28 abr 2008

Marcos en "Corte de Caja"

En política, inviable mirar ‘arriba’ y ‘abajo’: Marcos
TEXTO de LAURA CASTELLANOS
El Universal, Lunes 28 de abril de 2008;
Un subcomandante relajado a veces, en tensión otras, habló durante más de cinco horas y media en la selva y en el DF sobre él, el EZLN, los movimientos armados, los políticos mexicanos y el futuro. Esa charla tomó forma en el libro Corte de caja, que en breve sacará la editorial Endira bajo el sello de Alterno y Búnker.
El extracto de un capítulo del libro fue proporcionado a EL UNIVERSAL.
-Te voy a decir algunos nombres— le propuse para conocer su opinión sobre algunos personajes de la intelectualidad y la política.
—Héctor Aguilar Camín.
—Un mercenario de la letra.
—Carlos Monsiváis.
—El crítico más filoso y brillante de la derecha en México.
—¿También rompieron lanzas con él?
—Monsi tomó distancia con nosotros desde hace mucho tiempo, desde la época de los vascos —es decir cuando pretendió intervenir infructuosamente en el conflicto entre ETA y el Estado español—. Siempre se había mantenido a cierta distancia de nosotros. Monsi es un militante de la ciudadanización, y las armas lo confrontan mucho.
—José Saramago.
—Él hizo un compromiso con los pueblos cuando se acercó para acá. Fue muy importante en una época, y tomó distancia. Nosotros pensamos que no es por razones políticas, tal vez sea por su salud, o a causa de sus actividades. Finalmente Chiapas está muy lejos de las islas Canarias.
—El juez Baltasar Garzón— uno de los contendientes en la polémica de la ETA.
—Es un mercenario de la justicia, esos que piensan que la justicia es un fenómeno mediático como lo es la política. Él se luce mucho con que persigue a la ETA y en realidad lo único que ha hecho es perseguir a la cultura vasca. Ha cerrado periódicos, encerrado periodistas, y él lo presenta como parte del combate al terrorismo.
—Eduardo Galeano.
—La figura literaria de Hispanoamérica que más admiro. Cuando sea grande, quiero ser como él. No lo vayas a poner ahí, pero es un chingón. No pongas malas palabras, porque todo mi glamour de gente culta se va a ir a la chingada.
—Angelina Jolie.
—Mi amor imposible.
Políticos de América Latina
—Evo Morales.
—Tiene el gran reto de demostrar que es falso que el poder transforma a la gente honesta. Y nosotros decimos que el resultado de esa prueba va a depender del ancla que lo sustenta... el movimiento indígena. Su cercanía, su distancia con el movimiento que lo llevó al poder va a determinar su futuro. Todavía es pronto para hablar de Evo. A diferencia de Lula, que luego luego desilusionó, Evo todavía tiene el beneficio de la duda.
—Hugo Chávez.
—Está parado con un pie entre una política mediática, con improntas de caudillo, y con otro pie en el movimiento que está despertando en Venezuela, que está efectuando un proceso de transformación fuerte. Venezuela y Bolivia nos llaman la atención, y tratamos de seguirlos de cerca, sin explayarnos mucho hasta no saber bien qué onda, si es posible que un político se mueva al mismo tiempo “abajo y arriba”. Nosotros decimos que en México no se puede. No decimos que en otras partes no se pueda. Pero vemos un problema: a veces nos enteramos de lo que pasa arriba, y otras no. Porque la historia que viene de arriba siempre viene editada por el protagonista, sea Chávez, Morales, López Obrador, o el que esté en esa historia. Y cada uno decide con quién saldar cuentas. A esto respondió el EZLN con la Sexta Declaración: ¿con quién vamos a saldar cuentas?, ¿con los intelectuales, artistas y científicos progresistas?, ¿o con la gente como nosotros? López Obrador respondió a esa pregunta, Chávez la responde a su modo, Evo Morales también, los Kirchner, cada quien dice con quién le interesa saldar su historia, y a eso le apuestan. Si no van a quedar bien con el de abajo, no les importa.
—Cristina Fernández de Kirchner.
—Es la prueba de la política como fenómeno mediático. Ella representa la imagen que quieren los de arriba para el gobierno de toda América Latina. Mientras no se alteren las políticas económicas, está bien. Lo que ellos buscan es gobernantes que a diferencia de las dictaduras de los setenta controlen y reorienten la movilización social, y que se siga adelante con el proceso de destrucción, en este caso en Argentina.
—Fidel Castro.
—Fidel Castro es una pregunta fuerte para los historiadores. Es un hombre excepcional en todos los sentidos. Se puede criticar su lugar en la lucha del pueblo cubano, pero no se le puede negar. Quienes pensamos que los grandes procesos históricos son obra de pueblos enteros, no de individuos, no podemos negar que a veces aparecen hombres excepcionales. Uno de ellos es Fidel Castro. Otro es El Che.
—El Che.
—El Che se nos adelantó. Es el hombre de una generación que todavía no acaba de nacer. Y no me refiero a su lucha revolucionaria, sino al modelo ético de un ser humano dedicado a los demás. Y es que ni siquiera el cristianismo lo ha planteado de esa forma, y no sólo eso, sino las consecuencias que resultan de esa forma de pensar. Muchos dicen que la muerte salvó al Che de la desilusión, que, de no haber muerto, sería como cualquier otro. El hecho de su muerte marca su historia, por las circunstancias que la rodean, se discute si muere como un idealista o un utópico, y se olvida lo que había hecho antes.
Grupos armados del continente
—Las FARC.
—Las FARC tienen el problema de una campaña mediática en su contra, que los quiere ubicar como un grupo ligado al narcotráfico. La situación en Colombia es muy compleja, como la vemos nosotros, porque no sólo son dos fuerzas, las FARC y el gobierno colombiano, hay otros grupos guerrilleros como el ELN, y paramilitares de los grupos de autodefensa civil. No podemos nosotros avalar o condenar. No acostumbramos juzgar a otros grupos armados de México o América Latina.
—¿Y el EPR?
—El EPR surge de la fusión de varios grupos. Aparece públicamente con la gran maniobra militar de Huatulco, Oaxaca, y volvemos a saber de ellos hasta que denuncia la desaparición de dos de sus militantes y actúa contra las instalaciones de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad. Demuestra no sólo a un grupo homogéneo y fuerte que lleva mucho tiempo activo. Parece que prevalece el grupo fundador, que tiene unos métodos de operación difíciles de contener, porque una cosa es enfrentarte a un enemigo cuando sabes dónde está y otra a pequeños grupos dispersos, y no se necesita a un grupo muy grande para realizar las acciones contra Pemex y la Comisión. Nosotros diferimos completamente de esa estrategia, no en cuanto al carácter armado. Nosotros optamos por el trabajo de organización y ellos más por la acción militar. No digo que no tengan base social, pero no es reconocida. En todo caso, igual pueden decir ellos: “pues no tenemos base porque si tuviéramos nos la van a golpear”. El EPR va a dar mucho de qué hablar en los próximos años.
—¿Por qué lo piensas?— le pregunté intrigada.
—Porque ha tenido éxito. Fíjate, el EPR tuvo lo que no tuvimos nosotros en 94. En 94 todos fueron unánimes a la hora de apoyar nuestras causas, pero se dijo que la vía armada no era el camino. Y el EPR no recibió una condena unánime por las bombas.
Postura ante la vía armada
—¿Piensas que los actos de sabotaje del EPR les redituaron simpatía?
—Pienso que debido a la situación del país, acciones de ese tipo despiertan simpatías. La fragilidad de Calderón también contribuye a que eso provoque simpatías.
—En un primer momento ustedes vieron hasta con recelo la irrupción del EPR. Cada organización ha seguido su propio camino, pero hubo una especie de intercambio epistolar en septiembre del 2007, cuando el EZLN cancela La Otra Campaña para no ensombrecer la denuncia del EPR por la desaparición de sus dos militantes.
—Cuando ellos aparecieron nosotros no dijimos nada. Un periodista nos preguntó al respecto, y dijimos que la legitimidad del EPR la tenían que ganar con su pueblo. El EPR lo interpretó como una crítica, como si cuestionáramos su legitimidad, y en una entrevista, el EPR dijo que no se podía hacer la revolución con poesía, y que iban a apoyarnos cuando se rompió el diálogo. Y dijimos: “no, no queremos acciones de apoyo porque estamos por caminos diferentes, porque ustedes plantean la toma del poder y nosotros no. Y aunque ustedes ganen y tomen el poder, vamos a estar contra ustedes, si no se cumplen las demandas de los pueblos indios”.
—¿Y no han tenido ningún contacto político militar?
—No, ni siquiera cuando se rompía el diálogo. Antes del alzamiento zapatista hubo intentos de acercamiento al PROCUP, pero lo rechazamos. Y ahora hay incluso menos posiblidades, porque no le podemos decir a la gente que estamos por una vía pacífica y al mismo tiempo figurar como partidarios de otra, la militar. Sería irresponsable de nuestra parte.
—¿Tienen contacto con alguna de sus ramificaciones?— insistí.
—Con ninguno de los grupos armados de México ni del mundo.
—Tendencia Democrática Revolucionaria (TDR) ha manifestado simpatía por el EZLN en sus comunicados— una de las escisiones del EPR.
—Tendencia y ERPI (Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente, una escisión más) han dicho que saludan a La Otra Campaña, pero no se meten ni nada. Además, todos ellos están en el dilema de tener ese “arriba” y “abajo”.
Es decir, le dieron el beneficio de la duda a López Obrador, cuando nosotros dijimos que no. Esa es la diferencia fundamental. Ellos dicen que sí se puede estar en el “arriba” y “abajo”, que hay gente honesta arriba, y nosotros decimos que no es cierto, que allá arriba no se puede hacer nada. Sin embargo, ninguno de ellos interfiere en La Otra Campaña, no se meten, ni sabotean ni prestan apoyo.

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