Fetichismos presidenciales…; el Detente!

Gansadas/ Carlos Ferreyra Carrasco
Tomado de su espacio de Facebbook..
Fetichismos presidenciales…
Poco tiempo había pasado desde La Cristiada, ese movimiento campesino forrado de ideologías fascistas y que fue impulsado irreflexivamente por la Iglesia Católica que se negaba a perder sus privilegios y sus bienes.
Durante los choques armados, los campiranos colocaban en la badana del sombrero, una imagen que les entregaba bendecida el cura del pueblo. O del lugar más cercano porque los templos estaban cerrados.
Como es costumbre, en las residencias palaciegas incluso de altos funcionarios del gobierno, celebraban ritos religiosos clandestinos. De ese sector de la plutocracia salían fondos para financiar la rebelión que se fue apagando por muchos motivos, no siempre relacionados con la actividad del gobierno. O la represión.
La estampa decía: detente bala, que el Corazón de Jesús está conmigo… el problema es que las balas eran analfabetas o el propio Jesús cuyo origen judío lo dejaba fuera de las escuelas cultas, científicas, las Madrazas musulmanas. Entonces, entre no lectores estaba el mensaje que nunca era atendido por la bala.
Muchos años después la misma imagen, mensaje parecido: Este hogar es católico, apostólico y romano, y no aceptamos propaganda protestante.
La colorida estampita, con el Corazón de Jesús sangrante, se colocaba en la puerta de entrada de los hogares por entonces casi todos católicos. 
Apenas al cierre de hostilidades de la Segunda Guerra Mundial, se dieron dos fenómenos curiosos: por un lado la aparición de la Fiebre Aftosa, una extraña enfermedad de la que nadie presentaba pruebas, salvo algunas reses con aftas en el hocico, suficiente para aplicar el rifle sanitario. 
Rifle que aplicaban los gringos importados con todo y armas bajo el amparo de una Comisión Nacional para Erradicación de la Fiebre Aftosa. Las zonas donde se daban gusto matando reses a muchas de las que enterraban vivas, las seleccionaban los visitantes.
Por cierto, los tercos michoacanos de la Tierra Caliente no permitieron tal crimen y para impedirlo, se alzaron en armas recorriendo la región en gavillas montados en caballos de propiedad común.
Esta etapa me tocó vivirla al lado de mi padre y otros dueños de reses de producción lechera masacradas y en la mejor tradición nacional, liquidadas a precio parejo a los ganaderos, pero cobrada a precio de oro a los gringos. Hubo fortunas a pasto.
Tiempos de López Mateos, de Díaz Ordaz, el mensaje de las estampitas varió: Este hogar es cristiano y no acepta propaganda comunista…
Así. Contundente, pero con advertencia de que el sitio alojaba personas de fe cristiana, más amplio el término que católicos. Todavía en pleno conflicto, el presidente Lázaro Cárdenas abrió las puertas a la agrupación evangélica Traductores de la Biblia cuyo cabecilla elaboró una oportuna biografía del mandatario mexicano.
La masacre contra las vacas lecheras tenía el fin de sustituir la producción con los remanentes o las sobras de la leche en polvo de las tropas gringas y sus aliados.
El ingreso de las sectas evangélicas se propuso y logró, una cierta soberanía del sureste donde hoy son mayoría y los católicos han sido desplazados por líderes nativos adiestrados en Estados Unidos.
Anotemos el campamento de sobrevivencia en la selva, para entrenamiento de los jóvenes que irán a hacer proselitismo en las zonas indígenas. El Hospital de la Yerbabuena que desconozco si sigue en funciones y donde aplicaban medicamentos en vías de experimentación. Lo que antes hacían en las cárceles reduciendo años de prisión, aquí, sin problema, utilizaban a los habitantes de Chiapas.
En el istmo pululan los centros de los Traductores, hay minerales, petróleo (cada día de menos interés) y la eterna ambición de los vecinos del norte de abrir un canal que les evite los viajes costosos hasta Panamá.
En mis incursiones habaneras, laboraba en la redacción de Prensa Latina. En una visita a México encontré las estampitas que, repito, se pegaban a un lado de los timbres y los llamadores de las puertas en las casas.
Compré todas las que tenían en la papelería. En la oficina, coloqué cuidadosamente una a la vista sobre una pila de expedientes, para que quedara la altura de los ojos de los compañeros, que me observaban curiosos en mi afán de armar mi pirámide.
Luego fui con el jefe de Redacción, un sujeto simpatiquísimo y siempre bromista, quien se puso feliz al saber que en la puerta de su despacho habría una advertencia contra quienes propagaban el comunismo en contra del cristianismo. Allí mismo nos alcanzó el director que reclamó el derecho de colocar una en su oficina.
Fue una verdadera envolvencia (relajo) y pronto nos pedían las estampitas con el Corazón de Jesús. Todos querían una y para que no se desorienten los lectores, no se trataba de una manifestación contra una ideología en la que estábamos inmersos, y que estudiábamos en círculos de estudio. No, era vil cachondeo, pero todos la gozaron de lo lindo.
Pensé que eso quedaría en el recuerdo de un episodio banal, sin importancia. Pero las estampitas aparecieron nuevamente, igual que reapareció la labor de los evangélicos para la apropiación de la ideología y la conducción del país. ¿Suena exagerado? Bueno, volveremos al tema cuando discutan la Constitución Moral.
Al presidente lo hemos visto disfrazado de torta de queso amarillo, con coronas de flores, sosteniendo sahumerios y con largas tiras de yerbas para su limpia de alma y éxito de su acción política. Ya nada sorprende, pero…
Anunciar que usa amuletos, entre ellos un billete de dólar con lo que aumenta su fortuna individual en 200 pesos con un dólar, y que carga la multicitada estampita, resulta el colmo de la patochería, de la simpleza y la inconsciencia.
Ahora habremos de entender por qué su confianza en que su fuerza es moral, no contagiosa... Hasta que se contagie y a ver cómo lo explica él, o el científico cuyos razonamientos lindan en la brujería…
La fregadera del contagiadero ya sabemos, primero los pobres, que serán los más perjudicados.


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