Entrevista a Nicolas Sarkozy /
'Lucha anticrimen es también nuestra'
Nicolas Sarkozy: Presidente de Francia. En entrevista con REFORMA, el Mandatario galo destaca las acciones que ha emprendido el Presidente Felipe Calderón para combatir el narco y la inseguridad, y refrenda su apoyo y cooperación en ese ámbito. Además, plantea una nueva relación con los países de Latinoamérica, en donde percibe a México como un socio estratégico
Reforma, 8 marzo 2009).- REFORMA / Staff
Nicolas Sarkozy: Presidente de Francia. En entrevista con REFORMA, el Mandatario galo destaca las acciones que ha emprendido el Presidente Felipe Calderón para combatir el narco y la inseguridad, y refrenda su apoyo y cooperación en ese ámbito. Además, plantea una nueva relación con los países de Latinoamérica, en donde percibe a México como un socio estratégico
Reforma, 8 marzo 2009).- REFORMA / Staff
-El mundo atraviesa por una situación de crisis económica -y se podría decir incluso de valores- sin precedentes. ¿Qué demanda Francia de Estados Unidos y de la Unión Europea para hacerle frente a la emergencia? ¿Hay una fórmula "Sarkozy" contra la crisis global?
-Una crisis de tal magnitud obliga a tener mucha humildad, y creo que nadie pretende haber encontrado la solución que acabaría con todos los problemas. Cada dirigente trata de hacer las cosas lo mejor que puede en el contexto extraordinariamente difícil por el que atravesamos, tomando en cuenta la situación particular de su país.
Si hay algo de lo que estoy seguro, por el contrario, es que ningún país podrá salir adelante por su propia cuenta. Para enfrentar esta crisis, la cooperación no es una opción, es una necesidad absoluta. La historia nos ha mostrado que el proteccionismo y el repliegue sobre uno mismo nunca fueron soluciones y que sólo agravaban los problemas.
Por ello, desde muy temprano, a partir del mes de septiembre ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, propuse que las principales economías del mundo se juntasen para responder de manera coordinada y concertada a esta crisis. Y es lo que dio la pauta para el nacimiento del G20, que se reunió una primera vez en Washington el pasado mes de noviembre y que se reu- nirá de nueva cuenta en Londres el próximo 2 de abril. Desde el principio para mí resultaba evidente -al enfrentar esta crisis como por cierto todos los grandes retos de nuestro tiempo- que la presencia en torno a la mesa de los grandes países emergentes, como China, India o, por supuesto, México, era indispensable. Y me congratulo de que con nuestros socios europeos hayamos llegado a convencer a todo el mundo.
-Una crisis de tal magnitud obliga a tener mucha humildad, y creo que nadie pretende haber encontrado la solución que acabaría con todos los problemas. Cada dirigente trata de hacer las cosas lo mejor que puede en el contexto extraordinariamente difícil por el que atravesamos, tomando en cuenta la situación particular de su país.
Si hay algo de lo que estoy seguro, por el contrario, es que ningún país podrá salir adelante por su propia cuenta. Para enfrentar esta crisis, la cooperación no es una opción, es una necesidad absoluta. La historia nos ha mostrado que el proteccionismo y el repliegue sobre uno mismo nunca fueron soluciones y que sólo agravaban los problemas.
Por ello, desde muy temprano, a partir del mes de septiembre ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, propuse que las principales economías del mundo se juntasen para responder de manera coordinada y concertada a esta crisis. Y es lo que dio la pauta para el nacimiento del G20, que se reunió una primera vez en Washington el pasado mes de noviembre y que se reu- nirá de nueva cuenta en Londres el próximo 2 de abril. Desde el principio para mí resultaba evidente -al enfrentar esta crisis como por cierto todos los grandes retos de nuestro tiempo- que la presencia en torno a la mesa de los grandes países emergentes, como China, India o, por supuesto, México, era indispensable. Y me congratulo de que con nuestros socios europeos hayamos llegado a convencer a todo el mundo.
Desde el inicio de esta crisis, Europa ha sido el motor de las iniciativas internacionales, y deseo que siga siendo esta fuerza de empuje. Ante una crisis tan violenta, no podremos contentarnos con tomar medidas a medias; no tenemos otra opción que la de ser ambiciosos, y Europa debe guiar este alto nivel de exigencia.
El reto consiste en refundar el capitalismo.
El reto consiste en refundar el capitalismo.
-Tiene usted razón al decir que estamos en una crisis de valores, pues esta crisis no es la del capitalismo; es, por el contrario, la crisis de un sistema que se alejó de los valores fundadores del capitalismo, dando la primacía al especulador sobre el emprendedor, empujando a los actores a tomar riesgos cada vez más y más desconsiderados.
-Debemos regresar a los verdaderos valores de la economía de mercado, los que ponen al emprendedor y al desarrollo en la parte medular de la economía. Debemos reconstruir un capitalismo regulado en el cual los bancos hagan su trabajo, en donde las agencias de notación estén bajo control; un capitalismo fundamentado en la transparencia y no en la opacidad. Esto es lo que propuse, y es lo que empezamos a construir en Washington el pasado mes de noviembre. La Cumbre de Londres debe permitirnos ir todavía más lejos en materia de regulación de los mercados financieros y de reforma de la gobernancia económica mundial.
-¿Cómo han cambiado las relaciones de Francia con Estados Unidos a partir de la llegada a la presidencia del demócrata Barack Obama? ¿Cuáles son las áreas donde veremos a los dos países trabajar de manera más cercana en la agenda internacional?
-Siempre asumí e incluso reivindiqué mi amistad por Estados Unidos, con quien compartimos una historia y valores comunes que hace de nosotros aliados naturales. Pero aliados no significa alineados, y sólo concibo la amistad en la independencia y la franqueza. Esto fue lo que dije a los estadounidenses cuando me expresé ante el Congreso de Estados Unidos: Francia es la amiga, la aliada y el socio de Estados Unidos, pero un amigo de pie, un aliado independiente y un socio libre.
En un momento en el cual, más que nunca, el mundo necesita de cooperación, me congratulo de que la nueva Administración estadounidense haya optado con determinación por la concertación. Será una ventaja esencial para afrontar, juntos, los ingentes desafíos que nos esperan, ya se trate de la crisis económica, de las nuevas amenazas, como el terrorismo o la proliferación de las grandes encrucijadas planetarias, como el calentamiento climático, o incluso de todos los conflictos en los cuales los pueblos se desgarran y para los cuales debemos tratar de encontrar soluciones.
Francia, como tantos otros países, recibió con mucha satisfacción la decisión estadounidense de cerrar la prisión de Guantánamo, lo cual era algo que reclamábamos desde hace mucho tiempo con nuestros socios europeos. Me congratulo también de que el Presidente Obama haya hecho de la lucha contra el calentamiento climático una prioridad de su acción, pues ya no podíamos pasar más tiempo sin contar con Estados Unidos en un combate tan importante.
En numerosos temas más, nuestros puntos de vista son muy cercanos. Pienso, por ejemplo, en el proceso de paz palestino-israelí, en el cual debemos, a toda costa, reactivar las negociaciones de paz para lograr, lo más rápidamente posible, la creación de un Estado Palestino viable, moderno, democrático e independiente; pienso también en Irán, con quien Estados Unidos parece querer comprometerse en la vía de un diálogo exigente, como lo hacemos nosotros, con nuestros socios europeos desde 2003.
-Durante su presidencia se ha buscado dinamizar y actualizar la agenda exterior de Francia. ¿Cómo se ha manifestado este impulso renovador en las relaciones de su país con América Latina en general y México en particular?
Desde que fui electo, quise dar un nuevo impulso a las relaciones entre Francia y América Latina. La realidad de América Latina, hoy día, es la de un continente libre de guerras, que ha sabido consolidar su democracia y fortificar su economía. Estamos ligados por la historia, por la cultura, por nuestras poblaciones. Tenemos fuertes coincidencias de opinión. Debemos ser socios en la globalización y afrontar juntos, unos al lado de los otros, los grandes retos de nuestro tiempo.
A partir del mes de junio de 2007, poco después de haber asumido mis funciones, me reuní con el Presidente Calderón en París y decidimos juntos realzar el nivel de la relación bilateral. Este es el sentido de mi visita. Deseo que México se convierta en uno de nuestros primeros socios en el mundo, un socio estratégico.
Brasil ocupa también un lugar importante en nuestras relaciones con el continente. Estuve en este país a finales del año pasado para lanzar con el Presidente Lula cooperaciones en sectores clave. Tratándose de Brasil, al igual que de México, Francia se ha implicado mucho durante su presidencia, para que la Unión Europea se comprometa en una asociación estratégica con estos dos países.
Pero es con el conjunto de esta región que tengo la intención de dialogar. Recibí en París a los Presidentes Chávez y Uribe, a la Presidenta Fernández de Kirchner, así como al Presidente Correa y, muy recientemente, al Presidente Morales. Finalmente, espero la visita de la Sra. Bachelet e invité a otros Jefes de Estado de la región. Como puede usted darse cuenta, mi agenda latinoamericana esta bien repleta, pues, para mí y para Francia, es una prioridad.
Ya lo ha comprendido usted: quiero fortalecer nuestras relaciones con esta región del mundo que, por excelentes que sean, no se encuentran al nivel que debería corresponderles. En el plano político, no sacamos suficiente provecho de nuestra gran coincidencia de opinión sobre los temas globales. Debemos coordinar nuestras posiciones, por ejemplo, sobre la crisis financiera internacional y sobre el medio ambiente. En el plano económico, nuestros intercambios no corresponden todavía ni al potencial de la economía francesa ni a la de los Estados de la región. Finalmente, debemos renovar nuestra cooperación.
Y esto es lo que estamos haciendo con México, cuando se aproximan las fechas importantes de este año -la Cumbre del G20 en Londres, la Conferencia de Copenhague sobre el clima-, y a título bilateral en los ámbitos de la salud, del medio ambiente, de la formación, de la investigación y de la cultura.
-Se ha dicho que México es un "Estado fallido", debido a la creciente amenaza del narcotráfico y la inseguridad. ¿Cuál es su parecer frente a tal señalamiento?
-Un "Estado fallido" es un Estado que renunciaría ante los criminales y los traficantes, y este no es, de ninguna manera, el caso de México. Por el contrario, el Presidente Calderón, con el apoyo del Parlamento, ha hecho de la lucha contra el crimen organizado una prioridad de su acción. El combate que ha emprendido, con mucho valor y determinación, es fundamental, pues no hay compromiso posible con el crimen organizado. Este combate es también nuestro, pues el crimen organizado y el narcotráfico no tienen fronteras. Por ello, Francia y México han decidido intensificar su coo-peración en este ámbito también.
-La Unión Europea retomó recientemente el diálogo político con el Gobierno de Cuba. ¿Qué lugar deben ocupar los derechos humanos y la libertad política en este diálogo?
-Un lugar esencial, incluso si no es el único tema que tratamos con Cuba. La Unión Europea decidió, en junio de 2008, proponer a La Habana un diálogo sin condiciones, sobre la base de la reciprocidad y sobre todos los temas de interés común.
-El Gobierno cubano aceptó esta propuesta.
-En nuestro diálogo con los cubanos, tratamos todos los grandes temas: la reforma de las Naciones Unidas, la crisis financiera internacional, las cuestiones de cooperación... los temas relacionados con los derechos humanos y las libertades fundamentales ocuparon todo el lugar que corresponde a su importancia. Tenemos expectativas con respecto a Cuba, y hablamos de ello con franqueza.
En la continuidad del diálogo que se ha emprendido, pedí hace algunos días a Jack Lang que se trasladara a La Habana como emisario especial para explorar, con las autoridades cubanas, las modalidades de una reactivación del diálogo político y la cooperación entre Francia y Cuba, y tampoco en este caso, ningún tema se eludió.
-Siempre asumí e incluso reivindiqué mi amistad por Estados Unidos, con quien compartimos una historia y valores comunes que hace de nosotros aliados naturales. Pero aliados no significa alineados, y sólo concibo la amistad en la independencia y la franqueza. Esto fue lo que dije a los estadounidenses cuando me expresé ante el Congreso de Estados Unidos: Francia es la amiga, la aliada y el socio de Estados Unidos, pero un amigo de pie, un aliado independiente y un socio libre.
En un momento en el cual, más que nunca, el mundo necesita de cooperación, me congratulo de que la nueva Administración estadounidense haya optado con determinación por la concertación. Será una ventaja esencial para afrontar, juntos, los ingentes desafíos que nos esperan, ya se trate de la crisis económica, de las nuevas amenazas, como el terrorismo o la proliferación de las grandes encrucijadas planetarias, como el calentamiento climático, o incluso de todos los conflictos en los cuales los pueblos se desgarran y para los cuales debemos tratar de encontrar soluciones.
Francia, como tantos otros países, recibió con mucha satisfacción la decisión estadounidense de cerrar la prisión de Guantánamo, lo cual era algo que reclamábamos desde hace mucho tiempo con nuestros socios europeos. Me congratulo también de que el Presidente Obama haya hecho de la lucha contra el calentamiento climático una prioridad de su acción, pues ya no podíamos pasar más tiempo sin contar con Estados Unidos en un combate tan importante.
En numerosos temas más, nuestros puntos de vista son muy cercanos. Pienso, por ejemplo, en el proceso de paz palestino-israelí, en el cual debemos, a toda costa, reactivar las negociaciones de paz para lograr, lo más rápidamente posible, la creación de un Estado Palestino viable, moderno, democrático e independiente; pienso también en Irán, con quien Estados Unidos parece querer comprometerse en la vía de un diálogo exigente, como lo hacemos nosotros, con nuestros socios europeos desde 2003.
-Durante su presidencia se ha buscado dinamizar y actualizar la agenda exterior de Francia. ¿Cómo se ha manifestado este impulso renovador en las relaciones de su país con América Latina en general y México en particular?
Desde que fui electo, quise dar un nuevo impulso a las relaciones entre Francia y América Latina. La realidad de América Latina, hoy día, es la de un continente libre de guerras, que ha sabido consolidar su democracia y fortificar su economía. Estamos ligados por la historia, por la cultura, por nuestras poblaciones. Tenemos fuertes coincidencias de opinión. Debemos ser socios en la globalización y afrontar juntos, unos al lado de los otros, los grandes retos de nuestro tiempo.
A partir del mes de junio de 2007, poco después de haber asumido mis funciones, me reuní con el Presidente Calderón en París y decidimos juntos realzar el nivel de la relación bilateral. Este es el sentido de mi visita. Deseo que México se convierta en uno de nuestros primeros socios en el mundo, un socio estratégico.
Brasil ocupa también un lugar importante en nuestras relaciones con el continente. Estuve en este país a finales del año pasado para lanzar con el Presidente Lula cooperaciones en sectores clave. Tratándose de Brasil, al igual que de México, Francia se ha implicado mucho durante su presidencia, para que la Unión Europea se comprometa en una asociación estratégica con estos dos países.
Pero es con el conjunto de esta región que tengo la intención de dialogar. Recibí en París a los Presidentes Chávez y Uribe, a la Presidenta Fernández de Kirchner, así como al Presidente Correa y, muy recientemente, al Presidente Morales. Finalmente, espero la visita de la Sra. Bachelet e invité a otros Jefes de Estado de la región. Como puede usted darse cuenta, mi agenda latinoamericana esta bien repleta, pues, para mí y para Francia, es una prioridad.
Ya lo ha comprendido usted: quiero fortalecer nuestras relaciones con esta región del mundo que, por excelentes que sean, no se encuentran al nivel que debería corresponderles. En el plano político, no sacamos suficiente provecho de nuestra gran coincidencia de opinión sobre los temas globales. Debemos coordinar nuestras posiciones, por ejemplo, sobre la crisis financiera internacional y sobre el medio ambiente. En el plano económico, nuestros intercambios no corresponden todavía ni al potencial de la economía francesa ni a la de los Estados de la región. Finalmente, debemos renovar nuestra cooperación.
Y esto es lo que estamos haciendo con México, cuando se aproximan las fechas importantes de este año -la Cumbre del G20 en Londres, la Conferencia de Copenhague sobre el clima-, y a título bilateral en los ámbitos de la salud, del medio ambiente, de la formación, de la investigación y de la cultura.
-Se ha dicho que México es un "Estado fallido", debido a la creciente amenaza del narcotráfico y la inseguridad. ¿Cuál es su parecer frente a tal señalamiento?
-Un "Estado fallido" es un Estado que renunciaría ante los criminales y los traficantes, y este no es, de ninguna manera, el caso de México. Por el contrario, el Presidente Calderón, con el apoyo del Parlamento, ha hecho de la lucha contra el crimen organizado una prioridad de su acción. El combate que ha emprendido, con mucho valor y determinación, es fundamental, pues no hay compromiso posible con el crimen organizado. Este combate es también nuestro, pues el crimen organizado y el narcotráfico no tienen fronteras. Por ello, Francia y México han decidido intensificar su coo-peración en este ámbito también.
-La Unión Europea retomó recientemente el diálogo político con el Gobierno de Cuba. ¿Qué lugar deben ocupar los derechos humanos y la libertad política en este diálogo?
-Un lugar esencial, incluso si no es el único tema que tratamos con Cuba. La Unión Europea decidió, en junio de 2008, proponer a La Habana un diálogo sin condiciones, sobre la base de la reciprocidad y sobre todos los temas de interés común.
-El Gobierno cubano aceptó esta propuesta.
-En nuestro diálogo con los cubanos, tratamos todos los grandes temas: la reforma de las Naciones Unidas, la crisis financiera internacional, las cuestiones de cooperación... los temas relacionados con los derechos humanos y las libertades fundamentales ocuparon todo el lugar que corresponde a su importancia. Tenemos expectativas con respecto a Cuba, y hablamos de ello con franqueza.
En la continuidad del diálogo que se ha emprendido, pedí hace algunos días a Jack Lang que se trasladara a La Habana como emisario especial para explorar, con las autoridades cubanas, las modalidades de una reactivación del diálogo político y la cooperación entre Francia y Cuba, y tampoco en este caso, ningún tema se eludió.
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