9 feb 2014

El informe es subjetivo, injusto y desproporcionado, dice una corriente de católicos.


El Secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin, expresó su sorpresa ante la línea ideológica del Informe de la ONU  sobre los Derechos del Niño en relación al Vaticano por  invitar a la Santa Sede a abrazar a la ideología de género.
Según señalan diversos medios italianos, Mons. Parolin señaló a los periodistas que se siente “sorprendido” ante las disposiciones que propone la ONU porque aspiran “a interferir en la doctrina de la Iglesia Católica”, como es en el caso del aborto.

 Parolin, quien se encontraba en Marghera, Venecia, para bendecir una nueva casa de acogida de Caritas, afirmó que la ONU “ha tocado puntos que son fundamentales en las enseñanzas de la Iglesia… Hace falta estudiar bien este informe. La Santa Sede se reserva el derecho de responder, habiendo tomado conocimiento y profundidad de las notas tomadas por la Comisión”.
 Explicó que “habrá una respuesta y será una respuesta exhaustiva. 
Por nuestra parte, no podemos dejar de reiterar nuestra disposición a cumplir las exigencias de la Comisión y de la Convención. El hecho de que la Santa Sede se haya adherido refleja su voluntad de cumplir con todas las disposiciones de la Convención”.
El sacerdote jesuita Hans Zollner, Presidente del Centro para la Protección de los Menores de la Iglesia Católica (CCP), creado por el Papa Francisco,  consideró que el informe de la ONU sobre los Derechos del Niño que acusa al Vaticano de permitir abusos contra los menores es subjetivo, injusto y desproporcionado.
 “La Iglesia está llevando hacia delante, como ninguna otra institución mundial la lucha contra los abusos: Han habido muchos errores, pecados y crímenes por parte de los miembros de la Iglesia y los sacerdotes. Pero decir que la Iglesia no hace nada, ¡no me parece objetivo!... ciertamente, las acusaciones –en el informe de la ONU-, que son injustas y desproporcionadas”, explicó el P. Zollner en declaraciones a Radio Vaticano.
 Los ataques y las críticas “nos empujan a seguir caminando hacia delante, sin detener nuestro esfuerzo común, con muchas otras personas de buena voluntad tanto dentro como fuera de la Iglesia que nos ayudan para hacer de la Iglesia realmente un organismo, ¡una realidad donde los niños puedan vivir lo que Jesús mismo nos encomendó como misión, protegerlos, con ese desarrollo que no puede ser bloqueado por estos pecados y crímenes!”, añadió.
El 5 de febrero la ONU afirmó en un informe sobre los Derechos del Niño que el Vaticano permitió el abuso de “miles de niños”, aunque la presidenta del Comité, Kirsten Sandberg, admitió no tener una cifra concreta.
Además, en este mismo informe la ONU pidió a la Santa Sede cambiar la doctrina de la Iglesia en relación a los temas relacionados con el respeto a la vida, el matrimonio o la contracepción.
En respuesta, el P. Zollner afirmó “no se puede entender cómo la ONU ha entrado en temáticas como el aborto o la contracepción, o la homosexualidad, se ve que estaba previsto probablemente que estos temas terminaran en el informe cuando realmente no están conectados. Alguno quería poner estos temas para decir que la Iglesia debe cambiar sobre la moral sexual, así ganamos un punto”.
“Realmente es injusto apuntar con el dedo hacia solo estas cosas, que por cierto los Papas y la misma Congregación para la Doctrina de la Fe definen desde años atrás como ‘la llaga abierta en el cuerpo de la Iglesia’”, añadió el P. Zollner.
Por otro lado, el P. Zollner, quien desde hace años trabaja de todo el mundo para explicó que esta acusación “explosiva” por parte de la ONU no ayuda a motivar a la gente en la Iglesia para seguir adelante, ya que cualquier cosa que se hace no es reconocida. De modo que también es un poco desalentador.
“¡El trabajo que hemos hecho no ha sido tomado en consideración!”, lamentó.
La iglesia católica está pidiendo firmas de apoyo a la Santa Sede ante las Naciones Unidas: http://defendtheholysee.org/es/privado/

Declaración de apoyo
a la Santa Sede
ante las Naciones Unidas
Actualmente, en muchos sectores internacionales, los valores y las virtudes que han servido de fundamento de los más grandes logros de la civilización se encuentran bajo ataque. En nombre de una falsa "liberación", ciertas organizaciones quieren socavar las verdades fundamentales acerca de la naturaleza de la persona humana y de la familia. En nombre de una falsa doctrina de derechos humanos, niegan aquello que hace que la persona humana sea verdaderamente humana.
Estos grupos han hecho de la Santa Sede su blanco particular. Atacan a la Santa Sede ignorando el hecho de que la Santa Sede ha tenido relaciones diplomáticas desde el siglo IV y que en la actualidad tiene este tipo de relaciones con 177 naciones. Lo que verdaderamente motiva a estas organizaciones es el hecho de que la Santa Sede defiende decididamente la santidad de la vida humana y la dignidad inviolable de la familia.
De cierto modo la Santa Sede es única en su género. Pero esta particularidad suya es lo que la motivó a formar parte de las Naciones Unidas con el status de Observador Permanente. Este status especial de la Santa Sede le da la capacidad para fomentar el diálogo genuino, promover la solución pacífica de los conflictos y apelar más allá de los meros intereses territoriales de los Estados y apelar a las conciencias de sus líderes. Este servicio desinteresado y no partidista ha sido siempre apreciado por los Estados Miembros de las Naciones Unidas.
Si las organizaciones que consideran que la Santa Sede es un obstáculo para sus objetivos de ingeniería social y de subversión de las convicciones morales fundamentales tienen éxito en privar a la Santa Sede de su status de Observador Permanente, le habrán causado un serio daño a las Naciones Unidas. La ONU obra por medio del consenso, y estas organizaciones intentan circunvenir este proceso silenciando una voz a la cual se oponen.
Deploramos esos objetivos de esas organizaciones. Muchos de nosotros no comparten ni apoyan ciertas convicciones de la Iglesia Católica. Sin embargo, nos unimos para apoyar a la Santa Sede para que continúe con su status de Observador Permanente ante las Naciones Unidas.
Nos unimos también a los Estados Miembros para agradecer a la Santa Sede su testimonio moral y espiritual ante la ONU. El mundo se hubiese empobrecido mucho más, si la voz de la Santa Sede dentro de las Naciones Unidas hubiese sido silenciada. Que ese día nunca llegue.

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