17 oct 2011

Semana nacional de migración

El Presidente Calderón en la Inauguración de la semana nacional de migración. Derechos humanos de migrantes,
Ciudad de México, 17 de octubre del 2011
Muy buenos días, amigas y amigos.
Señor Diputado Emilio Chuayffet Chemor, Presidente de la Cámara de Diputados.
Doctora Susana Sottoli, Representante en México del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.
Maestro Fernando Batista, Visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Licenciado Ricardo Bucio, Presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.
Diputada Beatriz Paredes, Presidenta de la Comisión Especial de Migración de la Cámara de Diputados.
Diputada Rosa María Orozco, Presidenta de la Comisión Especial de Trata de Personas, de la propia Cámara.
Diputada Yolanda de la Torre, Presidenta de la Comisión de Grupos Vulnerables de la Cámara de Diputados.
Senadora Judith Díaz, Presidenta de la Comisión de Equidad y Género del Senado de la República.
Muy querida Margarita Zavala, Presidenta Honoraria del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia.
Cecilia Landerreche, Titular, Directora del propio Sistema.
Muy apreciadas Directoras de Sistemas Estatales y Municipales del DIF; Directores, también, que nos acompañan.
Muy estimadas y muy estimados representantes de la sociedad civil.
Muy distinguidos representantes de organismos internacionales.
Señoras y señores:
Me es muy satisfactorio el estar, esta mañana, con ustedes para inaugurar esta Semana Nacional de Migración, que se dedica este año a un tema fundamental: los derechos humanos.
Quiero felicitar, sinceramente, a todas las dependencias del Gobierno Federal que están involucradas con el tema de los migrantes. La llamada Mesa Interinstitucional, que coordina el Instituto Nacional de Migración y, también, felicitar, especialmente, a Margarita, mi esposa, por el entusiasmo para organizar esta Semana Nacional de Migración, enfocada a derechos humanos y, particularmente, en el tema de los derechos de los niños migrantes no acompañados.

La migración es un tema fundamental del país. Es de enorme importancia que se realicen foros como éste, en el que no sólo podemos analizar el fenómeno migratorio, sino, sobre todo, y de eso es que se trata: encontrar soluciones a los complejos problemas que enfrentan los migrantes.
Según cálculos de Naciones Unidas, hay más de 200 millones de personas que no viven en el país en el que nacieron. Muchos han tenido que abandonar sus lugares de origen por circunstancias económicas, por persecución religiosa, por persecución política.
Y sabemos, amigas y amigos, que cada migrante es un ser humano que enfrenta situaciones que pueden ser muy dolorosas, y que merecen el apoyo de las instituciones y la solidaridad de la sociedad.
En México conocemos bien esta realidad. Somos un país de origen, de tránsito y de destino de migrantes. Se calcula que en Estados Unidos hay casi 12 millones de mexicanas y mexicanos; es decir, mujeres y hombres nacidos aquí, en territorio nacional, que se fueron en búsqueda de mejores oportunidades de desarrollo.
Hay muchos, muchas y muchos de ellos, que quizá sus familiares no han sabido mayor cosa de los mismos. Hay otros que, por diversas circunstancias, y dada su condición, no pueden regresar a México a ver a sus familiares.
Creo que todos tenemos algún pariente en Estados Unidos en esa circunstancia. Yo tengo primos-hermanos en Estados Unidos que están en esta circunstancia. Margarita tiene un hermano, que queremos mucho y al que no hemos podido ver hace casi 11 años.
Y, desde aquí, mando un saludo muy, muy cordial y muy afectuoso a todas las mexicanas y los mexicanos que están en Estados Unidos saliendo adelante.
Y les digo que los extrañamos mucho y que siempre estamos pendientes de su trabajo, de sus condiciones y que seguiremos luchando, codo con codo, con los migrantes mexicanos, centroamericanos, en Estados Unidos, para que les sean respetados sus derechos y para que haya una solución integral, sensata, comprensiva, al problema de la migración, que bien lo sabemos nosotros, es un problema que no se puede, simple y sencillamente, vetar por decreto.
Muchos, además, son también los migrantes que pasan por México, y sabemos que somos un país de tránsito; un país de tránsito para migrantes que vienen de Centro y Sudamérica hacia Estados Unidos.
Estoy viendo aquí, a mis espaldas, varios dibujos, me imagino hechos por niños migrantes, y veo los colores de países hermanos que queremos mucho: de El Salvador, de Honduras, los colores de su bandera, las estrellas de su bandera, la identidad que cada migrante lleva, de Guatemala, desde luego, que cada migrante lleva consigo mismo a dondequiera que va.
Y somos, también, un país receptor de migrantes, de personas que vienen a México, que han venido a México con la esperanza de alcanzar en nuestro país nuevos horizontes de crecimiento y de libertad.
Por eso, sabemos que muy a menudo, los migrantes se ven forzados a moverse en la clandestinidad, que son perseguidos. Y por esa misma circunstancia, muestran una condición grave de vulnerabilidad.
Todos hemos sabido de historias verdaderamente dramáticas, de mujeres y de niños que han sido víctimas de tratantes de personas.
El viernes pasado, en el encuentro que tuve con diversas organizaciones de la sociedad civil, preocupadas por el tema de la seguridad, todavía me expresaban, por ejemplo, ciudadanos que están en las casas que atienden migrantes, aquí mismo, muy cerca, en el Estado de México, en Huehuetoca, que los asaltos y los asesinatos a migrantes se siguen presentando hoy día. Recientemente, uno de un joven migrante menor de edad, que fue cobardemente ultimado en esa localidad, en las inmediaciones del albergue.
Ayer mismo, el Ejército Mexicano liberó en Piedras Negras, Coahuila, a 61 migrantes que estaban secuestrados por bandas del crimen organizado. Uno de ellos, por lo menos, centroamericano, hondureño y muchos otros que habían sido vejados y que estaban retenidos ilegalmente a la espera del dinero que les enviaran sus propios parientes.
Todos sabemos, también, amigas y amigos, de historias ejemplares, de trabajadoras y de trabajadores honrados que, buscando un mejor futuro para sus hijos, salen adelante y son ejemplo para sus familias y para sus pueblos. Pero, también, muchos que encuentran un final trágico, al caer en manos inescrupulosas de los criminales, a los que estamos combatiendo y debemos combatir. Es el caso, por ejemplo, de dos grupos de migrantes que en distintas ocasiones fueron secuestrados, vejados y ultimados en el Estado de Tamaulipas.
A todos nos indigna, amigas y amigos, a todos nos duele esta situación. Y, por eso, bien sabemos en el Gobierno Federal y bien lo ha sabido el Congreso de la Unión, las Diputadas, los Diputados, las Senadoras y los Senadores, que había que cambiar el marco de esta realidad y, con todas las limitaciones y con todos los problemas, con todos los riesgos, y con todos los errores, por supuesto, que humanamente se pueden cometer, hoy estamos haciendo un esfuerzo, entre todos, pienso yo, por cambiar esa realidad.
Tenemos la firme convicción, amigas y amigos, de que todo gobierno, todo gobierno tiene la obligación legal y tiene la obligación ética de actuar para proteger la integridad y la dignidad de los migrantes.
Y por eso, en el curso del tiempo que he tenido el privilegio de ser Presidente de la República, se han tomado diversas medidas para mejorar nuestro marco normativo, nuestro marco constitucional, nuestro marco institucional, para ofrecerles a los migrantes la protección que merecen y, que, sé muy bien que aún no hemos alcanzado.
Primero. Amigas y amigos, lo primero que se hizo fue modificar la legislación penal en México y, desde hace cuatro años, la migración dejó de ser un delito en nuestro país.
Sabemos que es equivocado criminalizar la migración. Y si eso lo señalamos a otros países que criminalizan a nuestros migrantes injustamente, por supuesto que nosotros, el primer paso que deberíamos haber dado, y lo dimos, fue eliminar el delito de migración ilegal.
Segundo. Quiero referirme, también, a la nueva Ley de Migración. Quiero referirme a la nueva Ley de Migración que promulgué en mayo de este año, y que el Congreso aprobó.
Me parece que, sin temor a equivocarme, hay una legislación de avanzada a nivel mundial en nuestro nuevo marco migratorio. Contempla, entre otras cosas, el derecho de las y de los migrantes a la educación y a la salud.
Sanciones, también, muy claras para los servidores públicos que, sabemos, abusan en contra de los migrantes. Y algo muy importante, es que esta ley culmina, precisamente, el proceso de descriminalización de la migración.
Hoy, en México, en nuestro marco legal, bajo el imperio de esa nueva ley, el migrante no es visto como un delincuente, sino como una persona con plenos derechos que todas las autoridades estamos obligados a proteger.
Tercero. A principios de este año promulgué, también, la Ley Sobre Refugiados y Protección Complementaria.
México es un país, lo sabemos muy bien, que tiene una profunda vocación y una tradición hospitalarias. Un país que ha sabido ejercer el asilo y que, en tiempos difíciles para nacionales de otros países, ha sabido, con valor, además, ofrecer refugio, asilo, a miles de personas perseguidas por regímenes dictatoriales o desplazados por guerras civiles en su propio territorio.
Con esta nueva ley, concorde con la tradición mexicana del asilo internacional, generamos un nuevo marco jurídico, también, que le da certeza a los procesos que deben seguir quienes buscan asilo en nuestro país, que garantiza la salvaguarda de sus derechos y que protege, especialmente, a los grupos más vulnerables.
México, también, así, se coloca a la vanguardia mundial en el derecho internacional de los refugiados.
Cuarto. También, el Congreso de la Unión y las Legislaturas Estatales; es decir, lo que se conoce como el Constituyente Permanente, concretó la Reforma Constitucional en Materia de Derechos Humanos, con lo cual se eleva a rango constitucional los derechos contenidos, no sólo en la Constitución Mexicana, sino en todos los tratados internacionales, ratificados por nuestro país.
Ésta es una reforma sustancial y parte de una serie de cambios, con otras legislaciones. Por ejemplo, si se complementa esta reforma con otra, también constitucional, en materia de amparo, estamos hablando de la mayor ampliación de los derechos de las personas en México en la historia del México contemporáneo.
Y quiero destacar que, con ello, se garantiza la protección de los derechos, no sólo de los ciudadanos mexicanos, esto es muy importante, sino de cualquier persona que se encuentre en nuestro territorio, independientemente de su calidad migratoria.
De este modo, amigas y amigos, nuestras reformas en materia de derechos humanos protegen a los migrantes, porque para el Constituyente Permanente, para el Congreso y, desde luego, para el Gobierno que encabezo, todas las personas merecen el mismo trato, en dignidad y en respeto.
Quinto. Precisamente, para garantizar ese mejor trato, estamos realizando un proceso indispensable: La depuración y el fortalecimiento del Instituto Nacional de Migración que, qué duda cabe, por desgracia, había sido presa de corrupción, de arbitrariedad.
Y estamos convencidos de que toda corrupción, toda arbitrariedad y todo abuso deben ser erradicados de esta Institución. No importa que se trate o no de un fenómeno generalizado, ciertamente no lo es, pero cualquier expresión de abuso y de corrupción en el Instituto es, simple y sencillamente, intolerable para el Gobierno de la República.
Y por eso, he instruido que se apliquen exámenes de control de confianza a todos los elementos del Instituto. De octubre del año pasado a octubre de 2011, se han dado de baja más de 200 funcionarios que han incurrido, al menos presuntamente, en irregularidades. Algunos de ellos,  incluso, han sido consignados en prisión.
Y no vamos a parar hasta que todos los servidores públicos que tienen que ver con migrantes, sean confiables, sean profesionales y les brinden el trato digno y humano que los migrantes merecen.
Y sexto. Estamos, también, trabajando en políticas preventivas y de atención, a través, precisamente, de esta Mesa de Diálogo Interinstitucional sobre Niñas, Niños y Adolescentes No Acompañados y Mujeres Migrantes.
Esta Mesa, que organiza este Foro, en la que participa y coordina el Instituto Nacional de Migración, pero donde está la Secretaría de Relaciones Exteriores, la propia Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Salud, el Instituto Nacional de las Mujeres, y varias dependencias más, se están coordinando los esfuerzos de estas diferentes instituciones, con un objetivo común: Garantizar los derechos y la protección de las niñas y los niños y adolescentes no acompañados y las mujeres migrantes.
Éste es un tema, amigas y amigos, que, debo reconocerlo, yo no conocía a profundidad. Pero, la verdad, el hecho de que una niña o un niño de siete, de ocho, de seis años, cruce desde Centroamérica, desde Honduras, desde El Salvador, nuestro territorio, sea potencial víctima de bandas criminales; cruce la frontera de Estados Unidos, con todos los riesgos que conlleva, enfrente a autoridades americanas y, encima de eso, que las autoridades americanas, cuando llegan a capturarlos, los deporten a nuestro país y los dejen ahí, simplemente en la frontera, sin ninguna protección, es verdaderamente inhumano y escandaloso.
Y al conocer esta realidad, en la que Margarita ha estado profundamente involucrada desde hace muchos años, nos hemos venido dando cuenta de la dimensión inhumana y cruel del fenómeno de los niños migrantes no acompañados. Obviamente, las niñas, las jóvenes, las adolescentes, son objeto de todo tipo de vejaciones y muchas de ellas, por desgracia, terminan no sólo en las garras de criminales vinculados al tráfico de personas, sino, concretamente, en delitos, son objeto y víctimas de delito de trata de personas, de prostitución y de redes de criminales sin escrúpulos.
En este tema, que impulsa y motiva a la Mesa de Diálogo Interinstitucional, que además motiva esta Semana, yo quiero hacerle un muy especial reconocimiento a mi esposa, Margarita Zavala, por el enorme trabajo que viene realizando en favor de los niños no acompañados en México y fuera de México.
Y ojalá autoridades, en otros países, tomen conciencia de lo aberrante que es dejar a un niño a su suerte en nuestro país, sin garantizar que pueda volverse a encontrar con sus padres o con sus familiares, porque el trabajo que se ha hecho por el DIF, el trabajo que se ha hecho por los gobiernos estatales en la frontera, estas unidades, los Grupos Beta y otras unidades que se dedican a acoger a las niñas y a los niños que son dejados en la frontera, es un trabajo que es verdaderamente encomiable, y sobre el cual tenemos que dedicar más atención y más recursos.
Parte, por cierto, de los problemas que se exacerban, de violencia, en algunos puntos fronterizos del país, es que en ciudades, como Ciudad Juárez o Reynosa, las autoridades americanas llegan a deportar hasta 80 mil personas en un año.
Algunos de ellos son migrantes, ciertamente, probablemente todos, pero algunos de ellos ya involucrados en hechos delictivos en la propia Unión Americana y que, ante la disyuntiva de seguir proceso legal en las propias cortes americanas, que implica costos para la administración de justicia en aquél país, simple y sencillamente prefieren deportarlos en ciudades fronterizas, con lo cual se exacerba, aún más, el ciclo de violencia.
Creo que son muchos problemas que tenemos asociados, precisamente, a una solución inadecuada del problema migratorio.
Por cierto, quiero reconocer, también, que por este esfuerzo en favor de los niños migrantes no acompañados, Margarita recibió un premio, recientemente, un Premio Iberoamericano por esa labor.
Sin dejar de reconocer, amigas y amigos, los grandes desafíos, los grandes pendientes que aún tenemos por delante, los hechos nos muestran que vamos avanzando, a mi juicio, en la ruta correcta. Sí, falta mucho por hacer.
Y, de hecho, este Foro tiene la intención, para nosotros, de aprender, de escuchar, de compartir experiencias, pero, también, compartir y conocer las experiencias de otros, que nos permitan hacer cada vez mejor nuestro trabajo.
Amigas y amigos:
La migración, no dejaremos de decirlo, es un fenómeno natural para el ser humano. Y en el caso de la migración hacia los Estados Unidos de América, de todo el Continente, es un fenómeno social y económico que no se puede evitar por decreto.
Nuestra evolución como humanidad está construida alrededor de movimientos de personas entre distintas regiones. La generación de una economía global que agrupa, de manera también natural, factores de producción distintos, como capital o trabajo, hace también que este fenómeno sea un fenómeno económico.
Y que, incluso, a mayor integración de factores productivos entre un país, que es intensivo en capital, como Estados Unidos, y países intensivos en mano de obra, como es México y Centroamérica, mayor, también, factibilidad de que las economías puedan avanzar y crecer, generando empleos.
Todas, todas las naciones nos hemos enriquecido con la apertura a nuevas personas, con el encuentro de culturas, de razas, de lenguas, de conocimiento, de tradición.
Y esa tendencia histórica, estoy seguro, se acelerará y profundizará en este Siglo XXI, en el que la tecnología y la integración económica transformarán el rostro de todas las sociedades del planeta.
Ante esta realidad, los gobiernos tenemos dos opciones: o apostar por la cerrazón y negar la realidad de la migración por razones xenofóbicas, represivas, violatorias de derechos humanos; o trabajar por contar con una legislación y políticas públicas más humanas, y con instituciones más fuertes y más respetuosas de la dignidad de los migrantes.
En México estamos comenzando a apostar, o estamos apostando por esta segunda vía, por una migración más segura, más ordenada y que sea respetuosa de los derechos humanos. Y, en esa tarea, el papel de todas y todos ustedes es fundamental.
Así que quiero invitarles a que sigamos trabajando para que la migración deje de ser vista, en México y en el mundo, como un problema y se convierta, verdaderamente, en sinónimo de oportunidad y de desarrollo.
Y que, en el análisis de esa problemática vaya en primerísimo lugar de atención, la atención a las niñas, a los niños, a los jóvenes migrantes no acompañados y a las mujeres migrantes.
Y con este deseo, quiero pedirles que me acompañen a hacer la Declaratoria formal de Inauguración.
Hoy, 17 de octubre de 2011, siendo las 11 horas con 30 minutos, declaro formalmente inauguradas las actividades de la IV Semana Nacional de Migración, deseándoles a todos ustedes, participantes, el mayor de los éxitos.
Muchas, muchas gracias

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