21 mar 2014

Sesión solemne para conmemorar a Octavio Paz.


Sesión solemne para conmemorar el centenario del natalicio de Octavio Paz, llevada a cabo el jueves 20 de marzo de 2014. Con la presencia de Marie José Tramini, viuda de Paz, quien recibió un reconocimiento. Se entonó el Himno Nacional.  Después fuera del recinto se canceló un timbre postal y la presentación del billete de lotería con motivo del Centenario del Natalicio de Octavio Paz.
La obra de Octavio Paz consistió en 23 libros de poesía, 36 ensayos, 40 ediciones limitadas, 98 prólogos, 15 antologías... y han sido traducidas en diferentes idiomas.
Preside la sesión José González Morfín (PAN); eran las 11:26 horas y había en el recinto 331 diputadas y diputados; había quórum para sesionar.  Se abre la sesión solemne para conmemorar el centenario del natalicio de Octavio Paz. Compañeras y compañeros, se encuentra a las puertas de este recinto la ciudadana Marie José Tramini, viuda de Paz. Se designa en comisión para introducirla a este salón de sesiones a las siguientes diputadas y diputados: diputada Sonia Rincón Chanona, diputada Delvim Fabiola Bárcenas Nieves, diputada Adriana González Carrillo, diputado Roberto López González, diputada Judit Magdalena Guerrero López, Zuleyma Huidobro González y diputada Magdalena Núñez Monreal.
La Secretaria diputada Angelina Carreño Mijares: Se invita a los presentes a ponerse de pie.
El Presidente diputado José González Morfín: Ruego a todos los presentes tomar sus lugares. Nos acompaña en esta sesión solemne la señora Marie José Traminia, viuda de Octavio Paz. Bienvenida a la sesión. 
También nos honran con su presencia, por parte del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el doctor Rafael Tovar y de Teresa, presidente del consejo; el licenciado Saúl Juárez Vega, secretario artístico; el embajador José Luis Martínez, director general de Asuntos Internacionales; el licenciado Ricardo Cayuela Gally, director general de Publicaciones. También nos acompaña el ingeniero Sergio Coppel Padilla, director adjunto de la Lotería Nacional; la licenciada Yuriria Mascott, directora general del Servicio Postal Mexicano; el maestro Luis Castro Obregón, presidente nacional de Nueva Alianza; la excelentísima  señora Elizabeth Betón de Legué, embajadora de la República Francesa en México. Bienvenida embajadora.
El señor Carlos César Morales Sánchez, ministro consejero de la Embajada del Reino de España en México. Bienvenido. El señor Anil Kumar Matta, primer secretario de la embajada de la República de la India en México. El licenciado Gustavo Salinas, director del Instituto Cultural Zacatecano; la profesora Leticia Gutiérrez, integrante del Colegiado Nacional del CEN.
Bienvenidas y bienvenidos todos. Gracias por acompañarnos.
El Presidente diputado José González Morfín: Tiene ahora la palabra la diputada Sonia Rincón Chanona, presidenta de la Comisión Especial para conmemorar el Centenario del Natalicio de Octavio Paz.
La diputada Sonia Rincón Chanona: Con su permiso, diputado presidente. Señoras y señores legisladores, señora Marie José Paz.
“Mi abuelo, al tomar el café me hablaba de Juárez y de Porfirio; los zuavos y los plateados, y el mantel olía a pólvora. “Mi padre, al tomar la copa me hablaba de Zapata y de Villa, Soto y Gama y los Flores Magón, y el mantel olía a pólvora. Yo me quedo callado, ¿de quién podría hablar?”.
Este poema titulado Canción mexicana expresa el interés vital de Octavio Paz por México, por la Revolución y por la palabra. Con estos versos el poeta vislumbra, a mediados del siglo XX, un país sin hombres de Estado, un México sin líderes de talla histórica.
Octavio Paz nació en el año más violento de la Revolución, cuando los muchos Méxicos que conforman nuestra nación se conocieron, se reconocieron y se fundieron en un abrazo sangriento que proyectó el país que hoy constituimos. La muerte alcanzó al poeta en los albores de la democratización, que tanto promovió con sus críticas, con sus ideas y sus ejemplos.
El siglo de Octavio Paz fue el tiempo de los fanatismos ideológicos, de la lucha por la democracia, del debate intelectual y la pasión por transformar la vida pública. Su pensamiento, luminoso y crítico, bellamente expresado con su palabra de poeta, lo acreditó como protagonista principal en las disputas más intensas del siglo XX.
Hoy, el Poder Legislativo rinde justo homenaje al mexicano más universal, al hombre de letras que profundizó en el ser de un país trágico y generoso, que exploró salidas virtuosas en ese laberinto del aislamiento y la incomunicación para proyectarlo al mundo. Al diálogo con los otros y al debate con nosotros mismos.
Este homenaje es también una reivindicación del pensador que ejerció la crítica sin concesiones, sin importarle que sus cuestionamientos provocaran la reacción de los fanáticos, sin detenerse a calcular los rencores que genera la palabra transparente y firme.
Durante muchos años, políticos e intelectuales que se sintieron exhibidos en sus dogmas y privilegios por la crítica del maestro Paz, intentaron minimizar su obra o distorsionar su pensamiento.
Las etiquetas que le pusieron, como la de ser el intelectual de la derecha o el defensor del régimen, han caído con el peso de la historia. Octavio Paz abrazó desde joven el ideario socialista, y en su momento de madurez fue uno de los primeros intelectuales en el mundo que se atrevió a criticar la ideología y los regímenes comunistas autoritarios.
Todos conocemos los hechos históricos que anticipó la certera visión del maestro Paz. Cuando cayó el socialismo, realmente existente, Octavio Paz demostró su inquebrantable congruencia al criticar el triunfalismo de la derecha internacional, que festinaba la supremacía del capital y el fin de la historia.
En esa etapa, Octavio Paz manifestó la necesidad de que los intelectuales y los políticos, la letra y el cetro, tuvieran la visión histórica de conciliar los principios de igualdad y libertad.
En el pensamiento de Paz la justicia social es un imperativo categórico sin la cual las libertades no están completas y la democracia no echa raíces.
En los años de madurez serena, en su discurso de recepción del Premio Nobel de Literatura manifestó que estaba invadido por la misma sensación que tenía desde su juventud: la insatisfacción ante el mundo y la necesidad de cambiarlo.
Lo reiteró en 1994, cuando dedicó palabras de reconocimiento a los indígenas que se alzaron en armas en Chiapas.
Reprobó con firmeza los métodos violentos de los nuevos zapatistas, pero tuvo la honestidad de declararse conmovido por la intensidad de sus reclamos, manifestando que no son ellos, los indios de México sino nosotros, quienes debíamos pedir perdón.
Porque Octavio Paz no fue defensor del régimen, por el contrario, fue el actor de las más severas y profundas críticas al autoritarismo, a las prácticas patrimonialistas, a la corrupción y a la desigualdad oceánica de la sociedad nacional.
No titubeó para poner en juego todo su prestigio literario y su autoridad moral para criticar al régimen y desencadenar la democratización en México.
Como el gran promotor cultural que fue, el más importante desde José Vasconcelos, Octavio Paz siempre pensó que la cultura tiene el potencial de cambiar al mundo.
Por supuesto, la política cultural mexicana le parecía inapropiada, marcada por el paternalismo, el clientelismo y el culto al poder.
Planteó la necesidad de una nueva relación entre el Estado y la cultura. Hoy, por cierto, ese reclamo sigue vigente.
Sobre la obra poética de Octavio Paz se ha dicho todo. Propios y extraños, seguidores y malquerientes reconocen su poesía literaria. La profundidad luminosa de sus poemas, la resonancia infinita de las imágenes que provocan sus versos, poesía que nos lleva al interior de nosotros, al encuentro con los otros, con la tierra, el agua, la piedra y el sol, el erotismo que trasciende la geografía corporal.
Muy pocas ocasiones el premio Nobel de Literatura ha estado tan bien otorgado como en 1990. Pocos poetas y escritores han merecido tanto este reconocimiento como Octavio Paz.
Señoras y señores; amigos todos, Octavio Paz enriquece la palabra, es el poeta que entre el silencio y el bullicio inventa la palabra y encarna en la escritura, por eso termino con uno de sus poemas más intensos:
Soy hombre, duro poco y es enorme la noche, pero miro hacia arriba, las estrellas escriben, sin entender comprendo también soy escritura y en este mismo instante alguien me deletrea. Muchas gracias.
El Presidente diputado José González Morfín: Gracias, diputada.
El Presidente diputado José González Morfín: A continuación se hará entrega de un reconocimiento a la señora Marie José Tramini viuda de Paz.
La Secretaria diputada Angelina Carreño Mijares: Se invita a los presentes a ponerse de pie.
El Presidente diputado José González Morfín: Hará uso de la palabra el doctor Rafael Tovar y de Teresa, a nombre de Mariejo viuda de Paz.
El doctor Rafael Tovar y de Teresa: Agradezco la confianza y la generosidad de mi querida Mariejo Paz, al permitirme leer en su nombre las palabras que ella preparó con motivo del querido y admirado Octavio Paz, sin duda alguna el más universal de los mexicanos.
Señor diputado José González Morfín, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Señora diputada Sonia Rincón Chanona, presidenta de la Comisión Especial de las celebraciones del centenario de Octavio Paz. Señoras y señores diputados. Señora embajadora de Francia en México y señores representantes de España y de la India. Amigos todos.
Uno de los conceptos más caros de Octavio Paz fue el de la pluralidad; el del concierto de voces y correspondencias que constituyen nuestro mundo. No una idea única y central, sino una diversidad armónica. No una verdad, sino varias versiones de la realidad. No un monólogo, sino una conversación.  Apostó por la pluralidad y el contrapunto y esa decisión le costó que los poderes lo miraran con recelo; que no supieran qué hacer con sus disensos y su defensa de la liberad.
Hoy se le honra en la Cámara de Diputados y el círculo se cierra. Su voz puede sonar aquí y allá como la del individuo libre y valiente que siempre fue. Hoy se le desagravia. Agradezco en su nombre el reconocimiento que se le brinda y los invito a seguir su ejemplo de respeto y amor por las ideas y los ideales; de concebir la crítica como una forma de la honestidad, de no uniformarse porque sí, de reconocer en el debate libre, uno de los instrumentos mayores de las democracias por un concierto de voces e ideas y no una babel de monólogos simultáneos.  Muchas gracias. Mariejo Paz.
El Presidente diputado José González Morfín: Compañeras y compañeros diputados. Señora Mariejo Paz, distinguidos invitados especiales, señoras y señores, para mí es un honor presidir esta sesión solemne en la que la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión rinde homenaje al pensador más notable que nuestro México ha dado al mundo: Octavio Paz.
Un siglo ha pasado desde el nacimiento de este mexicano universal y nuestro país -que duda cabe-, se ha transformado radicalmente en estos 100 años.
Paz nación en el México de la revolución, el México de los ferrocarriles y del telégrafo, del México del campo, del fusil y las cartucheras.
Paz se convirtió con el paso del tiempo en protagonista intelectual de devenir histórico del país en el siglo XX; presenció su transformación profunda de nación rural a urbana, de una nación anclada en atavismos a un país que anhelaba dar el gran salto a la modernidad que él entendía no únicamente como democracia política, prosperidad económica y justicia social, sino también, como reconciliación con nuestra tradición y con nosotros mismos.
En el vértice que dividió en dos al siglo pasado, Paz se preguntó si nuestra identidad sería lastre o plataforma para que México diera ese paso hacia el futuro.
Sus preguntas punzantes y sus respuestas agudas hicieron historia en El Laberinto de la Soledad; así por biografía y mérito intelectual Paz alcanzó la talla de un pensador universal cuyas ideas llegaban más alto e iban más lejos.
Pero Paz –lo sabemos–, no se conformó con ser hombre de ideas, también puso su talento al servicio de México como miembro de nuestro cuerpo diplomático. Fue además un incansable promotor de la cultura, creador de espacios privilegiados para la creatividad y el debate inteligente, como la revista Vuelta.
Desde luego Paz se convirtió en un verdadero líder de opinión. Fue un comentarista reflexivo de la realidad nacional, quien nunca escatimó el desdén de su pluma por los excesos del poder ni por los abusos de quienes se ostentaban como dueños de la verdad, fuera política o intelectual, y desde luego, lo recordamos como un pensador de verdadero raigambre liberal que siempre rechazó el dogma y a cualquier tipo de autoritarismo ideológico o político.
Paz fue una voz que se levantó para defender los derechos de las personas; fue un verdadero pensador humanista.
Señoras y señores, a 100 años de su nacimiento hoy México debe recordar a Octavio Paz no sólo como el poeta y el Nobel, no sólo como el pensador y el escritor, sino como un verdadero defensor intelectual de la democracia y de la libertad.
Paz fue –me atrevo a decirlo– un faro de pensamiento liberal que brilló muchas veces en solitario, cuando muchos de sus contemporáneos parecían defender el autoritarismo en nombre de la justicia.
En un encuentro intelectual en 1990, Paz les respondía; lo cito “La libertad, para realizarse plenamente, es inseparable de la justicia. La libertad sin justicia degenera en anarquía y termina en despotismo. Pero asimismo, sin libertad no hay verdadera justicia”.
Paz murió en 1998, antes de ver a México alcanzar plenamente la democracia. Qué pensaría de nuestro país si lo pudiera ver hoy. Seguramente celebraría que después de tantos años logramos alcanzar la preciada libertad política que él tanto anheló.
Estoy seguro de que Paz hoy levantaría su pluma para denunciar los males que como sociedad nos aquejan, nos mostraría que no hay atajos hacia el entendimiento y que el diálogo respetuoso del otro es la vía hacia la verdadera libertad.
Sé que Paz nos llamaría, como siempre, a ser rebeldes, a no conformarnos, a recuperar la capacidad de decir no, reanudar la crítica de nuestras sociedades satisfechas y adormecidas y a despertar las conciencias anestesiadas.
Hoy, a 100 años del nacimiento de nuestro premio Nobel, el mejor  homenaje que podemos hacer a Octavio Paz es seguir creyendo en el valor de la pluralidad como fuente de nuestra fortaleza y no como sinónimo de encono. Es anteponer la luz de la razón y la crítica ante dogmatismos y fanatismos de toda naturaleza. En suma, el mejor homenaje que podemos hacer a su memoria es defender la libertad y es defender la democracia.
Amigas y amigos: a ese compromiso estamos llamados los mexicanos de nuestro tiempo y en especial quienes servimos a México desde este recinto legislativo porque tal como el mismo Paz lo dijo, “La democracia pide que uno sea capaz de convivir con su vecino, que la minoría acepte la voluntad de la mayoría, que la mayoría respete a la minoría y que todos preserven y defiendan los derechos de los individuos”.
Compañeras y compañeros: yo deseo de verdad, de corazón, que la memoria y el pensamiento de Octavio Paz brille siempre entre los mexicanos como un símbolo de libertad. Muchas gracias.
El Presidente diputado José González Morfín: Ruego a todos los presentes nos pongamos de pie para entonar nuestro Himno Nacional. (Himno Nacional)
El Presidente diputado José González Morfín (11:56 horas): Se levanta la sesión solemne. Se solicita a las diputadas y diputados permanecer en sus lugares para iniciar la sesión ordinaria.
También invito a las diputadas y diputados que deseen atestiguar la cancelación del timbre postal y la presentación del billete de lotería con motivo del Centenario del Natalicio de Octavio Paz, que se llevará a cabo en estos momentos en lobby principal de este recinto.
La foto es del archivo  Tomás Montero 

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