1 jul 2017

El Papa no renueva el encargo al cardenal Müller

El Papa no renueva el encargo al cardenal Müller
El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe deja el cargo cuando se cumplen los primeros cinco años de su mandato. Le sucede el número dos, Luis Ladaria, también él nombrado en su momento por Benedicto XVI
El cardenal Gerhard Ludwig Müller

Vatican Insider, Pubblicato il 01/07/2017
ANDREA TORNIELLI
Quien pensara que la imputación por abusos sexuales a menores del cardenal George Pell y su excedencia para acudir al proceso en Australia fuese la noticia destinada a agitar la vida de los sagrados palacios en este principio de verano, deberá pensarlo dos veces. La noticia bomba de las últimas horas es la decisión del Papa Francisco de no confirmar en el encargo al cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, 69 años, que el 2 de julio concluye su primer lustro a la cabeza de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El anuncio de la decisión estaba prevista para el lunes (es decir, el día después de la espiración del mandato) pero ha sido anticipado a hoy, dado que justo después de la audiencia de ayer por la mañana, en la cual ha sabido de la no renovación del mandato, el cardenal ha comunicado la noticia a sus colaboradores y ha sido publicada en dos sitios tradicionalistas en Italia y en los Estados Unidos. 

“El Santo Padre Francisco –se lee en el boletín de la Santa Sede-- ha agradecido al Eminentísimo Señor Cardenal Gerhard Ludwig Müller al concluir su mandato quinquenal de Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de Presidente de la Comisión Pontificia “Ecclesia Dei”, de la Comisión Pontificia Bíblica y de la Comisión Teológica Internacional, y ha llamado a sucederle en los mismos cargos a Su Excelencia Reverendísima Monseñor Luis Francisco Ladaria Ferrer, S.I., arzobispo titular de Tibica, hasta ahora Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe”.  
 El teólogo Müller nombrado en julio de 2012 por Benedicto XVI era obispo de Ratisbona, había recibido el birrete cardenalicio por Francisco en el primer consistorio de febrero de 2014. En su lugar, con una sucesión casi natural, llega el vice, el arzobispo español (y jesuita) Ladaria, también él nombrado en su momento por Papa Ratzinger al vértice del dicasterio, un sacerdote considerado preparado y con autoridad.  
 ¿Qué ha llevado a la clamorosa decisión, que no tiene precedentes recientes en la historia de la Santa Sede, incluso si parece que Müller no haya aceptado otros encargos y habría decidido retirarse? 
La explicación mejor es que el despido de un cardenal que no estaba en sintonía con algunas de las particulares aperturas del Pontífice, en particular sobre la moral familiar y la exhortación ’Amores laetitia’. Pero la designación de Ladaria, y no de un purpurado o un obispo externo más cercano a la sensibilidad de Francisco, pone en discusión esta hipótesis. Ladaria de hecho no se puede clasificar como “progresista”.  
 ¿Por qué entonces la no confirmación? 
Es probable que en el origen de la decisión de no renovar el encargo al cardenal esté la falta de funcionamiento del dicasterio, una dificultad en las relaciones y en la colaboración. En particular puede haber influido la excesiva exposición mediática de Müller: sus tomas de posición personal han sonado a menudo más propias de las de un especialistas que las de un jefe de un dicasterio al servicio del Papa, a pesar de las insistentes invitaciones a “hablar” sobre todo con los documentos y los actos de la Congregación. Intervenciones, las del prefecto de la Doctrina, que suenan casi siempre como toma de distancia del Pontífice.  
 La falta de renovación de un Prefecto del ex Santo Oficio, congregación un tiempo llamada ’La Suprema’ no tiene precedentes recientes.
 Pero es cierto que no tiene precedentes el modo con el que el Prefecto saliente ha interpretado su papel. De su predecesor, el americano William Joseph Levada, casi no se recuerdan entrevistas durante su mandato, durado siete años y concluido por haber alcanzado el límite de edad. Y del predecesor de evada, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto para la Congregación doctrina ininterrumpidamente de 1981 a 2005 se recuerdan raras pero importantes entrevistas, en ninguna de las cuales lo había puesto en contraposición con el Pontífice, Juan Pablo II, a pesar de que sea conocido que sobre algunas cuestiones –por ejemplo el encuentro ínter-religioso de Asís la purificación de la memoria durante el Jubileo del 2000-- el cardenal alemán tuviera posiciones no siempre coincidentes con las de Wojtyla.  
 Por lo que se sabe, Müller habría rechazado la oferta de otro encargo, prefiriendo retirarse. Con la elección de Ladaria –nombrado número dos de la “Suprema” por el Papa Ratzinger-- como sucesor del Prefecto saliente, es evidente que Francisco no tiene intención de imprimir cambios en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Como ocurrió en el caso de otro dicasterio, el de la liturgia, donde el Papa Bergoglio hizo sustituir al conservador español Antonio Cañizares Llovera con el conservador africano Robert Sarah.  
 Cambios en los vértices de los dicasterios con la finalización del quinquenio no son una novedad de este pontificado. En 2006, al final el primer encargo como Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los pueblos (uno de los encargos más importantes, hasta el punto de ser definido “el Papa rojo”), Benedicto XVI decidió transferir a Nápoles al cardenal Crescenzio Sepe haciéndole  

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