El Presidente Calderón en la 63 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas; Miércoles, 24 de Septiembre de 2008 Nueva York, E.U.A.
Señor Presidente.
Señor Secretario General:
En primer lugar, quiero felicitar a Miguel D’ Escoto por su elección para presidir esta Asamblea. Es un orgullo, verdaderamente, para América Latina que usted dirija, señor Presidente, nuestros trabajos.
Acudo a las Naciones Unidas para reafirmar el permanente compromiso de México con el fortalecimiento del sistema multilateral y con la construcción de un orden mundial en el que creemos, un orden mundial más humano, más justo, más próspero, más limpio, más seguro.
Los problemas y los retos que hoy enfrenta la humanidad exigen una Organización de las Naciones Unidas renovada y fortalecida.
México está convencido de que la ONU está en un momento de definiciones históricas.
Los desafíos globales del Siglo XXI ponen a prueba la vitalidad y el liderazgo de este organismo.
Las amenazas a la seguridad global provienen, no sólo de conflictos entre Estados, sino de los desafíos que plantean las actividades de actores no estatales, como son las organizaciones criminales, dedicadas al terrorismo o dedicadas al narcotráfico.
Estas amenazas a la seguridad global incluyen también la degradación ambiental, las pandemias, la pobreza extrema o las violaciones masivas a los derechos humanos.
Quiero empezar con un primer reto, un reto para nuestra generación y nuestra civilización. Pocos retos son tan apremiantes, como revertir los efectos del cambio climático. Este fenómeno afecta sin distinción a los países ricos, como a los pobres. Paradójicamente, los países que menos han contribuido al calentamiento global son, frecuentemente, los países más vulnerables.
El cambio climático no es un problema que deban enfrentar las naciones según su grado de desarrollo, es una tarea que exige pasar de las palabras a los hechos y dar contenido a través de propuestas concretas al principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas.
Es por eso que en el marco de la ONU, México ha propuesto la creación de un Fondo Verde que brinde estímulos a los Estados para redoblar los esfuerzos en esta materia.
Es muy satisfactorio que organismos como el Banco Mundial, hayan retomado ya esta iniciativa para ampliar la disponibilidad de recursos a favor de los países que lo necesitan.
Por eso hoy, ante esta Asamblea refrendo a nombre de mi país la propuesta de México de crear el Fondo Verde, al que todos aportemos, de acuerdo a la capacidad económica de cada país y al cual todos podamos usar para financiar programas de reducción de emisiones, de eficiencia energética o adaptación al cambio climático.
Yo hago un respetuoso llamado a todas las naciones, en especial a las más desarrolladas, a contribuir en la formación de este Fondo Verde, que permita crear instrumentos financieros para proteger el medio ambiente a escala global.
Como lo señaló el Premio Nobel mexicano, Octavio Paz, cualesquiera que sean las formas de organización política y social que adapten las naciones, la cuestión más inmediata y apremiante es la supervivencia del medio natural. Defender la naturaleza es defender a los hombres.
No tenemos tiempo ni margen para eludir nuestra responsabilidad frente a otro reto global que afecta en especial a los más pobres: el alza internacional del precio de los alimentos.
Debemos actuar con decisión y a nivel global para evitar que este fenómeno cancele los esfuerzos para superar la pobreza.
A fin de garantizar la seguridad alimentaria, el Gobierno de México ha desarrollado acciones destinadas a facilitar el abasto y el acceso a los alimentos mediante varias medidas. Entre ellas, una drástica reducción de los impuestos a la importación de productos básicos, el impulso a la producción, la infraestructura de riego y la productividad del campo, así como la creación de una reserva estratégica nacional de productos básicos y, por otra parte, el aumento de transferencias económicas directas, de apoyos económicos directos y condicionados a los seis millones de familias más pobres del país para compensar el alza de los alimentos.
Es un hecho que muchos países no sólo no podrán alcanzar las metas fijadas en la Cumbre de 2000, sino que incluso ya registran retrocesos en la lucha contra la pobreza, por este fenómeno de alza de alimentos.
A pesar de ese entorno desfavorable, México está cumpliendo prácticamente con todos los Objetivos del Desarrollo del Milenio y, de hecho, estamos marcándonos objetivos adicionales que están reflejados en nuestro Plan Nacional de Desarrollo.
Para lograr este desafío, México ha impulsado un aumento significativo en su gasto social, que incluye educación, salud, desarrollo humano. A ello destinaremos para el próximo año 125 mil millones de dólares, que es el 60 por ciento de nuestro presupuesto, que estará destinado al gasto social.
Ello ha permitido, por ejemplo, que el programa de transferencias directas y condicionadas a que la familia mande a sus hijos a la escuela o acuda periódicamente con el médico por parte de los grupos más pobres de la población, el programa conocido como Oportunidades, ha permitido reducir la pobreza extrema en el país, que ha pasado, en los últimos 10 años, de 38 millones de personas, a menos de 15 millones de personas viviendo bajo la línea de pobreza extrema.
También hemos logrado la cobertura universal de educación básica y tenemos una meta muy clara, de que para el año 2011 conseguiremos el ideal en materia de salud de cualquier país: médico, medicina y tratamiento para todas las mexicanas y para todos los mexicanos; cobertura universal en salud.
Señoras y señores:
Vivimos en la era de la corresponsabilidad. A nadie escapa que en un mundo globalizado las consecuencias de nuestras acciones trascienden el territorio de nuestros países y afectan al planeta en su conjunto.
Los retos de México y América Latina, los retos que enfrentamos en materia de seguridad, son un buen ejemplo de los desafíos comunes; el tráfico ilícito de drogas, de armas o de personas, no reconoce fronteras.
Latinoamérica es hoy una de las regiones del mundo con más muertes violentas, lo que se ha convertido en una de las mayores limitantes de nuestro desarrollo.
En México estamos enfrentando con decisión a la delincuencia y al crimen organizado transnacional, que atenta contra nuestra sociedad y nuestras instituciones democráticas.
Las familias mexicanas han decidido vivir en un México de paz y de leyes, en un México en donde no se tolere la impunidad, ni la criminalidad. Y por eso, hemos emprendido un combate frontal contra la delincuencia.
Sin embargo, este combate frontal requiere corresponsabilidad internacional.
México reitera su llamado a todas las naciones para buscar nuevas formas de cooperación contra estas amenazas. La erradicación de estos flagelos es un eje rector, tanto de la política de seguridad nacional en México, como de la agenda internacional que impulsamos.
A estos problemas habrá que añadir también el creciente cuestionamiento de principios y de valores que defiende la Organización de las Naciones Unidas y que se creían sólidamente arraigados en la comunidad de Estados.
Apelando algunas veces a necesidades de seguridad, otras a la preeminencia de los derechos económicos y sociales, se ha debilitado y puesto en tela de juicio los fundamentos de la democracia y de los derechos humanos.
Al conmemorarse 60 años de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, México convoca a los Estados miembros a defender los valores universales que son condición del desarrollo humano y del Estado de Derecho.
Señor Presidente:
Los flujos migratorios son otro fenómeno global de nuestro tiempo. En el mundo contemporáneo, se cuenta en más de 200 millones de personas las que viven fuera de su país de origen.
Las causas de la migración internacional son complejas. Van desde la consolidación de los procesos de integración, la demanda por fuerza laboral y la falta de condiciones económicas adecuadas, hasta la persistencia de conflictos internos o interestatales.
En esa población están incluidos millones de mexicanos que viven aquí, en los Estados Unidos, en este país, y que han buscado oportunidades de vida digna para sus familias.
La migración no puede reducirse al tema de seguridad o a su gestión como un fenómeno económico.
Por eso México sostiene que la comunidad internacional debe adoptar una visión integral de este fenómeno que permita que los flujos migratorios sean legales, seguros, ordenados y respetuosos de la dignidad humana.
La ONU debe asumir plenamente su responsabilidad frente a este fenómeno global, bajo el principio de responsabilidad compartida entre países de origen, de tránsito y de destino.
El terrorismo, cualesquiera que sean sus explicaciones o motivaciones ideológicas, no tiene ni debe tener cabida en la comunidad de valores que con tanta dificultad hemos forjado.
México lo reprueba y refrenda su voluntad de cooperar con base en el derecho internacional para prevenir actos terroristas y sancionar a sus autores.
La paradoja es que todos estos problemas sólo se pueden enfrentar y resolver con acciones globales, que exigen, por tanto, la intermediación de las Naciones Unidas.
Señor Presidente, señoras y señores:
Los mexicanos no queremos ni vamos a evadir nuestras responsabilidades globales; queremos ser actores, no espectadores de las transformaciones del mundo.
Estamos decididos a fortalecer nuestro activismo. México tiene la población número 11 y la economía número 12 a nivel internacional; cuenta con una larga tradición de contribuciones a la paz y al derecho internacional y, por eso, queremos ocupar un lugar de responsabilidad y de compromiso con el bien común de las naciones.
Es por eso que México ha presentado su candidatura para ocupar un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad, para el periodo 2009-2010.
De ser electo, mi país se compromete a actuar con base en los valores esenciales de la comunidad internacional: la prevención y la solución pacífica de controversias, la prohibición del recurso a la amenaza o al uso de la fuerza, el respeto a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, al derecho internacional y a los derechos humanos.
Aspiramos a participar en el Consejo de Seguridad para promover los ideales del México democrático y promotor del Estado de Derecho, nos esforzaremos para apoyar las labores del Consejo que se orientan a reconstruir sociedades e instituciones desgarradas por las guerras y por las nuevas amenazas.
Trabajaremos para que las controversias entre Estados se diriman en la etapa más temprana posible ante la Corte Internacional de Justicia y sean acatados sus fallos.
Señoras y señores:
Nuestra generación tiene la responsabilidad histórica de actuar aquí y ahora para resolver con éxito los retos, los desafíos de la humanidad en este Siglo XXI.
La Organización de las Naciones Unidas, es nuestra convicción, es el foro que mejor representa la diversidad del ser humano, la pluralidad de las naciones y la aspiración colectiva de bienestar y progreso de nuestra civilización.
Se trata de una alianza privilegiada para asegurar un mundo de paz y de justicia, de seguridad y de desarrollo, con bienestar y oportunidades para todos.
El multilateralismo es el camino en el Siglo XXI, es la respuesta integral a la globalización.
En la nueva era global, necesitamos también una organización global fortalecida y renovada, que se encarna, precisamente, en esta Organización.
Debemos unir fuerzas para hacer que la Organización de las Naciones Unidas pueda hacer realidad el sueño de sus fundadores: paz, seguridad y desarrollo para todos los pueblos del planeta.
Muchas gracias.
Señor Presidente.
Señor Secretario General:
En primer lugar, quiero felicitar a Miguel D’ Escoto por su elección para presidir esta Asamblea. Es un orgullo, verdaderamente, para América Latina que usted dirija, señor Presidente, nuestros trabajos.
Acudo a las Naciones Unidas para reafirmar el permanente compromiso de México con el fortalecimiento del sistema multilateral y con la construcción de un orden mundial en el que creemos, un orden mundial más humano, más justo, más próspero, más limpio, más seguro.
Los problemas y los retos que hoy enfrenta la humanidad exigen una Organización de las Naciones Unidas renovada y fortalecida.
México está convencido de que la ONU está en un momento de definiciones históricas.
Los desafíos globales del Siglo XXI ponen a prueba la vitalidad y el liderazgo de este organismo.
Las amenazas a la seguridad global provienen, no sólo de conflictos entre Estados, sino de los desafíos que plantean las actividades de actores no estatales, como son las organizaciones criminales, dedicadas al terrorismo o dedicadas al narcotráfico.
Estas amenazas a la seguridad global incluyen también la degradación ambiental, las pandemias, la pobreza extrema o las violaciones masivas a los derechos humanos.
Quiero empezar con un primer reto, un reto para nuestra generación y nuestra civilización. Pocos retos son tan apremiantes, como revertir los efectos del cambio climático. Este fenómeno afecta sin distinción a los países ricos, como a los pobres. Paradójicamente, los países que menos han contribuido al calentamiento global son, frecuentemente, los países más vulnerables.
El cambio climático no es un problema que deban enfrentar las naciones según su grado de desarrollo, es una tarea que exige pasar de las palabras a los hechos y dar contenido a través de propuestas concretas al principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas.
Es por eso que en el marco de la ONU, México ha propuesto la creación de un Fondo Verde que brinde estímulos a los Estados para redoblar los esfuerzos en esta materia.
Es muy satisfactorio que organismos como el Banco Mundial, hayan retomado ya esta iniciativa para ampliar la disponibilidad de recursos a favor de los países que lo necesitan.
Por eso hoy, ante esta Asamblea refrendo a nombre de mi país la propuesta de México de crear el Fondo Verde, al que todos aportemos, de acuerdo a la capacidad económica de cada país y al cual todos podamos usar para financiar programas de reducción de emisiones, de eficiencia energética o adaptación al cambio climático.
Yo hago un respetuoso llamado a todas las naciones, en especial a las más desarrolladas, a contribuir en la formación de este Fondo Verde, que permita crear instrumentos financieros para proteger el medio ambiente a escala global.
Como lo señaló el Premio Nobel mexicano, Octavio Paz, cualesquiera que sean las formas de organización política y social que adapten las naciones, la cuestión más inmediata y apremiante es la supervivencia del medio natural. Defender la naturaleza es defender a los hombres.
No tenemos tiempo ni margen para eludir nuestra responsabilidad frente a otro reto global que afecta en especial a los más pobres: el alza internacional del precio de los alimentos.
Debemos actuar con decisión y a nivel global para evitar que este fenómeno cancele los esfuerzos para superar la pobreza.
A fin de garantizar la seguridad alimentaria, el Gobierno de México ha desarrollado acciones destinadas a facilitar el abasto y el acceso a los alimentos mediante varias medidas. Entre ellas, una drástica reducción de los impuestos a la importación de productos básicos, el impulso a la producción, la infraestructura de riego y la productividad del campo, así como la creación de una reserva estratégica nacional de productos básicos y, por otra parte, el aumento de transferencias económicas directas, de apoyos económicos directos y condicionados a los seis millones de familias más pobres del país para compensar el alza de los alimentos.
Es un hecho que muchos países no sólo no podrán alcanzar las metas fijadas en la Cumbre de 2000, sino que incluso ya registran retrocesos en la lucha contra la pobreza, por este fenómeno de alza de alimentos.
A pesar de ese entorno desfavorable, México está cumpliendo prácticamente con todos los Objetivos del Desarrollo del Milenio y, de hecho, estamos marcándonos objetivos adicionales que están reflejados en nuestro Plan Nacional de Desarrollo.
Para lograr este desafío, México ha impulsado un aumento significativo en su gasto social, que incluye educación, salud, desarrollo humano. A ello destinaremos para el próximo año 125 mil millones de dólares, que es el 60 por ciento de nuestro presupuesto, que estará destinado al gasto social.
Ello ha permitido, por ejemplo, que el programa de transferencias directas y condicionadas a que la familia mande a sus hijos a la escuela o acuda periódicamente con el médico por parte de los grupos más pobres de la población, el programa conocido como Oportunidades, ha permitido reducir la pobreza extrema en el país, que ha pasado, en los últimos 10 años, de 38 millones de personas, a menos de 15 millones de personas viviendo bajo la línea de pobreza extrema.
También hemos logrado la cobertura universal de educación básica y tenemos una meta muy clara, de que para el año 2011 conseguiremos el ideal en materia de salud de cualquier país: médico, medicina y tratamiento para todas las mexicanas y para todos los mexicanos; cobertura universal en salud.
Señoras y señores:
Vivimos en la era de la corresponsabilidad. A nadie escapa que en un mundo globalizado las consecuencias de nuestras acciones trascienden el territorio de nuestros países y afectan al planeta en su conjunto.
Los retos de México y América Latina, los retos que enfrentamos en materia de seguridad, son un buen ejemplo de los desafíos comunes; el tráfico ilícito de drogas, de armas o de personas, no reconoce fronteras.
Latinoamérica es hoy una de las regiones del mundo con más muertes violentas, lo que se ha convertido en una de las mayores limitantes de nuestro desarrollo.
En México estamos enfrentando con decisión a la delincuencia y al crimen organizado transnacional, que atenta contra nuestra sociedad y nuestras instituciones democráticas.
Las familias mexicanas han decidido vivir en un México de paz y de leyes, en un México en donde no se tolere la impunidad, ni la criminalidad. Y por eso, hemos emprendido un combate frontal contra la delincuencia.
Sin embargo, este combate frontal requiere corresponsabilidad internacional.
México reitera su llamado a todas las naciones para buscar nuevas formas de cooperación contra estas amenazas. La erradicación de estos flagelos es un eje rector, tanto de la política de seguridad nacional en México, como de la agenda internacional que impulsamos.
A estos problemas habrá que añadir también el creciente cuestionamiento de principios y de valores que defiende la Organización de las Naciones Unidas y que se creían sólidamente arraigados en la comunidad de Estados.
Apelando algunas veces a necesidades de seguridad, otras a la preeminencia de los derechos económicos y sociales, se ha debilitado y puesto en tela de juicio los fundamentos de la democracia y de los derechos humanos.
Al conmemorarse 60 años de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, México convoca a los Estados miembros a defender los valores universales que son condición del desarrollo humano y del Estado de Derecho.
Señor Presidente:
Los flujos migratorios son otro fenómeno global de nuestro tiempo. En el mundo contemporáneo, se cuenta en más de 200 millones de personas las que viven fuera de su país de origen.
Las causas de la migración internacional son complejas. Van desde la consolidación de los procesos de integración, la demanda por fuerza laboral y la falta de condiciones económicas adecuadas, hasta la persistencia de conflictos internos o interestatales.
En esa población están incluidos millones de mexicanos que viven aquí, en los Estados Unidos, en este país, y que han buscado oportunidades de vida digna para sus familias.
La migración no puede reducirse al tema de seguridad o a su gestión como un fenómeno económico.
Por eso México sostiene que la comunidad internacional debe adoptar una visión integral de este fenómeno que permita que los flujos migratorios sean legales, seguros, ordenados y respetuosos de la dignidad humana.
La ONU debe asumir plenamente su responsabilidad frente a este fenómeno global, bajo el principio de responsabilidad compartida entre países de origen, de tránsito y de destino.
El terrorismo, cualesquiera que sean sus explicaciones o motivaciones ideológicas, no tiene ni debe tener cabida en la comunidad de valores que con tanta dificultad hemos forjado.
México lo reprueba y refrenda su voluntad de cooperar con base en el derecho internacional para prevenir actos terroristas y sancionar a sus autores.
La paradoja es que todos estos problemas sólo se pueden enfrentar y resolver con acciones globales, que exigen, por tanto, la intermediación de las Naciones Unidas.
Señor Presidente, señoras y señores:
Los mexicanos no queremos ni vamos a evadir nuestras responsabilidades globales; queremos ser actores, no espectadores de las transformaciones del mundo.
Estamos decididos a fortalecer nuestro activismo. México tiene la población número 11 y la economía número 12 a nivel internacional; cuenta con una larga tradición de contribuciones a la paz y al derecho internacional y, por eso, queremos ocupar un lugar de responsabilidad y de compromiso con el bien común de las naciones.
Es por eso que México ha presentado su candidatura para ocupar un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad, para el periodo 2009-2010.
De ser electo, mi país se compromete a actuar con base en los valores esenciales de la comunidad internacional: la prevención y la solución pacífica de controversias, la prohibición del recurso a la amenaza o al uso de la fuerza, el respeto a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, al derecho internacional y a los derechos humanos.
Aspiramos a participar en el Consejo de Seguridad para promover los ideales del México democrático y promotor del Estado de Derecho, nos esforzaremos para apoyar las labores del Consejo que se orientan a reconstruir sociedades e instituciones desgarradas por las guerras y por las nuevas amenazas.
Trabajaremos para que las controversias entre Estados se diriman en la etapa más temprana posible ante la Corte Internacional de Justicia y sean acatados sus fallos.
Señoras y señores:
Nuestra generación tiene la responsabilidad histórica de actuar aquí y ahora para resolver con éxito los retos, los desafíos de la humanidad en este Siglo XXI.
La Organización de las Naciones Unidas, es nuestra convicción, es el foro que mejor representa la diversidad del ser humano, la pluralidad de las naciones y la aspiración colectiva de bienestar y progreso de nuestra civilización.
Se trata de una alianza privilegiada para asegurar un mundo de paz y de justicia, de seguridad y de desarrollo, con bienestar y oportunidades para todos.
El multilateralismo es el camino en el Siglo XXI, es la respuesta integral a la globalización.
En la nueva era global, necesitamos también una organización global fortalecida y renovada, que se encarna, precisamente, en esta Organización.
Debemos unir fuerzas para hacer que la Organización de las Naciones Unidas pueda hacer realidad el sueño de sus fundadores: paz, seguridad y desarrollo para todos los pueblos del planeta.
Muchas gracias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario