5 nov 2021

Las columnas políticas hoy, viernes 5 de noviembre de 2021

 Jamás seré líder de la oposición; AMLO y yo somos parte del mismo movimiento: Sheinbaum

Claudia Sheinbaum Pardo, señaló que no va a traicionar al pueblo y no se convertirá en líder de la oposición contra el presidente López Obrador.


Esto luego que se le preguntara en conferencia de prensa sobre si imita al presidente del país, por lo que la jefa de Gobierno respondió con risas.

“De risa… venimos desde hace, pues más de 20 años luchando en el mismo movimiento; o sea, a lo mejor lo que quisieran ver es que yo me opusiera al Presidente en la Reforma Energética o en los problemas de fondo del país, pues si somos parte del mismo movimiento, somos parte de la Cuarta Transformación ¿cómo me voy a hacer un líder de la oposición? No, eso no, jamás”, respondió.

Reiteró que su esencia es no robar, mentir ni traicionar al pueblo.

“Somos parte del mismo movimiento, en algunas cosas particulares habrá ciertas diferencias, pero en lo esencial, pues estamos totalmente de acuerdo, pues si no soy de la oposición”, aseveró. (El Universal

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Deberían los de Oxxo y Bimbo estar arrepentidos.- AMLO

El Presidente López Obrador dijo que los dueños de Iberdrola, Oxxo y Bimbo deberían estar arrepentidos y ayudando a sacar adelante la industria eléctrica, en vez de buscar mantener el "caos".

"No quieren dejar de robar. ¿Qué es lo que hizo Iberdrola y Claudio X. González y el señor (José Antonio) Fernández de los Oxxos y los de Bimbo? Les debería de dar vergüenza y deberían de estar arrepentidos"

En la conferencia mañanera en Palacio Nacional, afirmó que dichas empresas, en colusión con los gobiernos anteriores, fueron beneficiarios del tráfico de influencias y estuvieron a punto de llevar a la quiebra a la CFE.

En la mañanera del 13 de octubre, el tabasqueño aseguró que los dueños de Oxxo eran quienes mandaban en México. (Reforma).

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 Bajo Reserva/EL UNIVERSAL

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha tenido reuniones con actores involucrados en la disputa interna que hay en Morena, partido que fundó y llevó a la Presidencia de la República en 2018. Ayer recibió al dirigente nacional Mario Delgado, quien —según difundió él mismo en sus redes sociales— le expresó su “satisfacción” con los resultados y el rumbo del movimiento político. También, nos dicen, ha hablado con el académico John Ackerman. El llamado del Presidente, nos comentan tuvo un propósito muy claro: dejar atrás las disputas internas y cerrar filas con el gobierno federal rumbo a la discusión de la reforma eléctrica y la revocación de mandato. Falta ver si el mandatario se reunirá también con otros personajes “criticones” como la cabeza del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II, quien incluso pidió la renuncia de Delgado en una intervención pública. 

Los ayudantes multiusos

Nos comentan que, en los últimos tres meses, al menos cuatro exayudantes del presidente Andrés Manuel López Obrador han saltado a posiciones de alto nivel, las cuales han sido promovidas por el Ejecutivo federal. Nos detallan que el último salto ocurrió esta semana cuando Isauro Martínez fue designado coordinador de la construcción de canales de riego y un acueducto en la presa Picachos, en Sinaloa. Sin embargo, lo que destaca es que no tiene experiencia o estudios de ingeniería civil o algún otro similar, sino que su experiencia es de profesor universitario de Filosofía. ¿Será que don Isauro llegará con la frase del excanciller Luis Videgaray: “Yo vine a aprender”?

Ebrard mide sus batallas

Después de estar en todos los temas, ahora el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ya no entra al ring en cualquier pleito. El canciller ha evitado hablar sobre los enfrentamientos que ha habido entre migrantes y la Guardia Nacional, en Chiapas, y mandó a que se le pregunte a la Guardia Nacional. Sobre vacunas, ya tampoco hay intervenciones del secretario, y remite también a otra ventanilla: Secretaría de Salud. Conforme se acerca el 2024, nos dicen, hay que andar con más cuidado y dejar de sudar calenturas ajenas.

Cambio de camiseta

Cada vez más lejos del guinda y más cerca del amarillo. Se trata de la diputada de Morena, María Clemente, quien durante el debate de la Miscelánea Fiscal defendió la deducibilidad de impuestos para quienes donen a las organizaciones de la sociedad civil. Aunque desde aquel 24 de octubre la legisladora trans rechazó los cortejos del PAN y del PRD, en la bancada morenista la han venido bloqueando, motivo por el que está a punto de renunciar e irse al sol azteca. Tan es así, que ayer se le vio presente en una conferencia del PRD. ¿Puede darse el lujo Morena de perder una diputada en este momento? Al parecer en el partido se toman muy en serio ese mantra presidencial de que todas las causas de izquierda que no son antineoliberales (como el feminismo y la diversidad sexual) son meros inventos fifís.

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¿Lozoya se hizo pato

Arlequín/ El Universal

¿Qué si Lozoya merece prisión preventiva? Claro que la merece, y más todavía, pues no solo confesó haber recibido sobornos por más de 10 millones de dólares, sino que incumplió uno de los tres mandamientos de la Cuarta Transformación: mintió sin tocarse el corazón.

Y claro, engañó al fiscal Alejandro Gertz Manero, hombre humanista, de grandes sentimientos hacia sus prójimos, que obra de buena fe y quien creyó al embustero de Lozoya la promesa de que le entregaría en bandeja de plata a los jefes de la mafia del poder de la pasada administración, la última del periodo neoliberal.

¿Emilito merece prisión no solo por mentiroso, sino por malagradecido. El procurador Gertz, que como un padre cariñoso, como un abuelo mimoso, trajo al inquieto Emilio desde España en jet privado, como acostumbra viajar siempre, no se merecía este engaño.

A su llegada al país, nada de que una cámara fotográfica o de televisión retratara el rostro del buen Emilio. Para él se montó un show en el que súper policías engañaron a los medios de comunicación, haciéndoles creer que transportaban al verdadero Lozoya en un convoy para presentarlo ante el juez del terrible Reclusorio Norte, pero en realidad era un Lozoya fake, un vil señuelo, mientras que el real era sacado con sigilo por otro lado. 

Imposible exhibir a Emilito, el niño cantor que iba a lograr que el de la Cuarta Transformación fuera el primer gobierno en poner en la cárcel a un expresidente por la maldita corrupción ¿Llevarlo ante los medios? Desde luego que no, ni que fuera el “Chapo Guzmán”.

Otra muestra del trato generoso que recibió este ingrato quedó plasmada en una acción piadosa de Gertz, quien en lugar de presentarlo ante un juez en el Reclusorio Norte, consintió que Emilio fuera trasladado a un hospital privado, pues regreso de España con cólicos y dolor de pancita.

Y al salir del hospital no crea que la Fiscalía General de la República pidió que quedara en prisión preventiva. No, aunque Lozoya ya se había fugado y tuvo que ser extraditado a México, la FGR permitió que se quedara en libertad con el fin de que ayudara a tejer la red en la que caerían tanto el expresidente Enrique Peña Nieto, como el exsecretario Luis Videgaray, ese par de pillos que ahora viven en el extranjero.

Y fueron 15 meses de fiesta, de cenas opíparas, de patos laqueados, caldos franceses y vino tinto del bueno. Meses de tolerancia de la Fiscalía, y de embustes de Lozoya.

Pero lo peor es que Emilito no solo rompió el corazón del bondadoso fiscal, sino que el doctor Gertz hizo creer al presidente López Obrador que había cogido la punta de la madeja de un escándalo de corrupción que ejemplificaba la podredumbre del periodo neoliberal. 

Y el Presidente se dejó ir con todo. Una y otra vez dio credibilidad a las acusaciones de saliva de Emilio y defendió la figura del llamado criterio de oportunidad –una especie de testigo colaborador que confiesa sus delitos y ayuda a la autoridad- que la fiscalía le concedió amablemente al exdirector de Pemex.

“Es muy importante que la Fiscalía haya resuelto arreglar jurídicamente la extradición del señor Lozoya como testigo colaborador o como testigo protegido, porque esa información que pueda proporcionar va a ayudar mucho en el propósito de limpiar de corrupción a México, de purificar la vida pública”, dijo el Presidente en su conferencia de prensa en Palacio Nacional en julio de 2020.

Y resulta que ni ayuda, ni limpia, ni purificación de la vida pública, el vivales de Emilio por meses se hizo pato.

"Hay que cuidar al señor, porque ya comienza a mencionar a personalidades, políticos… lo que él va a decir, si cumple con el compromiso que tiene con la fiscalía, van a ser revelaciones trascendentes, muy fuertes", agregó en la misma conferencia de 2020.

Al  final, el señor solo hizo eso, mencionar a personalidades y conseguir 16 meses de libertad, pero de evidencias, pruebas y videos, nada de nada.

Bien lo dice el dicho, cría soplones y te dejarán en ridículo. No se vale…

ME CANSO GANSO.- Balazos, no abrazos.- 

Una cosa es ser un despiadado sicario o el capo de un cártel, y otra muy diferente, es ser un migrante que cruza por México huyendo de la pobreza o la violencia en su país de origen. Para los primeros abrazos, para que sientan el cariño y comprendan que están mal y dejen de vender drogas, de lavar dinero, de traficar con seres humanos y de asesinar a otros seres humanos. Para los segundos, que entran a México sin documentos y que no se paran cuando un miembro de la Guardia Nacional se los ordena, para ellos, hay balazos. 

ME CANSO GANSO II.- Un descanso ganso. 

Ahora que Lozoya está tras las rejas, este Arlequín tomará unos días de descanso, con vino tinto del bueno y pato laqueado a la pakinesa, y estará de regreso el viernes 19 de noviembre.

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 Riqueza y pobreza de Rosario Robles/Carlos Loret de Mola

Las bodegas de cash que se cosechaban como frutos de desvíos, eran supervisadas por Luis Miranda, íntimo amigo del entonces presidente Peña Nieto

El Univeral

Sus apariciones públicas eran un desfile de modas. Bolsas, ropa, zapatos, Chanel, Gucci, Yves Saint Laurent, Louis Vuitton, Dolce & Gabbana. Había lujos y se veía despilfarro. Rosario Robles estaba en la plenitud del poder. Manejaba el millonario presupuesto de la Cruzada Contra el Hambre. Había contratos por aquí y por allá que se compensaban con jugosos regalos. Y la Estafa Maestra, que comenzó a las dos o tres semanas de haber iniciado el sexenio, tenía ya varios años operando con la precisión de un reloj suizo, nutriendo bodegas de cash para las necesidades y aspiraciones del gobierno de Peña Nieto.

Para Rosario Robles, atrás habían quedado los tiempos de crisis económica. En la entrega del miércoles de estas Historias de Reportero le relaté que la pareja de Robles, el empresario Carlos Ahumada, logró corromper el círculo más íntimo de López Obrador. Los videograbó recibiendo dinero. Y eso no se lo perdonó el tabasqueño. Cuando él se encumbró, la arrojó al basurero político donde estuvo varios años hasta que, de la mano de Carlos Salinas de Gortari, se coló al gabinete en 2012.

En ese gobierno, los oficiales mayores de las Secretarías los ponía el todopoderoso secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Pero a Rosario le dejaron colocar ahí a uno de sus incondicionales: Emilio Zebadúa. Él operaba con Hacienda y aterrizaba el flujo de dinero. El otro hombre clave, Ramón Sosamontes, jefe de oficina, se encargaba de alinear a los rectores de universidades que participaban en el esquema de la Estafa Maestra. Y las bodegas de cash que se cosechaban como frutos de esos desvíos, eran supervisadas por Luis Miranda, subsecretario de Gobernación primero, secretario de Desarrollo Social después, íntimo amigo del entonces presidente Peña.

La dupla Zebadúa-Sosamontes, aunque peleados entre ellos, operaban con eficacia para su jefa: no sólo cumplían con las tareas encomendadas para el gobierno, sino que se encargaban de que nada faltara a ella, a su familia, a sus cercanos. Y el que parte y comparte… a Zebadúa se le atribuye la compra de varios departamentos en Miami, aún se recuerda su mega-boda en Acapulco a la mitad del sexenio y se sabe que fueron sus declaraciones las que condujeron a su jefa a prisión.

Muchas fuentes me aseguran que si bien Rosario Robles vivió un sexenio de lujo —muy al estilo del peñismo—, no salió multimillonaria como otros, al grado que hoy no tiene para pagar a sus abogados. Lleva dos años en la cárcel en un proceso que, sin considerarla inocente, incluso personajes afines al gobierno opinan que es un abuso de poder de López Obrador, una venganza personal contra quien fue su compañera de partido y considera que lo traicionó. Tan personal, cuentan, que cuando se estaba amarrando el Pacto AMLO-Peña, López Obrador vetó la candidatura de Rosario al Senado por el PRI, pues la consideraba una afrenta. Desde ahí se vio que tenía planes para ella.

El ##

El veto militar/Alejandro Hope

En países como Egipto o Paquistán el sector paraestatal militar es el principal actor empresarial

El Universal

Ya lo había dicho, pero lo reiteró: el presidente Andrés Manuel López Obrador quiere que las Fuerzas Armadas no solo construyan el aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya, sino que los administren. Lo mismo quiere para otras obras de infraestructura, como los aeropuertos de Tulum, Palenque o Chetumal.

El argumento presidencial para dejar el control de esas y otras obras en empresas alojadas en la Sedena o la Semar no es económico o administrativo. La lógica es eminentemente política: “Esto nos va garantizar que no se privaticen estas obras…Si estos bienes se los dejamos a Fonatur o a la SCT no aguantan ni la primera embestida. Acuérdense lo que hicieron con Fonatur, que vendían terrenos a 7 pesos el metro cuadrado en zonas turísticas, ni lo que cuesta un metro cuadrado de alfombra.”

El presidente sugiere aquí que un gobierno civil futuro no se atrevería a privatizar unos bienes dejados en manos de las secretarías militares. O al menos se lo pensaría dos veces antes de hacerlo.

¿Por qué? ¿Cómo supone López Obrador que funcionaría ese candado?

Imaginemos un poco el escenario. Asumamos que una confluencia de factores genera una oleada de rechazo al actual partido gobernante y un partido o coalición de signo político distinto gana las elecciones presidenciales de 2024. Se instala entonces un gobierno que el actual presidente consideraría neoliberal, pero que cuenta con plena legitimidad democrática.

Esas nuevas autoridades revisan el estado de la administración pública y deciden por razones económicas, políticas o ideológicas que quieren privatizar el Tren Maya, Santa Lucía o los aeropuertos del sureste. Esa determinación puede ser buena o mala, pero se toma con todas las de la ley.

¿Qué supone el presidente que harían las Fuerzas Armadas en esas circunstancias para oponerse a la privatización? ¿Desobedecer al mando civil y no entregar las instalaciones? ¿Protagonizar un motín o asonada? ¿Negarse a acatar órdenes de quién quiera que fuese entonces su comandante supremo en temas de seguridad o protección civil? ¿Obstaculizar de manera soterrada el proceso? ¿Presionar veladamente a políticos y funcionarios civiles?

Y si no es algo así, ¿por qué se imagina que sería más difícil privatizar el Tren Maya si está en Sedena que si permanece en Fonatur?

En términos concretos, el presidente quiere que, cuando su gobierno ya esté en el espejo retrovisor, las Fuerzas Armadas sean un garante de su legado. Para ello, busca crearles una red de intereses suficientemente grande para dotarlos (de manera implícita) de un derecho de veto en materia de finanzas públicas y política económica. No es casual que pretenda vincular directamente los ingresos de los aeropuertos y el Tren Maya a las pensiones militares.

Esto tiene implicaciones gigantes. Significa sacar un tramo considerable de políticas públicas de la lógica del control democrático. Implica también abrir la puerta a la creación de un amplio sector militar empresarial. Si ya tienen un tren turístico, ¿por qué no añadir hoteles? Si ya tienen aeropuertos, ¿por qué no sumar aerolíneas? ¿O empresas de taxis? ¿O restaurantes? ¿O lo que sea? Al fin y al cabo (y siguiendo la lógica presidencial), serían empresas igualmente difíciles de privatizar que el Tren Maya o Santa Lucía, igualmente atadas a la ubre presupuestal e igualmente aisladas de la disciplina del mercado.

Eso no es mera conjetura. Eso ha sucedido en países como Egipto o Paquistán, donde el sector paraestatal militar ha extendido sin freno su alcance, hasta convertirse en el principal actor empresarial, con costos gigantes tanto en términos de desempeño económico como de desarrollo democrático.

Esos no son modelos que deberíamos de estar copiando. 


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