4 may 2015

Genocidio: La palabra prohibida

Genocidio: La palabra prohibida / Fred Alvarez Palafox
Publicado en la revista Código Topo de Excelsior, 4 de mayo de 2015.
La revista la dirige Jorge Fernández Menéndez.
“Los armenios de todo el mundo tienen una herida que no se curará hasta que se logre justicia….” Champartzoum Mardiros.
Nueve horas del domingo 12 de abril de 2015, segundo domingo de Pascua, día de la Divina Misericordia, se celebraba en Roma la “Santa Misa por el centenario de los mártires armenios”.

Había en la Basílica de San Pedro, miles de fieles armenios que asistieron a la celebración del servicio religioso con motivo de los  100 años del martirio, la deportación y exterminio de quizá 1,5 millones de armenios; estaban en la celebración varios líderes religiosos. La eucaristía fue presidida por el mismísimo papa jesuita y concelebrada por su beatitud Nerses Bedros XIX Tarmouni, patriarca de Cilicia de los Armenios católicos; estaba ahí su santidad Karekin II, supremo patriarca y Catholicos de todos los armenios; y su santidad Aram I, Catholicos de la Grande Casa de Cilicia. Como invitado se encontraba el presidente de la República de Armenia, Ser SargsyanPor cierto, en el servicio religioso fueron cantados diversos himnos armenios a saber: El del patriarcado de Beirut y el de Armenia, e incluso fue tocado un instrumento típico: el duduk. (un instrumento de viento de madera de doble lengüeta, originario de Armenia).
A un costado del altar en San Pedro, estaba una imagen de la Virgen María y del otro el ícono de San Gregorio de Narek, uno de los 36 santos proclamados doctores de la Iglesias (durante la masacre de los años 1915-1916, fueron destruidos el monasterio y su tumba).
En Ankara estaban monitoreando el servicio religioso…sabían lo que ahí se diría. Francisco hablaría –de nuevo-, del primer genocidio del siglo XX, ya había circulado discretamente. De hecho el discurso papal fue enviado con anterioridad a la misa del domingo 12 de abril a diversos círculos diplomáticos para sondear sobre si el uso de la palabra “genocidio” generaría tensiones en Ankara.
Y lo que todos esperaban al comienzo del servicio religioso, Jorge Mario Bergoglio pronunció algunas palabras a modo de saludo, y de entrada leyó un texto –con una referencia si citarla- en el cual define la masacre de los armenios por los turcos, como el primer genocidio del siglo XX, dijo textual:
“La humanidad vivió en el siglo pasado tres grandes tragedias y sin precedentes: La primera se considera generalmente como 'el primer genocidio del siglo XX'. (Juan Pablo II y Karekin II, Declaración Conjunta, Etchmiadzin 27 de septiembre de 2001). Esa ha golpeado a vuestro pueblo armenio, la primera nación cristiana, junto a los católicos y los ortodoxos sirios, asirios, caldeos y griegos”.
Y agregó entonces “fueron asesinados obispos, sacerdotes, religiosos, mujeres, hombres, ancianos y niños e incluso enfermos e indefensos…”.
Las otras dos tragedias “fueron las perpetradas por el nazismo y el estalinismo. Y más recientemente otros exterminios en masa, como los de Camboya, Ruanda, Burundi o Bosnia”.
 “Y todavía parece que la humanidad no es capaz de cesar de verter sangre inocente. Parece que el entusiasmo construido al final de la II Guerra Mundial está desapareciendo y disolviéndose. Parece que la familia humana rechaza aprender de sus propios errores causados por la ley del terror; y así todavía hoy existe quien busca eliminar a los que son como él, con la ayuda de algunos y con el silencio cómplice de otros que permanecen de espectadores”.
Tras estas fuertes palabras,  Francisco quiso destacar que “todavía no hemos aprendido que la guerra es una locura, una masacre inútil”.
Y dirigiéndose directamente a los armenios, explicó que “hoy recordamos con el corazón perforado de dolor, pero colmado de la esperanza en el Señor Resucitado, el centenario de aquel trágico evento, de aquel inmenso y delirante exterminio que sufrieron cruelmente vuestros antepasados. Recordarlos es necesario, más aun un deber, porque donde no subsiste la memoria, significa que el mal todavía mantiene abierta la herida. ¡Ocultar o negar el mal es como dejar que una herida siga sangrando sin curarla!”.
A los fieles armenios aseguró 
que “el centenario de aquel trágico evento, de aquel inmenso y delirante exterminio que sufrieron cruelmente vuestros antepasados. Recordarlos es necesario, más aun un deber, porque donde no subsiste la memoria, significa que el mal todavía mantiene abierta la herida. ¡Ocultar o negar el mal es como dejar que una herida siga sangrando sin curarla!”.
Y en el mismo servicio religioso Aram I, el Catholicos de la Iglesia Armenia Apostólica improvisó hablando en inglés, subrayando que “el genocidio armenio es un hecho inolvidable e innegable en la historia, claramente situados en los anales de la historia moderna y en la conciencia del pueblo armenio. Por ello cualquier intento de borrarlo de la historia está condenado al fracaso”.
En una entrevista posterior afirmó que “del genocidio armenio hay prueba inconfutables. Están los documentos, las verificaciones, los testimonios de testigos oculares, los informes de los diplomáticos de la época. Y las investigaciones de legiones de historiadores, en su mayoría no armenios. Todos dicen lo mismo: fue un verdadero genocidio.” 
Por su parte, Nerses Bedros XIX Tarmouni leyó unas palabras de agradecimiento recordó el genocidio armenio e indicó que la Iglesia armenia declarará mártires el 23 de abril próximo a todos aquellos que aceptaron la muerte cristianamente. En tanto, su santidad Karekin II, agradeció también la oportunidad de visitar Roma junto con las autoridades, y participar en esta misa y expresó la alegría de su pueblo por la proclamación de San Gregorio de Narek como doctor de la Iglesia. También unas palabras de agradecimiento y pidió justicia, puesto que fue se trató de un crimen contra la humanidad y los derechos humanos.
¡Las reacciones fueron rápidas!
De hecho e incluso antes de que concluyera el servicio religioso varios periodistas turcos que asistían a la liturgia salieron de inmediato de la Basílica justo cuando el papa mencionó la palabra prohibida para comunicar la noticia a Roma y al mundo (Urbi et orbi).
Y en tiempo real ya se estaban dando las primeras reacciones oficiales.
Obviamente esas palabras eran esperadas y provocaron la ira del gobierno turco que estaba pendiente y preparado para reaccionar.
El papa argentino sabía lo que decía y lo que podría provocar. Lo hizo deliberadamente alzando la voz, pero sin pretender dañara las relaciones con los turcos..., sobretodo con el pueblo.
Recomiendo leer la homilía completa y el contexto.
http://www.zenit.org/es/articles/el-papa-en-armenia-el-primer-genocidio-del-siglo-xx-texto-completo
De hecho Francisco de hecho recoge una cita de la Declaración Conjunta entre Juan Pablo II y Karekin II, del 27 de septiembre de 2001; y se puede leer la cita perfectamente en el discurso que fue distribuido por los medios institucionales.
Sin embargo, debemos señalar que cuando el papa leyó el texto no dijo explícitamente que estaba citando a Juan Pablo II, quizá eso hubiera sido distinto. (En el texto original está la cita)
Pero también debemos agregar que no es la primera vez que Francisco utiliza la expresión de genocidio armenio. Lo hizo muchas veces en Buenos Aires como arzobispo primado, sobretodo en cada celebración con la comunidad armena; Argentina  es de los pocos países que reconocen que hace 100 años hubo un genocidio hacia los armenios por parte del Imperio Otomano.
Recuerdo que Jorge Mario Bergoglio a las pocas semanas de estrenarse como papa habló de ese pecado de los turcos, al que calificó como el primer genocidio del siglo XX.  Ello ocurrió el 2 de junio de 2013 cuando una delegación guiada por su beatitud Nerses Bedros XIX Tarmouni acudió a Roma, y según medios italianos, al concluir la audiencia, una de las personas al saludarlo le indicó que era descendiente de una de las víctimas de la masacre perpetuada por los turcos. Y simplemente el papa le expresó lo que él piensa sobre el caso.
Reacciones esperadas
 Ahora bien sabemos que la embajada turca ante la Santa Sede había convocado previamente una conferencia de prensa para el mismo domingo en Roma, poco después del servicio religioso, pero un día antes fue suspendida y su embajador fue llamado a su país para consultas.
Lo primero que hizo el gobierno turco ese mismo domingo para expresar su malestar con los dichos papales fue llamar en Ankara a consulta al nuncio Apostólico en el país, Antonio Lucibello. La “irritación” del gobierno la expresó oficialmente el Canciller Mevlut Cavusoglu al nuncio pidiendo explicaciones sobre el motivo por el cual se utilizó la palabra “genocidio” durante el servicio religioso.  En una nota, la legación diplomática expresó el malestar por el mensaje del papa: “El genocidio es un concepto jurídico, las reivindicaciones no satisfacen los requisitos de ley, aunque se busque explicar sobre la base de una difundida convicción, siguen siendo calumnias”, indicó el comunicado en cual agregó que en la ceremonia religiosa “la historia fue instrumentalizada para fines políticos”.
Precisó el gobierno turco que el papa en su declaración, se refirió a los eventos que han tenido lugar en Bosnia y en Ruanda como “homicidios de masa”, los cuales son reconocidos como genocidios por los tribunales internacionales competentes.   Y agrega la nota diplomática: “Él (Francisco), empero, llamó los eventos de 1915 un ‘genocidio’ no obstante la ausencia de tal sentencia del tribunal competente. Esto es significativo. No es posible explicar esta contradicción con los conceptos de justicia y de conciencia”.
Y personalmente el ministro Mevlut Cavusoglu escribió en su cuenta de twitter de 390 mil seguidores @MevlutCavusoglu: “La posición del Papa, sea desde el punto de vista histórico que jurídica es simplemente inaceptable”.  En otro emitido antes subrayó: “Las funciones religiosas no pueden ser un medio para favorecer el odio y la animosidad a través de argumentos no fundados”.
En suma la Cancillería turca expresó su contrariedad por las declaraciones papales pues considera que ha “tomado partido”, ignorando así el sufrimiento de los musulmanes y de otros grupos religiosos en el mismo periodo. Y añade que las declaraciones del papa “contradicen el mensaje de paz, reconciliación y de diálogo” que Francisco llevó en noviembre durante su visita a Turquía.
Pensamos que el asunto quedaría ahí, pero no, dos días después,–el martes 14 de abril-, el mismísimo presidente Recep Tayyip Erdogan, condenó al papa pidiéndole a no repetir esa palabras jamás, y más aún lo amenazó: “Yo condeno al Papa y le advierto de que no cometa errores como éste otra vez”. Y agregó en un tono inusual y nada diplomático en un discurso ante representantes de la Asociación de Exportadores de Turquía, transmitido en directo por la cadena NTV: “No permitiremos incidentes históricos sacados de contexto y se conviertan en una campaña contra nuestro país", y subrayó que  "cuando los políticos y los religiosos asumen el trabajo de historiadores, no dicen verdades, sino estupideces".
¡Muy duro!
 Si dejamos el asunto así, con esos dichos se leería como algo muy agresivo hacia Jorge Mario Bergoglio y podría genera odios. Por lo que, debemos precisar que Erdogan recordó en ese discurso que en 2014 él mismo expresó sus condolencias por la tragedia armenia, pero subrayó que esta misma postura debe adoptarse respecto a lo que sucedió a los tártaros de Crimea, de etnia turca, o a los circasianos en el Cáucaso: “Ya dije entonces que mientras los armenios morían en nuestro país, a los otomanos los mataban en otros países, entre otros por parte de armenio.
Y precisó: “Lamento enormemente que el papa (Francisco) defina como genocidio el sufrimiento de los armenios, junto al de todos los pueblos de nuestra geografía, con los musulmanes en primer lugar”.
Y agregó  “en nuestros encuentros (con el Papa) he visto a un político diferente. No digo un hombre de religión sino a un político. Pero estas declaraciones lamentablemente reflejan la mentalidad que ha llevado a la masacre de millones de personas en la historia”, dijo en referencia a las Cruzadas.
Por lo que subrayó: “Quiero subrayar que no permitiremos que los hechos históricos se saquen del contexto y se conviertan en una campaña contra nuestro país”.
Y como una salida al tema, Erdogan propuso que “los historiadores investiguen el asunto”. Y más aún se comprometió a abrir los archivos “de nuestro Ejército”. “Aquí quiero repetir nuestro llamado a crear una comisión conjunta de historiadores y subrayar que estamos listos para abrir nuestros archivos”.
No es mala idea, hay que tomarle la palabra.
Los dichos entre el papa y Ankara se produjeron en un momento muy difícil. A pocos días de la conmemoración internacional del centenario del genocidio armenio -el 24 de abril-, y a menos de dos meses antes de las elecciones generales turcas.
La respuesta del papa fue la prudencia…
Sabe muy bien lo que dijo, además lo hizo días después de haber alzado la voz por la matanza de cristianos ante el silencio de la comunidad internacional, salvo algunas excepciones como el Parlamento Europeo y el Presidente Vladimir Putin.
De hecho el posicionamiento de la Santa Sede ante las críticas turcas fue sólo de tomar nota, y no entrar en ninguna polémica. . “Hemos tenido una línea muy precisa y coherente, quisiera permanecer en ella, dijo Federico Lombardi, vocero papal  al responder a los periodistas días después durante una rueda de prensa.
 “Lo que el Papa dijo me parece claro como el sol: lo dijo, lo articuló, hizo referencia a la declaración común de Juan Pablo II y Karekin, es decir usó el término genocidio situándose en continuidad con una palabra ya usada, subrayó la contextualización histórica, recordando que el de los armenios era una de las tantas cosas terribles que sucedieron el siglo pasado y que todavía están sucediendo. Su mensaje fue: hay que tener en cuenta la historia para tener después comportamientos adecuados para seguir adelante de manera que estas cosas no se repitan. El discurso fue muy claro, para quienes quisieran recibirlo, muy rico, incluso con una referencia positiva al deseo de reconciliación y de diálogo entre el pueblo turco y el pueblo armenio.”
Esto –continuó Lombardi– no tenía que ser defendido ni explicado ni por mi parte ni por parte de otros. Si por parte turca hubo reacciones, objeciones, críticas, tomamos nota, pero no consideramos que sea necesario hacer una polémica. Tomamos nota de que hubo reacciones”.
“Yo –añadió Lombardi– considero interesante el tema de la comisión histórica mixta y de los archivos históricos de los que habló Erdogan; creo que es un argumento sobre el cual el evento del domingo pasado dio un fuerte impulso para una reflexión, incluso en la perspectiva del Papa para una reflexión que involucre la actualidad, que sirva como lección para la historia y para el presente, con la intención y el deseo de continuar con la reflexión y con el diálogo”.
Lombardi no comentó más las otras críticas de Erdogan (aquello de "Quiero advertir al Papa que no repita este error...").
Lo que si hubo fue un ataque cibernético que casi nadie comentó.
El sitio del Vaticano, habría sido atacado por un grupo de hackers turcos.  Entre el lunes 13 y el martes 14 de abril, llegó un ataque informático de un grupo que se hace llamar THTHackers, cuya sede estaría en Londres. La acción dejó inactivo durante varias horas el sitio www.vatican.va. En la reivindicación mediante Twitter se leían frases como: “Así como defendieron a los armenios, habrían debido defender su sitio...”.
Los anónimos piratas también anunciaron que seguirán atacando al sitio vatican.va, si la Santa Sede no ofrece disculpas oficiales en relación con su postura sobre el genocidio armenio.
¿Y el posicionamiento de la comunidad internacional?
La primera voz firme y de solidaridad con el papa fue del Parlamento Europeo que incluso instó a Turquía a reconocer el genocidio armenio.  La noche del miércoles 15 de abril se aprobó una resolución en la que recuerda las matanzas de en el Imperio Otomano entre 1915 y 1917 y se le pide a Ankara, que “aproveche la conmemoración del centenario como una oportunidad importante para proseguir sus esfuerzos por asumir su pasado y reconocer el genocidio armenio”.
La resolución legislativa "rinde homenaje a la memoria del millón y medio de víctimas armenias inocentes" y "deplora firmemente cualquier intento" de negación de ese hecho.
Asimismo, el texto establece una consideración de los legisladores en la que se "elogia el mensaje" del papa Francisco sobre el tema.
La vicepresidenta de la Comisión, Kristalina Georgieva, dijo también en el debate previo a la votación que Europa invitaba a los actuales estados sucesores de aquellos tristes protagonistas, Armenia y Turquía, a “servirse de alguno de los procesos de exitosos entre naciones europeas”, para emprender el camino de la reconciliación.
Vale la pena mencionar que hubo cabildeo de las autoridades turcas con eurodiputados para pedirles que rechazasen el texto, sin éxito.
La Euro cámara también pidió a Turquía llevar a cabo de buena fe un inventario del inmenso patrimonio cultural y religioso armenio destruido o dañado durante su jurisdicción en el siglo pasado.
Y como era de esperarse, la resolución del Parlamento desencadenó la furia -de nuevo- del Gobierno de Erdogan, quien acusó a los diputados de "fanatismo religioso y cultural" por su declaración sobre las masacres de armenios cometidas en 1915. "Una vez más intentan reescribir la historia", criticó el Ministerio del Exterior en Ankara en términos inusualmente duros.
El ministerio recomendó a los parlamentarios ocuparse de las atrocidades cometidas por sus propios países durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, en vez de hablar de Turquía.
"No tomamos en serio a aquellos que han aprobado esta resolución, en la que mutilan la historia y el derecho", añade el comunicado. "La participación electoral de un 42 por ciento en las elecciones de 2014 da indicios del lugar que ocupa este Parlamento en la cultura política de la UE".
De hecho el presidente Erdogan, ya había rechazado un día antes la declaración parlamentaria incluso antes de que se produjera y la había calificado de irrelevante.
Pero debemos recordar que ya en 1987 el Parlamento Europeo fue la primera gran organización internacional que describió los acontecimientos del año 1915 como genocidio. Antes,  en 1973, el Relator especial de la ONU, el ruandés Nicodeme Ruhashyankiko, remitió a la entonces Subcomisión de Derechos Humanos la existencia de abundante documentación imparcial relativa a la masacre de los armenios y considerada “el primer genocidio del siglo XX”.
Repique de campanas en Jerusalén
Hubo ceremonias en varias partes del mundo. Las diásporas armenias celebrarán actos en Los Ángeles, California, Estocolmo, París, Beirut, y es significativa la ocurrida en Jerusalén.
18:15 horas del jueves 23 de abril en Jerusalén. Las campanas de las 28 iglesias repicaron al mismo tiempo 100 veces en recuerdo de los miles de armenios asesinados. La elección de la hora y el día, 23 de abril, coincidió con la ceremonia en la que la Iglesia apostólica armenio canonizó en Echmiadzín al millón y medio de cristianos asesinados por los turcos. Por la noche jóvenes armenios realizaron una marcha con antorchas entre dos iglesias de Jerusalén y un día después, realizaron diversas manifestaciones frente a la embajada de Turquía.
En Jerusalén hay una pequeña comunidad armenia de poco menos de dos mil personas pero tiene una identidad fuerte, preserva su religión, sus costumbres, su lengua y está asentada en uno de los cuatro barrios de la ciudad vieja amurallada.
Reunión en Erevá, Armenia.
El viernes 24 de abril en el Centro Tsitsernakaberd del genocidio Armenio en Yeverán Armenia,  se celebraron actos conmemorativos con motivo del aniversario cien del genocidio en que participaron delegaciones de varios países. Todos guardaron un minuto de silencio en memoria de las víctimas del genocidio. El presidente ruso, Vladimír Putin, consideró que la comunidad internacional debe hacer lo posible para que los acontecimientos del pasado nunca se repitan. Indicó e que el genocidio “no puede ni podrá justificarse”, porque se trató de uno de los sucesos “más trágicos de la humanidad”.
De inmediato y en los mismos términos que lo hizo con el papa Turquía condenó a Putin por usar la palabra 'genocidio' La Cancillería turca publicó una declaración en la que condena las declaraciones del presidente ruso, Vladímir Putin: "Condenamos y rechazamos la calificación de los hechos de 1915 por el presidente ruso como genocidio (…) Estas declaraciones políticas carecen de fuerza jurídica", dice el documento.
Y Alemania no se quedó atrás.
El presidente alemán, Joachim Gauck, utilizó por primera vez el término "genocidio" en un discurso pronunciado el jueves 23 de abril en Berlín sobre la masacre de armenios cometida por el Imperio Otomano en 1915. El presidente del Parlamento germano, Norbert Lammer, siguió su ejemplo un día después al asegurar que lo ocurrido en el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial "fue un genocidio".
La reacción de la Cancillería turca fue rápida, en otro comunicado condenó las declaraciones del presidente alemán Joachim Gauck: "Nadie tiene derecho de acusar al pueblo turco de ese crimen que no ha cometido. Cientos de miles de representantes de la comunidad turca en Alemania no callarán frente a ese intento de inculpar al pueblo de Turquía que nunca olvidará y nunca perdonará las declaraciones de Gauck", señala el comunicado.
Y es que en Alemania reside la mayor comunidad turca del mundo que cuenta con unos 3 millones de personas.
Si no es genocidio ¿cómo llamarlo?
¿Qué es el genocidio?
El concepto fue acuñado por el gran jurista judío polaco, Raphael Lemkin (1900-1959), quien en 1939 huyó de Polonia para asilarse en EU, y después de haber estudiado las masacres promovidas por el Imperio Otomano contra los armenios en 1915, escribió su libro El poder del Eje en la Europa ocupada (1944) donde denunciaba la “práctica de acciones coordinadas que tienden a la destrucción de los elementos decisivos de la vida de los grupos nacionales, con la finalidad de su aniquilamiento”.
Lemkin, alertó a la comunidad internacional sobre la necesidad de tipificar como delito contra el derecho de gentes (delicta juris gentium) conductas que comportan un peligro interestatal, en donde la voluntad del autor tiende no solamente a perjudicar al individuo, sino, en primer lugar a perjudicar la colectividad a la cual pertenece este último. Y cuatro años después, el 9 de diciembre de 1948, la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) aprobó una Convención para la Prevención y Sanción del Crimen del Genocidio. Allí se estableció una definición canónica de acción genocida considerada como “cualquier medida o acción destinada a la exterminación o la eliminación sistemática de un grupo social por motivo de su etnia, nacionalidad, religión o ideología política”.
Esa definición reaparecerá después en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998. Curiosamente, una resolución de ONU anterior a la de 1948 fue bastante más penetrante a la hora de explicar la inmoralidad esencial que caracterizan a las prácticas genocidas al suponer la denegación del derecho a la vida de los grupos humanos (y esto con independencia de que estos hayan sido destruidos por completo o solo en parte).
La noción de genocidio recibió inspiración de las atrocidades nazis contra la población judía y otras minorías.
El genocidio armenio
Hace cien años, en 1915, las comunidades armenias fueron víctimas de matanzas masivas que hay que llamar por su nombre: genocidio.
Aquel 24 de abril de 1915, el gobierno de los Jóvenes Turcos decretaba la deportación de la población armenia a los campos de concentración. Algunos historiadores calculan que murió entre un millón y medio de armenios residentes en el Imperio Otomano; fue destruido el 95% del patrimonio cultural armenio, donde se incluyen referentemente 2, 500 iglesias y 1, 500 colegios, sufriendo destrucción más de 25, 000 aldeas y 66 ciudades.
Mientras que otro medio millón se vio forzado a huir al extranjero.
Empero, Turquía no reconoce estos hechos como genocidio sino que los considera lamentables excesos cometidos durante una guerra entre las fuerzas del orden y las milicias armenias, aliadas de Rusia en la I Guerra Mundial.
Hoy oficialmente, el genocidio ha sido reconocido como tal más o menos explícitamente por las asambleas parlamentarias de 22 países -entre ellos Uruguay, Argentina, Bélgica, Canadá, Chile, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Lituania, Líbano, Países Bajos, Polonia, Rusia, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Uruguay, Venezuela y la misma Armenia-; en cambio en otros sitios ha sido reconocido solamente por administraciones locales o asambleas legislativas regionales., como el Parlamento Vasco.
Austria ha sido el último país en haber dado reconocimiento aunque fuera sólo simbólico. “De los 193 países miembros de la ONU, son 22 los que a día de hoy sí han admitido las persecuciones perpetradas por los otomanos en contra de la población civil armenia entre 1915 y 1923. (El lento reconocimiento internacional/ Damien Lemaître. El País, 24 de abril de 2015).
Dice el texto de El País que el Instituto Nacional Armenio (ANI, en sus siglas en inglés) contabiliza en su último recuento publicado este año 21 Estados los que ya han admitido de forma legal la existencia del genocidio armenio.
Muchos países, como Estados Unidos e Israel, prefieren todavía no usar el término genocidio. Barack Obama se había comprometido a favor de reconocer el genocidio armenio antes de convertirse en el presidente de EU pero desde que llegó al poder ha evitado usar el término.  Pero el único presidente norteamericano valiente que públicamente calificó de genocidio la matanza de armenios fue el republicano Ronald Reagan (1911-2004), y desde entonces sus sucesores en el cargo han huido a emplear el término.
Por cierto, el presidente estadounidense, Barack Obama, describió el jueves 23 de abril la masacre de armenios como una "terrible carnicería", “violencia horrorosa” y exigió un "pleno, sincero y justo reconocimiento de los hechos", con un enfoque cercano a la versión armenia de la historia, pero eso sí evitó usar la palabra prohibida para no molestar a los turcos.
Y ello llevó a que Ankara  haya tomado “nota con tristeza" de la postura del presidente de EU al que calificó como "muy alejada de una valoración justa basada en la memoria del capítulo doloroso de la historia compartida por turcos y armenios".
Por cierto, para el que quiera meterse más al tema, recomendamos leer el libro que se publicó por cierto hace unos meses en México se llama  Al filo de la muerte (Aip-Pen-Kim ediciones, México, 2014). Se trata de un excelente texto que contienen las memorias de Hampartzoum Mardiros Chitjian, sobreviviente del genocidio armenio. El autor tenía catorce años cuando empezó la masacre, sobrevivió, mejor dicho no murió, durante los terribles seis años 1915-1921 que duró la cacería humana: “Me salvé, pero no sobreviví. Uno nunca sobrevive a un genocidio. Físicamente es posible escapar, pero el alma y la mente sufren un tormento permanente. Cuando alguien visita el infierno, queda marcado de por vida. Mis ojos están aterrados de todo lo que han visto, y mis oídos de todo lo que han escuchado, las atrocidades de las cuales fui testigo durante seis años. Mi corazón está cansado y desgastado debido al pasado y tiembla de miedo por el futuro de Armenia y de los armenios. Nunca aprendí a sobrellevar esas imágenes. Me han acuciado y atormentado en todo momento”.
El libro tardó 25 años en concretarse, y la primera versión comenzó a circular en 2003 en EU. Y gracias a la comunidad armenia avecindada en México, contamos con una traducción al español.
Ocurrió en Estambul
En 2007 fui invitado a Estambul a una reunión con personas de varios países para hablar de política, de religión y de muchas cosas más. Fue una buena experiencia y me quedé enamorado de ese país, sobre todo cuando llegue y vi una ciudad alumbrada con mezquitas y llena de minaretes  como si fuera el cuento de las 1001 noches.
¡Y entonces hablé sin temor del genocidio armenio!
Hablé en español –Gustavo me ayudo en la traducción- con un líder turco y éste se hizo que no me entendió bien. Seguimos charlando pero hasta ahí.
Mi interlocutor, no me respondió y cambió de tema. Ahí la deje, el asunto le entendí después. ¡Estaba abordando temas candentes sin saberlo!
Entonces estaba reciente el asesinato – a tiros- de Hrant Dink, periodista turco de origen armenio a la puerta del semanario Agos. que él mismo dirigía.
Y lo hice quizás influido por el escritor Orhám Pamuk, y es que traía en la mano uno de sus libros: Estambul.
Insisto no tuve eco, debido quizás a mi falta de inglés, y mi amigo traductor me dijo después que el tema estaba difícil y no sabíamos que estaba penado hablar del tema.
Después me enteré que apenas tres años antes, en 2004 Orhám Pamuk -premio nobel de literatura 2006-, había sido sometido a un juicio penal. Su "pecado" haber dicho a un periódico suizo que ya era tiempo de que su país reconociera el genocidio armenio y los derechos culturales de los kurdos: "Treinta mil kurdos y un millón de armenios fueron asesinados en Turquía y nadie se atreve a hablar del tema”, dijo.
Y la respuesta fue que Pamuk fue acusado por insultar la identidad turca.
La Turquía moderna niega la historia, y negarla es ser víctima de ella. Tarde que temprano lo harán, sin duda.
Ojalá- que significa quiera Alá-, lo hagan.
Ah por cierto, felicidades al Papa Francisco por abordar si miedo el tema.

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