Regreso
de los Andes con un ojo puesto en Cuba
Washington
y La Habana reabren sus respectivas embajadas
Nota de ALVER
METALLI, desde BUENOS
AIRES
Para Vatican Insider, 17 de julio de 2015
El
20 de julio de 2015 pasará a la historia, incluso la cubana, junto con otra
fecha, el 23 de diciembre de 2014, cuando se produjo el anuncio del deshielo.
El próximo lunes las dos embajadas –la estadounidense en La Habana y la cubana
en Washington- abrirán sus puertas al público. El Papa, volviendo de su viaje a
Sudamérica, redimensionó su propio rol en el acercamiento entre los dos países
americanos tras medio siglo de ruptura, sorprendiéndose él mismo de que unas
pocas palabras, dichas o escritas, hayan impreso a los acontecimientos el giro
que condujo al histórico resultado. Pero indudablemente el tiempo ya estaba
maduro y solo hacía falta un catalizador super partes que atrajera “la buena
voluntad de ambos países”
. El Papa Francisco cumplió esa función,
convirtiéndose en el factor central de una misteriosa subdeterminación
histórica. Y ahora que los Andes quedaron atrás, el timón apunta de nuevo hacia
el Caribe, en dirección al próximo viaje que espera al Papa argentino: Cuba, en
septiembre.
Un viaje que se decidió casi sobre la marcha para imprimir una
ulterior aceleración a los cambios que afectan a las dos fronteras de América,
la latina y la anglosajona, duramente enfrentadas hasta poco tiempo atrás. Un
“viaje de la misericordia”, después de aquellos otros “de la esperanza” (1998)
y “de la caridad” (2012) de sus predecesores, resume Yosvany Carvajal, el
sacerdote más joven del clero cubano -ordenado en el año 2000 por el cardenal
de La Habana, Jaime Ortega. “Juan Pablo II encontró un país que necesitaba
esperanza, que estaba atravesando un período especial tras la caída del
socialismo, y con Fidel presidente; un país que vivía completamente aislado del
resto del mundo, donde la única vía de escape parecía ser el exilio o la
emigración”. Con cuarenta años aún no cumplidos, estudios en México y Teología
en Roma, Yosvany Carvajal no conoció la revolución. “Después vino Benedicto XVI
para celebrar los 400 años del hallazgo
de la Virgen de la Caridad del Cobre. Nos habló del valor de la educación en un
momento en que el gobierno constataba una crisis significativa de los valores
de convivencia”. Ahora Yosvany Carvajal aguarda expectante la visita del tercer
Papa, un primado que la Isla mantendrá por mucho tiempo: “Se invocará ese poder
extraño –la misericordia- que vence el mal del mundo, y será muy interesante
escuchar lo que viene a decirnos”.
Este
joven sacerdote, en el que no es difícil reconocer un futuro importante, será
quien reciba al Papa a la salida de la
catedral de La Habana, cuando termine de rezar Vísperas. “Este lugar, el
antiguo seminario de San Carlos, es la cuna de la nacionalidad, la casa donde
vivieron los padres fundadores”, recuerda Yosvany Carbajal, “y los padres
fundadores pensaron a Cuba con Dios, porque eran sacerdotes, hombres de fe, y
al mismo tiempo hombres de ciencia”. A la entrada del Centro cultural que
preside, a pocos pasos de la catedral, le agradecerá por haber venido y la
pedirá lo que toda la Iglesia cubana desea ardientemente: la beatificación –“si
el Papa nos concede exonerarlo del milagro”- de uno de los padres de la
independencia, Félix Varela -ya venerable para la Iglesia- que junto con José
Martí constituye el punto de encuentro del catolicismo nacional con el
socialismo estilo cubano.
Felix
Varela y José Martí. Es el binomio simbólico e histórico del encuentro que está
en la base de las nuevas relaciones
entre Cuba y Estados Unidos, y del viaje del Papa Francisco a la isla. “Hay
frases bellísimas de José Martí que hablan de la nación como ara, como un altar
donde se realizan sacrificios por la patria, no para ocuparla o servirse de
ella. Todo eso nació en esta casa”, dice con orgullo de cubano Yosvany
Carvajal. “Y cuando pensamos en el Centro Cultural Félix Varela teníamos muy
presente las dos dimensiones que debe tener: el diálogo entre fe y cultura y la
formación de laicos en materia filosófica, humanista, que los habilite para
servir mejor a la patria”.
Yosvany
Carvajal fue nombrado por la Santa Sede director –el primero- del recién creado
Instituto de Estudios eclesiásticos. Ha visto a la Iglesia cubana pasar del
ostracismo de los años ’60 al protagonismo de estos últimos. “Creo que hubo
cambios en ambas partes; la Iglesia realizó una reflexión profunda sobre su
propia misión, hizo un examen de conciencia y comprendió que no puede
replegarse sobre sí misma sino que debe abrirse y dialogar con el único partido
que existe. El gobierno, por su parte, es consciente de que la Iglesia es la
única institución que puede garantizar la unidad, un camino fraterno, no sectario”.
Yosvany
Carvajal considera que Francisco es el mejor Papa para este tiempo de la
Iglesia en Cuba. “Creo que en Cuba ha visto el ejemplo de lo que debe ser un
verdadero diálogo, que resuelve conflictos, y quiere mostrar al mundo lo que
significa rectificar, sanar, recomponer. La Iglesia no existe para derribar
gobiernos sino para transformar el corazón de los fieles, y los fieles cambian
los gobiernos”. Su visión coincide con la del cardenal Jaime Ortega, de La
Habana. “Nosotros no apuntamos a tener escuelas católicas como en otra época y
no queremos crear una educación alternativa a la del Estado, sino
complementaria”. Está convencido de que se ha recorrido una buena parte del
camino y ya no se puede volver atrás. Considera que el cambio seguirá avanzando
hacia el futuro y llegará a manifestarse también a nivel político. “Esta es una
opinión completamente personal, pero creo que se acerca el fin de Raúl Castro y
la generación de la revolución, que ha gobernado durante 57 años. Raúl Castro
tiene autoridad para implementar los cambios necesarios para preparar un nuevo
camino”.
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