- En juego están las 435 curules de la Cámara de Representantes, 36 de las 100 de la Cámara de Senadores de los Estados Unidos y 36 de los 50 gobiernos estatales.
- Los republicanos sólo necesitan seis lugares más para tener la mayoría en la Cámara alta.
Revista Proceso No. 1986, 1 de noviembre de 2014.
Lastre
electoral/J.
JESÚS ESQUIVEL
De
cara a las elecciones intermedias del martes 4, numerosas encuestas de varios
medios coinciden: el Partido Demócrata podría perder la mayoría en el Senado de
los Estados Unidos, lo cual inclinaría la balanza política de todo el país del
lado republicano. Y muchos sondeos atribuyen este bache de popularidad a una
sola persona: el presidente Barack Obama. Sus promesas de campaña incumplidas y
una gestión errática y débil al frente del Ejecutivo, se apunta, serían las
razones. Tan es así que algunos candidatos demócratas al Senado le han pedido
al mandatario afroamericano que se abstenga de participar en sus actos de
campaña, para no seguir perdiendo votantes.
WASHINGTON.-
Las elecciones federales intermedias del martes 4 en Estados Unidos podrían ser
el mayor fracaso político del presidente Barack Obama, quien lejos de ser un
baluarte, según las encuestas es un obstáculo para los intereses electorales
de su partido, el Demócrata.
En
juego están las 435 curules de la Cámara de Representantes, 36 de las 100 de la
Cámara de Senadores de los Estados Unidos y 36 de los 50 gobiernos estatales.
Las
elecciones senatoriales son las más importantes, pues de cinco escaños podría
depender el balance político en Washington. Las encuestas vaticinan que por los
anticuerpos políticos generados por Obama, los demócratas podrían perder ante
los republicanos el control y dominio del Senado federal.
“Los
republicanos inician la última semana de campaña de las elecciones de medio
periodo, dueños de un mayor margen de apoyo que los demócratas gracias a la
insatisfacción del electorado con el presidente Obama”, sentenció el 29 de
octubre la encuesta conjunta del diario The Washington Post y la televisora
ABC.
A
Obama –quien está a la mitad de su segundo y último periodo presidencial– las
encuestas y los analistas políticos lo consideran “la clave” de los
republicanos en sus posibilidades de recuperar el control en el Senado.
La
insatisfacción del electorado estadunidense con Obama no sólo se palpa entre
los electores, es un hecho incluso entre los candidatos demócratas, algunos de
los cuales le han pedido al presidente que se abstenga de aparecer con ellos en
los actos de proselitismo.
Por
ejemplo en Arkansas, donde tendrá lugar la elección senatorial más cerrada,
Mark Pryor, senador demócrata en busca de la reelección y quien enfrenta al
republicano Tom Cotton, no ha querido que Obama lo acompañe en sus actos de
campaña.
En
Kentucky –donde el senador Mitch McConnell, líder de la minoría republicana,
corre peligro de perder su curul ante la candidata demócrata, Alison Lundergan–
la dirigencia del Partido Demócrata le pidió a Obama quedarse en Washington
para no echar a perder las posibilidades de asestar a los republicanos la que
podría ser su peor derrota en comicios intermedios.
“Las
políticas del presidente Obama siguen siendo muy populares en otros estados,
donde los gobernadores las han implementado porque son muy populares entre los
electores”, declaró el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, el pasado 29 de
octubre, cuando se le cuestiono sobre la posición de los candidatos demócratas
al Senado en Arkansas y Kentucky.
De
los 100 senadores, 53 son demócratas y 45 republicanos. Los dos restantes son
independientes –Bernard Sanders, por Vermont, y Angus King, por Maine– y suelen
votar unidos al bloque demócrata. Los republicanos sólo necesitan seis lugares
más para tener la mayoría.
De
las 36 curules que están en juego este martes 4, 15 pertenecen a los
republicanos y 21 a los demócratas. Pero de las 21 demócratas, siete enfrentan
una fuerte amenaza republicana y podrían ser la moneda de cambio a favor de la
actual minoría dirigida por McConnell: Alaska, Arkansas, Colorado, Iowa,
Louisiana, Nueva Hampshire y Carolina del Norte, según los pronósticos de mas
de seis encuestas recientes. No obstante y de acuerdo también con el resultado
de los sondeos recientes, tres curules actualmente en poder de los republicanos
–Georgia, Kansas y Kentucky– podrían pasar a control demócrata.
Obama
quien hace seis años, primero, y luego hace dos ganó de manera contundente su
elección y su reelección, ahora es un lastre para los demócratas y para los
objetivos del partido que por lo menos quiere mantener la mayoría en el Senado.
Haciendo
un resumen de las razones que ofrecen las decenas de encuestas recientes sobre
estas elecciones intermedias, el electorado considera que la situación
económica de Estados Unidos está muy mal porque Obama no ha sabido manejarla.
Lo tildan de irresponsable, laxo en su personalidad, pues no sale de la Casa
Blanca para ir al Congreso a debatir y cabildear sus propuestas políticas.
Por
otro lado, Obama incumplió un sinnúmero de promesas de campaña: Reformar las
leyes de inmigración, cambiar las leyes federales sobre venta y portación de
armas de fuego, limitar más el financiamiento privado a las campañas
proselitistas, modificar los estatutos para las emisiones de contaminantes de
fábricas y automóviles y hasta en lo referente al aborto y el matrimonio entre
personas del mismo sexo, entre otras.
Con
estos antecedentes y una aprobación entre el electorado de 42% y una
desaprobación de 53%, según el último sondeo de Gallup dado a conocer el pasado
26 de octubre, los republicanos han sacado de Obama el mejor de los provechos
electorales.
En
las últimas semanas, los 236 candidatos republicanos a la Cámara de
Representantes, los 36 al Senado y los 36 a las gubernaturas han descalificado
a Obama en el manejo de la crisis reciente por la presunta epidemia de ébola en
Estados Unidos. Lo mismo hacen con el manejo de la supuesta guerra
internacional contra el Estado Islámico en Siria e Irak, amén de que en materia
económica y en política social lo responsabilizan de todos los males que
aquejan al país.
Lo
grave para los demócratas es que a los republicanos les está dando muy buenos
resultados la campaña consistente en responsabilizar al primer presidente negro
del país de todos los problemas nacionales e internacionales, como reflejan los
sondeos.
En
la Cámara de Representantes los republicanos son dueños de 233 de las 435
curules; los demócratas tienen 199 y hay tres vacantes. Los demócratas necesitarían
ganar este martes 34 puestos para tener la mayoría.
Las
encuestas apuntan a que la aspiración demócrata es casi inalcanzable pues, de
las 233 curules de los republicanos, sólo cinco podrían estar en peligro; esto
sin tomar en cuenta que las tres vacantes –conforme las tendencias electorales–
caerían en manos republicanas.
La
cifras promedio de las últimas encuestas de nueve medios estadunidenses indican
que 50% del electorado considera que los republicanos mantendrán la mayoría en
la Cámara de Representantes, y 44% cree que la ganarían los demócratas. Gracias
también a Obama, como lo subraya el reciente sondeo del Washington Post y la
ABC, las elecciones de este martes 4 “tendrán menos afluencia que las de 2010 e
incluso que las de 2006”.
Incluso
con pocos votantes, los comicios de este martes 4, según la encuesta de
Político –unos de los periódicos electrónicos más influyentes en Estados
Unidos–, “serán los más cerrados de los últimos 10 años para definir la
composición de la mayoría representativa en el Senado”.
Con
un margen de dos a uno, el sondeo de Político sostiene que los republicanos
recuperarán la mayoría en el Senado. The Washington Post y ABC recogieron en su
encuesta que 46% del electorado sostiene que la mayoría del Senado será republicana,
frente a 33% que opina lo contrario.
Esta
misma búsqueda de la opinión electoral encontró que 33% de los entrevistados
piensa que será bueno para el país el control republicano del Senado. 24%
consideró que no le conviene a la nación.
Con
un margen de error de más-menos 3.5 puntos porcentuales, la encuesta del
Washington Post y de ABC señala que en los siete estados con la contienda
senatorial mas reñida, 57% de los electores votará por los republicanos y 39%
por los demócratas.
El
sondeo de la cadena de televisión Fox, que se dio a conocer también el pasado
29 de octubre, agregó un tono de mayor expectativa a las elecciones por el
Senado: Con un margen de error de más-menos tres puntos porcentuales, la
televisora –la cual entrevistó a mil 200 electores en distintos estados–
registró que 51% de éstos vaticina que la mayoría en el Senado será
republicana; 49% opina que se mantendrá en las huestes de los demócratas.
El
mismo día el Centro Pew hizo pública su más reciente encuesta sobre los
votantes hispanos en estas elecciones intermedias. Pese a que el votante
hispano está decepcionado, sostiene, de Obama y los demócratas –por sus
promesas incumplidas sobre reforma migratoria–, los siguen prefiriendo.
La
encuesta del Centro Pew llevada a cabo entre mil 520 hispano-estadunidenses
–733 de ellos, votantes ya registrados en el padrón– dice que 57% favorece a
los candidatos demócratas y 28% a los republicanos. Lo significativo de esta
nueva investigación del Centro Pew es que en 2010, 65% de los electores hispanos
o latinos favorecía a los demócratas y sólo 22% a los republicanos.
El
espectro más claro respecto a estas elecciones es que Obama será el villano de
la película si los demócratas pierden la representación mayoritaria del Senado.
La
encuesta del Washington Post y ABC –llevada a cabo del 23 al 26 del pasado
octubre entre mil 204 votantes registrados en el padrón– subrayó que 51% de
éstos descalifica al trabajo de Obama, frente a 43% que lo aprueba.
Como
para acallar al hecho de que Obama es un obstáculo para los candidatos
demócratas, la semana pasada la Casa Blanca anunció que el presidente haría
proselitismo: el sábado 1 en Detroit, Michigan, y el domingo 2 en Filadelfia,
Pensilvania, dos estados sin riesgo de terminar en poder de los republicanos.
De
ser ciertos los vaticinios, Obama tendría que pasar los últimos dos años de su
mandato luchando a contracorriente. Gobernaría con una Cámara de Representantes
y un Senado dominados por los republicanos, lo cual significaría que todos sus
proyectos de ley estarían destinados al fracaso, algo que ya le ocurrió incluso
con un Senado de mayoría demócrata.
De
darse este martes 4, la victoria republicana podría incluso acabar de
ensombrecer y anular a Obama como factor de influencia electoral en Estados Unidos,
pues al quedar matriculado como el lastre político de los demócratas, quien
vaya a ser el candidato presidencial de su partido para 2016 estaría en la
obligación de emular a los actuales aspirantes al Senado: Deslindarse de las
políticas del primer jefe del Ejecutivo de raza negra.
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