Apatzingán:
también los militares atacaron/LAURA
CASTELLANOS
Proceso No. 2012, 23 de mayo de 2015
APATZINGÁN,
MICH.– En la matanza del pasado 6 de enero en esta ciudad, donde habrían muerto
al menos 16 civiles, no sólo participaron policías federales; también
intervinieron militares, según se desprende del “parte informativo y de puesta
a disposición” contenido en la causa penal 3/2015-I del fuero federal.
De
acuerdo con este documento así como con declaraciones ministeriales de soldados
y policías que aparecen en la averiguación previa AP/PGR/MICH/M-III/008/2015,
entre 100 y 110 efectivos del 30 Batallón de Infantería de la XLIII Zona
Militar (correspondiente a Michoacán) acudieron a las inmediaciones del Palacio
Municipal de Apatzingán tras recibir un “reporte ciudadano” que alertaba sobre
la presencia de personas armadas en el lugar.
En
dicho parte oficial los militares refieren que al llegar a la Casa
Constitución, frente al jardín central, encontraron que civiles disparaban
contra agentes federales, por lo cual “de inmediato intervinimos”.
Según
el documento, soldados y agentes detuvieron y consignaron a 44 personas y
aseguraron seis armas cortas, 13 armas largas y una granada de fragmentación.
La versión oficial es contradicha por declaraciones ministeriales de civiles
detenidos o heridos durante los hechos, contenidas en el mismo expediente
judicial.
Algunos
de los manifestantes pidieron auxilio por radiocomunicadores. Al llamado
acudieron varios “guardias civiles” que viajaban en una camioneta. Uno de ellos
fue Eugenio Flores Argueta, quien ante el Ministerio Público relató: “Al
momento de identificarnos como autodefensas, la Policía Federal y la militar
nos dispararon con sus armas de cargo. Nosotros caímos de nuestro vehículo y al
momento de que nos dieron la orden de pararnos me percaté de que un compañero
de los que iba conmigo ya estaba muerto por causa de los disparos de la Policía
Federal y de la militar”.
Los
manifestantes pertenecían al G-250, grupo creado por Alfredo Castillo,
excomisionado federal de Seguridad en Michoacán y actual titular de la Comisión
Nacional del Deporte, a fin de combatir a Los Caballeros Templarios.
Desde
el 15 de diciembre tenían un plantón permanente en protesta por la intención de
Castillo de desarmarlos justo cuando, según ellos, enfrentaban nuevas
incursiones del cártel en sus comunidades. Los inconformes también eran parte
del grupo de Los Viagra, cuyos dirigentes han sido acusados de cometer abusos y
de formar un cártel, lo cual ellos han negado.
La
historia oficial
El
pasado 19 de abril Proceso (número 2007), el portal Aristegui Noticias y la
televisora estadunidense Univision difundieron una investigación realizada por
esta reportera, en la cual 39 testigos afirmaron que policías federales
dispararon contra civiles desarmados en dos eventos: el primero a las 02:30
horas en la plaza central de Apatzingán y el segundo a las 07:45 horas en la
avenida Constitución de esa ciudad.
El
“parte informativo y de puesta a disposición” sólo se refiere a los hechos
ocurridos en la plaza central. Nada dice del segundo ataque. Está firmado por
siete soldados y el cabo Esteban Gómez Hernández, así como por tres policías
federales. Todos ellos también firmaron como responsables de la cadena de
custodia; es decir, como los encargados de preservar los “hechos y hallazgos”,
entre ellos las armas y los vehículos incautados.
En
su informe los militares aseguran que a las 03:30 horas del pasado 6 de enero
la XLIII Zona Militar recibió un “reporte ciudadano” que alertaba sobre la
presencia de “un grupo numeroso de personas armadas concentradas en las
inmediaciones del Palacio Municipal de Apatzingán”. Afirman que a fin “de
verificar esa denuncia” acudieron a dicho lugar a eso de las 04:00 horas, lo
cual difiere de la hora señalada por los testigos civiles, las 2:30 de la
madrugada.
Sostienen
que “a un costado de la denominada Casa Constitución” –frente al jardín
central– seis civiles disparaban contra agentes de la Policía Federal e
hirieron a dos de ellos. Consignaron que los federales “repelían la agresión
efectuando de igual manera disparos con sus armas hacia el grupo de civiles por
lo que –remarcan– intervinimos de inmediato”.
Dicen
entonces que detuvieron a seis personas a las cuales les decomisaron pistolas
de diferentes marcas y calibres.
“Enseguida
–apuntan en el parte oficial– nos dirigimos hacia la Presidencia Municipal”, en
cuyo exterior –entre los arcos del Palacio y un establecimiento aledaño– “había
un grupo de personas armadas que disparaban hacia los policías federales”.
Sostienen que con un altavoz se identificaron como “personal de fuerzas
federales y del Ejército mexicano, conminándolos a deponer las armas de fuego”.
Agregan:
“Luego de unos minutos observamos a una distancia aproximada de seis metros del
grupo de personas armadas, que éstas dejaron las armas de fuego que en esos
momentos portaban sobre el piso, pegadas a sus pies; sin embargo por la
distancia (…) y porque las citadas personas se encontraban en constante
movimiento en el lugar referido (…) dificultó precisar el arma de fuego que
cada persona portaba”.
Además
de las 44 personas detenidas y de las armas decomisadas, federales y militares
se incautaron 18 vehículos.
La
Diligencia de Inspección Ocular y Fe Ministerial firmada por las licenciadas
Alma Pérez Mora y Alejandra Hernández Herrera, registró que 13 de los 18
vehículos “presentaron daños” en las puertas, los parabrisas o los medallones,
sin precisar qué los causó. Sólo en el caso de la camioneta Chevrolet
2GCEC13T451135423 asienta que “presentó daños en el parabrisas al parecer por
impactos por arma de fuego”.
“¡Mátenlo!,
¡mátenlo!”
El
12 de enero –seis días después de los hechos– Castillo ofreció una conferencia
de prensa. Ahí dijo que en la madrugada del Día de Reyes la Policía Federal
desalojó a manifestantes que ocupaban el Palacio Municipal de Apatzingán. El
saldo: un civil muerto por atropellamiento, según el entonces comisionado.
Llama
la atención que el parte informativo de las fuerzas federales no mencione el
atropellamiento ni que hubiera víctima alguna; tampoco consignó a algún
responsable de la muerte o identificó el vehículo involucrado.
El
acta de defunción del presunto atropellado –consultada por la reportera– dice
que se llamaba Luis Alberto Lara Belmonte, de 20 años, y que murió a las 03:30
horas por “homicidio”. Apunta como causas de muerte: “Hemotórax, laceración en
ambos pulmones, traumatismo torácico”. Su cuerpo fue trasladado al Servicio
Médico Forense del puerto de Lázaro Cárdenas, a unas tres horas de Apatzingán.
Un
testimonio anónimo, concedido a esta reportera en enero pasado en Apatzingán,
asegura que policías federales asfixiaron a Lara: “Le pusieron una bolsa, lo
mataron y le pasaron una camioneta por el pecho”.
Según
diversas declaraciones de civiles contenidas en la Causa Penal 3/2015-I, la
madrugada del 6 de enero, personas y familias departían entre puestos de comida
y de regalos en torno a la plaza central de Apatzingán.
Exponen
que hacia las 02:30 horas policías federales incursionaron por la calle Esteban
Vaca Calderón, a un costado del Palacio, y dispararon contra los manifestantes.
Por el costado opuesto, el de la calle José María Morelos, los militares
arribaron, lo que por un momento provocó un fuego cruzado entre ambas fuerzas
que, al percatarse del error, dispararon contra la gente desarmada.
En
su declaración José Miranda Camacho, uno de los manifestantes, dijo: “Éramos
cuatro y estábamos concentrados en un ladito de la calle, íbamos por unos
refrescos y recibimos un reporte donde nos pedían apoyo para gente civil sin
armas (…) llegamos al lugar donde está el Palacio, donde nos recibieron a
balazos los federales y nosotros sin armas, donde cayó un amigo mío y ya no
supe más de él”.
Rosa
Orozco Sandoval manifestó ante la autoridad judicial que estaba dormida en una
camioneta cuando escuchó las detonaciones: salió de la misma y se tiró pecho a
tierra. Dijo que un policía federal la detuvo. Le pidió que no la golpeara pues
posiblemente estaba embarazada.
Pero
“el elemento federal me golpea el pecho y me da manotazos en la cabeza y en el
pecho me dio una patada; después (…) me ponen contra el piso y me empiezan a
golpear con un tubo la parte de la cadera y la pompa (…) y de ahí, cuando me
llevaban corriendo y con las manos en la cabeza, me caí, y el elemento militar
me agarró el pelo y me empezó a azotar en el piso, entonces yo metí las manos
para no golpearme la cara y me quedaron moretes y me levantaron del pelo”.
Otros
testimonios coinciden en la actuación conjunta de soldados y policías. José
Morán Martínez dijo que las fuerzas federales dispararon a su camioneta e
inmediatamente “escuché que venían dos personas de las cuales me percaté eran
elementos castrenses, y les grité que no tiraran porque no traía arma (…) Me
llevaron con los elementos federales y comenzaron a golpearme entre unos nueve
o 10 elementos, mientras gritaban: ‘¡Mátenlo! ¡Mátenlo!’ y un elemento de la
policía federal (…) que iba encapuchado me dio un cachazo con su arma y me
abrió la parte trasera de la nuca”.
Civiles
ajenos al plantón refieren que los detuvieron cuando compraban juguetes,
atendían sus comercios o manejaban sus taxis. Otros más testificaron que fueron
aprehendidos lejos de la plaza central. Así lo consignó José Yáñez Pacheco,
técnico eléctrico, quien esa madrugada salió a comprar juguetes con sus
sobrinos. Fue detenido y remitido a las autoridades en un auto particular
Mercedes Benz.
Expuso:
“En el edificio de Telmex había varias patrullas de la Policía Federal; cuando
llegamos, un policía gritó: ‘Bájense, perros’. Yo le decía que qué pasaba y se
me acercó un policía encapuchado y me dijo que me bajara (de mi auto), me
aventó, me abrió la puerta, me tiró al piso y empezó a golpearme (…)
“Me
aventaron a una patrulla y yo caí arriba de un muchacho (…) Entonces prendieron
las camionetas y le dieron rumbo al Palacio (…) Luego dijo uno: ‘Bajen a esos
perros’ y abrieron la puerta y caímos al piso (…) y me llevaron agarrado de la
camisa y del pantalón (…) Me destapó un militar y dijo: ‘Ese perro no es’.
Dijo: ‘Llévenlo a chingar a su madre al Mercedes.”
Yáñez
fue uno de los seis hombres a quienes las fuerzas federales acusaron de haber
tiroteado a los dos policías presuntamente heridos.
El
sábado 2 de mayo la reportera hizo una entrevista colectiva con 13 de las 43
personas que el 14 de enero –ocho días después del ataque– fueron liberadas por
el juez de Uruapan Jorge Wong Aceituno. Dicha entrevista se llevó a cabo en una
ranchería de Apatzingán. Los entrevistados –quienes pidieron el anonimato–
reiteraron que esa madrugada los policías federales ejecutaron a un número
indeterminado de civiles desarmados.
Los
motivos del juez
Los
representantes legales de 43 de los 44 indiciados presentaron ante el
Ministerio Público sus “alegatos”, los cuales aparecen en la averiguación
previa AP/PGR/MICH/M-III/008/2015.
Los
abogados dijeron que sus defendidos negaban la versión de las fuerzas federales
porque no se les arrestó en grupo ni armados, sino “de forma muy diversa”. Puso
en duda la existencia del “reporte ciudadano” que presuntamente recibió la
XLIII Zona Militar debido a que en “la interrogatoria no existe constancia
alguna” de él. Cuestionó que sus defendidos hubieran herido a dos policías
federales, pues éstos no presentaron querella.
Igualmente
criticaron que el parte informativo se tomara como la declaración de los
captores pues éste fue elaborado “de manera conjunta y en ausencia de autoridad”,
sin que se precisara o probara “qué arma portaba cada uno de los defendidos”,
por lo que apelaron a la “presunción de inocencia”.
En
el Auto que Resuelve Situación Jurídica de la Causa Penal 3/2015-I, emitido el
14 de enero, Wong decidió dejar libres bajo fianza a los seis indiciados
acusados de posesión de arma de fuego. Estimó que en el caso de otras 37
personas “no se acredita la probable responsabilidad de coinculpados” con
respecto al delito de posesión de arma de fuego, además de que el número de
detenidos no coincide con el de armas incautadas.
Sobre
el delito de asociación delictuosa consideró: “No es factible obtener datos o
indicios que evidencien que los sujetos detenidos se dedicaran en conjunto a
desarrollar conductas delictivas”. De esta forma, ordenó su inmediata libertad.
Segundo
ataque
Respecto
al segundo ataque, el reportaje Apatzingán, 6 de enero: ¡Mátenlos..! (Proceso
2007) expone diversos testimonios que coinciden: a las 07:45 horas del 6 de
enero un convoy de la Policía Federal transportaba los vehículos que incautó a
los miembros de las fuerzas rurales desalojados unas horas antes del Palacio
Municipal.
En
ese momento, el convoy fue alcanzado sobre la avenida Constitución por
camionetas a bordo de las cuales iban integrantes y simpatizantes de dicha
fuerza rural. Estos pensaban que la policía llevaba en dicho convoy a
compañeros suyos detenidos o heridos. Para repeler el ataque los federales
abrieron fuego.
Castillo
afirmó que los civiles “emboscaron” a los policías en esa avenida y que al
mismo tiempo provocaron un “fuego amigo” con saldo de ocho muertos. Sin
embargo, llama la atención que por dichas razones no haya habido ningún
detenido, sólo civiles muertos.
En
un video tomado por vecinos de la calle Plutarco Elías Calles casi esquina con
avenida Constitución –donde se registró la segunda refriega– se puede observar
el momento en que un vehículo militar Hummer cruza ese lugar en medio de gritos
y detonaciones.
Tres
jóvenes heridos sobrevivieron a los hechos y rindieron declaraciones
ministeriales en el hospital, pero dicen que no les dieron copia de las sus
declaraciones. Uno de ellos es quien en un video de YouTube aparece tirado en
el piso, con playera a rayas, al pie de una camioneta blanca baleada, rodeado
de compañeros ultimados que yacen sobre charcos de sangre. En algún momento
mueve el brazo, sin ser auxiliado por los policías.
El
joven de 16 años sobrevivió. La Procuraduría General de la República (PGR) dio
con él en una ranchería. Por motivos de seguridad su nombre queda reservado.
El
pasado 28 de abril, Juan Carlos Acosta y Víctor Sandoval le tomaron declaración
como parte de la averiguación previa AP/PGR/MICH/M-IV/012/2015. La reportera
tiene la copia respectiva.
A.
Sánchez declaró que es cortador de limón, con primer grado de telesecundaria.
Explicó que el 6 de enero de 2015 acompañó a su tío a dar “un apoyo” a
Apatzingán, aunque no tenía claro de qué se trataba. Dijo que iban “unas 20
camionetas con gente, nadie llevaba armas de fuego, sólo llevaban palos”. El
vehículo en el que viajaba, una camioneta Ram blanca, quedó en la punta de la
caravana de civiles que alcanzó al convoy de policías federales y que fue
ametrallada por éstos.
Narró:
“Nos bajamos de las camionetas, nos dirigimos hacia donde se encontraban unas
patrullas de la Policía Federal, pero los elementos, que estaban a una
distancia de ocho metros de nosotros, nos recibieron a balazos (…) Mis
compañeros se metieron debajo de la camioneta. En eso me pegan un tiro en la
cabeza, caigo y me mareo (…)
“En
eso escucho que los policías gritaban: ‘¡Mátenlos, mátenlos, que no quede nadie
vivo!’. Mis compañeros gritaban: ‘¡No disparen, no traemos armas!’, pero los
policías siguieron disparando por un lapso de media hora. Nos tiraban con sus
rifles grandes que traen. Unos gordos que estaban en otra camioneta también
gritaban: ‘¡No nos disparen!’. En eso se escuchan más balazos y ya no se
escuchan los gritos (…)
“A
uno de mis compañeros le dieron en la cabeza y a otro, cuando estábamos
tirados, escuché que se acercaron los policías y que nos dispararon (…) Yo me
encontraba un poco inconsciente, y vi cuando me pusieron una escopeta y unos
cargadores, pero eso no sé de dónde los sacaron los policías, yo sólo veía a
dos personas muertas, que son a los que la policía les dio un balazo en la
cabeza pero cuando ya estaban muertos; había un herido que estaba debajo de mí,
y los policías me lo subieron a los pies (…)”
De
este ataque se desconoce por ahora el parte oficial. Al cierre de esta edición
(viernes 22) ni la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ni la PGR han dado
a conocer los resultados de sus investigaciones sobre los hechos del 6 de enero
en Apatzingán. Mientras tanto, Castillo sigue promoviendo el deporte nacional.
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