Francisco
de los bosques/Bruce Babbitt, former US Secretary of the Interior and former Governor of Arizona, is a board member of the Amazon Conservation Association.
Traducción de Kena
Project
Syndicate | 11 de agosto de 2015..
Cuando
el Papa Francisco visitó América Latina en julio hizo una conmovedora defensa
de la selva amazónica y de las personas que la habitan. “El hogar de todos está
siendo saqueado, destruido y dañado con impunidad”, dijo a activistas reunidos
en la Cumbre Mundial de Movimientos Populares en Bolivia. “Es un grave pecado
no defenderla por cobardía”.
Atender
el llamado del Papa Francisco no es solo una cuestión moral sino práctica. Más
adelante en París, durante la Conferencia de las Naciones sobre Cambio Climático
en la que se diseñará una respuesta a los desafíos que plantea el calentamiento
global, se debería adoptar una serie de políticas para proteger a los bosques
tropicales y a los pueblos que las habitan.
El
Papa Francisco no es el primer misionero que ha visitado la selva amazónica.
Sacerdotes franciscanos, jesuitas y dominicos han difundido el mensaje en la
región durante siglos. Lo que hace diferente el llamado del Papa Francisco es
que sus palabras no las dirigió del todo a la población local sino a los
residentes de América del Norte y Europa, donde la demanda de madera,
biocombustibles y productos agrícolas es el motor de la destrucción de las
selvas tropicales y pone en peligro las vidas de las poblaciones indígenas.
Las
comunidades de la selva amazónica han sufrido gravemente por los incentivos
económicos para talar las selvas. En todo el mundo las personas indígenas están
recibiendo amenazas, o se les asesina y se les expulsa de sus hogares. De los
116 activistas ecológicos asesinados en 2014, 40% eran líderes indígenas. Por
ejemplo, en septiembre de 2014, Edwin Chota y otros tres líderes de las
comunidades Asháninka de Perú, fueron asesinados con brutalidad por, muy
probablemente, taladores ilegales. Dos meses después, José Isidro Tendetza Antún,
líder de la población Shuar en Ecuador fue torturado y asesinado mientras se
dirigía a una protesta contra un proyecto minero que ponía en riesgo el hogar
de su gente.
Además
de ser una afrenta a los derechos humanos, la deforestación y el asalto
acompañante a las culturas indígenas son una amenaza seria a la lucha contra el
cambio climático. Se ha documentado muy bien la relación existente entre la
pérdida de masa forestal y el calentamiento global. Las emisiones de dióxido de
carbono por la tala y quema de bosques representan casi el 10% de las emisiones
globales.
Mientras
tanto, los habitantes de los bosques han demostrado a menudo que son los
mejores guardianes de los árboles de los que depende su subsistencia. Los
bosques donde viven comunidades indígenas tienen más carbón que aquellos
controlados por otros propietarios, públicos o privados. En efecto, las
reservas indígenas en la amazonia brasileña han tenido un papel crítico en la
disminución de las tasas de deforestación –a un costo significativo. En los
últimos doce años, más activistas y dirigentes indígenas han sido asesinados en
Brasil que en cualquier otro país del mundo.
Más
tarde, durante los trabajos en la cumbre de París, se prevé que los países
presenten planes nacionales –conocidos
como contribuciones previstas y determinadas a nivel nacional (INDC, por sus
siglas en inglés) – que subrayan los pasos específicos que se tomarán para
reducir las emisiones de dióxido de carbono. Si el llamado del Papa Francisco
se respeta, estos pasos deben incluir compromisos para ayudar a los pueblos
indígenas a garantizar su derecho sobre
sus tierras y empoderarlos para proteger sus bosques de la destrucción.
Hasta
ahora, solo poco más de una cuarta parte de los países han enviado INDC
preliminares para revisión. Por desgracia, ningún país amazónico ha enviado sus
planes y entre los países con bosques tropicales solo algunos lo han
presentado.
México,
sin embargo, está poniendo un buen ejemplo. El gobierno ha usado su INDC para
establecer varios objetivos ambiciosos, incluidos promesas de niveles cero de
deforestación para el año 2030 y restablecer ecosistemas forestales en las
cuencas del país. No obstante, aunque México tiene ofrece derechos formales de
tierra y propiedad relativamente fuertes para poblaciones indígenas y
comunidades locales, estos derechos necesitan integrarse a otros marcos
normativos –lo que obstaculiza cualquier tipo de desarrollo económico.
Países
industrializados, como los Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea
tienen la responsabilidad especial de ofrecer soluciones al problema de la
deforestación. Las comunidades forestales tienen que recibir asistencia para
gestionar sus recursos y mantener sus medios de vida. El Fondo Climático
Ecológico establecido por las Naciones Unidas para ayudar a los países en
desarrollo a mitigar sus emisiones de dióxido de carbono y adaptarse al cambio
climático, debería incluir previsiones específicas para poblaciones indígenas,
de conformidad con los criterios del Mecanismo de Donaciones Específicas del
Fondo de Inversión Climático.
Las
próximas visitas del Papa Francisco incluyen Washington, DC y París, donde se
espera que continúen sus actividades de apoyo a favor del medio ambiente.
Tocará a los dirigentes decidir si responden a su llamado y convierten las
oraciones en políticas.
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