20 jun 2016

Los hechos de Nochixtlán.


Columnas políticas, a 20 de junio de 2016
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Templo Mayor/ Reforma
LUEGO del violento enfrentamiento entre la CNTE y la Policía Federal que dejó seis muertos y decenas de heridos, un fuerte debate se vivía anoche en Los Pinos.
LA DISYUNTIVA que dividió al gabinete presidencial fue: ¿qué hacer con el movimiento de disidencia magisterial? ¿Abrir o no una mesa de diálogo?
QUIENES estuvieron en las discusiones afirman que, de entrada, existe la convicción de que la reforma educativa sigue y no hay marcha atrás. Sin embargo, los pasos a tomar con la CNTE es lo que causa dudas.
POR UN LADO Aurelio Nuño insiste en que nada de diálogo mientras sigan las protestas; descuentos y despidos a quienes falten por andar en la bola.
DEL OTRO LADO está la postura de Miguel Osorio Chong: hacer política. El hombre de Bucareli le habría pedido al Presidente instalar una mesa de diálogo, sin que eso signifique claudicar.
Y ES QUE esta semana el conflicto puede escalar. Se tiene previsto que jueves y viernes los maestros disidentes lleven a cabo una jornada de protestas a nivel nacional; y que, además, el domingo se sumen al mitin lopezobradorista de Morena en el Zócalo.
POR LO VISTO, no será una decisión fácil para Enrique Peña Nieto.
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LA VIOLENCIA NO ES LA VÍA /Editorial El Universal
La violencia nunca debe ser el medio para resolver los problemas, como tampoco la adopción de medidas que afecten a terceros; los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación deben estar conscientes de ello.
Desde hace varios meses la CNTE ha emprendido acciones que van desde toma de aeropuertos, bloqueos carreteros, marchas, plantones y vandalismo. Ante ese proceder efectivos federales han tenido que recurrir a la fuerza para contener protestas o liberar vialidades.
Hace algunos días integrantes y simpatizantes de la Coordinadora comenzaron con el bloqueo de carreteras en Oaxaca. Comerciantes del Istmo se quejaron de desabasto de víveres y Petróleos Mexicanos advirtió del riesgo de dejar de surtir combustible desde la refinería de Salina Cruz. Con el fin de permitir el tránsito carretero, ayer se dio un operativo federal que culminó en un choque con la CNTE.
En hechos que aún deben ser clarificados por las autoridades (incluida la Comisión Nacional de los Derechos Humanos), seis personas murieron en los enfrentamientos. Durante el desalojo, los policías, de acuerdo con información oficial, portaban sólo escudos y toletes. Los maestros incendiaron camiones para frenar el avance de fuerzas federales y estatales e instalaron barricadas; además de armarse con palos y lanzar piedras y cohetones. Más tarde, según la versión oficial, un grupo armado de elementos policiacos intervino debido a que un grupo radical portaba armas de fuego.
La situación que durante décadas prevaleció en el sector educativo del país ya no es la misma. El uso discrecional que se hacía de plazas magisteriales y de nóminas estatales (Oaxaca es un ejemplo) le fue retirado a un pequeño grupo de líderes que con ello lograba importantes ganancias. La Coordinadora no quiere entenderlo así. Durante años se valió de ese poder para cooptar al resto de los profesores, a quienes otorgaban aumentos salariales e incentivos sólo si respondían a los llamados a protestar en donde se necesitara hacer presión a algún gobierno estatal.
La CNTE tiene la opción de ser parte del cambio y no un obstáculo. Su demanda central no puede ser echar por la borda una reforma educativa que ha sido avalada por el grueso de los docentes. Hay fases pendientes en ella (la actualización de programas, por ejemplo), en las que sus ideas contribuirían a alcanzar una mejor educación.
En estos momentos la CNTE —como consecuencia de organizaciones radicales que la acompañan— es identificada más como un grupo violento que como una organización con demandas viables; quienes están al frente tienen la oportunidad de mostrar una cara distinta. Apostar por la radicalización nunca llevará a buen puerto, muchos menos si se recurre a acciones que terminan afectando la vida de terceros.
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No hubo armas, certifica notario
Rozones/La Razon
- Radicalizó la CNTE sus protestas y ahora hay seis muertos de bala y 108 heridos por la trifulca que protagonizó ayer en Nochixtlán, al enfrentarse con policías federales y estatales. El caso es que los disparos, informó la Comisión Nacional de Seguridad, salieron del lado de los centistas, no de los agentes, que iban desarmados, tal cual lo certificó un notario.
Ataque a sede de la PF
›La noticia es que los ataques de la CNTE se extendieron durante la noche de ayer. Reportes extraoficiales indican que integrantes de la Sección 22 tomaron las oficinas de la Policía Federal en Huajuapan de León, Oaxaca. Según los reportes los maestros prendieron fuego a la sede policiaca, incluso con elementos en su interior. No cesa la violencia.
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LOS MUERTOS DE NOCHIXTLÁN; CRECE EL CAOS/Rafael Cardona
La Crónica
La información en torno de los enfrentamientos en Oaxaca, durante los cuales seis personas murieron y más de un centenar resultaron heridas, les entrega a los rebeldes del magisterio disidente (CNTE-Morena) la dorada oportunidad tras la cual han estado tanto tiempo: los mártires para convertir su movimiento en una causa humanitaria sobre la cual montar su discurso de la represión contra la educación popular y exigir el abatimiento de la reforma educativa.
Esa visible expansión del caos, con carreteras bloqueadas, vehículos incendiados, ataques a la población civil y las muy lamentables circunstancias de este domingo, obliga a analizar el asunto desde otros ángulos. Éste es uno de ellos.
Superado el plazo (no el resultado) de las elecciones  intermedias cuya concurrencia en la tercera parte del país implicó un no convocado referéndum en torno del gobierno de la República —cuyo resultado algunos no quieren ver—, el enconado conflicto magisterial (así sea con una sección minoritaria y localizada del sindicalismo marginal) significa hoy el principal problema del régimen peñista.
Dicho así, suena simple, pero el asunto se puede presentar de otra manera: la implantación generalizada de la reforma educativa, con su indispensable expropiación en favor del estado de las facultades “metasindicales” de control educativo por parte de un magisterio incivil y de poca capacidad pedagógica (para probar su nivel basta escuchar sus pobres argumentos en la proclama política), este es el último asunto de gran calado al cual debe enfrentarse la administración antes del próximo e inminente año electoral y su solución o atascamiento incidirá notablemente en los resultados del 2018, en especial por la adopción del conflicto (y su estímulo) por parte del Movimiento Nacional de Regeneración Nacional; o sea, Andrés Manuel López Obrador, quien ha recibido como regalo del cielo, un problema al parecer sin solución en la vida real, pero perfecto en el mundo de las promesas fáciles.
Andrés Manuel les ha ofrecido a los inconformes anular el motivo de su querella: él echaría abajo la reforma educativa. Volvería atrás el reloj, frente a un gobierno incapaz de echarlo adelante porque hasta la fecha no ha sido posible persuadir, convencer o de plano desplazar a los inconformes cuya forma de vida depende del “autocontrol” de los méritos, ascensos, ingresos, plazas y contratación de los docentes, principalmente en los estados donde hoy se incendia la pradera.
Y para colmo la violencia brutal de las últimas horas, de cuyo origen ellos no quedan ajenos. El binomio perverso consiste en ser promotor y víctima de la violencia inducida.
En estas condiciones el perno sobre el cual descansa toda la estructura es cada día más débil: el secretario de Educación cuya postura legal es impecable (hacer cumplir la Constitución modificada por esta reforma), pero cuya operatividad política es absolutamente disfuncional. Si pone condiciones para el “diálogo” (todo se debe analizar previa aceptación de la reforma con lo cual los inconformes con ella no tiene ya materia de negociación y por tanto tampoco de conversación), se convierte a priori en un intransigente (frente a los otros intransigentes) cuya capacidad de interlocución queda anulada.
Y como complemento, su cada día más complicado ascenso a la candidatura presidencial de un partido golpeado por la crisis electoral de junio. Sobre esos argumentos se montan quienes nada aceptan si proviene de él, con lo cual lo desgastan y lo rebasan sin nadie en el gobierno para hacerles frente, ni siquiera la Procuraduría General de la República con el cumplimiento de órdenes de aprehensión en contra de los líderes magisteriales, corruptos para el gobierno, pero protegidos y victimizados como “presos políticos” por los suyos, en una especie de adaptación oaxaqueña del Síndrome de Estocolmo.
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EL ASALTO A LA RAZÓN/Carlos  Marín
Milenio
Este desmadre no es espontáneo
Enrique Enríquez, secretario general de la sección 9 (CdMx) del SNTE que milita en la CNTE, afirmó ayer que su gente no marchará el domingo 26 en la manifestación convocada por Morena para exigir la libertad de líderes de la disidencia magisterial.
Eso sí, según su correligionario de la 18 (Michoacán), Juan Melchor, la coordinadora se movilizará con los familiares de Los 43.
Ambas demostraciones (vaya coincidencia) serán en la capital del país.
Enríquez adelantó que las marchas podrían cruzarse, pero dijo textualmente: “Queda claro que no hay articulación…”.
Sí, Chucha: tampoco la hay con las agrupaciones afines a la CNTE que raparon a profesoras y profesores y saquearon comercios en Chiapas; con los 28 bloqueos carreteros en Oaxaca; con los vándalos de la fiesta del sábado en la noche juchiteca, que hasta se robaron seis coches de una agencia, o con los piquetes de paramilitares de los enfrentamientos de ayer con policías en Asunción Nochixtlán.
Creer que no hay articulación es tan ingenuo como soñar con la devolución de la rectoría de la enseñanza pública a esos “luchadores sociales”.
cmarin@milenio.com
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Columna ITINERARIO POLÍTICO/Ricardo Alemán
Milenio
¡Ya tienen sus muertos…! El nuevo crimen organizado
Durante años, la mafiosa CNTE buscó la tragedia; uno, dos o tres muertos que justificaran el vandalismo, saqueo, secuestro, robo, rapiña y los graves delitos federales de ataque a vías de comunicación e instalaciones estratégicas.
Y para conseguir “sus muertos” —estandarte que justifique su intento de destruir al Estado—, los mafiosos líderes de la CNTE recurrieron a todo, desde estrategias propias del crimen organizado —como el secuestro, quema de camiones y bloqueo de carreteras—, hasta el secuestro de personas y el asesinato de adversarios.
Pero como “todo es todo”, la mafiosa CNTE también avanzó en los campos político y guerrillero. Por un lado, estableció una alianza con Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena —que dio a la CNTE candidatos a puestos de elección popular—, y por otro pactó con organizaciones afines a la guerrilla, como el FIOB, Comuna, Codep y Mult, entre otros, que son los más radicales en los choques de la CNTE con fuerzas federales.
Hoy, la CNTE tiene “sus muertos”. Y hoy también tiene una bandera para justificar lo que siempre pregonó y que por años trató de desencadenar: que el gobierno federal reprime las causas del pueblo bueno.
Ya no serán necesarios engaños como los 43 de Iguala y tampoco fantasiosos inventos como Tlatlaya, en donde nadie probó violación de derechos humanos durante un enfrentamiento entre militares y criminales.
No, hoy la CNTE tiene sus mártires, supuestos maestros caídos —de entre tres y seis muertos—, en el enfrentamiento en Nochixtlán, Oaxaca, entre simpatizantes de la CNTE y policías federales; choque que produjo 45 heridos —de ellos 21 policías—, cuatro al borde de la muerte y un policía muerto.
Y sin importar la verdad de lo ocurrido, hoy la mafiosa CNTE y su clientela de enemigos de las instituciones —que están contra la reforma educativa—, tienen lo que buscaron por años —para pregonar por el mundo—, que el gobierno mexicano es represor.
Y en efecto, resulta condenable —por donde se quiera—, la muerte de tres, seis o más personas, sean maestros, activistas de organizaciones afines a la guerrilla o policías federales. El Estado no puede tolerar ni solapar una sola muerte en un choque entre protestantes y policías.
Sin embargo, resulta irresponsable, e igualmente criminal, culpar de las muertes a la policía —por un lado—, o a los protestantes de la CNTE, por el otro. ¿Por qué es irresponsable y criminal señalar sin pruebas?
Porque la investigación de un delito no es un acto de fe y tampoco producto de una revelación divina. Y porque más allá de las declaraciones interesadas de las partes —la CNTE y la policía federal—, solo las evidencias científicas dirán qué pasó y de quién fue la mano que mató a manifestantes y policías.
Por lo pronto —y antes de acusar sin pruebas—, conviene señalar que la policía federal no porta armas en enfrentamientos como el de Nochixtlán. Lo cierto es que las armas de fuego, armas blancas y armas contundentes están con los mafiosos de la CNTE.
Por eso las preguntas: si la policía federal no portaba armas, ¿cómo es posible que activistas de la CNTE hayan muerto a causa de presuntos disparos?
¿Cómo es posible que si los simpatizantes de la CNTE no usaron armas —como aseguran sus líderes—, por lo menos cuatro policías están al borde de la muerte por proyectiles de arma de fuego y uno más murió por esa causa?
Sin duda que una de las partes miente. Y, a reserva de las periciales, aquí creemos que en la refriega, la CNTE habría disparado a sus propios compañeros. ¿Por qué? Porque en el gobierno federal no son idiotas para montar un acto criminal es un desalojo como el de Nochixtlán.
En cambio la CNTE ya es prototipo del nuevo crimen organizado.
Al tiempo.
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Ya la violencia salpicó a AMLO/Rubén Cortés
La Razón
 Los seis muertos y 108 heridos provocados ayer por la CNTE en Oaxaca vuelven a mezclar a AMLO con el radicalismo, del que se separó en 2012 con su campaña de La República Amorosa, para despojarse del cariz violento que le dejó el plantón de Reforma.
Previo a las elecciones del 5 de junio, AMLO pasó de puntillas sobre la polémica de su aliada política, la Arquidiócesis, contra la propuesta presidencial para legalizar matrimonios y adopción entre personas del mismo sexo.
Para AMLO el matrimonio gay es “algo no muy importante” y la Arquidiócesis cree que él “es muy conservador y defiende los valores de una sociedad sana y correcta”. Así que AMLO le dejó el gasto político de enfrentar la iniciativa de Los Pinos.
Y la Arquidiócesis hasta se apropió de la derrota del PRI (en siete de 12 gubernaturas), Morena pasó a ser tercera fuerza electoral, desplazando al PRD (un millón 706 mil 952 sufragios por 457 mil 486) y AMLO atravesó el lodo sin ensuciarse.
La Arquidiócesis hasta advirtió que “continuaremos con la línea del ‘costo político’ en procesos electorales si insiste el PRI en no tomar en cuenta nuestra postura”. El genio de AMLO tuvo recompensa: él se llevó la tajada y la Iglesia el encontronazo con Los Pinos.
Pero hace una semana asumió la defensa legal del apresado Rubén Núñez, impopular y violento líder de la CNTE, quien en tres años acumuló 132 millones de pesos mediante lavado de dinero y sus paros de clases provocaron que Oaxaca necesite 33 años para equiparar su nivel educativo al de la CDMX.
Y ayer los seguidores del defendido de AMLO tomaron Oaxaca, se enfrentaron a la policía y provocaron seis muertos y 108 heridos en Nochixtlán, además de la muerte del periodista Elpidio Ramos, en Juchitán, quien había escrito reportajes críticos contra la CNTE.
La primera línea de investigación que sigue la Fiscalía de Oaxaca por el asesinato del reportero de El Sur es por amenazas de la CNTE, pues capturó imágenes de maestros durante los disturbios que se han registrado en Juchitán.
Mal negocio, pues, para AMLO, aliarse al grupo insurgente urbano más violento del país. Debería recordar que para las elecciones de 2012 debió pasar aceite para quitarse de encima la sombra del plantón de Reforma en 2006.
Entonces le funcionó La República Amorosa: “Extiendo mi mano franca a todos, no odio, no soy hombre de resentimientos, perdono a todos”. Y terminó en segundo lugar de la elección presidencial con 15,896,999 votos, por 19,226,784 de Enrique Peña.
Ya AMLO olvidó el amor y vuelve a decantarse por la violencia.
Pero es un tipo con suerte:
La gente también olvida rápido.
ruben.cortes@razon.com.mx
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