1 abr 2016

Don Alejandro Avilés Insunza, el de La Brecha

…) Aún bajará del cielo
la luz que vive, en gozo por el campo.
Y sonará en los aires
el sueño de los pájaros.
Y tenderá la tierra entre las sombras
sus maternales brazos.

Yo pesaré de gratitud, oh, amigos. (…)
 A cinco años de la partida del “Maestro”/ Francisco Gómez Maza.
Lunes 20 de septiembre de 2010, Analísis a fondo,;
 ·         Panista de profunda sensibilidad social
 Le conocí en 1966. Quería yo estudiar periodismo y alguien me sugirió que me inscribiera en la Escuela de Periodismo,  Carlos Septién García. Don Alejandro Avilés Insunza. Fue a verle. Me recibió con una sonrisa de oreja a oreja. Me preguntó mi nombre. Se lo dije y desde ese momento comenzó a llamarme “Don Francisco”. A escasos días de haberse iniciado el ciclo escolar, Don Alejandro me llamó a la dirección para invitarme a una conferencia en el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), a la sazón algo así como la oficina para los medios masivos de la Conferencia Episcopal Mexicana. La conferencia la daría monseñor Rafael Vázquez Corona, un personaje de la alta alcurnia social y clerical. Trascurrió la entrevista. Me dediqué a anotar en mis cuartillas dobladas en cuatro. Al concluir el encuentro del clérigo con los periodistas que cubrían las fuentes religiosas, de los nueve diarios que entonces circulaban en el Distrito Federal, el “Profe”, como también le apodaban, me llamó y me dio la orden: “Redacte usted el boletín”. 

Uf. Y qué es un boletín. Y cómo se hace. Se me acercó Juan Bolívar Díaz Santana, un moreno caribeño venido de República Dominica a estudiar periodismo en ciudad de México. Me condujo a la oficina de prensa de Cencos. Me sentó frente a una máquina de escribir Remington eléctrica y me dijo: Ahí tienes tus herramientas. Y me puso en la mesa los boletines del día anterior. Yo comencé a la buena de Dios. Al terminar mi trabajo, Bolívar quedó pasmado. Fue con la secretaria quien perforó unos ‘stenciles! con el boletín. A la media hora, el mimeógrafo había terminado su tarea. Y a doblar documentos y ensobretarlos. Tenían que ser llevados por motociclista a los nueve diarios y otras tantas agencias informativas. Ese mismo día, Don Alejandro me ofreció un empleo.  Y me quedé con él a trabajar en el Centro. Ahí aprendí lo que no aprendí en la escuela. Haciendo trío con Juan Bolívar y otro condiscípulo de nombre Mario Cedeño, comencé a practicar la entrevista. Y luego el reportaje. Siempre bajo la mirada, la corrección, la sugerencia de Juan Bolívar y, sobre todo, del profe Avilés. Así me hice periodista; o mejor dicho, reportero. Me gusta más el mote de “reportero”, porque periodista puede ser quien quiera. Basta con que tenga suficiente dinero y una terribles ganas de poder para que eche a andar una empresa periodística ya sea impresa o electrónica.
Así se inició mi relación con Alejandro Avilés Insunza, maestro desde la adolescencia en el breve pueblo en donde nació – La Brecha, Sinaloa -, miembro del Partido de Acción Nacional (ahora le han quitado el “de”); es director de la revista de ese partido “La Nación” y periodista de cepa, de lucha. Estar en el PAN para aquellos panistas de la época era comprometerse con las causas populares, y el Maestro lo atestiguó gracias a ese don que le fue regalado por la Naturaleza, por la Vida: El Don del Viento”. Era miembro prominente de un partido católico. Por tanto de derechas. Pero compartía el dolor, la desesperanza de los expropiados, de los descobijados, de los excluidos, de los despreciados. Creo que él fue uno de mis principales motores para afianzarme en la Izquierda no partidaria. 
En esos tiempos – los 60, particularmente -, el profe dio a la actividad reporteril muchos reporteros que se mataban el alma por la nota exclusiva, por la primicia. Y por hacer entrevistas magistrales, reportajes profundos, minuciosamente investigados, diáfanamente presentados. Una época de oro del periodismo mexicano. La Escuela Carlos Septién García llegó a ser considerada la mejor, la más seria, la más profesional, con la ventaja de que la mayoría de sus alumnos ya trabajaban en los medios, o conduciendo un taxi, o de amas de casa. Por esas aulas y esa mirada pícara de Avilés pasaron muchos que luego llegaron a ser “estrellas” en los medios tanto impresos como electrónicos.
Pero no me quedé en lo reporteril. Me fascinó la vena poética de Don Alejandro. Devoré sus poemarios: Madura soledad, Libro de Eva (éste dedicado totalmente al amor de su vida, Doña Eva Sánchez, moreliana de belleza y de carácter), Los claros días, Don del viento, La vida de los seres y sus escritos sobre  Francisco Alday. Y me dio profunda satisfacción ver su nombre antologado en Ocho poetas mexicanos, de Gabriel Méndez Plancarte (Rusticatio Mexicana uno de los más intensos y bellos poemarios que he leído sobre la vida mexicana y escrito por un guatemalteco), y en la Antología mexicana de poesía religiosa, siglo XX,  de Carlos González Salas. Con él aprendí un poquito de las mañas para escribir un poema.
El profe tuvo una formación autodidacta. A los catorce años de edad comenzó a dar clases en una escuela primaria de su ciudad natal. En 1934 ingresó como profesor al Centro Escolar del Noroeste, en los Mochis. Fue cofundador, director y profesor de la Escuela de Periodismo “Carlos Septién García”. Fundó del primer noticiario cultural radiofónico en la XELA y fue conductor del programa de canal 11 “Poetas de México”, al lado de Dolores Castro.  Entre 1948 y 1963 fue director de la revista La Nación; dirigió también el semanario Mundo Mejor y el semanario de cultura “Acento”, de La Voz de Michoacán (del cual también fue fundador). Colaboró en otras publicaciones periódicas como El Universal, Excélsior, Proceso, Poesía. Registro Iberoamericano, Plural Ábside, Nivel, Fuensanta, Poesía de América, El Día, El Heraldo de México y El Nacional; parte de su obra poética aparece incluida en el Anuario de la Poesía Mexicana, en sus versiones 1954, 1955, 1959, 1960, 1961 y 1962. Recibió los premios “Pío XII”; el Premio Latinoamericano de Prensa (el cual obtuvo en dos ocasiones); en 1977, el Premio Nacional de Poesía de Saltillo, Coahuila, por Don del viento; y, en 1980, el Premio Nacional de Letras “Ramón López Velarde”, por La vida de los seres. En 2000 recibió el Premio Nacional de Periodismo por su destacada trayectoria en este ámbito. Fue el poeta del Don. Murió la noche del 16 de septiembre de hace cinco años. Cinco años han trascurrido y en la memoria no sólo no se borra sino que se afianza la colosal figura del reportero, articulista y poeta que por azahares del ¿destino? fue mi más puntual, terco, a veces duro (pero siempre sin perder la ternura), maestro. 
No me envanezco. Creo que le aprendí mucho. Y cuando voy a hacer una entrevista, siempre me pregunto: “Cómo la haría el profe”. Un panista que jamás se le escuchó un discurso en defensa de las fuerzas más oscuras del espectro político, Era creyente pero dispensaba un profundo respeto a los iconoclastas como yo. Se fue sin despedirse de mí. Cambio de residencia el Poeta del Don.
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PERFIL
DON ALEJANDRO, nació el 31 de diciembre de 1915, en pueblo, de La Brecha, Guasave, Sinaloa; hijo de Manuel Avilés y María del Rosario Inzunza. Estudio primaria e la escuela oficial para varones y a la edad de 14 años -como muchos en Sinaloa- ya era maestro nombrado por el gobernador del estado. 
A esa edad, publicó en El Rayo de Guamúchil, su primer artículo periodístico y uno de sus primeros poemas fue : “Oda a Sandino”.
De los 17 a los 20 años trabajó con su padre en su empresa empacadora de conservas alimenticias, hasta quese fue a Los Mochis donde es nombrado maestro del Centro Escolar del Noroeste (CEN), del que fue secretario durante cinco años.  Ese Centro Escolar nació  el 12 de Octubre de 1934, y su primer director fue el profesor Conrado Espinosa, quien a su vez invitó al joven poeta junto con otros maestros como Manuel Moreno Rivas, Bertha Colunga y Adrián García Cortez.
En 1940 y gracias a ese encuentro de personas en el CEN surgió la idea de crear un nuevo periódico, que se llamó  - y llama- El Debate de Los Mochis: Avilés y García alentaron a Moreno Rivas a ese proyecto periódistico, quizá el mejor hoy día.
Nuestro poeta sinaloense tenía que vivir de algo más, y estudia por correspondencia los estudios de contador privado en la Escuela Bancaria y Comercial de la Ciudad de México, era en 1937. En ese tiempo  fue comentarista en la radio local. 
En 1941 decide emigrar  a la gran ciudad para trabajar como contador y administrador de la Compañía Industrial San José; no era esa su vocación y empezó a incursionar como redactor de la revista del PAN La Nación, años despues fue director (1948 a 1963).
Su contacto en Michoacán le cambio la vida.
En 1941, en Morelia entabló amistad con Alejandro Ruiz Villaloz, el sacerdote Francisco Alday, Miguel Estrada Iturbide -fundador del PAN-, Miguel Bernal Jiménez, Gonzalo Chapela, Alfonso Rubio, entre otros. Años despues, en 1948 contrae matrimonio con la michoacan Eva Sánchez Martínez, con la cual tuvo una descendencia: Alejandro, María Guadalupe, María Isabel, Francisco, María Eva, Manuel y María del Rosario.
Un año despues, fue uno de los cuatro maestros fundadores de la Escuela de Periodismo de la Acción Católica “Carlos Septién García“.
En 1953 muere  en un accidente aéreo Carlos Septién García,  y Avilés asume la dirección de la Escuela de Periodismo yaños despues -1966 determina independizarse de la Acción Católica Mexicana que fue la que colaboró en la fundación de ese centro docente.
A partir de ese momento la Escuela se transforma en una institución plural en la que existe libertad de cátedra, además de que impulsa objetivos académicos en la que se respetan todas las tendencias políticas, ideológicas y religiosas.
Don Alejandro fue miembro fundador del Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación en Ciencias de la Comunicación; presidente de la Unión Católica Latinoamericana de Prensa. Fundó XELA primer noticiero de radio cultural en México; participó en Noticinco de televisión, fundador del programa semanario Poetas de México en Canal 11 de TV-IPN; realizó con la UNAM el álbum Poesía religiosa de México; fundó revistas Acento, Mensual de Cultura, Cuadernos de Comunicación Social.

Dirigió el semanario Mundo Mejor, colaboró en la revista Trento, Trívium y en el semanario Comunidad Cristiana. Participó en la página editorial de Excélsior y en la revista Proceso, fue colaborador del Diario de México, El Universal, Diario de Yucatán, El Porvenir de Monterrey, El Día, El Imparcial de Hermosillo, La Voz de Michoacán, Buen Día, Guía de Zamora, entre otros.
Fundó la asociación musical Miguel Bernal Jiménez, su amigo a quien conoció en Michoacan en 1941. 
Publicó seis libros de poesía, formó parte del Grupo de los Ocho Poetas Mexicanos, sobrevive hasta donde sabemos Dolores Castro.
Recibió premios y reconocimientos en Michoacán, Saltillo, Zacatecas, Sinaloa, y en el extranjero en Argentina y Venezuela, entre otros.
El sábado 24 de octubre de 2015 el alcade de Los Mochis, Sinaloa. Arturo Duarte,(PRI) y varios amigo le hacen un homenaje postumo..en el marco del centenario de su natalicio, en la casa de la Cultura Conrado Espinoza. Ahí 
develaron una placa que lleva su nombre de la calle que conduce al Centro Escolar del Noroeste , por el cerro de la Memoria..
 El mensaje estuvo a cargo del director fundador de Noroeste, Silvino Silva Lozano, y del periodista Melchor Angulo. 
Asimismo, la cantante María Eva Avilés, hija del homenajeado, deleitó al público presente con su exquisita voz en el canto de poesía escrita por su padre, acompañada de los músicos Ramón Sánchez y Agustín Reyes.
También ese mes - jueves 15 de octubre- se le hizo un homenaje en la Capilla Alfonsina del INBA, a propósito del Centenario de su natalicio
Participaron Martín Rey Urueta, Raquel Olvera, Sergio Mondragón, Dolores Castro, Lucía Grijalva, Rosario Avilés, María Eva Avilés, Gonzalo Tassier y Jesús González Schmal, entre otros, .
 Y no podía falta el homenaje en la Sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes, realizado el 24 noviembre, 2015 por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.
Estuvieron la poeta Dolores Castro, la periodista Blanche Petrich, el escritor Francisco Prieto, el periodista Alberto Barranco, el diseñador Gonzalo Tassier, y sus hijas Rosario y Eva Avilés.
Dolores Castro inició el homenaje diciendo que el de La Brecha : “Era una persona con una gran capacidad de trabajo, movida por el entusiasmo. Junto con ella parte del grupo Ocho Poetas Mexicanos. “Era tan buen poeta como periodista… Era amigo, amigo como hermano, un verdadero hermano… Siempre me apoyó en todos los momentos de mi vida”, afirmó Dolores Castro: “Amaba por sobre todas las cosas escribir poesía, escribir poemas extraordinarios.”
Blanche Petrich recordó su etapa de estudiante en los años setenta del siglo pasado, cuando fue alumna del maestro Avilés y destacó que él “hizo de esta institución educativa un referente de la formación de los profesionales de la comunicación”.
Señaló que en sus clases se corrían todas las ideas y pensamiento críticos al estudio de cosas que se vivían en esa época; se hablaba libremente de política, cultura, música y poesía; temas ligados el quehacer práctico del periodismo. “Prevalecía la libertad de cátedra, como un principio vivo de la Septién”, indicó.
Rosario Avilés rememoró cuando su padre y Fernando Diez de Urdanivia fundaron la Escuela de Periodismo en 1949. Mencionó que cuando ella era estudiante se hacían las semanas del periodismo en la que se hablaba de política y partidos de oposición. 
Alberto Barranco dijo: “Lo recuerdo con su abrigo o gabardina, siempre con su libro en la mano. Un hombre que miraba de frente fuera quien fuera y escudriñaba el alma, con su mirada. “Alejandro Avilés un poeta inmenso, vivía intensamente lo que le rodeaba… Sus libros de poesía son una prueba digna de un hombre reflexivo, vivía las cosas intensamente para conocer su significado y plasmarlo en sus libros.
El escritor Francisco Prieto dijo que: “Alejandro Avilés me hizo sentir la poesía como un alimento necesario. Tenía una capacidad de escuchar. Le agradezco cómo me abrió a la poesía como una necesidad, alimento necesario, amor a la palabra.”
Por su parte, Gonzalo Tessier, quien ilustró los libros del maestro, recordó que “tenía un amor renovado para dar. Siento mucho su muerte, fue muy grande su abrazo, a los que nos tocó su abrazo”.
José Luis Vázquez Baeza anunció la creación del Premio Nacional de Poesía Alejandro Avilés, otorgado por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, en honor a quien fue su fundador, director y maestro, el cual se abrirá para 2016.
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Sus alumnos
Muchios. Uno de ellos fue el escritor y poeta Daniel Sada Villarreal (1953-2011) quien murió justamente unas horas después de que fuera anunciado como uno de los ganadores – el otro fue José Agustín Ramírez Gómez- del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011, él no se enteró que fue galardonado, pues Adriana, su esposa decidió no darle la buena nueva por temor a que la sorpresa le causara algún impacto negativo en su salud.
Era licenciado en Letras Hispánica y en Periodismo por la Escuela Carlos Septién García, fue amigo del director  Alejandro Avilés quien lo envió  a Culiacan para “foguearse” en El Noroeste de Sinaloa, trabajo durante cinco años por allá, y fue cuando empezó a escribir Lampa vida.
Otro de los tantos alumnos de don Alejandro fueorn Carlos Marín, Guillermo Ortega, Aurorita Berdejo, Raymundo Riva Palacio, Alberto Barranco Chavarría, Paco Gómez Maza. ¡Ah! y entre otros, Vicente Leñero,  quien dice que estudió periodismo  ..“¿Qué tal si inscribiéndome en esa escuela (la Carlos Septien) lograba yo aprender los secretos necesarios para escribir bien mis tropezados cuentecillos y poemas de mi adolescencia? ¿Qué tal si en esa escuela me enseñaban sintaxis, puntuación, ortografía…“Me lo enseñaron, por supuesto. Más, aún: gracias a maestros que hoy recuerdo con agradecimiento y nostalgia enorme (José N. Chávez González, Domingo Álvarez Escobar, Alejandro Avilés, José Audiffred, Ramón Zorrilla) aprendí no sólo a escribir correctamente, sino a vencer la inseguridad y el miedo para saltar, como quien se para en el borde de un trampolín, hacia la profunda alberca del periodismo.“
Cuco Haro... (1944–2014). Colaboró en varios medios pero su casa la que más le gustó fue El Noroeste, de la que fue reportero y tiempo después llegó a ser director editorial (1995 a 2002) y defensor del lector...
Cuco se hizo periodista quizá por la influencia de su amigo el poeta de La Brecha.
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Don del viento libro de poemas con él obtuvo el Premio Nacional de Poesía del IV Centenario de Saltillo, en 197.  La edición es del Club Primera Plana, y Don.. está integrado por unos setenta poemas cortos en voz íntima y esperanzada, como lo atestiguan sus dos prologuistas, Raúl Navarrete y Joaquín Antonio Peñalosa El primero señala:
“En los poemas de Don del viento se ha aposentado el espíritu de Alejandro Avilés Es una poesía asonante, iluminada, reflexiva Poesía esperanzada y alegre Poesía de síntesis que en una primera lectura puede parecer fácil pero que no lo es Son palabras de un tiempo eterno que a nosotros, hombres distraídos, nos enseñan a mirar lo que hace mucho no vemos y que en instantes nos asaltan con honduras inusitadas en medio de la tranquilidad”

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