Filtración de
supuesta “carta” para el Papa Francisco busca dividirnos: Cardenal Ludwig Müller
El Cardenal Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para
la Doctrina de la Fe, no ha querido confirmar ni desmentir que sea uno de los
cardenales que firmó una carta entregada al papa Francisco -y hecha pública por
el vaticanista Sandro Magister- en la que expresan sus preocupaciones respecto
al Sínodo. Sin embargo sí ha afirmado que la difusión del texto busca
“dividirnos”.
En una entrevista concedida al
periódico italiano Il Corriere della Sera también habla del acceso a la
comunión de los divorciados vueltos a casar así como de las supuestas tensiones
que se viven en el Sínodo.
Sobre la supuesta carta
firmada por un grupo de cardenales -cuatro de ellos han desmentido haberlo
hecho-, Müller responde que “yo no digo si he firmado o no” pero “el escándalo
es que se haga pública una carta privada del Pontífice”.
“Esto es un nuevo vatileaks.
Los actos privados del Papa son propiedad privada del Papa y de ningún otro.
Ninguno puede publicarla, no sé cómo ha podido suceder, y quién lo ha hecho
debería justificarlo”.
Vatileaks es el término con el
que los medios se referían a la filtración de los documentos privados del Papa
Benedicto XVI por uno de sus mayordomos del apartamento pontificio en el año
2012 y que fueron publicados en un libro por el italiano Gianluigi Nuzzi.
Sobre las intenciones de quien
ha filtrado la carta enviada al Papa en esta ocasión, el Cardenal Müller cree
que pretende “sembrar conflictos, crear tensiones. Me parece claro”.
¿Oposición contra el Papa?
Preguntado sobre las supuestas
palabras del Papa Francisco a los miembros del Sínodo sobre una “hermenéutica
conspirativa”, el Purpurado alemán dijo que “pienso que hablaba de quien
sostiene que en la Curia Romana hay una oposición contra el Papa. Aquellos que
dicen y escriben que hay lobos, que Francisco está rodeado de lobos”. Esta “es
una expresión ofensiva y criminal. Yo no soy un lobo contra el Papa. Conozco
quién es el Papa y lo que significa el Primado mil veces mejor que quien dice
estas cosas”, agregó.
“Como Prefecto de la
Congregación (de la Doctrina de la Fe) soy el primer colaborador del Santo
Padre, no solo yo, sino todos los que forman parte de ella. Y no dejo que se
ponga en duda mi obediencia y mi servicio al Papa y la Iglesia”.
El Cardenal asegura que la
verdadera conspiración es la de aquellos que dicen “somos amigos del Papa y
esos de allí son enemigos”. “Esta es la hermenéutica conspirativa. No conozco a
ninguno aquí que esté contra el Papa”.
Sobre el cuestionado
funcionamiento de la asamblea sinodal, el Cardenal Müller expresa que “desde
siempre el Sínodo discute cómo mejorar los procedimientos, todos tienen la
libertad de dar su opinión sobre esto: el reglamento es humano, no una ley
divina”.
Tensiones en el Sínodo y
divorciados en nueva unión
De las posibles tensiones
entre los participantes opina que “había tensiones entre la doctrina y la pastoral,
pero es la tarea del Sínodo ver estos dos aspectos juntos. Cada obispo
católico, en su persona, es maestro de la fe y también pastor de la grey”.
“La ortodoxia debe realizarse
en la pastoral, pero no existe pastoral sin doctrina: que es la enseñanza de
Jesús, no una doctrina académica de teólogos”, añade.
“No es posible que todo sea
representado como un enfrentamiento entre los que dicen ‘somos más liberales’ y
obtienen el aplauso de la gente, y los que, al contrario, deben defender la
doctrina revelada de Jesús y son los malos, los ‘conservadores’”.
Por tanto, “creemos en un solo
Dios, no puede existir contraste. No es que haya uno del Decálogo y otro de la
misericordia. El Evangelio exige también la conversión de nuestra vida. La
puerta es estrecha”.
Sobre los divorciados en nueva
unión, el Purpurado señaló que “las personas sufren porque sus matrimonios se
han roto, no porque no puedan comulgar. Para nosotros el centro de la
Eucaristía es la consagración, cada cristiano tiene el deber de ir a misa, pero
no de comulgar. Concentrarse sólo en un punto no resuelve nada”.
Sobre las situaciones
concretas de esta realidad, dijo, “se puede discutir” pero “una regla general
no es posible. El matrimonio es un sacramento y la Iglesia no tiene autoridad
sobre un sacramento”.
Fuente: ACI
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