Hoy es
miércoles 1 de octubre de 2014
Columnas
políticas..
FRENTES
POLÍTICOS/Excelsior
II.En Tlatlaya
hubo ejecución.
Jesús Murillo Karam, procurador general de la República, informó que tres de
los ocho militares que participaron en el enfrentamiento contra 22 integrantes
de la delincuencia organizada en Tlatlaya, Edomex, serán consignados por
homicidio debido a que “realizaron una secuencia de disparos que no tenían
justificación”. Dijo que la confrontación contra los delincuentes duró de ocho
a diez minutos, al terminar tres soldados ingresaron a la bodega y “realizaron
una secuencia nueva de disparos sin justificación”. Serán acusados por
homicidio. Hay cinco militares más detenidos. Se supo que al menos tres de
ellos no tuvieron responsabilidad en los hechos.
∞∞
Razones/Jorge
Fernández Menéndez
Excelsior
Tierra
Caliente y la teoría del caos
La
agenda de la violencia estalló esta semana: las 22 muertes de Tlatlaya se
dieron hace meses atrás, pero hicieron eclosión en estos días; Guerrero y sobre
todo la Tierra Caliente, muy cerca de las fronteras de Tlatlaya, sigue con su
colección de enfrentamientos violentos, asesinatos y dislates políticos; los
normalistas de Ayotzinapa son parte de un movimiento, también violento, que
puede confluir con otros que se dan en estos días en la capital del país, como
el de los estudiantes del IPN. El escenario puede ser regional pero puede
contaminar —lo hace— lo nacional.
Es
mucho lo que hay que ver. Por supuesto que hay que partir de las medidas más
urgentes: ¿qué hacer con un gobierno prescindente como el de Guerrero cuando en
los hechos ya se ha entrado en la etapa electoral?, ¿cómo hacer justicia en el caso Tlaltlaya sin hacer escarnio de la
labor de las Fuerzas Armadas?, ¿qué hacer con una Comisión Nacional de los
Derechos Humanos en pleno proceso de sucesión, que se torna selectiva y hasta
sospechosa en sus recomendaciones?, ¿cómo frenar un movimiento como el de la
Normal de Ayotzinapa, marcado por la violencia, sin violar la ley? Y las preguntas podrían continuar.
Por
lo pronto queda claro que el gobierno de Guerrero no puede ni con ésta ni con
muchas otras situaciones. Si hace un año las tormentas Ingrid y Manuel no
fueron suficientes para que el gobernador y su equipo abandonaran la fiesta que
habían organizado en Chilpancingo con motivo del Grito, ahora los
enfrentamientos y balaceras en Iguala no alcanzaron para que el alcalde José
Luis Abarca, que tiene bajo su mando a la policía municipal, que generó esas
balaceras, se diera por enterado mientras disfrutaba de una fiesta salsera para
celebrar el informe de su esposa en el DIF local. Tan estrecho es su control en
el municipio que simplemente adujo que, como estaba cansado del baile, se fue a
su casa a dormir y nadie le informó lo que estaba sucediendo en su municipio.
Sin
embargo, el problema con el alcalde de Iguala es otro, aunque abrume su
desidia: son las acusaciones de que su esposa es la hermana del líder del grupo
criminal Guerreros Unidos y de las propias relaciones de Abarca con esa misma
organización, una relación que, dicen los denunciantes, explica la repentina y
boyante situación económica del alcalde, que fue, por cierto, uno de los
mayores contribuyentes a la campaña del gobernador Aguirre.
No
lejos de Iguala, en la misma región de Tierra Caliente, está Teloloapan, uno de
los municipios más castigados por la violencia política. Y más adelante
Arcelia, que se ha convertido en el centro de operación de muchos grupos
criminales, pero sobre todo de Guerreros Unidos y Los Rojos. Desde Arcelia se
dirigieron los secuestros en Valle de Bravo, y todo el sur del Estado de
México, y en estos días los enfrentamientos entre criminales y fuerzas de
seguridad federales han sido constantes en la zona. Tlaltlaya, por cierto, es
un paso obligado para trasladarse de Arcelia hacia la zona de Valle de Bravo.
Ahí operaban parte de los grupos que trabajaban en el Estado de México.
Toda
la teoría del caos explica cómo un movimiento, un factor considerado
intrascendente en una lógica mucho más amplia, puede modificar el escenario y
las condiciones. En este caso cómo en la lógica de la desestabilización y la
violencia, un elemento se convierte en catalizador de muchos otros y en este
caso cómo la gobernabilidad perdida influye mucho más allá de las fronteras de
un gobierno local.
Es
injustificable que se fusile a delincuentes que están siendo perseguidos y los
responsables deben ser castigados, pero también se tiene que asumir que esos
delincuentes estaban asolando a la ciudadanía de toda una región del país y las
únicas fuerzas para perseguirlos eran las militares, ante la ausencia de
fuerzas policiales locales con un mínimo de eficiencia y honestidad. Y el
Ejército no es la policía. Es inaceptable que haya grupos como los de
Ayotzinapa que hacen del secuestro y la violencia su forma de vida (qué mejor
ejemplo que su acción del lunes, cuando para protestar por la represión
decidieron incendiar ¡una biblioteca!) pero es menos aceptable aún que la
policía los ataque con armas de fuego en lugar de detenerlos. Es inaceptables
que haya grupos tipo comando operando en ciudades y pueblos, pero es explicable
que existan y tengan tanta impunidad cuando las autoridades locales están
involucradas hasta familiarmente con sus líderes.
No
se trata de errores o de malos manejos políticos, ni siquiera de simple
ineptitud: lo que está sucediendo en buena parte de Guerrero es la demostración
de un mal estructural: es el fracaso de las instituciones del Estado para
garantizar paz, seguridad personal y jurídica y gobernabilidad. Guerrero y
sobre todo Tierra Caliente, se han
convertido en un foco de inestabilidad que incendia lo local pero irradia
también lo regional y lo nacional.
∞∞
Columnas
DUDA RAZONABLE/Carlos Puig
Milenio
Eruviel,
Plascencia y la matanza de Tlatlaya
Ayer,
en un hecho que no se ve todos los días, que no habíamos visto en años, el procurador
general de la República anunció que se consignaría por homicidio a tres
soldados por los sucesos de Tlatlaya, en donde murieron 22 presuntos
delincuentes. Dijo también que el enfrentamiento duró unos minutos, no más de
diez.
Acudo
a mis recortes sobre la matanza:
1
de julio: “El gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas,
reconoció la labor del Ejército para rescatar a tres personas secuestradas en
el municipio de Tlatlaya, donde 22 personas perdieron la vida. Durante un
evento realizado en el municipio de Netzahualcóyotl, el mandatario estatal
expresó que el lunes pasado en el municipio de Tlatlaya hubo una valiente
presencia y acción del Ejército para rescatar a tres personas que se
encontraban secuestradas, aunque lamentablemente un militar resultó herido. El
Ejército en su legítima defensa actuó y abatió a los delincuentes,
definitivamente cuando se pierde una vida, de quién sea, es de lamentar, pero
finalmente podemos ver que el Ejército mexicano actúa con firmeza, con acciones
concretas y el gobierno del Estado de México le reconoce su participación y le
agradece al acción decidida y contundente del día de ayer”.
¿Y
ahora?
¿Cómo
borramos esas declaraciones, tanta certeza?
dudarazonable@milenio.com
∞∞
No hay comentarios.:
Publicar un comentario