25 abr 2017

“El Papa en Armenia nos hizo salir del caparazón del dolor”


“El Papa en Armenia nos hizo salir del caparazón del dolor”
A un día de la conmemoración del martirio del pueblo armenio perpetrado a principios del siglo XX, el embajador ante la Santa Sede, Mikayel Minasyan, recuerda el viaje de Francisco y su significado para afrontar el futuro
ANSA
Papa Francisco recordando a las víctimas del genocidio armenio

Vatican Insider, Pubblicato il 23/04/2017
ANDREA TORNIELLI
El viaje a Armenia que hizo Francisco en junio de 2016 es una de las pocas visitas que ya había decidido desde el principio de su Pontificado. Justamente durante las primeras semanas surgieron las primeras polémicas sobre lo que sucedió a principios del siglo XX en Armenia. El 3 de junio de 2013, Papa Bergoglio recibió al Patriarca armenio de Cilicia, Nerses Bedros XIX. Uno de los integrantes de su séquito filmó algunas palabras del Pontífice quien, al saludar a una persona, habló explícitamente sobre «genocidio». El video fue inmediatamente publicado en YouTube. No se trataba de un encuentro público, las palabras de Francisco fueron dichas en privado y para consolar a descendientes de las víctimas de esa masacre. El Ministerio del Exterior turco expresó inmediatamente su disgusto tanto a la embajada de la Santa Sede en Ankara como directamente al Vaticano. Cuatro días después, el 7 de junio, entregó sus cartas credenciales en manos de Papa Francisco el primer embajador residente de la República de Armenia ante la Santa Sede, Mikayel Minasyan, que al tomar posesión trató de apagar las polémicas para pacificar los ánimos. Ahora esas polémicas, después de la conmemoración en San Pedro de 2015 y después del viaje papal a Armenia, son solamente un recuerdo borroso. Vatican Insider le preguntó al embajador Minasyan qué representó la visita de Francisco a su país. 


 El 24 de abril se recuerda a los mártires del genocidio armenio. ¿Qué significó la visita del Papa al memorial de Yerevan dedicado a las víctimas del «Metz Yeghérn», el Gran Mal? 

Esa visita, tan llena de símbolos y emociones, expresó perfectamente, creo, la importancia de algunos valores clave del Pontificado de Papa Francisco, como la solidaridad, la apertura y la libertad. La solidaridad hacia el pueblo armenio, un pueblo que ha sufrido mucho, y el Papa enseña que no se puede no ser solidario con quienes sufren. De apertura porque dio a los armenios la valentía de abrirse al mundo, de salir del caparazón del dolor alimentado todavía por el negacionismo del gobierno turco. Y, al final, la libertad, la libertad personal, del Papa, que desafió las presiones para expresar los otros dos valores. Recuerdo las palabras que expresó “en caliente” el Presidente de la República al final de aquella ceremonia que, acaso mejor que ninguna, definen el significado de la visita de Papa Francisco a la «Fortaleza de las Golondrinas»: «Santidad», le dijo, «hoy usted ha curado nuestras heridas». 
 Muchos se sorprendieron porque Francisco, durante la visita al memorial, prefirió estar en silencio y no pronunciar discursos. Hizo lo mismo en Auschwitz un mes después. ¿Qué significa este silencio? 
 Creo que ante ciertas tragedias que han golpeado a la humanidad no hay más instrumentos que el silencio como invitación a la escucha. Escuchar lo que tienen que decir las víctimas, no hablar en su lugar, sino rezar por ellas y rezar para que no le vuelva a suceder a la humanidad lo que les pasó a ellas. Durante la misa del 12 de abril de 2015, en el centenario de la conmemoración, Papa Francisco indicó que estas tragedias de los primeros años del siglo XX son la raíz de todo lo que sucedió después y de lo que sucede, desgraciadamente, hoy. En Armenia se sentía que la mirada del Pontífice abrazaba a los cristianos del Medio Oriente, para quienes no se cansa de invocar la paz, puesto que el silencio no se puede aplicar a las tragedias que se consuman frente a nuestros ojos, teniendo siempre en cuenta los valores que acompañaban a Papa Francisco en el memorial del genocidio armenio. 

El martirio de los cristianos no es algo solo del pasado: lo hemos visto dramáticamente durante esta Semana Santa ensangrentada en Egipto. ¿El pasado nos puede ayudar a afrontar el presente y el futuro? 

Es en lo que creemos nosotros los armenios y por lo que desde hace más de un siglo luchamos sin descanso. Si entonces, hace cien años, se hubiera dado un juicio justo a la tragedia que golpeó a mi pueblo (tal y como hacen tarde las naciones en las últimas décadas), probablemente habríamos tenido una situación diferencia para los cristianos hoy en el Medio Oriente. Ahora esperamos que Turquía cobre conciencia de que la pluralidad cultural y política ha sido en el pasado su mayor riqueza. Pero desgraciadamente esta memoria común es constantemente negada, enterrada, olvidada. 

Durante el viaje a Armenia el Papa habló sobre la memoria no como algo que bloquea y paraliza en las divisiones del pasado. ¿Será posible dar pasos para un reconocimiento compartido también por Turquía? 

Me parece que al Papa le interesa mucho el tema de la memoria. Ha hablado de él en diferentes ocasiones, pero siempre como algo profundamente positivo, porque crea vínculos entre los seres humanos, entre los pueblos, incluso cuando son difíciles de aceptar. Creo que todo lo que expresó en San Pedro durante el centenario del genocidio armenio, y que después repitió en su viaje a Armenia el año siguiente, pretendía convertir esta memoria en el tesoro sobre el cual construir relaciones pacíficas entre armenios y turcos, la vía de la reconciliación, pero con la conciencia de que para derribar los muros no se puede más que partir de la verdad. 

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