8 mar 2009

Mujeres

Mujeres, la agenda pendiente/Patricia Mercado C., fundadora del Movimiento Alternativa y ex candidata a la Presidencia de la República.
Suplemento Enfoque de Reforma (
www.reforma.com), 8 de marzo de 2009;
El 8 de marzo es un buen día para detenerse a reflexionar sobre los avances y retos que enfrentamos en México para que mujeres y hombres tengan igualdad de oportunidades y de trato. Sin duda, uno de los mayores logros en los últimos 20 años ha sido la creciente presencia de las mujeres en los espacios de toma de decisiones. Al ocupar cada vez más espacios de poder político, las mujeres se acercan a la paridad, que es un indicador del grado de desarrollo humano. No es casualidad que los países en donde casi el 40 por ciento de los espacios de representación política están ocupados por mujeres sean países donde la mortalidad materna y la violencia sexual tienen niveles bajísimos, países donde las mujeres reciben igual salario que los varones por el mismo trabajo, esto como consecuencia y causa a la vez de una mejor calidad de vida para todos.
Hoy se sabe que una mayor participación política de las mujeres beneficia al conjunto de la sociedad y fortalece procesos democráticos.


Los partidos han aceptado las cuotas a través tanto de reformas estatutarias internas, como de reformas a la legislación electoral. La mayor presencia de mujeres en los congresos ha permitido la generación de una masa crítica, sobre todo a nivel federal, que ha permitido pactos y acuerdos entre ellas. Así, han impulsado reformas y nuevas leyes en materia de igualdad de oportunidades, y para prevenir y erradicar la violencia sexual. También han logrado incidir en el Presupuesto de Egresos, etiquetando recursos dirigidos a las mujeres especialmente para impulsar que en todo el país las instituciones del Estado, en todos los niveles de gobierno, generen políticas con perspectiva de género.
Las leyes electorales con acciones afirmativas, las llamadas "cuotas", han tenido éxitos y fracasos. Con la gran reforma electoral de 1996 se logró un artículo transitorio que conminaba a los partidos a incluir mujeres en sus listas de candidaturas. Para las elecciones de 2000 la exigencia ya aparecía en el cuerpo de la legislación. Los partidos "cumplieron" con el mandato, e incluyeron a mujeres, sobre todo en las suplencias y en los últimos lugares de las listas plurinominales. Hubo que dar otra batalla, y para 2003 se modificó la ley de forma que ningún partido pudiese tener más del 70 por ciento de candidatos de un solo sexo, y su ubicación en las listas debía darse de manera alternada y sin suplencias. En esta ocasión los partidos postularon a la mayoría de las mujeres en distritos donde se sabían perdedores. Asimismo, algunos, en el colmo de la simulación, comprometieron a las mujeres para que, después de ganar, renunciaran a la curul y se cubriera con la suplencia que ocupaba un varón. Finalmente, la nueva ley electoral aumenta las "cuotas": ninguno de los dos géneros puede tener más del 60 por ciento. Sin embargo, hay un candado: esto no aplica en los procesos internos de elección dentro de los partidos.
Parece que en México no nos acabamos de dar cuenta que alcanzar la equidad es positivo no sólo para las mujeres sino para la sociedad entera. Se ignoran los estudios que demuestran que la mayor participación política de la mitad de la población recompone el tejido social.
Por ejemplo, para salir de círculos viciosos de descomposición social, como el que ocurre en Ciudad Juárez
. La barbarie que ha obligado al Estado a enviar fuerzas militares a tomar prácticamente la ciudad empezó con el asesinato de cientos de mujeres a las que no se les hizo justicia. Se construyó el reino de la impunidad. Fueron voces femeninas las primeras que valientemente se alzaron. Fueron también cineastas mujeres -Lourdes Portillo y Alejandra Sánchez- las que primero documentaron el horror. Y es otra mujer, Sabina Berman, la que finalmente escribe el guión para un espléndido largometraje de denuncia que se exhibe actualmente: El traspatio (Backyard).
¿Pienso acaso que sólo a las mujeres nos importan las compatriotas vejadas y asesinadas? No. Lo que sí pienso es que, ante el paraíso de la impunidad sexista, la forma de tomar cartas en el asunto sería más eficaz si una "masa crítica" de mujeres participara en la toma de decisiones. "Ni una muerta más", gritan las mujeres del país entero. ¿Cuántas participan en la toma de decisiones para enfrentar la devastación que estamos padeciendo, y no solamente en esa comunidad?
Regresando a la agenda pendiente: para el salto cualitativo que permita el no retorno, necesitamos una mayor participación de las mujeres en la toma de decisiones políticas. Así por lo menos los reclamos indignados no caerán sólo encima de los hombres que gobiernan.

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