21 mar 2012

Don Juan Silva Meza, hoy


Don Juan Silva Meza, se manifestó a favor de corregir las desviaciones y los abusos del poder. “Hoy, los jueces seguimos estando dispuestos a ver siempre por el interés superior, a poner por delante el bienestar de todos, a corregir, a costo presente, las desviaciones y los abusos del poder, que desborden los cauces constitucionales. Eso quiere la sociedad, eso nos manda la Constitución y, eso, nada más, eso, haremos", enfatizó.
Previo a que inicie en la SCJN la revisión del caso de Florence Cassez, el Ministro dijo que es preciso actuar con apego irrestricto a los principios y valores que emanan de la Constitución. "Hoy, es preciso predicar con el ejemplo de honestidad, de equilibrio y, sobre todo, de sumisión, a la Constitución: a la única a quien los jueces la debemos. Es preciso actuar con apego y respeto, irrestricto, a los principios y valores que de ella emanan. Respetemos a las instituciones, respetemos a la división de Poderes", expresó ante el Presidente Felipe Calderón.
Ceremonia del CCVI Aniversario del Natalicio del Licenciado Benito Juárez García
Ciudad de México, 21 de marzo del 2012

Ministro Juan Silva Meza, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Señor licenciado Felipe Calderón Hinojosa, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos; señor Senador José González Morfín, Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República; distinguidos señores Secretarios de Gobernación, Defensa Nacional y Marina; distinguidos invitados especiales; señoras y señores:
Hoy, una vez más, nos reunimos para celebrar y reflexionar las enseñanzas de uno de los mayores reformadores de la historia nacional: don Benito Juárez García.
Benito Juárez, es sinónimo de los más grandes valores cívicos: honestidad y patriotismo, confianza en nosotros mismos, tesón para salir adelante, para mejorar la propia vida con base en la constancia, en el estudio, en el trabajo y la responsabilidad, a pesar de cualquier tipo de desventaja u obstáculo.
Es, también, ejemplo para quienes tenemos el honor y privilegio de servir a la Patria. Su vida estuvo orientada por la decisión de servir a los demás, por la vocación de preferir, siempre, el interés de todos.
Por la capacidad de poner en perspectiva amplia los problemas nacionales. Por entender que cada uno tiene un papel que jugar para contribuir al crecimiento de la Nación.
A partir de esa orientación, nos dejó las que, quizá, sean las mayores de sus lecciones: actuar en consecuencia, sin titubeos, creer que el nuestro, debía ser un país de leyes e instituciones.
Hoy, en tiempos de reforma y cambio, su ideario está vigente y sigue siendo el gran reformador que nos orienta, el padre fundador que delineó al Estado-Nación, como lo hemos conocido por generaciones.
El legado de Juárez, estadista, no puede verse alejado de la función jurisdiccional.
En la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo tenemos muy claro. Juárez restauró a la institución a la que hoy pertenecemos; institución que sigue obligada a ser garante de los derechos de todos y, con ello, factor decisivo de la unidad nacional mediante la aplicación respetuosa de la ley.
Juárez fue un estadista respetuoso y cuidadoso de la exacta aplicación de la ley, hasta el extremo y el sacrificio personal.
Juárez entendía bien que en las formalidades de la ley, descansaba la dignidad y credibilidad de la República. Por eso, en cada uno de nuestros actos, honramos nuestro origen y nuestra encomienda.
La visión juarista, adelantada por más de 150 años a su tiempo, sentó las bases para la construcción de un México soberano, moderno, de un México, como dijimos antes, de instituciones y de leyes, sin castas ni fueros privilegiados.
Un México en el que, a partir del principio de igualdad, todos estamos bajo una misma ley que a todos protege y a todos obliga, sin importar la religión en la que creemos, la ideología política que profesemos, las preferencias personales que nos definen.
En el contexto actual, a partir de la Reforma Constitucional que ha modificado nuestro juicio de amparo, es necesario recordar que, precisamente, Juárez promulgó la primera Ley de Amparo; y que al término de la intervención, otro momento de urgencia nacional, emitió, como parte de la reconstrucción del país, una nueva, en enero 1869.
La lección fue como siempre exacta. Sacrifiquemos lo que sea necesario, los intereses personales, los intereses partidistas, los intereses políticos, los intereses económicos para así, desde la Constitución y la Ley, proteger y ponderar, entre todos, los derechos de todos.
Por eso, es posible sostener hoy, que los juzgadores Federales al realizar nuestra labor interpretativa, no debemos equivocar el rumbo y las prioridades. La verdadera seguridad es la que se construye en la legalidad. El sistema se sostiene en la credibilidad y en la solidez del estricto cumplimiento de la ley.
 Hoy, jueces, magistrados y ministros estamos atentos para aplicar el nuevo marco legal en materia de amparo y de derechos humanos, que exigen que el nuestro sea un país en el que imperen la justicia y la igualdad. No la arbitrariedad.
 Justicia basada en instituciones y procesos, que hagan que sea justicia de verdad. No el abuso del poder, paso previo al autoritarismo y a la impunidad. No a la creencia de que la ley puede cumplirse a capricho. En el Poder Judicial, queremos que imperen los valores y principios constitucionales.
 Estamos conscientes de que el valor social de largo plazo, es la justicia basada siempre en la Constitución y las leyes. Lo civilizado y lo correcto es construir un Estado ético, limpio y justo, que no viole los derechos humanos de nadie.
 Hoy, los mexicanos queremos un país de leyes e instituciones, un país de libertades y derechos iguales para todos. Hoy, nuestro México tiene que ser un mejor México posible.
 Hoy, que una vez más, el país enfrenta un intenso proceso de reforma constitucional. Hoy, que es en las propias entrañas de nuestra Constitución donde se gesta una nueva ética estatal.
 Hoy, que una vez más corresponderá al Poder Judicial de la Federación, a jueces, magistrados y ministros, atender el desarrollo del producto de esa gestación y ser punta de lanza en la promoción, defensa y ponderación equilibrada de los derechos de todas las personas en el marco de nuestro Estado democrático, tal como lo encargó el poder revisor de la Constitución.
 Hoy, los jueces seguimos estando dispuestos a ver siempre por el interés superior, a poner por delante el bienestar de todos, a corregir a costo presente, las desviaciones y los abusos del poder que desborden los cauces constitucionales.
Eso quiere la sociedad, eso nos manda la Constitución, y eso, nada más eso, será lo que haremos.
Habremos de conducir este proceso con valor, inspirados en el amor a la Nación, en la creencia en un país democrático y justo, que es el país que más nos conviene a todos.
Hoy, es preciso predicar con el ejemplo de la honestidad, de equilibrio y, sobre todo, de sumisión a la Constitución, a la única a quienes los jueces le debemos.
Es preciso actuar con apego y respeto irrestricto a los principios y valores que de ella emanan.
Señoras y señores:
Con Juárez, respetemos a las instituciones; respetemos a la división de poderes. Sigamos la templanza y la fortaleza moral de Juárez; entendamos que en momentos difíciles y extraordinarios debemos apegarnos a la ley, como fórmula de paz y de certidumbre. Necesitamos que funcionen con normalidad las instituciones de la República. Nada justifica incumplir la Constitución y los derechos humanos. Respetemos las formas y la legalidad.
Respetemos la esencia de la República, que es la legalidad. Dejemos que las instituciones funcionen. Unidos, demos la batalla juntos, con y en la dignidad de la Ley.
 Celebremos hoy a Juárez cumpliendo en justicia y equilibrio con el nuevo orden constitucional del Siglo XXI, que nos acerca más al Estado constitucional y democrático de derecho, en el que todos, todos queremos vivir.
 Muchas gracias.

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