Elba:
no soy soberbia/Raymundo
Riva Palacio |
Ejecentral.com 21 de agosto, 2015
Columna ESTRICTAMENTE
PERSONAL |
Elba
Esther Gordillo decidió cerrar sus intervenciones públicas, de sí escasas, con
una carta que envió a este espacio para refutar la columna titulada La soberbia
de la maestra, donde se señaló que desde la cárcel de Tepepan en la ciudad de
México, donde está presa, había lanzado una amenaza innecesaria al gobierno del
presidente Enrique Peña Nieto al señalar durante una charla con el periodista
Ciro Gómez Leyva, que parecía que la querían forzar a romper el silencio
institucional. Esa frase causó suspicacia, pero ella aclara: “No he lanzado
amenazas. No está en mi agenda personal”. Romper ese silencio, sin embargo, no
iba a afectar a nadie más que al presidente.
La
maestra tenía una cálida relación con Peña Nieto antes de ser presidente, como
antes la tuvo con otros en el poder. Gordillo es una caja de secretos políticos
y electorales que ha atesorado a lo largo de cinco sexenios que, de darlos a
conocer, podrían provocar incluso el colapso del sistema. Pero por lo que ahora
toca, escribió, “puedo asegurarle que no he hecho ningún acuerdo alguno con el
gobierno el presidente Peña Nieto para guardar silencio o cosa que se le
parezca”.
No
hay omertá, dice sin decirlo en la carta que autorizó a publicarla. “Ha sido mi
posición la de desligarme de todo lo relacionado con la vida política nacional,
como una postura personal, responsable, institucional y a mi juicio correcta”.
Entonces, a contra sensu de lo reproducido por Gómez Leyva de su conversación con
la maestra el viernes pasado en la cárcel, ¿nada? No hay amenaza alguna,
subrayó. “Este tiempo me ha permitido hacer maduras reflexiones que no se ven
alimentadas por sed de venganza”, dijo. Pero, “es cierto que otros, ajenos al
gobierno del presidente Peña y que bien sabe quiénes son, parecen querer
forzarme con sus acciones a salir de un silencio institucional que he
mantenido, mientras antes decían caminar a mi lado sin condición. A ellos me
referí y hoy se lo reitero a usted”.
Quiénes
son esas personas ajenas al gobierno?
La maestra lo dejó en el aire. ¿Quiénes pudieran ser? Por el perfil que esbozó de aquellos que estuvieron cerca de ella y hoy ya no, parece dibujar al líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Juan Díaz. La pregunta que se podría haberle hecho como réplica, de haberse tenido la oportunidad, es cómo desde fuera de las instituciones de gobierno o del Poder Judicial podría forzarla alguien a romper el silencio institucional auto impuesto.
La maestra lo dejó en el aire. ¿Quiénes pudieran ser? Por el perfil que esbozó de aquellos que estuvieron cerca de ella y hoy ya no, parece dibujar al líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Juan Díaz. La pregunta que se podría haberle hecho como réplica, de haberse tenido la oportunidad, es cómo desde fuera de las instituciones de gobierno o del Poder Judicial podría forzarla alguien a romper el silencio institucional auto impuesto.
Sus
frases son varias veces crípticas, algo no inusual en la maestra, a quien hay
que leerla a partir del contexto, los antecedentes y su lenguaje de cuerpo. En
la charla con Gómez Leyva expresó su deseo por regresar al sindicato de
maestros. El periodista le preguntó si la gente estaría con ella. “Los maestros
no me han olvidado”, le respondió, “muchos estarían conmigo”. Pero en la carta
recibida este miércoles, la maestra rectificó: “Mentiría si digo que no
quisiera regresar al SNTE, cuando es mi pasión, fuente de mis ideales. Los
maestros son mi segunda familia y sé que muchos así lo sienten.
“Pero
desde luego entiendo que es momento de dar paso a otras generaciones. En eso me
gustaría contribuir, en que jóvenes maestros quizá de la mano con otros experimentados,
asuman el mando de nuestro sindicato y coadyuven a consolidar los cambios que
México requiere en materia educativa. De ninguna manera pretendo retornar para
dirigir, eso ya lo había externado incluso antes de la ilegal detención”.
La
maestra salvó en esta carta al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, a quien entre sus cercanos consideran como el funcionario de mayor rango
que la traicionó. Tampoco involucró al secretario de Hacienda, Luis Videgaray,
quien construyó la emboscada para que
fuera capturada, al invitarla a cenar en la ciudad de México con el único
propósito de que al llegar al aeropuerto de Toluca, fuera detenida. No mencionó
al secretario de Educación, Emilio Chuayffet, donde la enemistad entre ambos es
epopéyica. Nunca, por supuesto, criticó al presidente Peña Nieto, quien
autorizó su captura aún en contra de sus emociones. El enemigo, el traidor, lo
ubicó afuera de ese entorno, en su viejo entorno dentro del magisterio.
“Mi
prioridad futura –retomó la maestra en su carta-, es cuidar de mi persona y mi
familia cercana, no más, no menos. No he lanzado retos de ninguna especie (como
se escribió en la columna del miércoles), todo lo contrario. De hecho, hay con
quien en su momento deberé de reunirme cordialmente y ese día cerraré la página
de un libro que narra una historia dura, difícil y dolorosa, que dará pie a que
inicie un nuevo trayecto en el que velaré por mi persona y seres queridos,
después de años de haberme dedicado a todos, antes que a mí.
“Ante
una postura tan mesurada como la que he mantenido y pretendo seguir teniendo,
no puede hablarse de soberbia. Desde luego que no renunciaré jamás a mi
dignidad, por la que pelearé hasta mis límites… En medio de este tortuoso
proceso, hago votos porque se aplique la ley sin distingos, ya que no
descansaré hasta que se acredite mi inocencia plena. Eso es mucho más
importante que la prisión domiciliaria, que es un derecho que tengo”. Por lo
pronto, es su última palabra.
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