19 jun 2013

Tres años sin Carlos Monsiváis/ Fred Alvarez


Tres años sin Carlos Monsiváis/ Fred Alvarez

Publicado en La Otra Opinión, 19 de junio de 2013;
¡No tenías por qué morir Carlos! "eso no se le hace a un gato”  FA.
En un día como el de hoy, 19 de junio pero de hace  tres años, murió  el lector, periodistas  y cronista de la Ciudad de México Carlos Monsiváis Aceves (1938-2010. 
Lo recuerdo como si fuera ayer; era sábado y llovía en la Ciudad de México. Dice Homero Aridjis que Todo sucede en sábado…”
el nacimiento, la muerte,
la boda en el aire de los hijos,,,”
Esa noche del 19 de junio de 2010, había dejado de llover en la ciudad; y la media luna de junio –como la de hoy-, alumbró el centro histórico. Eso quizá me motivó y decidí ir a despedir a Monsi. Fue un “de repente” y llegué rápido. Hice guardia junto con cinco personas más; su catafalco estaba cubierto con dos banderas; la de México y la de la diversidad, en el fondo una foto de Carlos con su gato. 
Carlos amaba a esos animales.
Me tocó ver y oír rezos cristianos, como el Salmo 26:
“Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado;
  He confiado asimismo en Jehová sin titubear.
Escudríñame, oh Jehová, y pruébame;

Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.
Porque tu misericordia está delante de mis ojos,
Y ando en tu verdad.
No me he sentado con hombres hipócritas,
Ni entré con los que andan simuladamente.
Aborrecí la reunión de los malignos,
Y con los impíos nunca me senté.
Lavaré en inocencia mis manos,
Y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová,
Para exclamar con voz de acción de gracias,
Y para contar todas tus maravillas...” (versión Reina Valera)
Después una persona cantó el Ave María de Schubert:
Ave María,
gratia plena,
Dominus tecum,
benedicta tu
in mulieribus,
et benedictus
fructus ventris tui Iesus.
Antes, se entonó el Himno Nacional. 
¡Aplausos, muchos, muchos!
Alguien llevó el mariachi-o llegaron por su cuenta no sé; lo que si sví y eschucé –estuve ahí-, es que todo mundo cantó "Amor eterno" y después “Un puño de tierra”.
 ¡Más aplausos!
Salí del Museo triste. En la puerta volví a ver a Elenita Poniatowska triste también, también su amigo autor de "Días de guardar", estaba lleno de flores y de velas..
Había en el lugar amigos de Monsí -no muchos, por cierto-,  pero amigos y periodistas. Humberto Musacchio estaba recibiendo los pésames.
 Carlos quiso que sus cenizas se esparcieran en El Zócalo “para presumir en el más acá o en el más allá de un funeral céntrico....
Un día después. En la mañana del domingo 20 de junio le pregunte a un amigo periodista que estaba reporteando el funeral en Bellas Artes, “compañero -¿por qué anoche cantaron Amor Eterno de Juan Gabriel?”
-¡Estaba fuera de lugar!-, me respondió. 
La canción que les pidieron sus amigos fue “Amor Perdido! (la preferida de Monsi en la voz de María Luisa Landin) y los músicos no lo supieron y total la cambiaron.
¡Ah!, le dije sorprendido. Y les juro que todo mundo canto Amor Eterno,
Un día despues, el domingo compusieron las cosas y le cantaron de despedida en Bellas Artes:   “Amor Perdido” de Pedro Flores Córdoba. 
Carlos escribió el libro Amor perdido
En su dedicatoria escribió: “En tus manos encomiendo el epígrafe”, y transcribió la letra de la canción:
“Amor perdido, si como dicen
es cierto que vives dichoso sin mí,
vive dichoso:
quizá otros labios te den la fortuna
que yo no te di.
Hoy me convenzo
de que por tu parte nunca fuiste mío
ni yo para ti,
ni tú para mí,
ni yo para ti.
Todo fue un juego, nomás que en la puesta
yo puse y perdí.
Fue un juego y yo perdí
¡esa es mi suerte!
Y pago porque soy buen jugador.
Tú vive más feliz, esa es tu suerte.
¿Qué más puede decirte un trovador?
Vive tranquilo,
no es necesario que cuando tú pases
me digas adiós.
No estoy herido
y por mi madre que no te aborrezco
ni guardo rencor.
Por el contrario,
junto contigo le doy un aplauso al placer
y al amor.
¡Que viva el placer, que viva el amor!
Ahora soy libre, quiero a quien me quiera,
¡que viva el amor!
 Cristiano Anabaptista:
Carlos supo desde niño que pertenecía a las minorías -perteneció a una minoría cristiana, iglesia Anabaptista-, y después a las minorías que combaten la homofobia, la discriminación, a la derecha política, a la izquierda acrítica. Dijo un día: "Como todos, me he enamorado del amor y, dada mi soltería, no he pagado pensión alimenticia...
Monsiváis fue portavoz de nuestra sociedad y testigos de prácticamente todas las manifestaciones de la cultura mexicana en los últimos años.
Se le extraña. 
Una de sus especialidades era la rastrear y comentar de asuntos tan simples y divergentes entre sí que no deja de sorprendernos lo mismo hablaba de intérpretes y compositores de música mexicana, que sobre los derechos indígenas; de Marcos que del el EZLN; sobre historia; sobre el habla popular en México; sobre actualidad política, caricatura, gatos, corrientes literarias, religión o cine mexicano del que fue actor en algunos filmes.
¿Cómo encasillarlo? 
¡Imposible de hacerlo! Lo mismo era crítico, cronista, ensayista, escritor, testigo y  periodista; pero el mismo se definía como un lector simplemente, curiosamente igual que Borges. ¿El último lector?
Se dice que Monsiváis, además de haber sido el crítico cultural más importante del país, era  “el único escritor mexicano que la gente reconoce en las calles”.
“Me llamo Carlos Monsiváis, no pertenezco a ningún partido político. Soy laico. No me gusta describirme a mí mismo porque suelo caer en la auto indulgencia de la autocrítica.. (EMEEQUIS, 3 de mayo de 2010. Monsiváis por Monsiváis,  una autobiografía ficticia)
Pero Carlos como muchos de su generación fue miembro del Partido Comunista Mexicano. “Salgo del Partido Comunista, expulsado, en 1960, porque Pepe Revueltas, que era el alma de nuestro pequeño movimiento —éramos 20—, decide que el Partido Comunista no tiene existencia histórica, entonces me toca la sesión en la cual se discute la inexistencia del partido, y era formidable porque el representante de las instituciones de la línea soviético mexicana le dice: ¿Y cómo, si no existe el partido, están ustedes aquí?...” Emeequis.
Carlos al igual que Renato Leduc ejerció el periodismo toda su vida: “Lo que me llevó al periodismo, creo que fue la visita a Alfonso Reyes, en la Capilla Alfonsina. Sergio Pitol y Luis Prieto, que lo veían con cierta frecuencia, me consiguieron una entrevista: Reyes, que evidentemente no estaba complacido de perder su tiempo, empezó a hablar de la cultura griega y Sergio intervino con preguntas bastante atinadas y don Alfonso se animó. Yo no salía del pasmo, nos regaló un libro, llegué a mi casa, traté de escribir lo que había oído y no pude redactar nada porque el pasmo había sido devastador….” (Emequis).
Por cierto Carlos bautizo a Renato Leduc como el último bohemio del siglo XX, el tlalpense le respondió. “no la chingues Carlos, soy de barril, no de bohemia”.
Así Carlos colaboró en diversas e importantes revistas, suplementos y periódicos, incluso se le veía en le Canal 2 de Televisa.
Recibió numerosos reconocimientos como son los doctorados honoris causa en las universidades Autónoma de Puebla, de Sinaloa y la Autónoma Metropolitana; el Premio Nacional de Periodismo, en 1988; el Premio Mazatlán por escenas de Pudor y Liviandad; en 1988, el Premio Xavier Villaurrutia; en 1995, el Premio "Príncipe Claus" de la Fundación Príncipe Claus para la cultura y el desarrollo del gobierno de Holanda, en 1998, y el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo.
Su carrera de actor:
Actuó en ocho filmes, entre otros en Los Caifanes y En este pueblo no hay ladrones y en la telenovela de Argos Nada personal. Dijo en una entrevista: "No presumo, pero sí me duele que a mis quince segundos intensos en cada película, donde deposité todos mis conocimientos del film no, se les llamen "extreadas".
Se identifico con generación de escritores que giraban en torno al suplemento México en la cultura de Novedades, dirigido por Fernando Benítez, entre otros Elena Poniatowska, Sergio Pitol, Fernando del Paso, Hugo Gutiérrez Vega, José Emilio Pacheco y, también con Juan García Ponce, Salvador Elizondo, José de la Colina, Gabriel Zaid, Juan Vicente Melo, Marco Antonio Montes de Oca, Carlos Fuentes, Tomás Segovia, et al,
Carlos publicó Días de guardar, Amor perdido, Entrada libre, Escenas de pudor y liviandad, A ustedes les consta, Los rituales del caos, Aires de familia, libros de crónica y ensayo, entre otros.  Ganó los premios Nacional de Periodismo, Xavier Villaurrutia, Anagrama de Ensayo, Nacional de Ciencias y Artes y de Literatura de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Era el "último escritor público en México".
La Biblia tuvo una enorme influencia en Carlos, era su libro de cabecera, pero no cualquiera versión debía ser la versión del reformado Casiodoro de Reyna (1606), revisada por Cipriano de Valera. “En mi niñez, Reyna y Valera me entregaron mi primera perdurable noticia de la grandeza del idioma, de la belleza literaria que uno (si quiere) le adjudica a la inspiración divina. Por cuestión religiosa lo primero que memoricé fue “en el principio era el verbo y el verbo era Dios”.
Otros libros que influyeron en Monsiváis: (en ese orden) fueron, “En busca del tiempo perdido de Marcel Proust; Las Obras completas de Borges; Don Quijote de Cervantes; Canto general de Neruda; Adiós a Berlín de Isherwood; España, aparta de mí este cáliz de Vallejo; Piedra de sol de su amigo Octavio Paz; Los miserables, de Víctor Hugo y Casa sombría de Charles Dickens.
¿Y dónde está hoy Monsiváis?
Su amigo Carlos Llescas, escribió: “Monsiváis a donde vais ni lo sabéis ni lo buscáis".
Seguramente Carlos Monsiváis está todavía en El Limbo, que era el lugar que destino la iglesia católica para escritores y poetas; quizá está departiendo y hablando de cultura, música y poesía con sus amigos Octavio Paz, Carlos Fuentes, Renato Leduc  y Allí Chumacero.
Aquella noche del sábado de media luna, después de salir de sus funerales me puse a pensar en sus gatos y me dije ¡Carlos no se vale no tenías por qué morir!  ¿Y que pasará con los gatos Carlos, que va hacer sin ti?
Por cierto Elena Poniatowska tiene dos; uno se llama Monsi y el otro Vaís.
Me acordé del poema de la recién fallecida Wislawa Szymborska, premio nobel  cuando escribió:
 “Un gato en un piso vacío”.
“Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato
en un piso vacío.
Trepar por las paredes.
Restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y por la noche la lámpara ya no se enciende.
Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato
tampoco es aquella que lo ponía.
Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre.
Hay algo que no ocurre
como debería.
Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente se fue
e insistentemente no está.
Se ha buscado en todos los armarios.
Se ha recorrido la estantería.
Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.
Incluso se ha roto la prohibición
y se han desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.
Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Irá hacia él
como si no quisiera,
despacito,
con las patas muy ofendidas.
Y nada de saltos ni maullidos al principio”
 PD: Y para conmemorar el tercer aniversario luctuoso de Monsi, Radio UNAM transmitirá hoy dos bloques especiales dentro de su programación: contará con la participación de expertos, quienes reflexionarán sobre sus aportes sociales y culturales. En El Museo del Estanquillo, habrá una transmisión especial.
En lo personal, me beberé un tequila en su recuerdo.

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