1 oct 2014

“Reconocemos formalmente su movimiento...”. Osorio Chong, secretario de Gobernación

¿Qué dicen las columna políticas hoy, 1 de octubre de 2014
“Reconocemos formalmente su movimiento...”. Miguel Osorio Chong, secretario de Gobernación.
Sorpresivo el actuar del hidalguense!
Hoy es miércoles 1 de octubre de 2014
Columnas políticas..

¡TRASCENDIÓ/Milenio
Que desde el fin de semana, en el gabinete de crisis de Los Pinos se trazó la estrategia a seguir por parte de Miguel Ángel Osorio Chong para atender el problema suscitado en el Politécnico que, temían, pudiera “potenciarse” tras el asesinato de seis personas en Iguala, tres de ellas estudiantes normalistas.
Así fue como se consiguió esa imagen insólita del secretario de Gobernación caminando junto a sus dos colaboradores, el subsecretario Luis Enrique Miranda y el jefe de la Unidad de Enlace Federal, Alejandro Osuna, para subirse al templete en Bucareli y dialogar en público con los estudiantes. Arriesgada maniobra que, sin embargo, abrió una vía rápida de solución al conflicto.
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Lenguas Viperinas/La Silla Rota

LA CRISIS que cursa el Instituto Politécnico Nacional, que pone en serio predicamento la permanencia de su directora, Yoloxóchilt Bustamante Díez, mostró el esquema de coordinación definido por Los Pinos para las tareas de los secretarios Miguel Osorio Chong, de Gobernación, y Emilio Chuayffet, de Educación. El primero asume los temas políticos; el segundo, la operación netamente educativa. Así ha venido ocurriendo, se dice, en los problemas ligados con la agitación de la CNTE (Gobernación) y las complejidades de la instrumentación de la reforma educativa y la centralización de la nómina para la paga de maestros de todo el país (Educación). En consecuencia, el curso del conflicto en el IPN y la suerte de la señora Bustamante está en manos de Bucareli.
Bajo Reserva/ El Univewrsal
El as bajo la manga de Osorio Chong
LA NOTICIA sobre la renuncia de la directora del Instituto Politécnico Nacional, Yoloxóchitl Bustamante, estaba lista para que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, la comunicara ayer cuando de manera inédita salió a la calle para dialogar con los estudiantes del IPN. Don Miguel estaba listo para informar a los alumnos que una de sus principales demandas había sido cumplida. Dos funcionarios del gobierno federal, uno de ellos de la Secretaría de Educación Pública y uno más del Politécnico, confirmaron que la tarde de ayer la funcionaria había dimitido. Sin embargo, por la noche, mediante su cuenta de Twitter, la SEP dijo que la directora no había renunciado. Sólo habrá que esperar el momento en que el gobierno decida dar a conocer una decisión que ya está tomada.
Alahajero
Lo sacaron de sus oficinas/Martha Anaya I 24 Horas
¡Increíble lo que ocurrió ayer a las afueras de la Secretaría de Gobernación!
Los miles de estudiantes del Politécnico demandaban -como ha ocurrido en tantas y tantas protestas de muy distintos sectores- que el propio titular de Bucareli saliera a recibir su pliego de peticiones.
Nadie esperaba, ni siquiera imaginaba, que efectivamente Miguel Ángel Osorio Chong fuera a salir de sus oficinas y enfrentarse ante aquella inmensa manifestación de jóvenes politécnicos.
Pero así ocurrió: hacia las seis y media de la tarde, el propio hidalguense apareció en mangas de camisa y entabló un diálogo público con los estudiantes -micrófono en mano desde un templete-, que concluyó así:
 -¿Están de acuerdo en que la respuesta se les dé el viernes 3 de octubre?
 Sííí-, gritaron los jóvenes.
 -¿Viernes a la una de la tarde?-, apuntó Osorio Chong.
 Parecía que aquello avanzaría pero entonces uno de sus dirigentes tomó el micrófono y contuvo:
 -No nos saltemos pasos… Eso no significa que nos den lo que estamos planteando. Se abrirán asambleas en las escuelas para ver si aceptamos sus respuestas. ¿Están de acuerdo?-, preguntó a su vez a sus compañeros.
 La respuesta fue afirmativa. ¿Que se entregue en el mismo lugar y en el mismo formato? Síííí. ¿Que la respuesta de solución sea a la una de la tarde? Aquí no hubo acuerdo completo. ¿A las tres de la tarde? El síííí se alzó de nuevo a lo largo de la calle y alguien más propuso: ¡Que la firme de recibido!
 NO JUGAMOS A LAS FUERCITAS.- Eran las seis de la tarde con 56 minutos. Osorio Chong mostraba temple ante aquella ola estudiantil. Firmó de recibido el pliego petitorio y surgió el ¡Huelum!, clásico de los politécnicos.
 Entonces, uno de los líderes estudiantiles advirtió para cerrar: “Con este acercamiento, con este pliego petitorio, no se asume que las actividades cesen; cada escuela determinará el camino a seguir. Con esto no se levanta el paro. Que los medios no calumnien y que el movimiento avance, compañeros…”
 Osorio Chong cerró a su vez con algo digno de resaltar: “Estamos a la orden. Vamos a encontrar la solución, vamos a darle salida. Ustedes quieren prepararse mejor y nosotros estamos para ayudarlos en eso. Sólo déjenme decirles algo: No estamos jugando a las fuercitas… Vamos a resolverlo con ustedes.”
¿Cómo se logró esta historia inédita que atestiguamos ayer a las puertas de Gobernación?
Por un lado, gracias al respeto que mostraron los propios estudiantes. Y por el otro, el respeto que le mereció el movimiento al propio secretario. Se necesita valor de ambas partes para llegar a ello.
BARBOSA LA LIBRÓ.- A tropezones, sin la presencia del presidente Enrique Peña Nieto, pero al final de cuentas el perredista Miguel Barbosa remontó el desaire de la bancada panista en el Senado y logró una presencia más que aceptable y representativa en el foro del federalismo.
Y ello, en buena medida, se debió a la presencia de 21 mandatarios en la ceremonia (seguramente Gobernación operó en serio para que no faltaran); pero muy particularmente de dos gobernadores de sello blanquiazul: Miguel Márquez Márquez, de Guanajuato, y Rafael Moreno Valle, de Puebla.
¿Por qué estaban ahí el guanajuatense y el poblano si el PAN quería enviar, con su ausencia, un mensaje de protesta al gobierno de la República?
Cada uno tenía sus razones. Márquez porque, según nos dijo, lleva una excelente relación con todos los gobernadores y porque quiere que haya un verdadero federalismo “y que no nos asfixien a estados y municipios”.
Moreno Valle porque, según nos contó, la idea de este foro surgió (de Barbosa) cuando él presidía la Conago y la idea es que lo llevaran a cabo siendo él presidente de la Conago y Raúl Cervantes presidente de la Mesa Directiva del Senado. Pero se pasó el tiempo y no alcanzaron a sacarlo.
 “Así que no podía faltar -dijo- y menos siendo el cumpleaños de Barbosa”
Barbosa, que escuchaba la historia que nos refería el de Puebla, asintió y bromeó: “Iba a venir (Enrique) Peña a felicitarme pero los panistas no lo dejaron”.
Obsequio de Steve Forbes, presidente y editor en jefe de Forbes Media: “El concepto es simple: si tienes éxito y tienes más ganancias, querrás más de eso. La trampa es que si las ganancias bajan, los impuestos suban”.
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Un huélum que erizaba la piel/Pascal Beltrán del Río
Excelsior
Un huélum que erizaba la piel
Llevo años de ver pasar manifestaciones desde la ventana de mi oficina. Las he visto grandes y pequeñas. La de ayer, lo supe muy pronto, era digna de hacerse notar. Y hacer historia.
No era solamente el gran número de participantes. Era, sobre todo, su calidad.
Durante las cerca de tres horas que pasaron los estudiantes por la Esquina de la Información, en Paseo de la Reforma y Bucareli, no escuché una sola mentada de madre. No vi una sola pinta en los alrededores. No supe de un solo negocio saqueado.
La de ayer fue una marcha distinta. Sin encapuchados, sin bombas molotov ni cohetones ni resorteras, sin camiones de acarreados, sin la basura que suelen dejar a su paso los manifestantes.
Chavos muy jóvenes, ordenados por escuela, credencial en mano. No puedo hablar por ellos, pero se veían absolutamente convencidos de la necesidad de estar ahí, en la calle.
Tampoco puedo juzgar sus demandas. No alcanzo a ver las implicaciones de los cambios que provocaron la protesta.
Lo que puedo decir, sin titubeo alguno, es que la actitud que mostraron ayer los miles de politécnicos que salieron a marchar fue impecable, ciudadana, ejemplar.
Hace rato que no veía una protesta en la que los mirones se involucraran, alentaran.
La llegada de la manifestación ocurrió a la hora en que había salido a comer. Cuando iba de regreso a la redacción, el entronque estaba cerrado.
Los estudiantes estaban sentados en la calle, reunidos en grupos. Algunos volteaban hacia la megapantalla de Excélsior Televisión y al ver que la cámara los tomaba, aplaudían.
Una de las primeras cosas que me llamó la atención fue la ausencia de policía en la calle. Era obvio que no hacía falta.
Otra ausencia fue la de las viejas y gastadas consignas de las marchas. Esas fueron sustituidas por otras, frescas e ingeniosas.
Era una marea guinda que, de cuando en cuando, estallaba en un huélum ensordecedor, que erizaba la piel.
Pasadas las seis de la tarde, ocurrió algo a lo que sólo se puede regatear el calificativo de histórico si uno es muy mezquino.
Desde un templete instalado frente al emblemático Reloj Chino de Bucareli, Miguel Ángel Osorio Chong salió a dialogar con los manifestantes.
¿Cuándo se ha visto que una marcha multitudinaria pueda tener un diálogo en plena calle, civilizado, con el responsable de la política interna del país?
¿Podría haber dialogado así Luis Echeverría con el Consejo Nacional de Huelga en 1968?
¿Hubiera salido de su despacho Mario Moya Palencia para calmar de esa manera los ánimos en 1971?
¿Lo hubiera hecho Manuel Bartlett —transformado hoy en figura de la izquierda— con el Consejo Estudiantil Universitario en 1987?
¿Alguno de ellos se hubiera atrevido a leer el pliego petitorio de los estudiantes desde un templete, como lo hizo ayer Osorio Chong?
Quizá debieron hacerlo.
Debajo del México bronco, que supura resentimiento por las heridas, hay un México ciudadano que no confunde la protesta con la descortesía, que no revuelve el diálogo con la claudicación.
Ayer ese último México se dejó sentir. Limpio, como el cielo de la ciudad.
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Osorio ataja a los estudiantes en su territorio/Leo Zuckermann
Excelsior
Osorio ataja a los estudiantes en su territorio
“Inédito” es un adjetivo que le encanta a los periodistas. Es la palabra que los susodichos más utilizaron ayer en sus cuentas de Twitter para describir la imagen de Miguel Ángel Osorio Chong saliendo de sus oficinas del Palacio de Cobián para reunirse, sobre la avenida Bucareli, con los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN). “Inédito”, aseguraban, que el secretario de Gobernación atendiera a los manifestantes en su propio terreno. Creo que el adjetivo se justifica: es algo nuevo ver a un miembro de un gabinete presidencial de un gobierno priista haciendo esto. La pregunta es por qué lo hizo Osorio.
Me parece que en la decisión del gobierno —incluyendo al presidente Peña que me imagino dio luz verde a su secretario de que bajara a reunirse con los estudiantes— pesó mucho la sombra del 68. No es gratuito que mañana se cumplan 46 años de la matanza de estudiantes en Tlatelolco por parte de un gobierno que nunca quiso atender las demandas de los universitarios. Fue la cerrazón del régimen la que derivó en una represión que a la postre detonó la democratización del sistema político mexicano. Me parece que el gobierno de Peña Nieto quería mandar el mensaje exactamente contrario al gobierno de Díaz Ordaz: que ellos sí están dispuestos a reconocer el movimiento estudiantil y negociar sus demandas. “En este México de hoy existe apertura, no cerrazón como en el pasado”, fue la señal trasmitida.
También, creo, pesó el trauma que sufrió Peña y su equipo durante la campaña presidencial de 2012 por el movimiento estudiantil #YoSoy132. Recordemos que durante la visita del entonces candidato presidencial a la Universidad Iberoamericana se generó un desencuentro con los estudiantes que fue criticado y repudiado por varios personajes del PRI. Rápidamente salió el dinosaurio a relucir. Y esto eventualmente generó el citado movimiento que sí tuvo un efecto contrario para Peña: le restó algunos puntos en las encuestas. El movimiento #YoSoy132 fue, quizás, el momento más crítico de su campaña. Se demostró, una vez más, que los universitarios pueden ser una piedra en el zapato para los priistas. Ayer, con el propósito de que el movimiento politécnico no siguiera creciendo y recibiendo adhesiones de otras universidades, Osorio los atajó en su propio terreno.
Bien, en este sentido, por el secretario de Gobernación. Pero esto le generará un problema al gobierno: el efecto demostración. Se multiplicará la cola de manifestantes frente a Bucareli exigiendo exactamente lo mismo: que baje Osorio a su propio terreno a negociar sus demandas. Ya se estarán organizando todo tipo de protestas viendo el éxito tan rápido que tuvieron los politécnicos.
Lo que me lleva al siguiente punto: va a ser muy importante ver qué sí acepta el gobierno del largo pliego petitorio de los estudiantes. Hay demandas sensatas como echar para atrás el Nuevo Reglamento del IPN que, según entiendo, sí tenía algunos aspectos absurdos que creaban incertidumbre para los alumnos. Hay otras demandas que son fácilmente atendibles como la de revisar los planes académicos futuros y actuales. Hay otras francamente etéreas, difíciles de aterrizar, como democratizar el proceso de elección de los directivos. Supuestamente quieren que participen los estudiantes, docentes y administrativos en dicho proceso. ¿Qué tanto se pueden elegir a los responsables de dirigir una institución académica por voto popular? Imagine usted el ejercicio de populismo en que podría derivar una propuesta de este tipo.
Pero la demanda más importante es la destitución de la directora general del IPN, Yoloxóchitl Bustamante. ¿Le entregará el gobierno de Peña su cabeza en charola de plata a los estudiantes? Si no lo hace, corre el riesgo de que el movimiento no se desmovilice y sigan las protestas. Y si lo hace, pues manda la señal de que un alto servidor público puede caer rápidamente si un grupo de manifestantes así lo solicita. Esto sería particularmente grave para los altos directivos de las universidades públicas. El mensaje es: “Los estudiantes te pueden tirar”. Luego entonces, mejor apapacharlos para tenerlos bien contentos. Como sucede en la Universidad de la Ciudad de México. Y ya vimos el gran fracaso académico de ésta. Académicamente es una locura tener rectores populistas que no toman decisiones difíciles para no disgustar a los alumnos. En este sentido, menuda decisión tiene el gobierno de Peña de si entrega o no la cabeza de Bustamante.
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Serpientes y Escaleras/Salvador García Soto |
 El Universal |
Y después de las reformas, ¿qué?
Pasado el foco de las reformas peñanietistas y cuando el país aún espera ver en la realidad el discurso de las bondades de tan profundos cambios constitucionales, en el país estallan, por todos lados y de manera simultánea, conflictos políticos y sociales que, aunque de origen diverso y problemática distinta, en el imaginario colectivo y el sentir político comienzan a confluir en una misma idea: al presidente Enrique Peña Nieto y a su gabinete les tiembla la mano y les está faltando tomar decisiones drásticas para evitar que los problemas se tornen, como ocurre ya en algunos casos, en auténticas crisis.
En unas cuantas horas Guerrero se incendió con los normalistas muertos por el abuso de fuerza policial en Ayotzinapa, mientras una inconformidad mal manejada por la SEP y la dirección del IPN tomaba dimensiones de conflicto y paro estudiantil en el Politécnico que ayer movilizó a miles de alumnos que exigían y lograban un diálogo directo con el secretario de Gobernación. Al mismo tiempo el Ejército mexicano era puesto en el banquillo de los acusados por el caso de Tlatlaya y el escándalo internacional por “ejecuciones sumarias” cometidas hace tres meses, mientras el presidente se veía obligado a declinar una invitación al Senado ante las amenazas y berrinches del PAN.
En todo ese panorama subyace la percepción de un país fuera de control que contrasta notablemente con el “México de oportunidades” que apenas la semana pasada fue a promover el presidente Peña Nieto ante los influyentes inversionistas de Nueva York. Y aun cuando se trata de diferentes problemáticas que atañen a distintos niveles de gobierno, en el ambiente enrarecido flota la idea, tantas veces deslizada desde la cúpula del poder, de que “una vez aprobadas las reformas” se vería realmente “la mano del presidente” en la toma de decisiones y el enfrentamiento de los problemas. A juzgar por el actual escenario convulso esa mano aún no se siente.
Porque si bien el de los jóvenes muertos en Iguala, Guerrero, es un conflicto que se suma a la larga cadena de yerros, ineptitudes y vacíos de autoridad del gobernador Angel Aguirre, la pregunta es si lo único que puede hacer el Presidente de la República, ante el nivel de caos en una entidad sacudida por conflictos sociales y penetrada por el narcotráfico, es cancelar una gira de trabajo, cuando la ausencia del gobernador raya en la ingobernabilidad.
En el conflicto del IPN es claro que la responsabilidad es totalmente federal. Lo único que no se explica es por qué el secretario de Educación, Emilio Chuayfett, y su subsecretario de Educación Superior, Fernando Serrano, aparecen ausentes mientras la polémica directora, Yoloxóchitl Bustamante, que depende de la SEP, incendia la institución con un reglamento no consensuado con la base estudiantil que hoy la ha desbordado y exige su salida. Mientras Chuayffet y su subsecretario se escondían bajo el escritorio y cancelaban su comparecencia en San Lázaro, el secretario de Gobernación, Miguel Osorio, en un gesto plausible, salió ayer a la calle a dialogar con la masa de estudiantes sublevados para tratar de calmar las aguas de un movimiento estudiantil. justo la víspera del aniversario de la masacre estudiantil de Tlatelolco.
Si a todo eso se añade la encrucijada en la que se ha colocado al Ejército mexicano y al mismo gobierno de Peña Nieto por el abuso de fuerza cometido por militares en Tlatlaya —que ya ocasionó la consignación de tres soldados acusados de cometer una ejecución extralegal, derivada de la presión nacional e internacional que desató un caso que es visto como “parteaguas” en el tema de derechos humanos y la actuación de las fuerzas castrenses en México— está más que claro que al presidente ya se le agotó el discurso de que las reformas resolverán por sí solas la problemática de un país que demanda mucho más que crecimiento económico. ¿Cuándo empezará a sentirse la mano del gobernante?
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Arsenal/ Pancho Garfias
“¿CÓMO QUE LA FIESTA DE PEÑA? NO MA…”
Excelsior.
Vimos ayer en avenida Reforma el tamaño de la manifestación de los estudiantes del Politécnico. Nos acordamos de la vieja consigna de “somos un chingo y seremos más”.
Permanecimos parados más de media hora en la esquina de la importante arteria y la calle de París. Pasaba un contingente tras otro. No alcanzamos a ver la vanguardia. Mucho menos la retaguardia. Pero no hay duda de que eran “un chingo”.
Miles y miles de jóvenes, acompañados por pequeños contingentes solidarios de la UNAM, resueltos a impedir la aprobación del reglamento interno que, según ellos, empobrece los contenidos académicos del Instituto, recorta el personal académico y los degrada de ingenieros a técnicos.
Los repetidos ¡huéluuum¡ se acompañaban de otras consignas. La villana favorita era Yoloxóchitl Bustamante, directora del IPN. Su destitución es el punto diez del pliego petitorio que entregaron en la mano a Miguel Osorio Chong, secretario de Gobernación. En corto nos dicen que las horas de Bustamante están contadas.
El gobierno federal reaccionó ante la magnitud de la manifestación. Sabe que no hay nada más inflamable que jóvenes descontentos. El mismísimo Osorio salió a la calle a dialogar con ellos.
Les ofreció tener respuesta a su decálogo de peticiones “en media hora”. Los jóvenes se entusiasmaron. Una respuesta en 30 minutos no la esperaban. “Síiiii, ahorita…”, gritaban ante el sorpresivo compromiso del titular de Gobernación.
Pero sus líderes matizaron ese entusiasmo. “No vamos a aceptar respuestas al vapor”, se escuchó en el improvisado sonido local.
Al final se quedó en que Osorio daría respuesta a cada uno de los diez puntos del pliego el viernes tres de octubre.
La proximidad del 2 de octubre inquieta a más de uno. Es fecha emblema de represión. Se cumplen 46 años de la matanza de Tlaltelolco, la trágica efeméride aparece en el calendario al final de un mes de septiembre muy negro para los derechos humanos.
Están los asesinatos de tres normalistas de Ayotzinapa, en Iguala; la muerte de tres personas en el ataque al camión del equipo Avispones de Chilpancingo. Pero también las ejecuciones sumarias de supuestos delincuentes en Tlatlaya, la CNTE en pie de lucha; y la efervescencia estudiantil.
 “El coctel es explosivo, se me ponen los pelos de punta”, nos dice Manuel Granados, presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa.
EL ASALTO A LA RAZÓN/Carlos Marín
Milenio
Osorio salió a la calle
Lo sucedido ayer frente a la Secretaría de Gobernación permite aventurar una hipótesis inevitablemente incorrecta para quienes creen que el periodismo se ejerce no para informar y opinar, sino para denostar o ensalzar a los personajes públicos.
Aquí va: la matanza del 2 de octubre no habría ocurrido si el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz hubiera contado con un secretario de Gobernación dispuesto no solo a dialogar sino, a petición expresa, a hacerlo públicamente, comprometiéndose además a resolver “de inmediato” las demandas estudiantiles.
Eso hizo ayer Miguel Ángel Osorio Chong ante los manifestantes de la comunidad politécnica, a quienes les dijo: “Reconocemos formalmente su movimiento/ Conocemos las causas y queremos atenderlas de inmediato/ Déjenme trabajar media hora con quienes ustedes decidan/ Media hora les pido para que aquí mismo, frente a ustedes, podamos lograr acuerdos…”.
Que rechazaran su propuesta merece otro texto, pero muy distinto fue el comportamiento de Luis Echeverría y por eso mañana, como reza el coro, 2 de octubre no se olvida…
cmarin@milenio.com
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ITINERARIO POLÍTICO/Ricardo Alemán
El Universal
¡Gracias politécnicos!Seguramente el gobierno de Enrique Peña Nieto aplaudió y hasta dio las gracias a los jóvenes manifestantes del IPN, y a sus infiltrados, por darle la oportunidad de presentarse como un gobierno dialogante, tolerante, incluyente, alejado de la represión, y hasta permitieron al titular de Gobernación, Miguel Osorio, aparecer como campeón de la democracia.
Seguramente en Los Pinos aplauden la intolerancia mostrada por algunos de los radicales que tripulan a los marchantes del IPN, ya que gracias al chantaje de que no entrarían a las instalaciones de Gobernación —y que exigían que el secretario saliera a la calle a recibir el pliego petitorio—, Miguel Osorio dio muestras inéditas de habilidad política al salir a la calle y, en un templete les dijo a los jóvenes lo que querían escuchar. Bueno, hasta se retiró en medio de la ovación y el aplauso.
Y es que Miguel Osorio no es un improvisado en conflictos estudiantiles. Los marchantes del IPN y sus tripulantes no saben que —en su momento—, el gobernador de Hidalgo, Miguel Osorio, trabajó con habilidad, talento y talante para desarmar una de las peores pesadillas de su gobierno: la escuela Normal de El Mexe. ¿Y qué pasó en ese caso? Casi nada, que sin confrontación, con diálogo, y con una habilidosa desactivación de los violentos, el gobernador Osorio convirtió la conflictiva normal rural en una exitosa escuela politécnica. Sí, politécnica.
Seguramente en Los Pinos le dicen “¡Gracias!” a los promotores de los paros y las marchas del IPN, porque una movilización construida para crear una crisis social en torno a los estudiantes politécnicos —justo en la celebración del mítico 2 de octubre—, le permitió al gobierno de Peña Nieto mostrar al mundo que el suyo es un gobierno dialogante, tolerante, incluyente, alejando de la represión a movimientos sociales, que escucha a sus estudiantes y que está lejos de la represión.
El mensaje no es menor si se toma en cuenta que hoy, a los ojos del mundo, México está bajo sospecha de ser responsable de graves violaciones a los derechos humanos de 22 presuntos delincuentes que fueron masacrados por militares que ayer mismo fueron acusados de homicidio. Un mensaje que no es menor si se considera que en el mundo las movilizaciones estudiantiles han desestabilizado gravemente a otras naciones; si se toma en cuenta que, por ejemplo, en Hong Kong, los estudiantes se movilizan a favor de libertades democráticas básicas.
Seguramente en Los Pinos aplauden a los manifestantes del IPN por darle la oportunidad de exhibir que —a pesar de la deplorable imagen del gobierno federal por la masacre de Tlatlaya y a horas de la celebración del 2 de octubre— el gobierno de Peña Nieto está lejos de los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y de Luis Echeverría, responsables de las masacres estudiantiles de 1968 y 1971.
Y es que si en los tiempos de Gustavo Díaz Ordaz, de Luis Echeverría —y hasta en algunos gobiernos ciegos y sordos del PRD y del PAN— los conflictos sociales y estudiantiles se hubiesen resuelto con un secretario de Gobernación escuchando en la calle a los estudiantes, hoy no habría un 2 de octubre, un 10 de junio, una matanza como la de Guerrero.
Seguramente en Los Pinos aplauden a los manifestantes del IPN, porque gracias a esa movilización, los sistemas de inteligencia del Estado mexicano ubicaron con precisión a los grupos y las personas —ajenos a la preocupación estudiantil—, interesadas en agitar a los politécnicos y a otros universitarios; interesados en darle un uso político a la inquietud y legítimo reclamo de los estudiantes.
Y a la distancia queda claro que los estrategas del gobierno federal trabajaron rápido y mediante una operación quirúrgica decidieron desactivar de raíz el conflicto de IPN. Les dijeron a los estudiantes lo que querían escuchar, los capotearon con templados derechazos y les dieron la cabeza de la directora del IPN. Y es que la directora del IPN vale nada frente al interés de la imagen del gobierno federal. Y, al mismo tiempo, los manifestantes del IPN le regalaron al gobierno la mejor faena. Al tiempo.
EN EL CAMINO
Y también es inédito el regaño del presidente Peña Nieto al gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, al que culpó de la ingobernabilidad en esa entidad y le exigió asumir su responsabilidad. Y también inédito que el presidente ataje el escándalo Tlatlaya, cuando la PGR culpa a cuatro militares de la masacre de 22 delincuentes. Peña aprendió, las crisis se matan a poco de nacer.


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