10 oct 2014

Ayotzinapa en las columnas de hoy, 10 de octubre

¿Qué dicen las columnas hoy?

TRASCENDIÓ/Milenio
:Que hay tanta preocupación en el gobierno federal por el caso Ayotzinapa que todos los días sesiona por la noche un “cuarto de guerra”, tanto para medir el daño que está generando a escala local como en el extranjero, sobre todo por el impacto que tendrá en inversiones.
Como botón de muestra, al canciller José Antonio Meade, durante su comparecencia en el Senado, le mostraron ayer una tras otra las portadas de The Guardian, Le Monde, The New York Times, El País, O Globo y otros medios, con la noticia de la desaparición de los normalistas y las fosas de Iguala en primera plana.
TEMPLO MAYOR/Reforma
BUENO, y a todo esto, ¿también Carlos Navarrete someterá a consulta su permanencia al frente del PRD?
LA PREGUNTA viene a cuento porque apenas ahora se sabe que la dirigencia del PRD en manos de Nueva Izquierda conoció desde el primer momento los señalamientos y las pruebas en contra del alcalde de Iguala, José Luis Abarca, hoy prófugo por el asesinato de estudiantes normalistas.
Y LA plana mayor de “Los Chuchos”, de la que forma parte el propio Navarrete, no sólo no hizo nada sobre el cuestionado edil, sino que mantuvo la relación y la cooperación con él, a pesar de todo.
LA COSA ESTÁ en que no se sabe si Navarrete habría ganado las elecciones perredistas si este escándalo hubiera estallado antes. Y lo que es peor: de no haber estallado, ¿seguiría el dirigente del PRD tomándose fotos al lado de Abarca? Es pregunta caliente.

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FRENTES POLÍTICOS/Excelsior
I. La barbarie. El presidente Enrique Peña Nieto pidió al Gabinete de Seguridad acelerar las investigaciones sobre el caso Iguala, al que calificó de inhumano, un acto de barbarie. En distintas partes del mundo han expresado el repudio a los hechos. Reiteró que el hecho no puede permanecer impune, por lo que expresó que “tenemos que ir a profundidad, tope donde tope y llegar a los responsables”. Se reunirá de urgencia con los gobernadores en busca de un mayor esfuerzo en el cumplimiento de todos los objetivos, de forma conjunta.
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Lenguas Viperinas/La Silla Rota
EL PRD pidió una consulta ciudadana en Guerrero para que la gente determine si Ángel Aguirre se queda o se va de la gubernatura, a sabiendas de que ese ejercicio no se podrá llevar a cabo porque no se puede llevar a cabo en año electoral, mismo que arrancó el pasado 7 de octubre. Pero el líder del sol azteca, Carlos Navarrete salió a decir en conferencia de prensa -con Aguirre a un lado- que la izquierda fue la promotora de la consulta y de la revocación de mandato y que por ello se aplicaría en Guerrero. Pero él, claro que sabe que no se podrá, que la ley no lo permite.
EN IGUALA, no sólo la familia de la ex directora del DIF, María de los Ángeles Pineda Villa está en la mira por lazos con los operadores de los Beltrán Leyva, la parentela del edil prófugo y hoy amparado, José Luis Abarca, también es ya investigada por enriquecimiento y por presunto lavado de dinero. Resulta que los Abarca son dueños de medio Iguala: plazas comerciales, locales en el centro, pastelerías, restaurantes y una escuela que sobresale por las instalaciones y su contraste con la vida docente y estudiantil pública de una zona pobre y hasta olvidada en Guerrero.
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EN PRIVADO/Joaquín López-Dóriga
Milenio
¿Por qué a Cárdenas…?
Al final, la muerte siempre da la razón. Florestán
Nadie puede ignorar la aportación que Cuauhtémoc Cárdenas ha hecho a la democracia y a la historia de México, que hoy no puede entenderse sin él.
En lo político, en las pugnas partidistas, habrá quienes simpaticen o no con él, le reconozcan o le regateen, le admiren o critiquen, pero es un personaje que trascenderá a las mezquindades.
Por eso no puedo justificar la agresión de que fue víctima por un grupo de vándalos durante la multitudinaria marcha del miércoles por la tarde para exigir que aparezcan vivos los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa, secuestrados por la policía municipal de Iguala, desde la medianoche del 26 de septiembre, hoy cumplirán dos semanas.
Cárdenas participó en esta manifestación convocado por los padres de los estudiantes desaparecidos y así, acompañado de Adolfo Gilly y algunos de sus colaboradores, recorrió el Paseo de la Reforma, como lo ha recorrido en cientos de marchas a lo largo de su vida, alcanzó 5 de Mayo, llegó al Zócalo y allí se le fue encima una turba que lo insultó, le gritó, lo agredió, le cerró el pasó, lo acorraló, zarandeó, le arrojó botellas, cartones y hasta uno de esos cubos naranjas de circulación, una pedrada descalabró a Gilly, que no se inmutó y siguió, como siempre, al lado de Cárdenas.
En este trance, nadie, ninguno, intervino en defensa del ingeniero y los suyos, no hubo una voz, una mano, una decisión. Como pudo, llegó a su coche y así ahí salió de lo que pudo haber sido una tragedia.
Esta agresión retrata cómo la violencia ha pasado de los discursos a las redes y de ahí, enloquecida, a las calles.
Y si fueron capaces de agredir así a Cuauhtémoc Cárdenas, ¿quién estaría a salvo?
Retales
1. Referendo. Me parece un error que Ángel Aguirre plantee su permanencia como gobernador de Guerrero vía un referendo ¡nacional! organizado por el Instituto Nacional Electoral, y digo que es un error, porque seguir en el cargo de gobernador solo depende de su decisión personal o la político-legal del Senado de la República, único que legalmente puede desaparecer poderes, no de consultas y menos nacionales;
3. Cántaro. Tantas veces habló René Bejarano de las relaciones con el crimen organizado de José Luis Abarca, que las debe tener, y su participación en homicidios y desapariciones, que ayer, de plano, la PGR lo invitó a comparecer ante la Seido para que aporte y amplíe la información del caso dada a los medios.
Nos vemos el martes, pero en privado
HISTORIA EN BREVE/Ciro Gómez Leyva
Milenio
Usted no es un asesino, usted es un incapaz, gobernador Aguirre
La desvergüenza del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, es esperpéntica. Incapaz de gobernar, de garantizar seguridad, desentierra ahora algo parecido a la teoría de la conspiración para acusar a los “opinodemócratas del centro” de los males que aquejan a la afligida entidad. Como si nosotros hubiéramos matado a 43 personas en Iguala.
Con un impudor propio de los tiranos, pide que los guerrerenses determinen su permanencia en el cargo a través de una consulta. Algo absurdo, pues hasta sus más duros críticos del PRI y el PAN han expresado que su salida solo agravaría la crisis.
Pero, bueno. El Gabinete de Comunicación Estratégica levantó una encuesta telefónica el martes entre habitantes de Guerrero. Aquí tres datos para el plebiscitario gobernador Aguirre:
* 81 por ciento de los guerrerenses piensa que las cosas van mal en el estado.
* 71 por ciento cree que el gobernador no tiene el control de la delicada situación actual.
* 67 por ciento considera a la inseguridad y la violencia el principal problema.
Y aunque es cierto que en la misma encuesta únicamente 31 por ciento respondió que sí debe dejar el gobierno, la lectura completa de las estadísticas le recomendaría un mínimo de recato.
Faltan 10 meses para las elecciones y un año para que Aguirre se vaya a su casa. Nadie está pidiendo con seriedad que deje el cargo, gobernador. Lo que se demanda es algo que usted no puede, no sabe dar: eficacia.
No es que sea un asesino. Simplemente, usted es un incapaz. De 1995 a la fecha.
ESTRICTAMENTE PERSONAL/Raymundo Riva Palacio
El Financiero,
El misterio de Iguala
La muerte de tres normalistas de Ayotzinapa –tres personas más fueron abatidas por confusión- y la desaparición de 43 estudiantes en Iguala, no tiene sentido. Hay causas que permitieron esos hechos, como la debilidad institucional, la corrupción y la subordinación ante el crimen organizado, que no explican sin embargo porqué una banda que secuestra, asesina, extorsiona y está en el narcotráfico, decidió aniquilar a un grupo de estudiantes cuya lucha es social y política.
La noche del 26 de septiembre en Iguala es un misterio. Si las declaraciones de los policías municipales detenidos por su involucramiento en los hechos son ciertas, sus órdenes fueron capturar a 17 normalistas, tras lo cual el líder local de la banda “Guerreros Unidos”, a quien identifican por su apodo, El Chucky, ordenó matarlos. Los únicos normalistas oficialmente muertos son tres. La suerte de los demás es desconocida, aunque se sospecha que algunos de ellos fueron tirados en la fosa clandestina donde recién se descubrieron 28 cuerpos calcinados –otra discrepancia aritmética con el total de desaparecidos-, a los que les practican peritajes para determinar si pertenecen o no a los normalistas.
¿Existe la posibilidad de que no estén muertos y se encuentren escondidos? Algunos funcionarios federales consideran que sí, aunque la mayoría, hoy en día, lo piensa improbable. En cualquier caso, siguiendo la lógica de las declaraciones de los policías, las órdenes que recibieron son extrañas. ¿Por qué el secretario de Seguridad Pública –hoy fugado- Felipe Flores Velázquez, pidió detener sólo a 17 normalistas? ¿Quiénes eran? ¿Cómo identificaron sus objetivos? Más raro aún es porqué El Chucky ordenó el asesinato. De corroborarse la versión, sería la primera vez en la historia del crimen organizado que ordena la aniquilación de un grupo que no es una amenaza para sus intereses, ni está involucrada en los negocios propios de los “Guerreros Unidos”.
La orden de detener y eliminar a 17 normalistas dada por un jefe criminal, obliga a saber quiénes eran esos jóvenes y su objetivo en Iguala, porque el modus operandi usado contra ellos es el que utilizan los narcos para ajustar cuentas con narcos. En las declaraciones de los policías, se colige que el problema no era con todos los normalistas, ni fue reacción al secuestro de transporte público. La respuesta de qué iban a hacer en Iguala o qué presumió El Chucky que harían, estará en la oscuridad hasta que aquellos en posición de saber los motivo reales de su desplazamiento a esa ciudad puedan revelarlo.
Lamentablemente no parece que estemos cerca de ello. Ni siquiera se sabe la hora exacta a la que llegaron a la cabecera municipal más de 50 normalistas de Ayotzinapa, a tres kilómetros de Tixtla, y que se encuentra a 123 kilómetros de Iguala. El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Raúl Plascencia, dijo que han realizado más de 70 entrevistas, y aún no tienen claro ni a qué hora llegaron, ni cómo llegaron. Se sabe, por versiones secundarias, que iban a botear para obtener recursos para una movilización de normalistas el 2 de octubre para la marcha conmemorativa a la Matanza de Tlatelolco.
El punto más lejano hacia Iguala donde habían realizado ese tipo de actividad era Casa Verde, a 37 kilómetros de Chilpancingo. Es decir, las motivaciones de los normalistas por viajar casi 100 kilómetros más de la distancia más lejana de la que se habían desplazado en otras ocasiones para botear, no han sido verificadas; menos aún la logística de Ayotzinapa a Iguala.
Este municipio quedó marginado desde 1993, cuando se inauguró la Autopista del Sol, que sacó de su trazo el viejo cruce por la ciudad. Al quedar desagregado del desarrollo, se fue convirtiendo en un territorio dominado por criminales, que fueron despojando de sus viejos territorios a la vieja guerrilla campesina en la región. De ahí surge la hipótesis que la existencia de una célula guerrillera entre los normalistas –con la sospecha aumentada por la declaración de guerra contra los criminales por parte del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente-, era el verdadero objetivo de “Guerreros Unidos”. En la lista de los 43 normalistas desaparecidos sólo hay uno con ramificaciones de esa naturaleza, Julio César López Palotzin, familiar de un profesor egresado de Ayotzinapa y desaparecido en Oaxaca en 2002, vinculado al EPR –el ERPI es una escisión de él- por el Ejército.
Esto es circunstancial, aunque dentro de la línea de esa hipótesis, la pregunta sería el por qué la banda criminal habría visto como enemiga a esa célula guerrillera. ¿Acaso fue una disputa por droga o secuestros? Si fuera así, tendríamos enfrente un fenómeno documentado de narco guerrilla. Sin embargo, en el entendido que la normal de Ayotzinapa, por su pasado rebelde, está infiltrada por la inteligencia militar y civil, habría indicios de esta evolución criminal, lo que no parece existir por la forma distante como actuó el gobierno federal en un principio.
Iguala y su barbarie continúan todavía como un misterio. No hay nada claro salvo que la capacidad de fuego e impunidad que se ha visto en Guerrero es un desafío directo al Estado Mexicano, donde, en un desdoblamiento ante el vacío de autoridad en el estado, las fuerzas irregulares e ilegales entraron en guerra ante la mirada impotente del gobierno federal.
Columna Alhajero/Martha Anaya
24 Horas
Reaparece el ERPI
El ambiente se enrareció. La rabia y el dolor por los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos no sólo sacó ya a miles a las calles en casi todo el país -y hasta en el extranjero-, sino que sacó de su cueva de nueva cuenta al Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Sólo que esta vez el grupo guerrillero no se quedó en un mero comunicado en el que plasmó su posición política. Ahora, en su comunicado número 21, con fecha 6 de octubre (se puede ver también en video), convocó a la conformación de una “brigada de ajusticiamiento”.
El objetivo de esta brigada, apunta el ERPI, será “enfrentar en aspectos políticos-militares esta nueva afrenta del narco estado mexicano y particularmente, al cartel de sicarios del Estado, mal llamado Guerreros Unidos” (a quienes se les atribuye la probable matanza de los normalistas).
 “Obligados a romper el silencio ante la detención-desaparición de los compañeros normalistas y el vil asesinato de otros civiles el pasado 26 de septiembre en Iguala, Guerrero”, demandaron a los suyos recabar toda información sobre elementos, propiedades e intereses del citado cártel y ponerla a disposición del ERPI.
Y algo más que no deja de inquietar: Declararon a la corriente Nueva Izquierda (Los Chuchos) del PRD “como cómplice de los hechos del 26 de septiembre del 2014”.
El ERPI (escisión del Ejército Popular Revolucionario) por primera vez apareció públicamente en 1998 tras la masacre de El Charco, en el municipio de Ayutla de los Libres en Guerrero. Tiempos en que gobernaba el estado el mismo Ángel Aguirre Rivero (como gobernador sustituto, tras la caída de Rubén Figueroa por la matanza de Aguas Blancas), aunque en aquel entonces abanderaba al PRI y actualmente al PRD.
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GEMAS: Regalito del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero: “Yo no me voy a ir por los opinotecnócratas o por aquellos que desconocen nuestra realidad”.
Razones
La seguridad y los atajos/Jorge Fernández Menéndez
Excelsior
La caída de Vicente Carrillo, como la semana pasada la de Héctor Beltrán Leyva, no implica sólo que se haya dado un golpe durísimo contra un líder histórico del narcotrafico, implica éxitos en la estrategia de seguridad del estado que no pueden soslayarse. Y confirma también que no hay atajos cuando se quiere recuperar la seguridad perdida en diversas zonas del país. No hay, porque no puede haberla, una nueva estrategia de seguridad, lo que hay son nuevas o distintas políticas para implementar una estrategia que pasa por premisas muy básicas: llevar ante la justicia a los criminales; depurar y fortalecer los cuerpos policíacos, ministeriales y judiciales y reconstruir el tejido social con oportunidades sociales y de trabajo sobre todo para los niños y los jóvenes.
En los casi dos años que lleva la actual administración hay cosas en seguridad que se han hecho muy bien y otras en las que han habido deficiencias o insuficiencias, sobre todo en el ámbito estatal y municipal. En el capítulo de detención de capos, la operación ha sido ejemplar: de los jefes históricos del narcotráfico hoy sólo quedan en libertad el Mayo Zambada, El Azul Esparragoza, si se cree que no ha muerto; y Servando Gómez, La Tuta. Pero esas detenciones, como ha ocurrido en el pasado, no siempre implican mejoras en la seguridad cotidiana. El diagnóstico sobre las razones que impiden un avance más completo no es diferente al que se tenía en el sexenio pasado. En su reciente libro, Los Retos que enfrentamos, Felipe Calderón dice que “logramos mucho a nivel federal, pero no avanzamos al mismo ritmo a nivel estatal, entre otras cosas porque el sistema político mexicano no cuenta con las herramientas o los incentivos suficientes para obligar a cada autoridad en el ámbito de su competencia a cumplir con su deber, ni los ciudadanos cuentan con instrumentos para exigirles a éstas de manera apropiada y eficaz que realicen su tarea básica de brindar seguridad”. Lo mismo podría decir hoy el presidente Peña y lo ocurrido en Guerrero es una confirmación, precisamente, de eso, más allá de las detenciones de capos.
Hay espacios que han tenido mejorías notables, como Nuevo León (lo señalaba el propio presidente Peña esta semana), como Ciudad Juárez, Torreón (donde fue detenido Carrillo) o Tijuana. Pero el problema siempre termina siendo el mismo: la debilidad institucional en ciertos estados y municipios para comprometerse con las políticas de seguridad. Sin duda, en la administración Peña la capacidad de cooperación y coordinación interinstitucional y del gobierno federal con los estados ha avanzado y también se han dado algunos golpes notables a varios de los principales capos con una utilización menor de violencia.
Pero Guerrero demuestra que nada de eso es suficiente si las instituciones no son modificadas. En Iguala lo terrible es que el presidente municipal y su esposa tenían antecedentes claros de relación con el crimen organizado; que pese a esos antecedentes fueron patrocinados tanto por el gobernador Ángel Aguirre como por el secretario de salud y precandidato de Morena, Lázaro Mazón, pasando por Nueva Izquierda que hizo a José Luis Abarca presidente municipal y a su esposa, María de los Ángeles Pineda, consejera nacional del partido. Nadie, en ningún nivel, investigó los nexos familiares con notorios criminales, su situación patrimonial con un crecimiento explosivo, los recursos de campaña.

La policía estatal de Guerrero sigue teniendo uno de los peores parámetros del país; el mando único no se ha implementado y peor aún, como en otros casos, cuando se habla de mando único se olvida que éste sólo tiene sentido si va acompañado de un nuevo modelo policial en los estados, que está mucho más rezagado aún. En Iguala había poco más de 300 policías municipales: hoy 22 están detenidos, 87 fueron llevados a control de confianza y unos 200 simplemente no se presentaron a trabajar desde el 28 de septiembre. ¿Dónde están, quiénes son, se quedaron con sus armas y equipos si es que los tenían? No hay una sola respuesta sobre el tema. Esa policía municipal, como muchas otras, había rechazado el mando único estatal y el gobierno del estado no hizo el menor esfuerzo por avanzar en él.
El mando único de poco sirve sin un nuevo modelo policial (el de Nuevo León y su Fuerza Civil, a pesar de que aún está en construcción, vuelven a ser un buen ejemplo). Y eso se debe imponer por ley, aunque sea en forma transitoria. Algunos gobernadores sí están interesados en avanzar en la seguridad, otros sólo quieren navegar y algunos más, tienen intereses que los llevan a mirar literalmente hacia otro lado y no asumir responsabilidades. La creación de instituciones no es un capítulo marcado por la buena voluntad.
Y Guerrero es la mejor demostración de que si esos modelos no se imponen desde el ámbito federal, la corrupción, la negligencia, la dejadez, terminan golpeando un enorme esfuerzo nacional en seguridad que ante estos ataques se puede derrumbar como un castillo de naipes. Por eso mientras celebramos la caída de Vicente Carrillo o Beltrán Leyva tenemos que lamentar Guerrero.


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