Proceso
# 1315, a 13 de enero del 2002
l 20 de diciembre pasado presentó su
renuncia Rafael Estrada Sámano, subsecretario de Previsión Social, por razones
personales. En realidad, su retiro y la remoción días antes de Pablo Retes,
coordinador de asesores de la Secretaría del Trabajo, tuvieron su origen en las
profundas diferencias con el titular de la dependencia, Carlos Abascal, en
torno de la reforma laboral, a la que se ve cada vez más distante.
La reforma laboral, uno de los
proyectos prometidos por Vicente Fox durante su campaña y ya como presidente,
puede correr la misma suerte que la reforma fiscal: que se quede a medias.
Así lo considera Pablo Retes, hasta el
30 de noviembre último coordinador técnico de Asesores Especiales de la
Secretaría del Trabajo.
Fue el 29 de noviembre cuando
Francisco Salazar Sáenz, entonces asesor de esa dependencia, tomó el teléfono y
antes de irse de vacaciones a Washington decidió despedir a Retes, encargado de
los trabajos de la reforma laboral.
Panista con más de 18 años en el
partido, Retes era el hombre de confianza del entonces subsecretario de
Previsión Social, Rafael Estrada Sámano, quien presentó su renuncia el 20 de
diciembre.
Retes, en entrevista, dice que no es
cierto que hayan sido motivos personales los que provocaron la salida de
Estrada Sámano y su equipo, como informó el secretario Abascal: Esto tiene que
ver con una visión de proyecto distinto y no con problemas personales.
Para los panistas resultaba muy
importante la coordinación de los trabajos para la reforma laboral, por
tratarse de uno de los cambios más trascendentes planteados por la
administración foxista.
La reforma laboral era tan importante como la
fiscal o la energética, razón por la que Vicente designó a Estrada Sámano como
el encargado de los trabajos, e incluso fue una posición pactada con el Partido
Acción Nacional.
Desde el 30 de agosto de 2001, Retes y
Estrada Sámano habían entregado a Abascal un documento de siete cuartillas
titulado Replanteamiento estratégico para el proceso de modernización y
actualización de la legislación laboral, que contenía un diagnóstico de la
problemática originada por la forma en que el secretario del Trabajo decidió
iniciar los trabajos de discusión.
Ese documento se elaboró con el objeto
de identificar las causas que tenían entrampado el proceso y de proponer
alternativas de solución. En dicho documento advertíamos la necesidad de modificar
la estrategia, ya que de lo contrario, a nuestro juicio, existía el riesgo de
que se frustrara la posibilidad de sacar adelante la reforma laboral, cuenta
Retes.
La historia comenzó en junio cuando
Abascal decidió que la Secretaría debería ser sólo facilitadora de las
discusiones para elaborar un proyecto de reforma laboral, que luego se enviaría
a la Cámara de Diputados. El objetivo era que dicha propuesta entrara en
noviembre para su discusión.
De entrada, Abascal propuso crear lo
que llamó Mesa Central de Decisión (MCD), donde estaban representados la Unión
Nacional de Trabajadores (UNT), el Congreso del Trabajo (CT) y el sector
empresarial, los legisladores serían convidados de piedra, es decir, podían
acudir como observadores de las discusiones pero no tendrían voz ni voto,
situación que provocó un enfrentamiento entre los legisladores y el secretario.
Abascal recibió una carta del presidente de la Comisión del Trabajo de la
Cámara de Diputados, José Ramírez Gamero, donde declinaban participar en el
proceso bajo esas condiciones.
Además, Abascal se negó en todo
momento a que la Secretaría presentara un proyecto bajo el argumento de que
eran los actores del proceso productivo quienes deberían elaborarlo, y
finalmente impuso que todas las decisiones de la MCD o de la mesa de trabajo
—en esta última participaban abogados por cada uno de los tres sectores— se
tomaran por consenso, por unanimidad.
Al cabo de tres meses, al no tener
resultado alguno en las discusiones, Estrada Sámano y sus colaboradores
decidieron elaborar el documento de siete cuartillas, en el que le hacían ver a
Abascal que las discusiones estaban llevando a la tumba la posibilidad de
presentar un proyecto de reforma laboral.
Se hacía también una serie de
propuestas para reencauzar el proceso de discusión. Abascal no les hizo caso.
Retes y Sámano le enviaron el documento otra vez antes de abandonar sus
puestos. Hoy se encuentra en las oficinas del nuevo subsecretario de Previsión
Social, Francisco Salazar Sáenz.
Ante el riesgo de que la estrategia
adoptada pudiera derivar eventualmente en la cancelación definitiva de la
reforma, en lo personal, consideré que mi responsabilidad era tratar de
identificar las causas que habían entrampado el proceso y propuse
alternativas... lamento profundamente que mis argumentos no hayan sido
recibidos con la misma disposición de apertura, indica Retes en su carta.
Y luego enumera las diferencias de
fondo que tuvieron:
En particular, una discrepancia
fundamental tiene que ver con su decisión de adoptar la fórmula de consenso
hasta el extremo de no reconocer sus limitaciones, de llegar a sacralizarla y
convertirla en la única vía aceptable para adoptar acuerdos. Apostar todo al
consenso ha demostrado ser una decisión a todas luces equivocada... El camino
del consenso ha desembocado en un callejón sin salida y ha permitido que
cualquiera de los participantes pueda levantar retenes para frenar o desviar
por sí sólo el curso de la reforma.
El consenso ha demostrado ser una
poderosa arma para el chantaje o la amenaza y una efectiva receta para la
parálisis, más que un mecanismo eficaz para dotar de mayor legitimidad al
proceso... me parece que es irresponsable jugarse en su nombre el futuro de una
reforma tan importante.
Y agrega: Es un error pensar que sólo
es válida o legítima una decisión cuando ésta es avalada o suscrita por todos
los interesados. La democracia aparece justamente ante la imposibilidad de que
todos estén de acuerdo.
Al respecto, Retes precisó en
entrevista que tanto él como Sámano no están en desacuerdo con el consenso.
Explica que ellos propusieron que se elaborara un documento que contuviera las
posiciones de los distintos partidos, organizaciones sindicales, organizaciones
internacionales y académicos, y que a partir de ese documento, que se
presentaría ante la MCD, se irían haciendo adecuaciones; según las propuestas
de los tres actores, se pondrían de acuerdo en lo propuesto o se harían otras
sugerencias.
Pero resultaba absurdo partir de una
hoja en blanco y Abascal nunca quiso que elaboráramos una posición de la
Secretaría, dice.
Consideraciones políticas
Retes, en ambos documentos, explica el
papel que debe jugar el Estado ante una reforma de tal magnitud:
No veo por qué un gobierno que no
padece del déficit de legitimidad democrática que acompañó a los gobiernos
posrevolucionarios tenga que temer a las definiciones y atribularse hasta el
punto de sucumbir a la tentación de buscar, a cualquier precio, agradar y dejar
satisfechos a todos. Toda decisión, necesariamente, implica adoptar
definiciones y asumir el riesgo de las reacciones provocadas por los
contingentes de inconformes y damnificados de la misma.
Y advierte: El peso específico que la
Secretaría tiene en el proceso de reforma al estar totalmente subordinada a lo
que dicten lo intereses de parte de los sectores, por más legítimos que éstos
sean, así como la resistencia del Congreso del Trabajo y, en alguna medida, de
los empleadores a realizar cambios de fondo, trae aparejado el riesgo de que la
actual administración termine avalando un proyecto de reformas que no responda
ni a las exigencias de cambio que hay en la materia ni a los principios,
valores y objetivos de un gobierno emanado de Acción Nacional.
En la entrevista, aclara que ni
Estrada Sámano ni él pretendían que la propuesta del PAN en materia laboral
fuera el punto de partida, sino que fuera tomada en cuenta al igual que la de
otros partidos y sectores.
Añade: Por la actitud poco abierta al
cambio que han demostrado tener algunos de los participantes en el proceso, me
atrevo a señalar que el empeño de sacar adelante la reforma en dichas
condiciones es tanto como pedir a los reos y custodios de una cárcel que, por
consenso y sin incurrir en excesos inadmisibles, elaboren, prudente y
responsablemente, el reglamento interno de la prisión.
Una reforma light
En su carta precisa:
Un análisis realista de la situación
política que hoy prevalece en el país nos impone reconocer que muy
probablemente las condiciones no están dadas para lograr una reforma de la
magnitud, profundidad y alcance que quisiéramos, pero ello no debe llevarnos a
claudicar en el objetivo principal inicialmente trazado que implique
modificaciones estructurales y de fondo en la materia.
Apostarle a una reforma mínima, light,
de bajo contenido calórico, modificando sólo 30 o 50 artículos de la LFT, como
lo ha expuesto muy recientemente la Secretaría, equivale a defraudar las
expectativas de cambio en la materia que el pueblo mexicano cifró en el nuevo
gobierno.
Y establece: La reforma laboral que México
demanda, entre otras cosas, debe tender a desmantelar las estructuras
corporativas y el modelo de control sindical que hoy padecemos, debe ser capaz
de incorporar la necesaria flexibilidad laboral con equidad y justicia, sin
menoscabo de la estabilidad en el empleo, debe estar orientada a promover el
empleo, la inversión productiva y a preservar las fuentes de trabajo
existentes.
A juzgar por las últimas decisiones en
el sentido de reformar lo mínimo para que muy poco cambie, este compromiso no
será cumplido ni respetado, en aras de satisfacer exigencias dictadas por
intereses de parte.
Y concluye: La Secretaría no puede
abandonar la responsabilidad ética y política que tiene de dirigir el proceso y
de proponer un modelo de legislación laboral que sea democrático, justo y
humano. Si hoy en día, tal y como se nos ha dicho, el objetivo se reduce a
‘romper con el paradigma que establece que la LFT es irreformable’, no
encuentro razones que justifiquen mi permanencia y colaboración en un proyecto
de tan limitado alcance.
Discusión cupular
El investigador Alfonso Bouzas, una de
las personas que han estado cerca de todo el proceso de negociación, aún sin
formar parte de la mesa respectiva, coincide con Retes: El proceso para arribar
a una reforma laboral resultó ser el menos afortunado.
Aclara que aunque después de seis
meses de trabajo no hay un solo acuerdo, aún es tiempo de establecer dos puntos
centrales que de llevarse a la Cámara de Diputados y lograr que se aprueben, ya
serían una gran ganancia, aunque nunca la gran reforma estructural que se
planteó. Estos dos puntos son democracia y libertad sindical, y libre
contratación.
Considera que con el procedimiento
impuesto por Abascal, se renunció a la consulta a la sociedad civil, porque con
discutibles representantes inició una discusión cupular, pero ni siquiera esta
discusión cupular fue libre, sino que se orientó por la definición laboral de
Carlos Abascal, su nueva Cultura Laboral.
Explica que el primer vicio y gran
error fue la imposición de lo que Abascal entiende por consenso. El tema y la
forma como se planteó esterilizaron las discusiones desde el principio.
—¿La actitud asumida por Abascal fue
autoritaria?
—Por supuesto. Él definió la filosofía
de la nueva cultura laboral, él definió quiénes eran los actores y los términos
de la mesa, aunque ciertamente dijo que ellos deberían ponerse de acuerdo.
Evidentemente éste fue mucho bocado para lo que él podía comer.
Considera que Abascal quiso resolver
el problema desde el gabinete, la cúpula, en el escritorio, lo que demuestra
que no conoce el mundo del trabajo o que tiene una visión, muy sectorial y una
falta de sensibilidad muy grande.
propuestas y contrapropuestas /jesusa
cervantes
La reforma laboral ha enfrentado desde
el inicio de su discusión una serie de problemas, que impiden que se avance en
un proyecto que pueda ser enviado a la Cámara de Diputados.
El primer gran escollo que enfrentó la
Mesa Central de Decisión (MCD) fue definir a partir de qué documento se
iniciaría la discusión. Los empresarios pidieron al grupo de abogados del
subsecretario de Previsión Social, Rafael Estrada Sámano, encargado de los
trabajos de la reforma, que se reviviera el anteproyecto del Código de
Procedimiento Laboral elaborado en el sexenio de Ernesto Zedillo con la
participación del Congreso del Trabajo, pero la Unión Nacional de Trabajadores
(UNT) se negó porque deja intactos los controles corporativos y sindicales.
Después, los empresarios propusieron
que se partiera del anteproyecto que elaboró el exsubsecretario del Trabajo,
Javier Bonilla, con la iniciativa privada, también durante el sexenio pasado,
pero en esta ocasión quien se opuso fue el equipo de Estrada Sámano. El
secretario Carlos Abascal ordenó que se partiera de dicho texto. Finalmente no
prosperó, ya que la UNT amenazó con levantarse de la mesa.
Esa organización pidió que la
discusión partiera de los 20 compromisos firmados por Vicente Fox durante su
campaña, que incluyen condiciones de trabajo dignas y justas; libertad y
democracia sindicales; una contratación colectiva legítima; el registro público
de sindicatos y contratos colectivos; respetar el derecho de los trabajadores a
pertenecer o no a un sindicato, sin ningún tipo de hostigamiento, discriminación
o persecución a la disidencia sindical; que la elección de las directivas
sindicales sea mediante el voto universal, secreto y directo; eliminar los
contratos de protección patronal y todo tipo de corrupción, extorsión, presión
y violencia contra los trabajadores; suprimir todas las restricciones que
imperan en la práctica laboral para lograr el pleno cumplimiento de los
derechos colectivos, como la huelga.
La propuesta de la UNT fue rechazada
de manera tajante por el sector empresarial y por el CT.
Al cabo de unos meses, el equipo de
abogados de Estrada Sámano logró configurar el marco conceptual para la
modernización y actualización de la legislación laboral, que en un principio
fue aceptado por Abascal, pero cuando se pretendió establecer como una
propuesta de la Secretaría, lo rechazó de manera rotunda.
Ese marco se elaboró con base en
varios documentos, como el de la Misión Laboral a Madrid, España, y a la sede
de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la propuesta de la UNT, el
denominado Agenda de Trabajo del Sector Obrero presentado por el CT, las
propuestas del PAN, del PRD, los 20 compromisos firmados por Vicente Fox ,
instrumentos de derecho internacional sobre la materia y otros de derecho
comparado.
A pesar de todos los obstáculos, de la
salida del equipo designado por Vicente Fox para coordinar el proyecto de
reforma laboral y de los rechazos del mismo Abascal, el sector empresarial, el
CT y, en algunos puntos, la UNT, la mesa central de decisión seguirá
trabajando, aunque al final sea la Cámara de Diputados la que fije la reforma
laboral, aunque de todo ello salga una reforma light.
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