La
boda (frustrada) de la maestra/ Raymundo Riva Palacio
ejecentral.com.mx,
29 de febrero de 2016..’
El
pasado 23 de diciembre, Luis Antonio Lagunas presentó una solicitud de
matrimonio en el Registro Civil de la Ciudad de México, cuya ceremonia se
llevaría a cabo en una casa en Cuajimalpa. La solicitud no era una de tantas. Lagunas pretendía desposar a Elba Esther
Gordillo, la ex líder del sindicato de maestros presa desde hace tres años
por delincuencia organizada, fraude y lavado de dinero. La boda estaba
programada el 2 de enero de este año, fecha en que estaban seguros estaría en
su casa, en prisión domiciliaria, como consecuencia de un amparo que su defensa
busca desde enero de 2015 por razones de edad y salud. El amparo no llegó. Pese
a las muchas fallas, omisiones y errores de la PGR en la acusación, un juez le
dio la razón.
La
boda no se concretó. La solicitud fue rechazada porque Lagunas nunca presentó
la copia certificada del amparo y faltaron las actas de nacimiento originales.
La lucha por lograr que enfrente su proceso en su domicilio ha sido tortuosa.
El 8 de febrero el Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal del Primer
Circuito, le concedió a la maestra un amparo para reponer parte del
procedimiento por el cual se le negó el beneficio de la prisión domiciliaria.
En respuesta, los ministerios públicos federales interpusieron un recurso en
contra de esa sentencia para evitar que la resolución sea revocada. Una vez más
el amparo regresó al Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, que
había fallado previamente en contra de la maestra.
La
defensa de Gordillo alega además de la edad, su salud. Por ley, después de los
70 años puede tener el beneficio de la prisión domiciliaria, a lo que se le
añaden dos aneurismas que tiene y un deterioro del único riñón que le queda. Si
bien la boda es del ámbito privado, el estado de salud emocional que sugiere la
secrecía de la boda de su familia y abogado, al mal estado físico en el que se
encuentra, la posibilidad que el ajuste de cuentas político del gobierno, tenga
consecuencias funestas, la coloca en el campo del interés público.
El
trato contra la maestra ha contrastado con el trato a narcotraficantes. Por
ejemplo, la PGR dejó salir en libertad en 2013 a Rafael Caro Quintero,
sentenciado a 40 años por narcotráfico y el asesinato del agente de la DEA,
Enrique Camarena en 1985, con lo que cambió para siempre la relación entre
México y Estados Unidos, y que provocó un conflicto político con Washington. En
septiembre pasado, un juez federal concedió la prisión domiciliaria a Ernesto
Fonseca, de 85 años, acusado por los mismos delitos que Camarena.
Es
más fuerte el odio a ella que a los narcotraficantes. La conserjería jurídica
de la Presidencia contrató abogados externos para cabildear en los juzgados
contra el amparo de la maestra, y sumó a esa presión, sin tener atribución para
ello, al jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de
Hacienda, Alberto Bazbaz. La boda frustrada es más que una anécdota en este
caso. Con el paso del tiempo se incuba con mayor solidez la percepción que su
detención y proceso, es una venganza política.
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