3 feb 2014

Liberato (Terán) y las visiones sobre la UAS


Liberato  (Terán) y las visiones sobre la UAS/Ernesto Hernández Norzagaray
Revista Amanecer Sinaloa, 3 de febrero de 2014
A mis amigos Manlio y Faustino

El acto fúnebre de Liberato Terán Olguín, sin duda el más representativo de una generación de políticos universitarios no podía ser un mero trámite de sepultura y un simple adiós, sino un momento eminentemente político. Convocó a tirios y troyanos que acudieron a dar el último adiós a quien primero fue líder estudiantil durante las jornadas del movimiento del 68 en Sinaloa y la lucha por la autonomía universitaria; luego como profesor en los setenta fue parte de esa generación que combatió desde la política y las ideas la experiencia ultraizquierdista de los llamados “enfermos” quienes postulaban la provocadora tesis de la “universidad fábrica” (léase el ensayo El radicalismo pequeñoburgués) y más todavía, ya con la primera hornada de rectores comunistas (Arturo Campos, Eduardo Franco y Jorge Medina) promovió el sindicalismo en la máxima casa de estudios de los sinaloense, como también criticó la falta de altura de miras (Los siete pecados capitales del sindicalismo universitario).
 Ya en los años ochenta, como la mayoría universitaria, se opuso a la pretensión del gobernador Antonio Toledo Corro de quitar a la UAS las escuelas preparatorias para crear el sistema educativo Cobaes y siempre estuvo en contra de que la UAS lo rehabilitara, así como también al ex rector Gonzalo Armienta Calderón, cosa que ocurrió en los últimos años sin ajustar cuentas con el pasado. Simplemente por necesidad política. 

En 1985 aspira ser rector encabezando el llamando Movimiento Rosalino y lo acompañaban en esa empresa contra los aparatos clientelares y la red de intereses creados, destacados universitarios, entre ellos Jorge Medina, Norma Corona­­+, César López Cuadras+, Gustavo Lozano+, Carlos Calderón Viedas, entre muchos otros, que abrazamos el mensaje renovador que pretendía llevar a otro nivel el modelo de Universidad Democrática, Crítica y Popular, transformado en una extensión de los partidos que la controlaban (PCM, PMT y CS).
Sin embargo, la fuerza de aquellas organizaciones fue suficiente para que Audomar Ahumada, se transformara en el nuevo rector de la UAS. Aun cuando Ahumada de última hora había obtenido el título profesional que exigía la convocatoria gracias a las componendas con los miembros del PMT que dirigían entonces la Facultad de Economía.
LIberato, reformador.
 Luego de esa lid fallida se dedicó a la docencia en diversas escuelas y facultades de la Universidad, estudió el doctorado y fue funcionario. Su carisma y don de gente le permitía cosechar amistades fácilmente. Siempre muy al pendiente de quienes escribíamos en la prensa y cuando uno tenía el gusto de encontrarlo había palabras de afecto y aliento. Comentaba lo escrito y siempre tenía un gran respeto por las ideas de los otros.
 Ahora que leo como muchos universitarios lo califican de “libertario” creo que no están excedidos, Liberato, como bien lo dice Arturo Santamaría, era un hombre libre desde su mismo nombre. Nada que ver en él con dogmas o fundamentalismo. Lo suyo era el rigor, la congruencia, la honestidad y la búsqueda constante del conocimiento.
 Con la desaparición de la URSS en 1991 consolidó su visión de un comunismo más abierto y moderno. Recuerdo vagamente el contacto de él con gente de izquierda que había quedado desamparada cuando desaparecieron sus organizaciones políticas y no se integraron al PRD, los buscaba para crear una nueva organización que fue diluyéndose.
 Liberato seguiría siendo comunista hasta el final de sus días, la bandera roja con la hoz y el martillo sobre su féretro, más allá de la adhesión a un emblema anquilosado es a la idea originaria. La búsqueda de muchos comunistas de la justicia, la igualdad,  la fraternidad. Un sueño que trastocó la nomenclatura soviética con sus gulags y persecución de quienes aun siendo comunistas nunca comulgaron con el terror stalinista.
 En México, el PCM encabezado por otro gran sinaloense Arnoldo Martínez Verdugo, había dado un viraje hacia el llamado eurocomunismo que comulgaba con muchas tesis del socialismo democrático. Especialmente en lo referente a la pluralidad en democracia. Todos podían caber en ella. Nunca la exclusión. El Estado democrático como palanca de desarrollo y distribución de bienes.
 Liberato y la UAS
Si hubo algo por lo que Liberato tenía una gran pasión fue por la UAS y la reflexionaba constantemente. No era casual, ahí había estudiado y encontrado la política, el motor de su existencia. Lo muestran sus ensayos en distintos momentos: Sinaloa, estudiantes en lucha escrito en 1973 hasta su tesis doctoral en 2009 que debería difundirse: Las políticas públicas en el sistema de educación superior del noroeste de México. Una mirada desde el Capitalismo Académico, una obra crítica a la educación en tiempos neoliberales.
Bien lo dijo Carlos Calderón, en aquel coloquio que llevó el nombre de Liberato en abril del año pasado, cuando se refirió a la necesaria reforma universitaria: Buscaban la tolerancia política, la libertad de cátedra, el pensamiento crítico, la calidad académica, el compromiso social y la democracia, entre otros, mismos temas que continúan siendo actuales y que se enfrentan ante el mercado económico y los intereses políticos.
Quizá, la vigencia de estas ideas, explique el ambiente de cierta tensión que se vivió en la despedida a Liberato y basta un ejemplo. En ese acto fúnebre compartían silenciosos el espacio estrecho los ex rectores Jorge Medina Viedas y Héctor Melesio Cuén, antípodas en la concepción de la Universidad.
Medina Viedas, fue rector en los años duros de principios de los ochenta y logró pasar de una institución profundamente ideológica a una institución más plural sin perder su anclaje social.
Cuén Ojeda, veintitantos años después, llega en un excelente momento para las universidades públicas, cuando fluía el dinero con generosidad y esto le permitió cambiar la imagen de la UAS, sin embargo lo que lo perdió fue la máxima de que “el poder no se comparte”, y sacó de la institución otros liderazgos. No quería ni quiere contrapesos.  Esta visión omnicomprensiva de la institución la polarizaría y las reformas en el mejor de los casos son verticales. Peor, todavía, no se trataba solo de los liderazgos sindicales sino de una dinámica donde todo se mide en base a qué tan cerca o tan lejos estas de su grupo. Si estás cerca no importan las incapacidades e incompetencias, si estas lejos importan los detalles por encima de las distinciones propias y ajenas.
Fue por eso que Liberato Terán, como muchos otros universitarios de esa generación, fueron y son los principales críticos de este modelo de Universidad. Se resisten aceptar que la UAS habiendo sido producto de luchas por la democratización se disuelva la exclusión, la incertidumbre laboral y ahora en el compromiso partidario. Liberato era un crítico de todo eso y siempre y promovía la reflexión sobre la UAS. Quería a la UAS de sus desvelos. Libre como el viento. Quizá se llevó la frustración de no haber hecho lo suficiente. Y cierta desazón ante la indiferencia colectiva.
Quien seguramente si interpretó mejor ese vacío en el ambiente fúnebre fue el discurso desesperado del profesor “Chichi” Meléndrez, quien rompiendo con el protocolo luctuoso, dijo lo que tenía que decir ante los restos de Liberato. Estemos o no de acuerdo con él, lo cierto es que en la UAS se ha instalado la conveniencia y cerrado espacios para la reflexión sobre la propia universidad. Y cuando eso sucede, estamos ante un paulatino vacío de la inteligencia y perspectiva. La UAS debe recuperar lo mejor de sí misma, podría ser la mejor contribución de todos a la memoria de esa generación rebelde que a cuentagotas se está yendo de este mundo.
 Descanse en paz, Liberato.
*
Perdón por la imagen...sólo quería colocar el símbolo de la Hoz y el martillo, y era la que tenía a la mano

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