26 abr 2009

La profesora Gordillo

Columna PLAZA PÚBLICA / Miguel Ángel Granados Chapa
Cogobierno en la SEP
Las fuerzas de Gordillo no sólo muestran su influencia en la SEP y su fortaleza en lo sindical tampoco se limita al SNTE, sus alcances han creado su propia federación de sindicatos y se mantiene cercana al gremio petrolero
Reforma,
26 abril 2009.- Manuel Camacho Solís fue hospitalizado el jueves, quizá víctima de la influenza cuyo inesperado brote ha sacudido al valle de México y a otras porciones del país. Mientras se le atendía, por fortuna con buen resultado, quizá haya tenido ocasión de recordar el papel que exactamente 20 años atrás tuvo en el ascenso de Elba Esther Gordillo al liderazgo magisterial. Como jefe de Gobierno del Distrito Federal, la había designado delegada en Gustavo A. Madero y luego fue el conducto para que el 23 de abril de 1989 fuera nombrada por pasmados líderes secundarios secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Desde su ascenso precario (había fallado dos meses antes el intento de hacerla elegir para ese cargo por el congreso estatutario) hace dos décadas, Gordillo se ha transformado en la mujer más poderosa de México. Se asumió la semana pasada virtualmente como cotitular de la Secretaría de Educación Pública y casi enseguida hizo recordar al presidente de la República su alianza política, a pretexto de refrendar la educativa.
El nuevo secretario de Educación recibió el martes pasado, en la sede de la Secretaría, al comité nacional del SNTE, que preside Gordillo. Fue el primer encuentro oficial de las dos partes en la relación laboral que corresponde a esa oficina del Ejecutivo. Pero la dirigente no se asumió como representante sindical, sino como parte del gobierno. Espetó a Alonso Lujambio su satisfacción de que la SEP "sea dirigida por usted y por nosotros". Así es, y eso ha quedado claro desde diciembre de 2006. Pero no se había formulado una declaración expresa en tal sentido. Fue posible hacerlo ante la sustitución de Josefina Vázquez Mota por el ex presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información. Rige así en la SEP una figura jurídica extraña, anhelo en una época de corrientes democráticas del sindicalismo europeo: la cogestión, el cogobierno, la participación de los trabajadores en las decisiones empresariales o institucionales.
Sólo que esa peculiar manera de gestionar la educación pública no se asienta en un estatuto jurídico expreso sino en la cruda realidad impuesta por la fuerza de Gordillo y sus exitosas iniciativas políticas. Su yerno Fernando González fue ratificado como subsecretario de Educación Básica, y confirmado el administrador de Servicios Educativos en el Distrito Federal, Luis Ignacio Sánchez Gómez, igualmente dependiente de Gordillo.
La razón de que así sea fue proclamada el jueves por la propia dirigente sindical. Con vehemencia estridente, como cuando contestó en 1987 el quinto informe presidencial de Miguel de la Madrid, la lideresa aprovechó el comienzo de la Semana nacional de la evaluación educativa (en que una vez más se aplicó la prueba ENLACE, que tan denunciatoria de deficiencia escolar ha resultado). Como si alguien lo pusiera en cuestión, como si fuera necesario refrendarlo, Gordillo gritó al Presidente:
"Sin rubor, sin duda, sin complejos, le decimos que somos sus aliados, que vamos por la alianza de la calidad educativa". Embargada por la emoción al punto de no reproducir correctamente el nombre del instrumento que se busca sea base del cogobierno, la Alianza por la Calidad de la Educación, Gordillo formuló anuncios que en un sindicato verdaderamente representativo causarían preocupación, por más generales que sean:
Dijo la presidenta del SNTE, en nombre del magisterio, que "estamos dispuestos a poner lo mejor de nosotros, que lo haremos con pasión, con emoción, con entrega; que habrá flexibilidad laboral, que no tenemos dudas, que sabemos que vamos a perder algunos privilegios, y reconocemos que al interior del gremio hay grupos que no lo aceptan, pero se convencerán de que es la manera de servir a México, y lograr la justicia, la equidad, la tolerancia, la democracia, la dignidad humana que nos merecemos". En el arrebato que la revela como la priista que en el fondo nunca ha dejado de ser, Gordillo concluyó con una arenga patriótico-presidencialista, y una mentirijilla:
"A veinte años de que legal, legítimamente, por voto secreto, asumí la conducción de mi gremio, vuelvo a decirle, señor Presidente, que no tenemos otro compromiso más que con usted y con la Patria".
No era necesaria tanta enjundia para insistir en la lealtad hacia Calderón, que nadie cuestiona. Luego entonces, las palabras de Gordillo servían para recordar al Presidente la vigencia de su compromiso, en vísperas electorales y ante el relevo en la SEP. No debe olvidarse que la presencia de la presidenta del SNTE y sus allegados en zonas relevantes de la política y la administración obedece al eficaz papel que su aparato electoral jugó en el proceso de 2006, así en el manejo de actas como en la emisión de votos.
Elba Esther Gordillo no fue elegida por voto secreto, ni legal ni legítimamente 20 años atrás. Por decisión del presidente Carlos Salinas, el secretario general Refugio Araujo del Ángel que dependía del cacique Carlos Jonguitud renunció a su cargo, y presionados directamente por el secretario de Gobernación Fernando Gutiérrez Barrios el consejo político y el comité nacional del SNTE eligieron a Gordillo. Ella se mantuvo en el cargo hasta febrero de 1993 en que, contraviniendo la ley que prohibía la reelección de los dirigentes de sindicatos burocráticos, fue confirmada hasta completar un nuevo periodo en marzo de 1995. Si bien entonces la sucedió Humberto Dávila Esquivel -hoy diputado federal en el grupo de Nueva Alianza, el partido propio de la lideresa- y a éste Tomás Vázquez Vigil y a éste Rafael Ochoa Guzmán, los tres no fueron más que figuras tras las que mandaba realmente Gordillo. Consolidada su dirección, y ante el riesgo de una desavenencia con quien no se resignara a ser manipulado, Gordillo hizo reformar el estatuto sindical, instituyó la presidencia y la asumió en 2004. En julio de 2007 el consejo nacional del SNTE acuerda su reelección "por tiempo indefinido".
A partir del SNTE, Gordillo ha expandido su poder. De militante de base en el PRI, delegada para actuar en elecciones complicadas (como la de Chihuahua en 1986, cuando el fraude impidió a Francisco Barrio ganar su primera elección), llegó a ser dirigente del sector popular y secretaria
general del partido. Consiguió llegar a ésa, la posición número dos del antiguo partido oficial, en alianza con Roberto Madrazo, con quien combatiría después. Efímera coordinadora de la bancada tricolor en San Lázaro, en julio de 2006 fue expulsada del partido que la hizo diputada y senadora. Ya para entonces había edificado su propio refugio. Había creado, mientras aún era dirigente priista, el partido Nueva Alianza, tan flexible y voluble que se alía aquí con el PAN y allá con el PRI, a despecho de la traición manifiesta en que incurrió. Cercana a Vicente Fox, lo está en mayor medida a Calderón. ¡Qué digo cercana!: su poder está imbricado con el de la Presidencia.
Ha acrecentado también su fuerza sindical. Provocó en diciembre de 2003 la división de la central burocrática priista y construyó la suya propia, la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos, que en junio de 2005 alcanzó pleno reconocimiento legal. El año pasado, en un nuevo movimiento en esa dirección, se juntó con Carlos Romero Deschamps, el impresentable dirigente petrolero, y Juan S. Millán, ex gobernador de Sinaloa, ex secretario general del PRI y líder sindical malquisto con la gerontocracia que domina a la CTM, para lanzar un movimiento de revisión del sindicalismo, que apuntaría a crear una cúpula contraria a la encabezada por Joaquín Gamboa Pascoe. Pero en atención a su alianza con Calderón, esa iniciativa parece haber quedado en salmuera, pues en Los Pinos no hay decisión para romper con el corporativismo priista.
Reforma realizó, con motivo del vigésimo aniversario del mando sindical de Gordillo, una encuesta sobre su papel en el SNTE. El 84 por ciento de los entrevistados opinó que "ya debería haber un cambio" en ese sindicato. Quizá la misma proporción de maestros sindicalizados sustentan el mismo parecer, porque se limitó a 190 mensajes remitidos por correo electrónico la respuesta organizada por el gordillismo en protesta por ese sondeo. La eficacia de los controles verticales y el juego de componendas, sin embargo, facilita la permanencia de Gordillo, al menos por algunos años.
Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com

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