13 feb 2012

Pascal Beltrán del Río, entrevista a Margarita Zavala

Pascal Beltrán del Río, entrevista a Margarita Zavala  
Excélsior. 13 de febrero de 2012:
Margarita Zavala considera que el PAN salió fortalecido tras la elección de Josefina Vázquez Mota como abanderada del PAN rumbo a la Presidencia.
“Ahorita, teniendo candidata, vamos pa’ delante, y creo que el partido tendrá que responder como partido y el Presidente, como siempre lo ha hecho, como Presidente”, aseguró en entrevista con Excélsior. “Hay muchas cosas que permiten que Acción Nacional, con toda autoridad moral, pida el voto y el apoyo”.
Zavala —quien prefiere que la llamen “esposa del Presidente” y no “primera dama”— dijo que no busca ni buscó una candidatura, mucho menos la presidencial: “No es democrático que un cónyuge se lance al mismo cargo. No es necesario que la Constitución lo diga. Hay cosas que se dejan a la convicción de las personas”.
La ex diputada federal defendió también la estrategia antinarco y explicó que ella se ha enfocado en la parte social de la lucha contra las drogas.
“El PAN tiene autoridad moral para pedir el voto”
Margarita Zavala Gómez del Campo es la duodécima esposa de un Presidente que vive en Los Pinos. No le gusta que le digan “Primera Dama”, pues cree que dicho título es “copia de otros sistemas”. Prefiere que la presenten simplemente como “esposa del Presidente de México, Felipe Calderón”.
El estilo de las cónyuges de los presidentes ha sido tan particular como el de sus maridos. El de Zavala se ha caracterizado por la discreción, la sobriedad, la dedicación a temas sociales y el apoyo incondicional al mandatario. Esta forma de ser le ha ganado el respeto de la opinión pública —más crítica con Calderón que con ella—, aunque también la ha llevado a estar alejada de los medios.
La también abogada y presidenta del Consejo Ciudadano Consultivo del DIF concede una inusual entrevista a
Excélsior. La conversación se lleva a cabo en una de las salas de la Casa Lázaro Cárdenas, el inmueble más antiguo de Los Pinos, donde vivió Amalia Solórzano de Cárdenas, esposa del primer Presidente en mudarse al antiguo rancho de La Hormiga. Desde entonces, todas las primeras damas han habitado la Residencia Oficial, salvo Eva Sámano de López Mateos, quien permaneció, con la familia presidencial, en su casa de San Jerónimo.
Poseedora de su propia carrera política —milita en el PAN desde 1984—, Margarita Zavala (Ciudad de México, 1967) ha sido asambleísta y diputada federal y ha ocupado cargos de responsabilidad en su partido, del que es consejera nacional.
Su popularidad en las encuestas desató la especulación de que podría ser candidata del PAN al Congreso en este año electoral —por los tiempos, ya sólo podría ser senadora de lista o diputada de representación proporcional, por designación directa del CEN del PAN—, pero ella niega categóricamente que tenga interés en tal cosa. “He decidido que aquí entramos juntos y de aquí saldremos juntos”, afirma, en referencia a su esposo. “Estoy orgullosa de él y lo acompaño hasta el final”.
Durante la entrevista, Zavala habla de la lucha del gobierno federal contra la delincuencia, de las críticas que ha recibido su esposo, de la reciente elección interna de Acción Nacional, de la candidatura de Josefina Vázquez Mota, de los planes de la familia Calderón después del 1 de diciembre, así como de la posibilidad de que el próximo sexenio pueda ser un hombre el que realice las funciones que ella ha desempeñado desde 2006.
Opina que el actual sexenio se ha distinguido por la apertura de “muchas puertas igualadoras”, y que las acciones gubernamentales darán frutos en los años por venir. Considera que su esposo  ha actuado frente a los problemas “con valentía y pasión” y, en el balance, ha hecho su trabajo “lo mejor posible”.
El siguiente es el texto de la entrevista:
—¿No le gusta el título de Primera Dama?
—De hecho, nunca lo uso. La verdad es que normalmente uso el de “esposa del Presidente de México, Felipe Calderón”. Siempre dije que no me gustaba, porque creo que es copia de otros sistemas. Pero tampoco hago una cruzada nacional al respecto.
—Estamos en la Casa Lázaro Cárdenas, de Los Pinos, donde vivió doña Amalia Solórzano. ¿Ha pensado en sus antecesoras? ¿Hay alguna cuya biografía le llame la atención?
—Yo creo que cada quien responde a su momento, pero te quiero decir que traté a doña Amalia Solórzano, y de verdad le tengo un gran recuerdo y un gran cariño. Para mí fue una gran oportunidad haberla conocido.
—Usted no habla mucho. Habla en sus actividades públicas, pero tiene un perfil reservado sobre su vida privada, a diferencia de algunas otras esposas de Presidente de la República. ¿Fue, desde el principio, algo intencional, una manera de distinguirse de su antecesora?
—No, creo que son estilos distintos, pero yo fui diputada local, diputada federal, he tenido cargos en el PAN… Oportunidades para hablar he tenido y lo he hecho. Lo que quise fue comportarme como me hubiera gustado que alguien lo hiciera, siendo yo política, y me pareció que era la manera de responder.
“Yo creo que hay una parte del trabajo que se ve, que se notará siempre y que hay un momento para todo. El pueblo de México elige a un Presidente de la República y ahí está la parte central, aunque eso no significa que no tenga la obligación humana de trabajar,  hasta donde sea posible, a favor de los demás, en el lugar donde una está y con la persona a la que acompaña.”
—Ustedes ya tenían muchos años de casados cuando llegaron a vivir a Los Pinos. ¿Cambió en algo el matrimonio?
—Yo creo que se ha fortalecido. Las cosas que se viven intensamente juntos siempre fortalecen una relación de pareja. Yo creo que nos ha ido mucho mejor. Es decir, siempre ha habido apoyo recíproco, siempre ha habido solidaridad entre los dos, y hemos pasado momentos  difíciles e intensos, igual que muchos muy buenos, y eso nos ha unido más.
—¿Se puede tener un matrimonio de iguales en circunstancias así? Se lo pregunto porque el tema de género siempre ha estado presente en su carrera política. ¿Se puede tener un matrimonio de iguales cuando una de las partes es Presidente de la República?
—Sí, porque las cosas de una pareja no tienen que ver con los cargos, sino con lo que se es. En ese sentido, pues, Felipe siempre ha sido muy solidario y así hemos vivido como matrimonio. Nos queremos y nos apoyamos bien.
—Como recordaba, usted ya fue diputada a la Asamblea del Distrito Federal y diputada federal. Ve pasar toda la política, o casi toda, por Los Pinos. ¿Qué pasa con las ganas de opinar? ¿Participa usted o se guarda su opinión?
—Pues depende de muchas cosas. Lo que hice fue escoger algunas cosas, impulsar algunos programas que a mí me llamaban la atención y que, al mismo tiempo, respondían a las circunstancias que me tocaron vivir. Entonces, decidí caminar del lado, digamos, de compañía, y decidí caminar también del lado de apoyo, y en ese sentido nos hemos complementado muy bien.
“Yo, al final, me siento satisfecha. Todavía falta y en esto ve una siempre la oportunidad de ayudar. Lo que yo decidí hacer fue trabajar sobre todo en el área social. Sí había muchas cosas que yo había trabajado desde el lado político, de otra manera de ver las cosas, como diputada local, como diputada federal o como integrante de Acción Nacional, pero del lado como acompañante del titular del Ejecutivo, decidí trabajar sobre todo en el área social.”
—¿Cómo fue la llegada aquí, como familia con tres hijos?
—La verdad, muy emocionante. Como mamá yo tenía que cuidar la llegada de la familia completa. Tenemos tres hijos y la verdad es que he tenido la suerte de tener tres hijos sensacionales, que respondieron muy bien.
“La parte que me preocupaba es que fueran a perder el piso. Entonces tratamos de que siguieran con los mismos hábitos que tenían, la importancia de darse cuenta de que esto era temporal, aprovechar que tenían una edad en la que ya no eran chicos, una podía esclarecer y dejar muy precisos los valores, lo que significa de fondo que un miembro de la familia sea Presidente de la República y que eso lo vieran como un asunto de servicio y de honor y no como una fuente de privilegios. Y ha ayudado mucho en que son niños sencillos.”
—Usted, por ejemplo, decidió seguir dando clases…
—Es que me encanta dar clases, me encanta. Yo doy clases desde el 90 en una preparatoria. Entonces seguí dando clases. Eso era importante para mí, el contacto con mis alumnos, a quienes quiero mucho…
—Me imagino que para la escuela eso tiene una parte de privilegio, que la esposa del Presidente dé clases, pero también debe ser una complicación logística…
—No, no tanto. La verdad es que están acostumbrados a que yo dé clases y están acostumbrados a como soy. Y los alumnos, pues sí, los consiento, pero también soy cuidadosa en lo que digo en clase. Les doy Derecho. Son jóvenes de sexto de preparatoria, de 17 y 18 años de edad, así que ya me tocan formados y listos para el país.
—¿Y le preguntan sobre política sus alumnos?
—A veces, sí; otras veces, yo lo comento. Por lo general, en estos años, han sido muy respetuosos, muy solidarios, de verdad guardo un gran cariño por estas generaciones.
—Una característica de la gestión del Presidente anterior fue la transformación física de Los Pinos. El inmueble que era residencia se transformó en oficinas y hubo muchos otros cambios. ¿Ustedes, como matrimonio, o usted en lo personal quiso hacer algún cambio en Los Pinos para imprimir un estilo personal o encontrar un mejor acomodo en la residencia?
—Por un lado hay ciertos edificios públicos que es importante mantener así como están. Y en la parte de habitación, a mí ya no me tocó la Casa Miguel Alemán, donde antes vivía la familia del Presidente, sino me tocó una casa más pequeña. Y eso tuvo sus ventajas porque para mis hijos fue mucho mejor llegar a una casa mucho más sencilla, donde hay menos cuartos y nos vemos mucho más.
—Los temas que usted eligió fueron adicciones y niños migrantes, principalmente. ¿Por qué esos dos? ¿Por qué le interesaron?
—Bueno, el primero que empecé a trabajar fue el de los niños migrantes. Es un tema que me apasiona mucho, pero, además, creo que todos los mexicanos tenemos un migrante cerca de nosotros. Yo tengo un familiar muy cercano, pero hay otros que tienen un pariente, un primo, un tío, una tía…
“Es decir, la migración es un tema muy cercano a los mexicanos, y además somos un país de origen, de tránsito y de destino. Adopté el tema de niños migrantes porque tuve mucho contacto con la esposa del gobernador de Baja California, cuando éste fue presidente municipal de Tijuana. Ella trabajó el tema de niños migrantes. Cuando lo empiezo a conocer un poco más, me di cuenta de que era importante darle el impulso porque no estaba visible en la política migratoria, ni de este país ni del resto del mundo. Y ha sido de las grandes experiencias que me han tocado, especialmente porque estamos hablando de un derecho humano”.
—¿Qué es lo que usted pretendía, poner el tema en el radar o lograr algunos objetivos concretos?
—Uno, visibilizar el tema. Es decir, hacer que lo sintamos como nuestro. Que el Instituto Nacional de Migración, que Relaciones Exteriores lograran que allá afuera se empezara a hablar del tema de migración a través de la experiencia de los niños.
“Y la verdad el factor de los niños humaniza los asuntos. Así que, por un lado, visibilizarlo. Y, por otro, había unas historias muy fuertes por el lado de la frontera norte, donde nos tocó ver, en 2007, que había unos 28 mil niños repatriados y solos, es decir, sin un adulto, un tío, una tía, un familiar cercano que los cuidara.
“Entonces yo vi esas historias y sí pedí que en el otro lado hubiera un trato mucho más humano, pero me encontré que también aquí había que trabajarlo de modo mucho más especializado. Así que trabajamos el tema de módulos para decir que el regreso de un niño, una niña, que ha cruzado la frontera, que ha vivido la experiencia de una persecución y la repatriación de un Estado hacia su país de origen, yo lo que quisiera es que el regreso fuera lo más amable posible.
“Y me pareció también importante que fuera un asunto no sólo de quienes éramos las esposas de funcionarios sino más bien de política pública, es decir, incidir en cómo actuaban Migración y Relaciones Exteriores, cómo podíamos capacitar a oficiales de Migración para que supieran recibir a un niño.
“Lo replicamos en el lado sur. Es muy importante que en eso México sea lo más coherente posible, y trabajamos en Tapachula y la frontera sur para hacer que el regreso de niños salvadoreños, hondureños, pudiera ser de la manera más amable. Al final, son niños y niñas que no migran por razones económicas, sino que muchas veces van a buscar a su papá, a su mamá, a su abuela, a su tío… Entonces, también el principio de reunificación familiar es muy importante. Y, por cierto, ya está contemplado en la ley.”
—Me decía usted que la Presidencia los ha unido como matrimonio, pero siendo tan visible el cargo, y habiendo tanta polémica en torno de él, ¿qué pasa cuando escucha críticas, cuando ve una caricatura o lee una opinión en contra? Porque están hablando del Presidente, pero también de su esposo.
—Pues sí, claro, duele, pero yo la verdad estoy orgullosísima de él. Sé lo ingrata que puede ser a veces la política, pero estoy orgullosa de que todos los días se levante pensando en qué es lo mejor para México y ese compromiso lo veo todos los días.
“Entonces eso compensa mucho. Una acaba viendo las cosas de manera distinta. Cuando veo una foto de una familia en una comunidad indígena, me fijo si hay piso firme o no hay piso firme, por todo este programa de Piso Firme que se hizo, o si tiene una estufa ecológica. Son los detalles que una empieza a ver, precisamente porque acompaña.
“En el otro tema que me interesó, el combate a las adicciones, acompañé esa parte de la estrategia, que no se veía y era muy importante para el Presidente. Una parte tiene que ver con persecución del delito, crimen organizado, y otra parte es el área social a la que él también le da importancia y cree que por ahí hay que trabajar. Trabajamos personalmente, hasta como una preocupación de cualquier mamá o papá preocupados por sus hijos, para que la adicción no le llegue ni a la familia ni a los hijos ni a la comunidad. Entonces ese es un tema en el que pude acompañar porque es la parte de tejido social, fortalecerlo, reconstruirlo, como nos tocó en algunas ocasiones.”
—Ha sido un tema muy polémico, el de la lucha contra la delincuencia...
—Yo creo que lo importante es cómo se planteó. Se trabaja integralmente. Por un lado, hay una parte que sólo la pueden hacer la administración de justicia, las procuradurías y la fuerza pública. Por la otra es el área social, yo ahí sí veía cómo se estaba trabajando a través de los centros de prevención, que ahora se llaman centros Nueva Vida, que son centros de atención primaria que nunca habían existido.
“Hace unos años, antes de 2007, sólo había ayuda para el internamiento, los Centros de Integración Juvenil y algunas organizaciones de la sociedad civil que llevan muchos años dedicadas al tema de adicciones, pero toda la parte previa a la necesidad de internamiento, no la había. E hice ese trabajo y lo vi cómo se iba desarrollando, y fue en lo que estuvimos apoyando. Así que esa parte conozco también, y sé que (la estrategia) es integral y estoy muy orgullosa.”
—¿Quiere usted decir que hay una parte de la estrategia contra la inseguridad que no se ve?
—No se ve, pero sí se está reflejando. Es decir, yo creo que ahora hay mucha más información sobre el tema de sustancias ilícitas, hay mucha más seguridad de papás, de mamás, de maestros. Hay, desde luego, materiales generados por toda el área de salud y la Comisión Nacional para Prevenir Adicciones, o centros mucho más profesionales para evitar las adicciones; se trabajó mucho más con los estados. Yo creo que eso se siembra y se va viendo y se estará cosechando.
—Entre las críticas que ha recibido el Presidente, me imagino que habrá algunas que usted diga “bueno, así es la ingrata política”, pero también debe haber algunas que diga “eso sí es injusto”…
—Sí, son varias (ríe), pero si uno se detiene en eso…
—Pero me imagino que algunas le darán coraje, como reacción humana normal.
—Pues sí, son varias, pero una realmente va compensando con otras cosas. La verdad es que ni las recuerdo ni suelo yo regresar a ellas porque si lo hace una, ¿cómo vive?
“En la medida en que lo veo yo trabajar en su compromiso, que además no me sorprende porque lo conozco desde hace muchos años, sé de su pasión por México, de lo que cree en México y siempre… bueno, ¡pues me casé con él! Y entonces todo lo que es crítica, sé que muchas veces es injusta, pero también sé que a veces los seres humanos somos muy dados a condenar sin hacer un proceso de reflexión, pues también es algo que uno tiene que aprender. Es algo que uno tiene que aprender en la política, lo injusto que puede ser atacar sin la reflexión, sin la prueba, pero realmente (la política) me ha compensado en muchas otras cosas.
“Yo trabajo mucho con familias y cuando las familias mandan saludar al Presidente, o una mamá manda dar las gracias y explica la diferencia que hay cuando hay una clínica o un hospital cercano y antes no había, o cuando se da cuenta de que su hijo puede ir ya a la preparatoria, porque ya hay más de 900 preparatorias, pues todo eso a mí sí me toca que me lo digan y compensa, compensa lo suficiente.”
—Al Presidente le toca lidiar con muchas críticas, pero usted no tanto. De repente hay la visión de que usted es la buena de la película, ¿no cree?
—Bueno, a mí me toca una parte muy amable y la autoridad siempre tiene los desgastes, y una, muchos menos, por supuesto. Ahora, los temas en los que yo me he ocupado, como también es el de las personas con discapacidad, sobre todo en lo que tiene que ver con la inclusión y la manera de trabajar integralmente, esos temas son mucho más amables, y por eso es mucho más fácil que haya una buena percepción. Pero la parte de la toma de decisiones es siempre más fuerte y entraña un mayor desgaste.
“Yo siempre he pensado que la autoridad está para ser autoridad, para coordinar, para poner los rumbos. Y creo que él lo ha hecho lo mejor posible.”
—Dentro de un año en esta casa habrá otra pareja. Y puede darse el caso de que quien esté en su posición no sea mujer. ¿Ha pensado en eso?
—Bueno, a quien le toca pensar eso es al esposo de la candidata (del PAN, Josefina Vázquez Mota). Pero yo creo que una está obligada a hacer el bien en la posición en la que esté. Y en ese sentido no depende de si es mujer u hombre sino cómo se va a trabajar y cómo se trabaja en familia. Así que si se dan las cosas de manera que haya un hombre acompañando a la Presidente, pues creo que lo hará muy bien.
—¿Y si ese hombre o esa mujer le pidiera a Margarita Zavala un consejo, respecto de lo aprendido aquí en estos años, cuál sería?
—Se lo daría a cualquiera: hay determinadas cosas que son realmente temporales y que es importante tenerlo presente. Pero el privilegio y el honor de que un integrante de la familia tenga una responsabilidad como la de Presidente de la República, sí es algo que te da el país y aquí hay razones para querer todavía mucho más a México, para amarlo más y para estar dispuesto a hasta dejar el alma. Y eso hay que recordarlo todos los días.
—¿Ha tratado a las dos mujeres y al hombre que podrían estar en el mismo lugar de usted el próximo sexenio?
—He tratado sobre todo a Sergio (Ocampo Muñoz), el esposo de Josefina Vázquez Mota. He tratado mucho a ambos y sé quiénes son y qué gran familia tienen. Y a la esposa de uno de los otros dos candidatos, porque al final de su periodo de gobernador, me tocó tratarla a ella (Angélica Rivera), por ser esposa del gobernador (Enrique Peña Nieto). Pero creo que lo más importante es quién ocupa el cargo de Presidente o Presidenta de la República.
—¿Cómo ve a su partido en esta coyuntura?
—Yo estoy muy contenta con el proceso electoral (interno) y como panista siempre he estado muy orgullosa de la posibilidad de votar por nuestros candidatos, particularmente para la Presidencia de la República. Creo que cerró muy bien el PAN. Ya tienen una candidata y lo veo muy fortalecido, así que estoy muy contenta. La verdad es que estoy muy orgullosa del PAN y muy orgullosa de todo el proceso democrático.
—Se generó la percepción pública de que Ernesto Cordero era el precandidato que tenía el apoyo del Presidente, y que Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel no lo tenían. ¿Qué opina?
—Lo que pasa es que alrededor de estos procesos electorales, sobre todo los del PAN, se dicen muchas cosas porque no se conocen bien. Yo sí los conozco y sé que Felipe tenía confianza en los tres, dos de los cuales han sido colaboradores muy cercanos de él. Y ahorita, teniendo candidata, vamos pa’ delante, y creo que el partido tendrá que responder como partido y el Presidente, como siempre lo ha hecho, como Presidente.
—Acción Nacional tiene un gran reto en esta campaña: pedir al electorado un tercer sexenio consecutivo en la Presidencia de la República. ¿El PAN tiene los argumentos para hacerlo?
—Sí, no tengo la menor duda. Yo estoy muy orgullosa de lo que se ha hecho en estos años. He tenido la oportunidad de darme cuenta de todo lo que se ha hecho y la lista es interminable, de verdad. Digamos, en términos de educación, a la que yo le doy una gran importancia, veo todas las preparatorias que se han construido. Y ahora que se sacó una reforma constitucional de que la educación media superior es obligatoria.
“Un niño que va en la primaria, se imagina la secundaria y la preparatoria cuando la ve, entonces decide no migrar porque se imagina en su país. Entonces yo creo que se ha logrado que los niños se imaginen estudiando en una secundaria, estudiando en una preparatoria. El hecho de que haya más de 90 nuevas universidades tiene que ver con eso, con el imaginario y con lo que se ha sembrado y podamos ir cosechando durante muchos años en esas nuevas universidades o tecnológicos que se han venido.
“Entonces yo creo que hay muchas cosas. Por ejemplo, en materia de salud, el hecho de que haya más de dos mil hospitales o reconstrucciones de hospitales, que haya tantas clínicas u hospitales cercanos. Es decir, se abrieron muchas puertas igualadoras. Y son cosas que se ven con el tiempo. Pero eso da mucho sentido para ir y con toda tranquilidad pedir el apoyo. Es algo que le tocará hacer a Acción Nacional. Sí, hay muchas cosas que permiten que Acción Nacional, con toda autoridad moral, pida el voto y el apoyo.”
—Usted no es nueva en los temas de género. Fue a la cumbre de Pekín en 1995. Y ahora, de repente, su partido tiene una mujer como candidata a la Presidencia de la República…
—Me da muchísimo gusto. Yo creo que es un reto para México, con todo y que desde hace tiempo México está preparado para eso. Me da gusto que me toque ver a una candidata a la Presidencia de la República. Me han tocado otras, es cierto, incluso ha habido mujeres que han abierto las puertas para que esto se diera, que haya alguien con grandes posibilidades de acceder a la Presidencia o que el partido que está gobernando tenga una candidata. Yo creo que eso es importante para todas las mujeres y, de paso, también para los hombres.
—Usted ha tenido interrupciones en su carrera, como cuando era asambleísta y se fue a acompañar a su esposo en la campaña para la gubernatura de Michoacán. ¿Qué sigue para usted?
—Para mí la política es la posibilidad de generar el bien. Esa es una tarea que nunca acaba y que no depende de los cargos. Son reflexiones que haré después. Por lo pronto, yo acompaño aquí al Presidente hasta el final.
—Los tiempos son implacables. Se ha hablado de la posibilidad de que usted pudiera ser senadora…
—Bueno, creo que ya no tengo siquiera la posibilidad de registro, pero he decidido que aquí entramos juntos y salimos juntos. Estoy muy orgullosa de la manera en que valientemente ha hecho el Presidente su función, y el amor y la pasión con que la ha hecho. Así que yo, orgullosa, lo acompaño hasta el final, y mis hijos igual.
—En una encuesta que publicamos en Excélsior en agosto de 2010 usted aparecía como la panista más popular del país. ¿Qué impresión tuvo cuando vio eso?
—Bueno, por el lado personal eso da mucho gusto, porque hay una parte de mi vida que he dedicado a la política, aunque no tiene una por qué depender de esas cosas.
—O cuando leía columnas que decían que quizá usted podría ser candidata a la Presidencia por su partido…
—Bueno yo agradezco a quienes decían eso… Y no es que una tenga el derecho escrito o no lo tenga, pero no es democrático que un cónyuge se lance al mismo cargo. Es decir, no es necesario que la Constitución diga que no puede hacerse. Hay cosas que se dejan a la convicción de las personas. Yo sostengo por convicción democrática, incluso desde que Felipe estuvo en campaña, que no era democrático que la esposa del Presidente aspire a ese cargo. Eso ha sido algo siempre muy claro en mí. Yo creo que en este país hace falta que cada quien responda a lo que en su momento tiene que responder y eso le va a ayudar mucho más a México.
—¿Cuál ha sido el momento más difícil para usted aquí?
—Es complicado decirlo. Hay cosas personales, desde luego. Hay unos momentos que tienen que ver con el fallecimiento de amigos, de queridos funcionarios públicos, que, además, siempre tuve la sensación que vivieron hasta el último segundo al servicio de México. Y aunque se oye muy emotivo, es doloroso que México perdiera a esa gente. Y hay otros que tienen que ver con las dinámicas propias de estos años, que han sido muy difíciles, de enfrentar al crimen, pero que se compensan con la seguridad de que alguien lo tenía que enfrentar y que tenía que ser alguien muy valiente que lo hiciera.
“Las cosas tristes o difíciles, que nos hacen daño, es importante superarlas o compensarlas con muchas cosas buenas como las que me tocó vivir y ver.”
—Somos un país con enormes suspicacias. Hay gente que sigue pensando que Juan Camilo Mouriño y José Francisco Blake no murieron en accidentes. ¿Hay algo que en esos fallecimientos que le haga pensar que pudo no haberse tratado de accidentes?
—Yo creo que es bien importante confiar en los especialistas. En ese sentido, yo no tengo dudas. Más bien tengo la sensación de que este país, necesitando de tanta gente buena, siempre le duele a uno cuando hay un fallecimiento así. O cuando muere gente buena por asuntos criminales, siempre es doloroso.
“En este caso se trata de servidores públicos comprometidos con el país; pues, sí, no deja de ser doloroso. Y si además son amigos comprometidos personalmente con Felipe, sí fue difícil, pero también dieron mucho y una sabe que por ellos una puede seguir ahí.”
—Hay una discusión pública sobre dónde se va a ir a vivir la familia Calderón al terminar el sexenio. Se habla de razones de seguridad. ¿Cuál es la realidad?
—Yo creo que hay decisiones que tenemos que tomar y tomaremos en familia, siempre pensando qué es mejor para los hijos. Es importante respirar todos al mismo tiempo y seguir adelante. Y… se decidirá, pues. Es algo a lo que hemos estado acostumbrados también como familia: ir cambiando de vida o ir respondiendo a los momentos. Es algo que ya hemos hecho.
“Mi preocupación, más que dónde, es que estemos todos juntos. Y que no nos detengamos en eso mientras falte tiempo y haya mucho bien por hacer y cosas por lograr. Tenemos claro que debemos responder hasta el final, y ya veremos. Afortunadamente, tengo hijos que, aunque entran en edades difíciles, han respondido y apoyado muy bien. Y que como familia sacaremos adelante las cosas.”
—¿Cómo fue el primer día aquí? ¿Cómo imaginaba que sería alternar el cuidado y la educación de sus hijos con sus labores como esposa del Presidente?
—Lo importante es el mensaje que damos a los hijos a través de lo que nosotros hacemos. Este sentido de ir como familia, de ir juntos. Como yo les dije desde el principio: ellos estaban prestando a su papá y a su mamá a México, que eso era un privilegio y un honor. Y que yo esperaba que con el tiempo, aunque dejaran de ver a su papá, sintieran que el país vale la pena y que fuera un motivo más para que quisieran mucho más a México.
“Y yo creo que eso sí se lo llevan. Son niños muy fáciles y tienen amigos muy sencillos y buenos. Al final, los valores que uno da y pretende proteger o resaltar en la educación es lo que marca. Y ver que su papá enfrenta las cosas y hace lo mejor posible, me parece que será un ejemplo para ellos para siempre.”
—¿Y usted qué quisiera llevarse de lo vivido aquí?
—Una siempre va a sentir que nunca es suficiente… Es decir, que realmente todo lo aprendido sea para trabajar por algo mejor para nuestro país. Yo me llevaría muchas más razones para creer en México, razones para confiar más en las mujeres y los hombres de nuestro país y en los jóvenes.
“Yo creo que este país tiene un gran futuro por delante. Y esas son decisiones que se confían a los pueblos y estoy segura de que éste es un gran pueblo. Si de por sí ya lo amaba y había decidido trabajar por México a través de la política y responder a los momentos que me tocaran, pues ahora con mayor razón confío y estoy orgullosa de haber pasado por aquí con Felipe, y del país que le va a tocar a mis hijos.”
—¿Ustedes sí han considerado quedarse en el país a vivir?
—Sí, nosotros lo que queremos es lo que sea mejor para la familia y para nuestros hijos. De eso estoy poco preocupada, estamos más ocupados en terminar, hasta el final, todas nuestras responsabilidades y hacerlo con gusto, pues ha sido un gran privilegio y un gran honor, en términos cívicos y patrióticos  haber tenido esta oportunidad.

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