10 nov 2019

CNDH: daño inmerecido// Emilio Álvarez Icaza Longoria

CNDH: daño inmerecido// Emilio Álvarez Icaza Longoria
REFORMA
10 Nov. 2019

En el Senado de la República, el pasado jueves 7 de noviembre se llevó a cabo la muy cerrada 3a votación para elegir a la persona titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Una semana antes, después de dos votaciones, ninguno obtuvo la mayoría calificada de dos terceras partes que pide la Constitución. Esta vez, de un total de 114 votos que se cantaron por el secretario de la Mesa Directiva, Rosario Piedra obtuvo 76, Arturo Peimbert 24, José de Jesús Orozco 8 y 6 votos fueron abstenciones.
Posteriormente se desató una fuerte controversia ya que se supo que no se emitieron 114 votos sino 116. ¿Por qué la diferencia de 2 votos es crítica? Porque 76 no son dos terceras partes de 116, se requieren 78 votos. Eso quiere decir que Rosario Piedra no alcanzó la votación necesaria para ser designada titular de la CNDH.
Gracias al análisis de videos y explicaciones, ya es claro que no fueron 114 sino 116 los votos que se emitieron. Eso ya fue reconocido por Ricardo Monreal, coordinador del grupo parlamentario de Morena, y varios senadores más de su partido. De manera que la primera incógnita ya está despejada.

La segunda incógnita es qué pasó con esos dos votos. Uno de ellos ya apareció, José de Jesús Orozco en realidad no obtuvo 8 votos sino 9. La escrutadora, una senadora de Morena, no informó la debida cuenta y el resto de los escrutadores no lo verificó. Falta el otro.
Esto abre una enorme y perjudicial discusión sobre la legalidad y la legitimidad de la designación de este cargo, que se hace particularmente grave y difícil porque los organismos públicos de derechos humanos, como la CNDH, son conocidos justo como magistraturas morales. Un fallo de origen de esta gravedad daña a todos, empezando por el Senado de la República, por supuesto. Además, rompe la confianza y eso puede generar un parteaguas.
De por sí ha sido un proceso que ha generado mucha controversia. No se han cumplido los términos de la convocatoria que aprobó el propio pleno del Senado. No se atendió ni respetó la letra de la ley de la CNDH que establece los mecanismos de votación. Y ahora ni siquiera hay certeza sobre la votación.
Estas semanas han sido trágicas. Nos enteramos del siniestro ataque que dejó 3 mujeres y 6 niños asesinados, y 6 más lesionados, de la comunidad LeBarón; vivimos recientemente los acontecimientos de Culiacán y otras ciudades de Sinaloa y supimos de la masacre en Tepochica, Guerrero, sólo por mencionar algunos eventos. No podemos dialogar en la toma de decisiones en el Senado como si no hubiera una muy profunda crisis de derechos humanos.
Necesitamos reponer el proceso de selección de la Presidencia de la CNDH. Hay espacio y condición para hacerlo. No puede haber refugio en la férrea "legalidad" como en sus peores momentos hicieron los anteriores gobiernos. En realidad, la última votación es un acto nulo, está viciado de origen, pues no se alcanza la votación requerida por mandato constitucional. Es matemática pura, 76 votos no son 2 terceras partes de 116. Se necesitaban 78. Si no se repone el procedimiento, va a quedar un daño profundo e irreversible.
Honestamente pienso que ese daño no se lo merece Rosario Piedra, ni su pertenencia al Comité Eureka, ni su historia y tradición; no se lo merece la CNDH, tampoco se lo merece el Senado. Pero, sobre todo, no se lo merecen las miles de víctimas con su dolor y sufrimiento, con quienes el Estado tiene una deuda. En síntesis, no se lo merece México.
En el México del 2019 merecemos un proceso que refuerce la confianza en una institución tan necesaria como la CNDH, para lo cual es indispensable que cuente con la fuerza y certeza de la legitimidad y la legalidad.
El Senado y sus liderazgos están llamados a jugar un rol ejemplar para darles a las víctimas y a México la esperanza y las herramientas para aliviar su sufrimiento, es momento de atender un bien superior y dar ejemplo de congruencia.
El autor es senador de la República por la Ciudad de México.
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