acquire massive destructive firepower."
By that summer, MacAllister had gone to Mexico City to check the police and military vaults. The ATF documents don't detail what she found, but they note she discovered "weapons in military custody related to her current investigations."

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