26 abr 2015

Apatzingán, una muestra: Castillo dejó a Michoacán en descomposición

Revista Proceso No. 2008, a 25 de abril de 2015...
Apatzingán, una muestra: Castillo dejó a Michoacán en descomposición
Los testimonios de Domingo Barajas y la diputada michoacana Selene Vázquez refuerzan la versión publicada por Proceso en su edición 2007 sobre la masacre perpetrada por policías federales en el palacio municipal de Apatzingán el pasado 6 de enero. Ambos llaman mentiroso al excomisionado Alfredo Castillo y aseguran que hoy Michoacán está viviendo tiempos difíciles, pues alimentó a nuevos grupos criminales que hoy controlan la región de Tierra Caliente.

La masacre del Día de Reyes en Apatzingán es una muestra de la descomposición y el desorden que dejó Alfredo Castillo Cervantes en Michoacán, quien pactó con los nuevos grupos del crimen organizado que sustituyeron a Los Caballeros Templarios: Los Viagras.
La aseveración es sostenida por Domingo Barajas Magaña, un exautodefensa de esa ciudad, y por la legisladora Selene Vázquez Alatorre, quienes piden que se investigue al excomisionado en Michoacán por esas ejecuciones.
Luego de la publicación del reportaje “Apatzingán, 6 de enero: “¡Mátenlos…!”, publicado por Proceso en su edición 2007 y donde se incluyen testimonios según los cuales los policías federales arremetieron contra los ocupantes del palacio municipal, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y la Secretaría de Gobernación se comprometieron a acelerar las investigaciones.
 “No podemos precipitarnos, pero la gravedad de las imputaciones que se formulan demanda que actuemos con toda seriedad y responsabilidad, a efecto de que las conclusiones a las que se llegue estén sólidamente sustentadas en las evidencias y elementos que obran en los expedientes de queja”, señaló el ómbudsman Raúl González Pérez el martes 21 en una reunión de trabajo a la que fue invitado por los integrantes de la Comisión de Derechos Humanos del Senado.

 La CNDH abrió una investigación sobre los presuntos abusos de los policías federales el día de la masacre, pero hasta ahora se desconocen los avances a cargo del primer visitador, Ismael Eslava.
 El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, afirmó que la ciudadanía será debidamente informada acerca de los resultados de las indagatorias que realizan la Procuraduría General de la República y la Unidad de Asuntos Internos de la Policía Federal.
 El excomisionado Castillo, quien desde la semana antepasada está al frente de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, declaró varias veces a radiodifusoras que en Apatzingán hubo un “enfrentamiento”.
 Según él, la versión de la reportera Laura Castellanos –autora del reportaje que se publicó en este semanario el domingo 19 y se difundió de manera simultánea en el portal Aristegui Noticias y la cadena televisiva Univision– son “mentiras”, pese a que está basado en testimonios grabados de 39 personas, entre sobrevivientes, pobladores, familiares de las víctimas, médicos y colonos, así como en fotografías y videos.
 El exautodefensa Barajas reitera que esa noche del desalojo y la mañana del 6 de enero no hubo tal enfrentamiento ni intercambio de balas. Fue una masacre. Los policías federales dispararon contra la gente que estaba desarmada. La diputada Vázquez acusa a Castillo de “mentiroso de oficio”, pues, dice, hay indicios de que hubo ejecuciones.
Tras la publicación del reportaje de Laura Castellanos, Barajas testimonió que Miguel Madrigal y su familia, quienes viajaban en una camioneta, murieron el 6 de enero: “Tenemos grabaciones de radio y videos originales de la ejecución; testimonios de vecinos que vieron y grabaron los hechos”.
Los uniformados, añade, les “sembraron” armas para justificar la versión de que hubo enfrentamientos. “Los policías las pusieron intencionalmente para justificar los asesinatos. Así le han estado haciendo con los que detienen. Si mis compañeros hubieran sido los agresores, ¿ustedes creen que no le hubieran dado unos tiros a los policías? Pero no fue así. Los ejecutaron. Incluso les dieron el tiro de gracia”.
La diputada Vázquez coincide con Barajas. Sostiene que hay grabaciones en las cuales aparece la familia Madrigal sin armas y después otras imágenes donde ya tienen armas. “Eso se tiene que investigar”.
Carlos Vázquez, uno de los sobrevivientes, también dio su testimonio. Exintegrante de la Fuerza Rural y de las autodefensas, dice no olvidar ese 6 de enero. “Me duele”, sostiene. Y agrega: “Empezaron a disparar y a gritar: ‘¡Maten a esos perros. No dejen ni uno vivo!’ ¿A qué hora dialogaron? ¿No se fijaron que había niños, mujeres?… ‘¡Maten a esos perros!’, gritaban los policías federales.
 “Dicen que traíamos armas de alto poder. ¿A poco un pedazo de madera es un rifle? ¿Una piedra es una granada? Nos gritaban: ‘¡Ríndanse, perros!’ Muchos pensábamos hacerlo, pero cuando vimos que agarraron a uno y le dijeron ‘Te llevó tu puta madre’ y lo mataron, ya no me rendí; me di a la fuga. Ahora soy un fugitivo.”
 Los Viagras
 Las reacciones al reportaje publicado por Proceso en su edición 2007 en torno a las presuntas ejecuciones fueron diversas. El miércoles 23, el cura Gregorio López Gerónimo declaró en Morelia que el desalojo del palacio municipal de Apatzingán era un “mal necesario” para sacar a Los Viagras que habían tomado las instalaciones municipales.
 Según el sacerdote, los integrantes de ese grupo habían tomado el edificio municipal en protesta porque el entonces comisionado Castillo no cumplió su compromiso de pagarles cuando los integró al grupo de élite G-250 para atrapar a Servando Gómez, La Tuta.
 Nicolás Sierra Santana, El Gordo Coruco, uno de los líderes de Los Viagras, incluso subió un video a YouTube. En éste niega que él y sus hermanos formen parte de un cártel y explica que Los Viagras es un apodo que le pusieron a su familia, aunque confirmó que él y su hermano Carlos sí participaron en el G-250.
 Castillo creó ese grupo en mayo de 2014, cuando ordenó el desarme de las autodefensas para convertirlas en Fuerza Rural, y lo desactivó en diciembre. Estaba formado por exautodefensas de varios municipios y su propósito era recuperar comunidades controladas por Los Caballeros Templarios.
 Informes confidenciales consultados por Proceso indican que Los Viagras forman parte de los nuevos grupos criminales surgidos en 2013 tras la caída de Los Caballeros Templarios. Se les relaciona con el grupo H3, de Luis Antonio Torres, El Americano, quien presuntamente controla el trasiego de drogas en el municipio de Buenavista Tomatlán.
 El grupo de Los Viagras estaba encabezado por siete hermanos de apellido Sierra. Uno de ellos, El Gordo Coruco, fue el que encabezó la toma del palacio municipal de Apatzingán el 15 de diciembre de 2014 y aparece en las grabaciones del 6 de enero, pidiendo a la gente no responder con armas a las agresiones policiacas.
 En noviembre de 2014 el procurador de Michoacán, José Martín Godoy Castro, afirmó que Los Viagras habían participado en las acciones para ubicar a La Tuta y eran integrantes de la fuerza rural. Sin embargo, el entonces comisionado Castillo lo negó.
 Carlos Vázquez, integrante del G-250 y sobreviviente de la masacre del 6 de enero, sostiene que no es justo el trato de delincuentes que ahora les dan luego de que los “usaron” para combatir a Los Templarios.
 Recuerda que la madrugada del Día de Reyes, tras el desalojo del palacio municipal, él y los demás se fueron al jardín que está enfrente para que los policías federales vieran que estaban desarmados.
 “Muchos éramos autodefensas, otros del G-250. El gobierno no quería vernos con armas y ésa era la idea cuando nos fuimos al jardín para que vieran que no estábamos armados. Iba gente del pueblo, no somos personas de conflicto. Los habitantes comenzaron a solidarizarse con nuestro plantón, hasta unos maestros del Politécnico llegaron a apoyarnos. Ahí se reunían los de los recorridos nocturnos de bicicleta; no éramos peligrosos. ¿Por qué nos masacraron?”
 –Castillo dice que había Viagras… –se le comenta.
 –Sí, hablan de Los Viagras, de Nicolás Sierra Santana y sus tres hermanos. Pero que el gobierno no se haga pendejo. Hay fotos de Castillo con Sierra Santana, con El Americano, con Papá Pitufo, con Hipólito Mora, con Fructuoso de Aguililla. ¿Por qué no los detuvieron en una de esas reuniones donde tomaban café y refrescos?
 Vázquez pide justicia: “¡Que pague quien tenga quien pagar! A la Policía Federal no la queremos en el estado. Si una nación extranjera quiere ayudarnos, bienvenida la ayuda; urge parar ya este gobierno corrupto”.
 La descomposición
 Barajas advierte que el gran error de Castillo fue permitir que los nuevos grupos se formaran en cada municipio y pactar con ellos. Dejó, por ejemplo, que El Americano controlara Buenavista; Mora, La Ruana; Los Viagras, Pinzándaro; los Álvarez, Apatzingán; José Farías Álvarez, El Abuelo, Tepalcatepec; Miguel Gallegos Godoy, El Micheladas, La Huacana; Barba Roja y El Gallito, Uruapan; y El Chanda, Parácuaro.
 “Castillo permitió que cada quien hiciera lo que quisiera y el Ejército tampoco cumplió con poner un instructor para que las cosas se hicieran como marca la ley”, sostiene Barajas.
 Un informe del gobierno michoacano basado en testimonios destaca que al de­sintegrarse la dirigencia de Los Caballeros Templarios surgieron nuevos grupos, en algunos de ellos participaban autodefensas y elementos de la fuerza rural (Proceso 2000).
 De acuerdo con el documento, un nuevo grupo delincuencial se disputa Apatzingán, epicentro del narcotráfico michoacano. Se trata de La Nueva Línea, integrado por michoacanos que se refugiaron en Guadalajara y Colima y ahora están regresando.
 En ese nuevo cártel supuestamente hay gente de los Álvarez –Emilio y Roldán Álvarez Rodríguez y el regidor de Apatzingán, Martín Gómez–, quienes se escindieron del Cártel Jalisco Nueva Generación. Su líder es Homero González Rodríguez, El Gallito –primo de Nazario Moreno–, quien operaba en el Estado de México y se enemistó con La Tuta, según el informe.
 “Lo que hizo Castillo fue una nueva repartición del territorio –insiste Barajas–. Dejó a la gente que le convenía. Yo, como autodefensa, voy a dejar las armas cuando esté seguro de que el gobierno está haciendo las cosas bien.”

Vázquez Alatorre acusa a Castillo de dejar Michoacán en manos de grupos criminales que medran sobre todo en Tierra Caliente. Ellos operan libremente, pues él desarticuló a la policía estatal que tenía cierta instrucción y la sustituyó por la fuerza rural que carece de preparación.

“En aras de presentar resultados, Castillo maquilló muchas cosas, atropelló los derechos humanos, confrontó a la población; pero sobre todo armó a medio Michoacán. Convirtió a los civiles en policías, muchos de los cuales creyeron en Castillo, quien les prometió un sueldo, pero no les cumplió”, asegura la diputada.

E insiste: Castillo es mentiroso por oficio. “En los videos de la masacre del 6 de enero que el propio virrey mostró, se veían las camionetas con gente con palos, alebrestada, que intentaba recuperar sus carros. La policía la recibió con ráfagas. Él presentó esos videos en un intento por demostrar que hubo fuego cruzado. Sólo que no explicó que quienes iban adelante eran los federales. Es increíble lo que este personaje hizo; quiso tapar lo que hicieron (los federales)”.

Hoy, insiste la legisladora, Michoacán vive tiempos difíciles, con grupos sociales confrontados, algunos de los cuales incluso aprobaron el operativo en Apatzingán diciendo: “Pues se lo ganaron porque andaban con Los Viagras”.

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