“... Como espectador, me decepcionó La noche de Iguala. No me gustó, conmovió ni entretuvo. Asunto mío por los 40 pesos que pagué. Como periodista, celebro la valentía de alguien que escribe y produce una película en contra de un estruendoso status quo que tachará de miserable a quien proponga que las víctimas pudieron tener ligas con los criminales…“
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Póngale precio a la cabeza de Jorge Fernández Menéndez/Ciro
Gómez Leyva
Es
inmejorable la salud que guarda en la Ciudad de México la reivindicación
fanática: si pienso que algo es malo, lo aniquilo. Botón de muestra son las
fulminantes descalificaciones a la película La noche de Iguala.
Lo
que vi entre el documental y la ficción fue una extensión del trabajo
periodístico del guionista Jorge Fernández Menéndez. ¿A qué viene tanta
sorpresa? Son las hipótesis y conclusiones que Jorge ha desarrollado
consistentemente desde hace un año, sólo que ahora las difunde con menos
público que en los medios electrónicos y el diario donde colabora. ¿De qué se
agarran las paranoicas afirmaciones de que la cinta es un encargo para
calumniar a los normalistas de Ayotzinapa y ocultar las responsabilidades gubernamentales?
Como
varios reporteros, Fernández Menéndez ha investigado el tema del crimen
organizado en general y de Ayotzinapa en particular. Ese no es su problema,
sino enfrentarse a quienes no aceptarán más “verdad histórica” que la del
crimen de Estado. Jorge ha planteado durante meses la posible infiltración de
los Rojos en la normal rural. ¿Ese es el hedor de las cañerías del poder? Sí
para los que buscan imponer, como si del dogma de la inmaculada concepción se
tratara, la verdad absoluta sobre la pureza de cada joven victimado y todo lo
que los rodeaba.
Debajo
de la trama conocida, la película expone la imbricación de criminales, policías
y gobernantes. Ese es el punto de partida y llegada. ¿Qué tiene de demoniaco?
Se han producido (y seguro se producirán) trabajos concentrados en otros
ángulos de la tragedia. Pero por enfocar a los normalistas y las mafias de
Iguala y Cocula, y no al presidente Peña Nieto o al Ejército, el guión de Jorge
se vuelve para los fanáticos un panfleto que miente y esconde los hechos clave.
Ojalá
las cosas no pasen de unos cuantos textos rabiosos escritos, como de costumbre,
desde la pretendida superioridad moral; ojalá no se deslicen hacia una suerte
de “fatwa izquierdista”. Porque pareciera que no faltan los que le pondrían
precio a la cabeza de Jorge Fernández Menéndez por haber escrito esta “farsa”,
punta de lanza de una “campaña de desprestigio a las víctimas”.
MENOS
DE 140. Otra veracruzana de mármol y oro. Con Fidel Herrera como cónsul,
aumentará la delincuencia en España: Miguel Ángel Yunes Linares.
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