23 mar 2015

Sus propios informes comprometen al Ejército/

Revista Proceso No. 2003, 21 de marzo de 2015
Sus propios informes comprometen al Ejército/
Marcela Turati
Un expediente de la Secretaría de la Defensa, entregado a este semanario gracias a la Ley de Transparencia, demuestra que, contra lo dicho ante diputados por el general Salvador Cienfuegos, el Ejército sí conoció de las agresiones de la policía igualteca a los normalistas de Ayotzinapa entre el 26 y el 27 de septiembre y no hizo nada por evitarlas. Pese a que los reportes consultados están llenos de tachaduras y agregados extemporáneos, la historia se cuenta sola.
El informe que el 27 Batallón de Infantería, con sede en Iguala, entregó sobre lo ocurrido la noche del 26 de septiembre, cuando 43 normalistas de Ayotzinapa fueron desaparecidos, indica: “Aproximadamente 2230 horas arribaron al lugar tres patrullas más a bordo de las cuales bajaron policías vestidos de negro, encapuchados, los cuales les dijeron a los estudiantes que se bajaran, por lo que los estudiantes les mencionaron que tenían compañeros heridos, sin especificar qué tipo; aproximadamente 2235 horas, los policías que llegaron trataron de bajar a los estudiantes”.
Esta información está contenida en uno de los reportes que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) entregó a Proceso vía la Ley de Transparencia, ante la solicitud con folio 0000700019715.
Del camión que transportaba a estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, la mayoría de pasajeros fueron desaparecidos. Personal castrense lo supo esa noche y posiblemente estuvo presente, como quedó asentado en la bitácora.
Los reportes revelan que desde las 23:00 horas del 26 y hasta las 06:00 del 27 hubo dos unidades de la Fuerza de Reacción de ese batallón patrullando las calles; vieron los cadáveres, acudieron a los hospitales donde encontraron a los heridos, supieron de las balaceras y de los ataques.
Durante esa madrugada 43 normalistas fueron desaparecidos. El día 27 los estudiantes buscaban por las calles a sus compañeros desaparecidos y otros declaraban ante el Ministerio Público, pero el reporte de los patrullajes que hizo ese día personal del 27 Batallón culmina con un “sin novedad”.
El expediente entregado tiene huecos. A la serie le faltan 97 folios con reportes de los días 26 y 27 de septiembre, incluye notas extemporáneas dando cuenta tardía de detalles no registrados en los primeros informes, líneas enteras le fueron borradas, las fotos censuradas y eliminados los nombres de los militares participantes (sólo se mencionan dos mandos), contiene croquis mal hechos y errores evidentes en temas clave, como los sitios donde ocurrieron los hechos o el número y las marcas de los autobuses implicados.
La información difiere de los testimonios de los normalistas sobrevivientes y de ciudadanos que presenciaron los hechos, de declaraciones que han dado autoridades sobre ese día y de algunas pruebas documentales.
Reportes faltantes
El reporte 22615, que inaugura el expediente entregado por la Sedena, da cuenta de que el día 26, a las 13:00 horas, personal militar ayudaba luego de la volcadura de un camión con nitrato de amonio en el municipio de Buenavista de Cuéllar. El documento no especifica cuántos soldados atendían ese accidente y, por lo tanto, cuántos de los 521 militares estaban en el 27 Batallón esa noche; tampoco reporta novedades sobre el número de uniformados que durmieron fuera de la base.
Del reporte 22615 el informe salta al 22632, el cual describe actividades ocurridas a las 21:20 horas (faltan 15 reportes que cubrirían lo ocurrido durante siete horas y deberían dar cuenta de la salida de un par de militares al informe de María de los Ángeles Pineda, presidenta del DIF local y esposa del alcalde José Luis Abarca). El título de referencia del reporte es: “Arribo de los normalistas” y evidencia que personal militar estuvo al tanto de la llegada de los estudiantes a Iguala.
“2120 arribaron a la central de autobuses Estrella Blanca, ubicada en calle Salazar esquina con Hermenegildo Galeana, lugar en el cual apedrearon un autobús Futura con número económico 2513, para posteriormente apoderarse de dos autobuses Futura con números económicos 2010 y 2012, saliendo de citadas instalaciones sobre la calle Hermenegildo Galeana en dirección al centro de la ciudad”, se lee.
El siguiente párrafo evidencia que los militares estuvieron al tanto de que la agresión fue cometida por policías municipales: “Elementos de la Policía Municipal los siguieron con la finalidad de evitar que se llevaran mencionados autobuses y en la intersección de las calles Hermenegildo Galeana con Melchor Ocampo, los normalistas descendieron de los mismos y agredieron con piedras a los elementos policiacos, por lo que estos últimos respondieron a la agresión efectuando detonaciones de armas de fuego”.
No contiene la hora en la que ocurrieron los tiros, pero se desprende que fue entre las 21:20 y las 22:00 horas; a esa hora, del batallón se comunicaron con el coordinador operativo de la Policía Estatal de la zona norte, José Adame, quien les dijo que no acudiría “a prestar apoyo a la Policía Municipal” de Iguala. No se menciona que los normalistas fueran quienes requerían el apoyo.
“Aproximadamente 2215 –continúa el reporte– se estableció comunicación con el C. Felipe Flores Velázquez, secretario de Seguridad Pública del municipio de Iguala, Gro, quien manifestó con una actitud de reserva y tratando de minimizar los hechos que su personal se encontraba establecido en los filtros (retenes) que se ubican en las salidas de esta ciudad, que no tenían ningún carro detenido y que no se habían suscitado disparos de arma de fuego.”
Esa información es la que dio en la Cámara de Diputados el secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, que Flores (hoy prófugo) les mintió. Sin embargo, no destacó que los disparos de la policía ocurrieron 55 minutos antes y en el propio reporte quedó escrito que los policías eran los agresores, además de que se les hizo notoria la simulación de Flores, quien “minimizaba” los hechos.
El mismo reporte agrega que testigos indican que hubo disparos “entre policías y ocupantes de un autobús”, y que un camión Futura había sido detenido por aproximadamente cinco patrullas de la Policía Municipal, en las cuales se llevaron a cuatro normalistas detenidos.
Siguiente hoja: “Sobre la carretera Iguala-Chilpancingo, frente al Palacio de Justicia, ubicaron otro autobús, el cual fue detenido por dos patrullas de la Policía Municipal, los cuales con palabras altisonantes les mencionaron a los estudiantes que descendieran del autobús.
“Aproximadamente 2230 horas arribaron al lugar tres patrullas más a bordo de las cuales bajaron policías vestidos de negro, encapuchados, los cuales les dijeron a los estudiantes que se bajaran, por lo que los estudiantes les mencionaron que tenían compañeros heridos, sin especificar qué tipo, aproximadamente 2235 horas los policías que llegaron trataron de bajar a los estudiantes.”
Éste y todos los reportes están dirigidos a la XXXV Zona Militar, de Chilpancingo, Guerrero; la mayoría están firmados por el coronel José Rodríguez Pérez.
Pese a la información que tenían esa noche, los primeros patrullajes de los militares no fueron para ayudar a los estudiantes, sólo para obtener información.
Falta el siguiente reporte, el 22633. El que sigue da cuenta del ingreso de tres lesionados (“al parecer estudiantes de la Normal”) al Hospital General de Iguala: uno herido en el brazo, otro al que le amputaron cuatro o cinco dedos y un desconocido que después se sabría que era Aldo Gutiérrez, el estudiante que quedó en coma por un balazo en la cabeza.

 

Las líneas de abajo, con las conclusiones, fueron censuradas.

 

El 22635 es el primer reporte de la madrugada del 27, está clasificado como urgente e indica que esa noche en las inmediaciones de los poblados de Santa Teresa y Zacacoyuca “se encuentran hombres armados agrediendo a automovilistas” y que personal de la Fuerza de Reacción se trasladó al lugar “con el fin de verificar la información referida”.

 

Negativas y omisiones

 

La apertura informativa de la Sedena no fue sencilla. La reportera Ernestina Álvarez, de MVS Noticias, fue la primera en solicitarle los reportes de lo ocurrido entre el 26 y el 27 de septiembre e interpuso un recurso cuando la dependencia le negó la información. El Instituto Federal de Acceso a la Información forzó a la dependencia a dar una versión pública de lo sucedido.

 

Además de sus 10 días hábiles establecidos, la Sedena demoró cuatro más en entregarlo. Un día antes de la fecha en la que debía liberar los reportes a MVS, la información apareció publicada en el diario Milenio, que los presentó como muestra de que el Ejército sí se topó con los normalistas la noche del 26, pero nunca actuó en su contra, y destacó la inacción de la Policía Estatal y el “agradecimiento” de los estudiantes sobrevivientes al Ejército.

 

La nota estaba acompañada por dos fotografías de color, tomadas por los militares de la Fuerza de Reacción comandada por el capitán segundo de infantería José Martínez Crespo (mando al que no se le borró el nombre) a los estudiantes sobrevivientes que se habían refugiado en el Hospital Cristina.

 

En una se ve a una decena de estudiantes que habían sobrevivido a los ataques sentados en la sala de espera de la clínica privada; en la otra, al estudiante Édgar Andrés Vargas herido de la mandíbula.

 

La Sedena, sin embargo, censuró las fotografías en las respuestas a las solicitudes de información hechas por MVS y posteriormente por Proceso.

 

En distintos testimonios recabados por esta reportera, los sobrevivientes indicaron que los militares los fotografiaron (al menos con dos celulares y una cámara digital) mientras otros uniformados los encañonaban. Andrés, el herido, fue el más fotografiado y le hicieron varios acercamientos.

 

En el reporte aparecen sólo dos fotografías censuradas, pese a que los estudiantes recuerdan que les tomaron muchas y que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dijo que vio una en la que los estudiantes estaban acuclillados. Éstas faltan en el expediente.

 

El reporte urgente 22636, relativo a los patrullajes de Martínez Crespo, registra el episodio en el Hospital Cristina (a 500 metros de donde “localizó dos cuerpos sin vida con heridas producidas por armas de fuego”), donde encontró a 25 estudiantes escondidos que habían recibido disparos y que dijeron que los muertos eran sus compañeros.

 

En una ampliación de la información se agregó: “Los 25 estudiantes localizados en el interior del Hospital ‘Cristina’ agradecieron al Cap. 2/o. Inf. José Martínez Crespo el apoyo brindado, manifestándole que no deseaban permanecer más en ese lugar, que se retirarían y que ellos por sus propios medios le brindarían atención médica a su compañero herido”.

 

Las entrevistas realizadas por esta reportera reflejan otra cosa.

 

Un estudiante relató: “(Los militares cortando cartucho) dijeron: ‘Ustedes, de la mochila, dejen su mochila’, ya nos dejamos la mochila; dicen: ‘El que trae celular, pónganlo en la mesa’. Sacamos todos nuestros celulares, los pusimos ahí en la mesa, nos paramos y ya entró el comandante de los militares, creo que es, y dice: ‘¿De dónde son?’ ‘Somos de Ayotzinapa’, pensamos nosotros que nos van apoyar, nos van a respaldar, a la vez no hicieron eso, a la vez nos ignoraron: ‘A ver, siéntese allá’. Al compa que le hirieron bala en su labio le preguntaron cómo se llama…”

 

Martínez Crespo patrulló toda la noche con la Fuerza de Reacción. Ese militar ha estado bajo sospecha a raíz de una manta firmada por El Cabo Gil, un líder de Guerreros Unidos, en la que señalaba a un tal “Capitán Crespo” como protector del narco (Proceso 1982).

 

Los reportes indican que en sus patrullajes por Iguala las unidades sólo se limitaron a recabar información. Acudieron una segunda vez al Hospital General “con el fin de indagar sobre las personas heridas” y registraron a 13 baleados.

 

Un error en la información se aprecia en el reporte 22689, del 27 de septiembre, el cual refiere que policías municipales y estatales, junto con soldados, recibieron una llamada en el número de emergencias que compartían y juntos encontraron el cuerpo de un “hombre de aproximadamente 20 años, desollado”, que después se sabría que era el estudiante Julio César Mondragón. Debajo de las fotografías censuradas que supuestamente son de Mondragón se indica que fue encontrado en las inmediaciones del poblado de Mexcaltepec, municipio de Taxco. En realidad el hallazgo fue en la colonia Industrial, de Iguala.

 

Otro error se nota en el reporte 22638, que contiene un croquis mal hecho del Periférico y la calle Álvarez, donde se ven dos camiones y no registra otro autobús atacado.

 

El día 27, en la bitácora de entradas y salidas del batallón quedó registrado que militares y policías estatales se reunieron durante dos horas por la mañana para luego, desde las 12:40 y hasta las 17:20 horas, patrullar juntos la ciudad a fin de cumplir con el operativo Guerrero Seguro; su reporte fue “sin novedad”.

 

Los reportes de ese día dan cuenta de actividades que ocurrieron el 26, pero no habían sido registrados en la bitácora original.

 

Entre el reporte 22615, que inicia la serie, hasta el 22717 hubo detalles cruciales que fueron agregados posteriormente en folios sin numeración, sin la firma del coronel Rodríguez Pérez. En el anexo de “novedades ocurridas durante las 24 horas anteriores”, escrito por Martínez Crespo, se menciona por primera vez que a las 17:40 horas salieron dos militares de la base (uno era capitán segundo, el grado del otro no se anota, ambos nombres fueron tachados) para acudir al informe de gobierno de la señora Pineda de Abarca. Aunque se sabe que el acto acabó a las 20:00 horas, el reporte indica que 35 minutos después los militares ya habían regresado al batallón.

 

La información salta hasta las 23:50 horas, cuando un grupo de militares salió a Chilpancingo. No se registra movimiento castrense durante seis horas, cuando los estudiantes eran agredidos.

 

Diez minutos antes de la medianoche comenzaron los patrullajes, que se reportaron “sin novedad”.

 

Otro dato interesante es que el día 27, a las 09:45 de la mañana se registró la llegada al batallón de un “Cap. 1/o MC, perteneciente al Estado Mayor Presidencial, que vive en Los Pinos DF (…) con el fin de realizar vacaciones en esta plaza”, es decir Iguala. 

 

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