Revista Proceso No. 1986, 1 de noviembre de 2014.
Por
defender el patrimonio, son “difamadores”/
JUDITH
AMADOR TELLO
Vecinos
de la Florida, colonia residencial del sur de la Ciudad de México, que desde
2011 se opusieron a la demolición de una casona protegida por el INBA, hoy
están demandados por daño moral. Incluso han recibido amenazas, relatan desde
el anonimato por temor a represalias. La inmobiliaria Erta levantó ya en el
predio un condominio horizontal de 15 casas –tras derribar 80 árboles–, cada
una de las cuales costará más de 13 millones de pesos.
La
denuncia de un grupo de vecinos por la demolición de una casona catalogada como
patrimonio artístico por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en la
calle de Margaritas 177, colonia Florida, dio un giro de más de 180 grados
cuando pasaron de ser demandantes por daño patrimonial y ecológico a demandados
por “daño moral”, lo que podría costarles el pago de casi 30 millones de pesos.
Desde
2011 diversos medios de comunicación comenzaron a dar noticia de la demolición
de la mansión que perteneció a la familia de Renato Franyutti y la señora
García Mora, quienes fueron propietarios del ingenio azucarero El San
Cristóbal, considerado uno de los más grandes de la República Mexicana.
La
casa, rodeada de un gran jardín con ahuehuetes, fresnos, cedros, jacarandas y
truenos, entre otras especies de árboles, fue construida a mediados del siglo
XX y se encontraba abandonada. El predio, de 4 mil 777 metros cuadrados de
superficie, fue adquirido por la Inmobiliaria Erta, S.A. de C.V., el 23 de
febrero de 2011, que meses más tarde, en julio de ese mismo año, solicitó a la
Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) del gobierno de la Ciudad
de México, licencia para construir hasta 15 viviendas.
En
agosto del mismo año el arquitecto Ramón Vargas Salguero, entonces director de
Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del INBA, informó
con carácter de urgente al también arquitecto J. Carlos García Chávez,
coordinador de Desarrollo Urbano de la Dirección General de Obras y Desarrollo
Urbano de la Delegación Álvaro Obregón:
“…que
la casona ubicada en la calle de Margaritas núm. 177 en la colonia Florida,
está incluida en la Relación del INBA de Inmuebles con Valor Artístico. Cabe
mencionar que este tipo de inmuebles reúnen características estéticas
relevantes, y su conservación es de interés de este Instituto.”
Y
propuso se considerara una “postura conciliadora” entre “el legítimo derecho”
del propietario a hacer uso y disfrutar de su propiedad con la “conservación
propositiva y activa del patrimonio arquitectónico de la ciudad moderna”.
Por
esas mismas fechas, la Diputación Permanente de la Asamblea Legislativa del
Distrito Federal aprobó un punto de acuerdo para hacer un llamado a la entonces
directora del INBA, Teresa Vicencio, a fin de que informara sobre el avance del
procedimiento de declaratoria de Patrimonio Histórico (sic) de la casona.
Y
pidió informes tanto al titular de Seduvi, Felipe Leal, como al jefe
delegacional en Álvaro Obregón, Eduardo Santillán Pérez, acerca de la situación
del uso de suelo del predio y si existían solicitudes de demolición y licencia
de construcción.
Miembros
del comité vecinal han señalado a la prensa lo que consideran una serie de
irregularidades tanto en la demolición de la casona, en la tala de los árboles
que conformaron el jardín, considerado por ellos como un “pequeño bosque”
dentro de la colonia Florida, como en la construcción de las nuevas viviendas.
Uno
de ellos, que pide omitir su nombre pues está incluido en la demanda que contra
ellos inició la inmobiliaria, a través del despacho Nassar Nassar y Asociados,
destaca que sólo se explica que la empresa constructora haya logrado sortear
los obstáculos iniciales y conseguir finalmente todas las licencias por una
“corrupción del tamaño del universo”.
En
predios mayores de 3001 metros cuadrados (es el caso de Margaritas 177),
“tratándose de predios densamente arbolados y bajo previo dictamen de la
Dirección General de Reordenación Urbana y Protección Ecológica, podrán
construir hasta cinco niveles”, y no se debe rebasar la altura máxima de 15
metros cuadrados a partir de la banqueta.
Se
pide respeto a los árboles y cumplir con el 70% de la superficie del predio
para área jardinada, así como dejar libre otra de 7.50 metros en todas las
colindancias, incluido el frente del predio. Los vecinos denunciaron que los
señalamientos que exige el plan parcial de la Zedec no fueron cumplidos.
El
pasado 10 de junio, el Comité Vecinal ratificó su denuncia mediante un escrito
dirigido a la Fiscalía Central de Investigación para Servidores Públicos de la
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (Indagatoria
FSP(B/T3/025557/13-11), en el cual insiste en que la obra de Margaritas 177 incumplió
la ley pues no dejó el 70% de área libre ni los 7.5 metros en colindancias.
En
los anuncios comerciales para la venta de cada una de las viviendas del
conjunto residencial, que costará desde 13 millones 800 mil pesos, se puede ver
que la construcción inicia al frente desde la banqueta sin dejar la colindancia
exigida
(http://www.casasdf.com/Detalle-Inmuebles.aspx?PlazaBusqueda=1&ClaveAviso=15969477&Plaza=1).
La
denuncia alude a un oficio de la Seduvi del 13 de marzo de 2013, en el cual
dicha dependencia emitió una “opinión favorable”, para que se redujeran las
colindancias laterales de 7.50 metros a 3 metros, pero no autorizó a que la
colindancia al frente “fuera de cero metros”.
Acusan
también que no obstante el INBA informó que el inmueble estaba catalogado, y
sin un dictamen técnico previo por parte de la Dirección de Patrimonio Cultural
Urbano de la Seduvi, el inmueble acabó por demolerse.
Vuelta
a la tortilla
Ahora
los vecinos que se unieron para defender el inmueble de los años cincuenta han
comenzado a dispersarse. Están temerosos luego de que varios han sufrido
intimidaciones de diversa índole a través de sus celulares y en sus negocios.
Además, Juan José Sedeño Olvera, administrador
general de la Inmobiliaria Erta, a través del Despacho Nassar Nassar y
Asociados inició una demanda ante un juez en materia civil del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal contra seis de ellos.
Los
abogados aseguran en la denuncia haber logrado todos los permisos y licencias
para demoler la antigua casa de Franyutti y construir el nuevo condominio
horizontal y exponen que la empresa inmobiliaria ha sido dañada por los vecinos
porque “fue demorada en los tiempos y planes de construcción por los constantes
ataques infundados de supuestas ilegalidades o irregularidades” por parte de
“los hoy demandados”.
Según
el texto de la demanda tanto la empresa como su apoderado legal Sedeño Olvera,
han sido afectados “por las falsas manifestaciones, insinuaciones y descrédito
al cual fuimos objeto, sin existir motivo o justificación dentro del ámbito
legal…”.
Argumentan
incluso que hay una afectación en su reputación comercial al punto de que hubo
de cancelar contrataciones respecto del proyecto, y hubo demora en la
culminación de la obra, teniendo como resultado la ausencia repentina de
confianza, duda, incertidumbre y zozobra en sus clientes.
Y
piden como indemnización una cantidad no menor a 5 millones de pesos. Exigen también un pago de 24 millones 100 mil
pesos, porque argumentan que habían celebrado ya sendos contratos de promesa de
compraventa. Uno con el señor Rodolfo Carlos Consuegra Gamón, por 11 millones
900 mil pesos, y el otro con Roberto Rogel Garrido por 12 millones 200 mil
pesos, quienes finalmente renunciaron a la operación de compraventa por las
supuestas irregularidades denunciadas por los vecinos.
Contrastes
de la vida: mientras los vecinos de la delegación Benito Juárez lograron esta
semana que el gobierno de la Ciudad de México, encabezado por Miguel Ángel
Mancera, declarara monumento al Polyforum Cultural Siqueiros (aunque el INBA
tenía ya declarada la obra en su conjunto de David Alfaro Siqueiros) y con ello
se impedirá la construcción de una torre en las inmediaciones el conjunto
mural, los vecinos de la Florida en la Delegación Álvaro Obregón parecen ir
perdiendo la lucha frente a las inmobiliarias.
Erta,
dicen sus propios datos, cuenta con más de catorce desarrollos en esa colonia.
Así, los vecinos de la Florida tienen encima a los desarrolladores (que también
avanzan sobre colonias como la Roma, la Condesa, o San Miguel Chapultepec, por
mencionar sólo algunas).
Los
pocos que se mantienen en la defensa patrimonial y acudieron a ratificar su
denuncia, tienen además sobre sus cabezas, como Damocles la espada, la amenaza
de la demanda: Quisieron detener la picota y podrían terminar pagando una
millonaria suma.
¿Y
qué es daño moral? Citan los abogados de Nassar la legislación del Distrito
Federal:
Es
“la privación o disminución de aquellos bienes que tienen un valor notable en
la vida del hombre, como son la paz, la tranquilidad del espíritu, la libertad
individual, la integridad física, el honor, entre otros”.
Eso
es lo que argumentarán que han perdido sus representados.
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