25 feb 2019

Decepción de las víctimas con el Papa...

Cumbre histórica en el Vaticano 
Decepción de las víctimas con el Papa.../
El Papa clausuró este domingo 24 de febrero la cumbre sobre abusos sexuales de menores con un largo discurso volviendo a manifestar su determinación de luchar para erradicar esta "plaga" de la Iglesia Católica.
Se trata -dijo-, de "crímenes abominables" que hay que "extirpar de la faz de la tierra”, y comparó los abusos con los "sacrificios de humanos con fines religiosos" e incluso los consideró una "manifestación del espíritu del mal", algo que indignó a las víctimas.
"Hermanos y hermanas -dijo el Papa-, hoy estamos delante de una manifestación del mal, descarada, agresiva y destructiva.....
En ese sentido, las víctimas denunciaron que solo había "palabras" y faltaban medidas concretas que el mismo Papa había reclamado al inaugurar el encuentro.
La nota de Elizabetta Pique en La Nación es elocuente...
Fuerte decepción de las víctimas en el cierre de la cumbre sobre abusos
Francisco, durante la misa de cierre de la cumbre, en el Vaticano Fuente: Reuters
La Nacion, 25 de febrero de 2019  
ROMA.- El Papa cerró ayer la histórica cumbre sobre abusos sexuales de menores volviendo a manifestar su determinación de luchar para erradicar esta "plaga" de la Iglesia Católica. "Si en la Iglesia se descubre incluso un solo caso de abuso, que representa ya en sí mismo una monstruosidad, ese caso será afrontado con la mayor seriedad", prometió.
Se trata de "crímenes abominables" que hay que "extirpar de la faz de la tierra", dijo Francisco, que comparó los abusos con los "sacrificios de humanos con fines religiosos" e incluso los consideró una "manifestación del espíritu del mal", algo que indignó a las víctimas.
"La Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la Justicia a cualquiera que haya cometido abusos. La Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso", prometió Francisco, en un discurso que fue criticado por los grupos de sobrevivientes llegados a Roma para el evento. Estos denunciaron que solo había "palabras" y faltaban medidas concretas que el mismo Papa había reclamado al inaugurar el encuentro.
Las víctimas se manifestaron además furiosas ante el hecho de que responsabilizara al diablo de los abusos y consideraron que la gran ausente era la "tolerancia cero", no mencionada en el texto final.
Más allá de la decepción reinante entre las víctimas, el moderador de un evento sin precedente, el padre Federico Lombardi, anunció tres iniciativas concretas que el Vaticano ejecutará en breve: la creación de una task force de expertos que ayudará a las conferencias episcopales y a las diócesis que tienen dificultadas a enfrentar el tema de los abusos; la publicación por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe de un vademécum (manual) que ayudará a los obispos del mundo a comprender claramente qué deben hacer a la hora de enfrentar abusos o encubrimiento, y la promulgación de un nuevo motu proprio del Papa sobre la protección de menores para contrastar los abusos en la curia romana y en la Ciudad del Vaticano, que estará acompañado por una nueva ley y directrices para el Vicariato de la Ciudad del Vaticano sobre el mismo tema. En verdad, sobre esto último el Vaticano trabajaba desde hacía tiempo, ya que no contaba con esta legislación interna que el Comité Defensor de Niños de las Naciones Unidas le reclamaba desde 2014, explicó Lombardi.
(Como sabemos) El Papa no pronunció el sermón de la misa que celebró junto a 190 altos prelados de todo el mundo, para cerrar la cumbre. El encargado fue el arzobispo de Brisbane, Mark Coleridge, presidente de la Conferencia Episcopal de Australia, país especialmente golpeado por el escándalo de abusos.
"A veces hemos visto a las víctimas como el enemigo y hemos sido nuestro peor enemigo", reconoció Coleridge, en una homilía fuerte pronunciada en la espectacular Sala Regia del Palacio Apostólico del Vaticano. Coleridge resumió el significado que el Vaticano quiere darle a la cumbre al hablar de una "revolución copernicana".
"Descubrir que los abusados no giran en torno a la Iglesia, sino la Iglesia alrededor de ellos. Esta es la conversión necesaria que puede abrir la Iglesia a un nuevo tiempo de misión", auguró.
Discurso (papal)
En medio de una enorme expectativa mediática, el Papa habló después de él, una vez terminada la misa. Entonces, pronunció un discurso largo pero tibio, dedicado en gran parte a recordar, con citas de estadísticas de diversos organismos internacionales, que "la gravedad de la plaga de abusos sexuales a menores es por desgracia un fenómeno históricamente difuso en todas las culturas y sociedades".
Reconoció luego, sin embargo, que "la universalidad de esta plaga, a la vez que confirma su gravedad en nuestras sociedades, no disminuye su monstruosidad dentro de la Iglesia".
En su intervención final, Francisco destacó también que no se puede comprender el fenómeno de los abusos sexuales a menores sin tomar en consideración el abuso de poder. Recordó que el abuso de poder "está presente en otras formas de abuso de las que son víctimas casi 85 millones de niños olvidados por todos", destacó, al mencionar luego a los niños soldados, prostituidos, malnutridos, secuestrados, víctimas de guerras, refugiados, abortados. Fue justamente para poder explicar semejante "crueldad" que aseguró que los abusos son también una manifestación del "espíritu del mal", de Satanás, fuerza de la que muchas veces habla el exarzobispo de Buenos Aires.
Consciente de que se juega su credibilidad, prometió que la Iglesia utilizará las mejores prácticas formuladas por la Organización Mundial de la Salud y mencionó ocho puntos claves, entre ellos, el acompañamiento de las víctimas, la formación de los candidatos al sacerdocio y la necesidad de verificar las directrices de las conferencias episcopales.
Como era de esperar, el discurso defraudó a los grupos de víctimas. "Hoy el papa Francisco ha dado un guantazo a todas las víctimas que hemos venido de los cinco continentes para exigir explicaciones. Se ha pasado la mitad del discurso hablando de los abusos fuera de la Iglesia. Nosotros hemos sido abusados dentro de la Iglesia y esperábamos una respuesta que Francisco no nos ha dado", dijo a los periodistas Miguel Hurtado, sobreviviente español y vocero de ECA (Ende Clergy Abuse). "El Papa ha intentado externalizar el tema, como que los abusos son parte de la acción del diablo, es algo increíble", agregó.
"El problema de los abusos es que obispos, abades y cardenales, siguiendo las indicaciones del Vaticano, han aplicado a rajatabla un manual de encubrimiento, poniendo la institución por encima de los menores", aseguró. "Si no asumen la responsabilidad de que esto ha pasado por su culpa, por su grandísima culpa, no vamos a ser capaces de solucionar el problema", concluyó. Sus palabras ensombrecieron un evento sin precedente, considerado por el Vaticano, como dijo el arzobispo Coleridge, "el inicio de una revolución copernicana" en cuanto al tema de los abusos.
Por: Elisabetta Piqué
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Pese a la frustración, hubo algunos importantes avances
La Nación, 25 de febrero de 2019..
ROMA.- Era esperable la frustración de las víctimas. El Papa y los mismos organizadores de la cumbre habían advertido que era totalmente irracional esperar que en tres días pudiera resolverse el terrible flagelo de los abusos. Pero todos los analistas coinciden en destacar que la cumbre antiabusos que concluyó ayer representó un verdadero hito en la lucha de la Iglesia Católica en contra del flagelo de la pedofilia.
Desde hace treinta años el Vaticano intenta superar un horror que se ha convertido en la peor crisis que atraviesa la Iglesia Católica. Pero es la primera vez que un pontífice, pese a las resistencias y distintas visiones sobre el tema, consciente de que la Iglesia se juega su credibilidad y supervivencia, logró convocar a todos los líderes de las conferencias episcopales del mundo para enfrentarlos al dolor de las víctimas de abusos, hablar del tema sin tapujos y hacer un mea culpa colectivo. Algo que nunca había pasado antes. El objetivo de la cumbre fue que, más allá de las diferencias de cada país, todos los episcopados estén en la misma sintonía en cuanto al flagelo y elaboren una estrategia común.
Más allá de la frustración de los grupos de víctimas, por primera vez estas fueran escuchadas. En el corazón del Vaticano hubo, además, una liturgia penitencial en la que se les pidió perdón, algo también inimaginable años atrás. Como subrayó ayer el padre jesuita Hans Zollner, uno de los organizadores de la cumbre, los momentos más impactantes para los 190 participantes fueron los desgarradores testimonios de las víctimas de los abusos. "Muchos me dijeron que quedaron transformados, que comenzaron la cumbre con una actitud y la terminaron con otra. Ahora obispos de África o Asia hablan con el mismo lenguaje, comprendieron qué necesitamos hacer", aseguró Zollner, en la conferencia de prensa final.
Otro organizador, el arzobispo maltés, Charles Scicluna, máximo experto en pedofilia, dijo que entendía la frustración de las víctimas. Pero no consideró un fracaso la cumbre, sino el comienzo de algo que no tendrá vuelta atrás. "Por décadas nos hemos concentrado en los crímenes de los abusos, pero ahora también estamos todos de acuerdo en que es criminal el encubrimiento y esto significa que estamos en un punto de no retorno", subrayó.
El Papa pidió "concreción" al principio del encuentro. Y aunque los grupos de víctimas las minimizaron, ayer se anunciaron medidas concretas que serán puestas a punto en el corto plazo, consideradas claves. Un manual, breve y simple, que pronto publicará la Congregación para la Doctrina de la Fe para que los obispos, tantas veces culpables de malos manejos y encubrimientos, sepan qué hacer. Y una task force de expertos que el Vaticano enviará a diócesis o conferencias episcopales que no tienen gente preparada para enfrentar estos casos, otra novedad.
En reuniones que habrá a partir de hoy, tal como aseguraron los organizadores, se les dará seguimiento a las varias propuestas concretas de la cumbre, entre las cuales se encuentra la redefinición del secreto pontificio, un antiguo reclamo de las víctimas. "La Iglesia es como una gran nave y estamos en el proceso de moverla", aseguró Zollner, tras asegurar por otro lado que es imposible resolver algo tan grave "de la noche a la mañana".
La cumbre también marcó un antes y un después por cómo fue organizada. Los medios llegados desde todo el mundo pudieron seguir gran parte del encuentro por streaming, el Vaticano creó una web que aportaba videos y documentos, con una apertura y transparencia que no se vieron en los últimos sínodos. También hay que destacar que, en otra apertura, por primera vez participaron diez mujeres superioras de la cúpula que reúne a las religiosas de todo el mundo. Tres mujeres -una laica, una monja y una periodista- fueron llamadas a dar una ponencia. El cardenal Oswald Gracias, arzobispo de Bombay y miembro del grupo de cardenales asesores del Papa, reconoció ayer que de las nueve ponencias que hubo las mejores fueron las de las mujeres, vibrantes y directas.
"Para los tiempos de la Iglesia, con esta cumbre el Vaticano ha dado pasos de gigante -dijo a LA NACION Cristiana Caricato, prestigiosa vaticanista de TV2000, que dijo temer que probablemente las víctimas nunca estarán satisfechas-. Sus heridas son demasiado profundas y no prescriben”.
Por: Elisabetta Piqué

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