23 ene 2015

AIF completamente laica para vigilar las finanzas vaticanas

Vatican Insider, 01/23/2015
AIF completamente laica para vigilar las finanzas vaticanas
Nota de FRANCESCO PELOSO
CIUDAD DEL VATICANO
Con el nombramiento del pasado 21 de enero, por parte del Secretario de Estado Pietro Parolin, Tommaso Di Ruzza se convierte en el nuevo director de la AIF, único puesto que había permanecido vacante en la cúpula de la Autoridad de Información Financiera de la Santa Sede.
Di Ruzza ya era el vicedirector del organismo, pero ahora con el nuevo nombramiento, finalmente el ente adquiere estabilidad definitiva. Entre otras novedades, hay que considerar un aspecto importante: con la presidencia del suizo René Bruelhart y con el Consejo directivo que fue renovado por el Papa en junio de 2014, la AIF está completamente en manos de laicos expertos en la lucha al reciclage, en las normativas internacionales y en finanzas. El último religioso miembro de la AIF fue monseñor Giorgio Corbellini, en calidad de presidente “ad interim” del organismo.

Su predecesor fue el cardenal Attilio Nicora. Ambos pasaron, por nomina papal, al nuevo volegio para los recursos en los casos de pederastia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el primero como miembro suplente y el segundo en calidad de miembro efectivo.
 Ahora, tanto la AIF como el IOR, además de la Secretaría par la Economía guiada por el cardenal George Pell, están al completo; en cambio, todavía se encuentra en curso la reorganización de la Apsa, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, que debería asumir el papel de banco central vaticano y funcionar como una especie de “Ministerio del Tesoro”. Se está ocupando de esta situación, en calidad de asesor “ad interim”, el profesor Franco Dalla Sega, experto y profesor de la Universidad Católica de Milán. En este contexto, se procede en el Vaticano con la preparación de los nuevos estatutos del IOR, tarea ardua pues tendrá que estar en armonía con las funciones de los diferentes organismos (en particular el IOR y la APSA), bajo la guía de la Secretaría para la Economía. En el boletín de diciembre de 2014 de la Secretaría para la Economía, se explicaba que el Consejo del mismo dicasterio (el Consejo para la Economía coordinado por el cardenal Marx) había presentado «al Santo Padre y al Consejo de los cardenales (el C9, ndr.) sus recomendaciones para reforzar el papel y el gobierno de la APSA, focalizandola como tesorería central de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano».
Por el momento, el Papa ha aprobado las modificaciones del Estatuto, según el cual el número de miembros del Consejo de Superintendencia del IOR pasa de 5 a 6, y se formaliza la figura del Secretario. Se trata de constataciones que regularizan formalmente los nombramientos de los últimos meses.
Pero será muy interesante ver qué forma asumirá y, sobre todo, a quién será encomendado el llamado “Vam” anunciado en julio del año pasado, es decir el gradual pasaje «de la gestión del patrimonio a un nuevo y central Vatican Asset Management (VAM), con el fin de superar la duplicación de los esfuerzos en este campo entre las instituciones Vaticanas». Para concluir, también habrá que ver cuál será el futuro de la Prefectura para los Asuntos Económicos, cuyas labores, por lo menos parcialmente (la revisión de los balances de los divasterios vaticanos), pasaron al súper-ministerio económico guiado por el cardenal Pell.
En el contexto de la reforma financiera del Vaticano, de cualquier manera, el papel de la AIF ha resultado decisivo. La progresiva potenciación de las tareas y de la independencia del organismo, desde que fue instituido en diciembre de 2010, ha resultado decisivo para que la Santa Sede se adecúe a los estándares internacionales en materia de transpatrencia, de lucha en contra del reciclaje de dinero y de financiamiento al terrorismo. Las peticiones de Moneyval (la estructura del Consejo de Europa que evalúa a los Estados en relación con sus actividades anti-reciclaje) y de la Banca de Italia iban justamente en esta dirección: absoluta autonomía de la AIF frente a las demás instituciones vaticanas (incluida la Secretaría de Estado) y una definición de sus competencias. EN relación con este último aspecto, fue fundamental la introducción de la «vigilancia prudencial» entre las prerrogativas de la Autoridad, es decir no solo la posibilidad de vigilar todas las transacciones en dinero en relación con hipótesis de reciclaje, sino también la evaluación del riesgo financiero, que implica la vigilancia de los estándares de gestión y de los balances internos de los diferentes dicasterios, los gastos en relación con lo disponible, la capacidad de solvencia… Una lista de cuestiones que se entreteje con las nuevas disposiciones impartidas por la Secretaría de la Economía a todos los dicasterios en relación con los balances. La Secretaría indicó entre los objetivos «reforzar el proceso de planificación, para que los recursos económicos sean destinados a donde puedan ser usados de la manera más eficaz posible», y hacer que estén a disposición «la mayor cantidad de recursos económicos para la misión de la Iglesia, mediante el desarrollo del “financial management” y de la gestión económica».


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