De
José Asunción Luna Ortiz
LA
REDACCIÓN
PALABRA
DE LECTOR
Señor
director:
Le
agradeceremos en todo lo que vale publicar en Palabra de Lector nuestros
comentarios relacionados con el articulo México bronco, de John M. Ackerman,
aparecido en Proceso 1981.
Los
asesinatos contra estudiantes y ciudadanos en Tlatlaya, Estado de México, y en
Iguala, Guerrero, ponen del conocimiento de los mexicanos y del mundo que el
régimen capitalista ya no puede ni debe existir, por más que encubran los
crímenes, la pobreza del pueblo y las contradicciones del sistema.
Debemos
expulsar a la clase explotadora y corrupta que encabeza el peñismo. Lo que
procede es organizar de inmediato al pueblo para que sin miedo se lance a
derrocar a esa clase y su gobierno con el fin de establecer un Estado
Proletario creando un nuevo modo de producción sin explotadores.
Al
respecto, recordemos cómo Carlos Marx planteó esta cuestión en una carta a su
amigo Weydemeyer: “Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber
descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna, ni la lucha
entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían
expuesto ya el desarrollo histórico de la lucha de clases, y algunos
economistas burgueses, la anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de
nuevo ha sido demostrar: 1. Que la existencia de las clases sólo va unida a
determinadas fases históricas de desarrollo de producción; 2. Que la lucha de
clases conduce necesariamente a la Dictadura del Proletariado…”
Observamos
que quien reconozca solamente la lucha de clases no es en realidad un marxista
o revolucionario moderno. Algunos intelectuales, al no ligar esa lucha con la
destrucción del sistema y la dictadura del proletariado, contribuyen a limitar
y tergiversar la teoría científica de la revolución, porque la reducen a que
sea algo aceptable para los intereses de la clase explotadora.
Cuando
la historia ha puesto a la clase obrera en este problema, los oportunistas y
reformistas han resultado ser miserables filisteos. Así los calificó Lenin
porque son demócratas pequeño-burgueses.
Hoy
se presentan condiciones para luchar con esta teoría, venciendo las
dificultades que imponen la burguesía y su gobierno; movilizándonos con los
estudiantes, los maestros, el campesinado y, sobre todo, los obreros, para
derrocar al gobierno y su sistema y expropiarles todos los medios de
producción. Con el poder político y la economía en manos del pueblo, se puede
derrotar a la burguesía y desarrollar el modo de producción socialista. (Carta
resumida.)
Atentamente
José
Asunción Luna Ortiz
josealuna36@hotmail.com
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