2 sept 2015

Impulsaremos leyes indispensables para fortalecer el Estado de Derecho…:EPN

PRIMERA. Impulsaremos leyes indispensables para fortalecer el Estado de Derecho.
Trabajaremos con la 63 Legislatura del Congreso de la Unión, con el propósito de concretar diversos ordenamientos legales para combatir la impunidad y proteger los Derechos Humanos.
Me refiero a:
-La legislación secundaria que ponga en marcha el Sistema Nacional Anticorrupción.
-Las leyes complementarias del nuevo Sistema de Justicia Penal, incluyendo la Ley Nacional de Ejecución de Sentencias y la Ley Nacional de Justicia para Adolescentes.
-Leyes en favor de los Derechos Humanos, como son: la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Tortura; y la de Desaparición Forzada de Personas; así como
-Las reformas constitucionales para fortalecer las instituciones de seguridad pública locales y redefinir el sistema de competencias en materia penal.
SEGUNDA MEDIDA. Trabajaremos con el objetivo de concretar un Acuerdo Nacional para la Justicia Cotidiana.
Me refiero a aquella justicia que en los ámbitos civil, laboral, mercantil o administrativo se da. Es decir, la justicia del día a día, la que exige el trabajador al que no le pagan su salario; el comerciante que no puede cobrar una deuda; o la viuda que no recibe su pensión.
Con el propósito de mejorar esta justicia cotidiana, convoco a los Poderes de la Unión, Gobernadores, Presidentes de Tribunales Superiores de Justicia y representantes de centros académicos, colegios y barras de abogados, para iniciar los Diálogos por la Justicia, conforme a la recomendación del Centro de Investigación y Docencia Económicas.

El objetivo de este espacio de encuentro y reflexión, es que el país cuente con un paquete de iniciativas de reforma y de políticas públicas, para hacer de la Justicia Cotidiana, un derecho efectivo.
Este Pacto por la Justicia en México, será la mejor manera de honrar el Centenario de nuestra Constitución, de 2017.
TERCERA MEDIDA. Impulsaremos el desarrollo de las regiones con mayor rezago, para combatir la pobreza y la desigualdad.
Digámoslo con toda claridad: muchos “Méxicos” conviven juntos. Mientras que algunas regiones triunfan en la economía mundial, con crecientes índices de ingreso, desarrollo y bienestar; hay otras que están rezagadas, viviendo aún en condiciones de retraso y marginación.
Este contraste es más evidente, si comparamos los estados de la Frontera Norte y los del Bajío, con las entidades del Sur del país.
Como nación, no podemos permitir que sigan existiendo estas brechas sociales.
Se requiere de un cambio en el modelo de desarrollo. No es suficiente con una política social centrada en mitigar la pobreza, se necesita una estrategia más proactiva, enfocada a elevar la productividad, crear más empleo y generar riqueza.
Por esa razón, este mes enviaré al Congreso de la Unión, la Iniciativa de Ley Federal de Zonas Económicas Especiales.
Las Zonas Económicas Especiales son áreas en las que se ofrece un marco regulatorio e incentivos especiales, para atraer empresas y generar empleos de calidad. Son un instrumento de desarrollo que se ha utilizado con éxito en diversas partes del mundo y que México, hasta ahora, no se había atrevido a implementar.
Si queremos resultados distintos, tenemos que ser audaces y recorrer nuevos caminos. Las Zonas Económicas Especiales serán eso: una nueva oportunidad para las regiones más rezagadas.
CUARTA MEDIDA. Apoyaremos las actividades productivas de las zonas rurales de mayor marginación.
La pobreza y las carencias sociales son más intensas en el ámbito rural. Estas condiciones son particularmente difíciles para los pequeños productores, que en muchos casos, viven del autoconsumo o con un ingreso de subsistencia.
Para hacer frente a esta situación y atender los desequilibrios regionales, he dado indicaciones de incluir, en el proyecto de Presupuesto de Egresos 2016, un nuevo Programa de Apoyo a Pequeños Productores.
Con él, buscaremos democratizar y elevar la productividad de las pequeñas unidades de producción, así como promover su asociación, para que logren una mayor escala y rentabilidad.
QUINTA MEDIDA. Pondremos en marcha, la mayor renovación de infraestructura educativa, en las últimas décadas.
Como lo dije, las escuelas deben estar en el centro del Sistema Educativo Nacional.
La educación de calidad que queremos para nuestros niños y jóvenes, requiere que los planteles y salones de clases se encuentren en condiciones dignas; que tengan luz, agua, baños, mobiliario escolar, lo mismo que pisos, muros y techos firmes.
Ante la magnitud del reto, los recursos fiscales invertidos hasta el momento, han resultado insuficientes.
Por eso, hoy anuncio la próxima emisión de Bonos de Infraestructura Educativa, en la Bolsa Mexicana de Valores, con los que habremos de respaldar y ampliar los alcances del Programa de la Reforma Educativa.
Se trata de un innovador instrumento de ingeniería financiera, que permitirá multiplicar, en los próximos tres años, los recursos del Fondo de Aportaciones Múltiples, de las entidades federativas que se sumen a este programa.
Con el apoyo de los gobiernos y la confianza de los inversionistas, será posible canalizar a las escuelas de México recursos adicionales, del orden de 50 mil millones de pesos, de aquí hacia el año 2018.
Estos recursos, junto con los presupuestados, serán la mayor inversión que haya hecho México, para dignificar las escuelas públicas de nuestro país.
SEXTA MEDIDA. Fortaleceremos la capacidad de los niños y jóvenes de México, para competir y triunfar en un mundo cada vez más integrado.
Con este propósito, también he ordenado incluir en el proyecto de Presupuesto de Egresos 2016, un Programa Nacional de Inglés, para alumnos de Educación Básica.
El inglés es hoy una herramienta indispensable, para que las nuevas generaciones puedan acceder a mayores oportunidades educativas y laborales a lo largo de su vida.
SÉPTIMA MEDIDA. Daremos un renovado impulso a la cultura de nuestro país.
Es convicción de este Gobierno que todos los mexicanos tengan acceso a la cultura y, al mismo tiempo, puedan crear y expresarse a través del arte.
México debe tener una institución de Estado que esté a la altura de este desafío.
Por ello, en breve presentaré una Iniciativa para crear la Secretaría de Cultura.
Esta decisión es resultado del análisis del presupuesto de Base Cero y de la metodología que hemos empleado.
Lejos de implicar un mayor gasto, permitirá optimizar y dar mayor relevancia a la inversión que se realiza en cultura.
Con esta decisión, hoy el Gobierno de la República confirma que la cultura es una prioridad nacional para impulsar el bienestar y el desarrollo integral de los mexicanos.
OCTAVA MEDIDA. Mantendremos la estabilidad macroeconómica para proteger el bienestar de las familias mexicanas.
Frente al actual entorno económico internacional, el Gobierno de la República está determinado a mantener la disciplina en las finanzas públicas.
Para ello, el próximo 8 de septiembre, enviaré al Congreso de la Unión una propuesta de Paquete Económico responsable y realista.
En particular, el Proyecto de Presupuesto de Egresos 2016 estará centrado en el bienestar de los mexicanos, es decir, será sensible a las prioridades de la población y estará focalizado en la atención de los grupos más vulnerables.
Para cumplir con estos propósitos, tendrán prioridad:
-Los programas de combate a la pobreza;
-La seguridad pública.
-El financiamiento a las universidades públicas y el fortalecimiento del desarrollo científico y tecnológico; así como
-Los programas de impulso al crecimiento económico;
Asimismo, el Gasto de Inversión dará prioridad a los proyectos que ya están en curso y a aquellos que acrediten un mayor impacto social y económico.
NOVENA MEDIDA. A partir de la confianza que hoy tiene el mundo en México, vamos a acelerar el desarrollo de la infraestructura nacional.
Con esta visión, México desarrollará innovadores instrumentos financieros que nos permitan captar mayores flujos de capital de forma ágil, eficaz y transparente y dirigirlos a proyectos de infraestructura, incluyendo el sector energético.
El primer instrumento de inversión se llamará FIBRA E. Con él, los inversionistas participarán en proyectos en materia energética y de infraestructura; en condiciones similares a las que ofrecen las FIBRAS inmobiliarias, que han sido muy exitosas en los últimos años.
Y el segundo instrumento, serán los Certificados de Proyectos de Inversión. Éstos permitirán a los fondos de pensiones, aseguradoras y otros inversionistas institucionales nacionales y extranjeros invertir en una amplia gama de proyectos, en todos los sectores de la economía.
De manera complementaria, para detonar una mayor inversión del sector privado, a partir de 2016 se impulsarán más proyectos de infraestructura en la modalidad de Asociación Público-Privada.
De esta manera, México se pondrá nuevamente a la vanguardia, en el diseño de instrumentos financieros que alienten el crecimiento económico y la generación de empleos.
Finalmente, DÉCIMA MEDIDA. El Gobierno de la República se compromete con la austeridad presupuestal.
Frente al actual entorno económico, aquí lo reitero, al Gobierno de la República le toca apretarse el cinturón.
Vamos a hacer más con menos; invertiremos los recursos públicos en lo sustantivo, en lo que sirve mayormente a los mexicanos.
En este marco, anuncio que la propuesta de Presupuesto de Egresos 2016 tendrá estrictas medidas de austeridad.
Los titulares de las dependencias y entidades del Gobierno de la República deberán generar ahorros e invertir mejor los recursos.
El compromiso es disminuir los gastos administrativos y operativos, y aumentar la inversión en el bienestar y progreso de los mexicanos.
Estas 10 medidas tienen objetivos claros. Me refiero a fortalecer el Estado de Derecho; impulsar el crecimiento económico; y combatir la desigualdad. Justamente éstas serán las prioridades que tendremos, para la segunda mitad de esta administración.
MEXICANAS Y MEXICANOS:
Hoy el mundo aún no termina de superar los efectos económicos y sociales, derivados de las graves crisis financieras de 2008; sin duda unas de las peores en décadas.
La desigualdad social ha aumentado en la mayoría de las naciones; el crecimiento económico no ha recuperado su dinamismo previo; y tampoco han bajado las tasas de desempleo a los niveles anteriores a la crisis.
Esta situación se vuelve todavía más compleja, por los acelerados avances tecnológicos, que están alterando dramáticamente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos.
Hay frustración y pesimismo; desencanto y malestar social en Europa, en Asia y en América; en prácticamente todos los continentes.
Los medios digitales y las redes sociales reflejan estos sentimientos de preocupación y enojo; manifiestan que las cosas no funcionan y dan voz a una exigencia generalizada de cambio de cambio inmediato.
En todas las naciones surgen dudas y se enfrentan dilemas sobre cuál es el mejor camino a seguir.
En este ambiente de incertidumbre, el riesgo es que en su afán de encontrar salidas rápidas, las sociedades opten por salidas falsas.
Me refiero al riesgo de creer que la intolerancia, la demagogia o el populismo, son verdaderas soluciones.
Esto no es nuevo. Es una amenaza recurrente que ha acechado a las naciones en el pasado.
Hay ejemplos en la historia, en donde los sentimientos de inconformidad tras crisis económicas globales, facilitaron el surgimiento de doctrinas contrarias a la tolerancia y a los Derechos Humanos.
En esos episodios, la insatisfacción social fue tal, que nubló la mente, desplazó a la razón y a la propia ciudadanía; permitiendo el ascenso de gobiernos que ofrecían supuestas soluciones mágicas.
Sin embargo, esos mismos gobiernos, lejos de llevar a sus sociedades hacia mejores condiciones de vida, alentaron el encono y la discordia; destruyeron sus instituciones y socavaron los derechos y libertades de su población.
De manera abierta o velada, la demagogia y el populismo erosionan la confianza de la población; alientan su insatisfacción; y fomentan el odio en contra de instituciones o comunidades enteras.
Donde se impone la intolerancia, la demagogia o el populismo, las naciones, lejos de alcanzar el cambio anhelado, encuentran división o retroceso.
Los cambios positivos y duraderos de toda sociedad; se logran por la vía de la responsabilidad, de la institucionalidad, de la estabilidad económica, del respeto a los demás y de la voluntad de construir sobre lo que ya se ha avanzado.
Esa es mi responsabilidad, como Presidente de la República.
Mi responsabilidad como Presidente de la República es avanzar sin dividir; reformar sin excluir; transformar sin destruir.
Esa es mi responsabilidad desde 2012, cuando México votó por un proyecto de cambio con rumbo; un cambio de fondo, a través de las instituciones.
Eso es lo que hemos hecho como país, en estos 3 años: enfrentar rezagos ancestrales, vencer resistencias, superar inercias y transformar instituciones.
Nos comprometimos a hacer reformas estructurales y hoy ya se están implementando.
Nos comprometimos a modernizar las políticas públicas y así lo hemos hecho.
Nos comprometimos a desarrollar infraestructura a lo largo del país, y la estamos construyendo.
Hoy, puedo decir de frente a la Nación que estamos cumpliendo con el proyecto de cambio con rumbo, al que me comprometí.
Sin duda, enfrentamos viejos y nuevos problemas. Para superarlos, lejos de retroceder, debemos seguir adelante, hay que continuar por la ruta que nos hemos trazado.
Es un principio elemental de responsabilidad democrática, perseverar en el proyecto de nación por el que votaron los mexicanos.
Vamos a seguir por esa ruta –que es difícil y compleja–, pero que es la única que nos permitirá brindar desarrollo a nuestra gente; a nuestro México, que tanto queremos.
Hoy tenemos cimientos más sólidos para enfrentar la coyuntura internacional, y sobre todo, para edificar una nación más próspera e incluyente.
Si hace 3 años era importante que el país NO diera un salto al vacío, hoy es esencial que México NO claudique en su proceso transformador.
A partir de lo avanzado en esta primera mitad, y de las lecciones aprendidas, habremos de profundizar y consolidar los cambios, y que éstos, se traduzcan en mayor calidad de vida para los mexicanos.
Es un hecho que la economía mundial habrá de mejorar, y cuando llegue ese momento, México será de las naciones con mejores condiciones para crecer aceleradamente.
México se perfila ya como una de las 10 economías más grandes del mundo. Lo que esto nos dice a los mexicanos de hoy, es que nuestro país tiene todo para ser una potencia en los siguientes años.
México está destinado a ser una de las naciones más prósperas, de mayor bienestar para su gente y motivo de inspiración para el mundo.
Como Presidente de la República, estoy decidido a poner mi mayor pasión, dedicación y empeño, para que así sea.

Con esta convicción, entramos a esta segunda mitad, con muchas ganas y más fuerza.

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