La
intervención adecuada en Ucrania/Carl Bildt was Sweden’s foreign minister from 2006 to October 2014, and was Prime Minister from 1991 to 1994, when he negotiated Sweden’s EU accession. A renowned international diplomat, he served as EU Special Envoy to the Former Yugoslavia, High Representative for Bosnia and Herzegovina, UN Special Envoy to the Balkans, and Co-Chairman of the Dayton Peace Conference. He is a member of the World Economic Forum’s Global Agenda Council on Europe.
Traducido del inglés por Carlos Manzano.
Project
Syndicate |16 de julio de 2015
El
actual drama griego puede haber dejado paralizada a Europa y al mundo, pero la
gran crisis en el este de Europa no ha desaparecido. Ucrania sigue sometida a
una ocupación parcial por separatistas respaldados por Rusia y sigue habiendo
combates intermitentes, pese al acuerdo de cese el fuego Minsk II.
Los
combates intermitentes en la región ucraniana de Donbas desde que se firmó el
acuerdo de Minsk el pasado mes de febrero han dejado clara una cosa. Si Rusia
desea en serio buscar una solución para el conflicto, debe estar dispuesta a
apoyar el despliegue de una misión y una fuerza internacionales de
mantenimiento de la paz. Semejante misión podría iniciar el proceso de
rehabilitación de la región, permitir a los desplazados por la violencia
regresar y facilitar la reintegración de Donbas en Ucrania con las
salvaguardias apropiadas y competencias transferidas.
Tenemos
a mano un modelo útil para ese planteamiento. Hace dos decenios, la comunidad
internacional estaba entrando en la fase final de las gestiones para lograr la
paz en Bosnia, pero aún persistían conflictos en Croacia, sobre todo en la
región de Eslavonia Occidental, colindante con Serbia.
Unas
ofensivas militares croatas, primero a comienzos de mayo de 1995 y después a
comienzos de agosto, habían recuperado tres de los cuatro sectores protegidos
por las Naciones Unidas y que controlaban separatistas serbios, pero la zona
más importante, el Sector Oriental de Eslavonia Oriental, seguía bajo el firme
control serbio, y, de forma muy parecida a la del Presidente de Rusia, Vladimir
Putin, en la cuestión de la Ucrania actual, el entonces Presidente de Serbia,
Slobodan Milošević, insistía en que sólo se podía
resolver el problema mediante negociaciones directas entre los separatistas
serbios y el Gobierno croata de Zagrev.
Naturalmente,
la realidad era la de que los separatistas serbios dependían totalmente del
apoyo político, militar y económico de la Serbia de Milošević y, al final,
este último accedió al despliegue de una misión y una fuerza de las NN.UU., a
las que se encomendó velar por la desmilitarización y la devolución de la
soberanía croata, después de aplicar las salvaguardias necesarias para los
serbios que allí vivían.
Actualmente,
la misión de la Administración de Transición de las Naciones Unidas en
Eslavonia Oriental, Baranja y Srijem Occidental (UNTAES) ha quedado
prácticamente olvidada, no porque fracasara, sino porque tuvo éxito. Desde
luego, no todos los problemas en Eslavonia Occidental se solucionaron entonces
o en años posteriores, pero ya no hay conflicto y ahora Croacia y Serbia
disfrutan de relaciones bilaterales constructivas.
Ése
podría ser un modelo para las zonas de Donbas controladas por separatistas, si
hubiera voluntad política para que semejante arreglo diera resultado, pero,
¿está dispuesto en serio el Kremlin a reconocer la soberanía de Ucrania en
Donbas y a reanudar unas relaciones normales con Occidente?
En
este momento, tengo poderosas dudas al respecto. Conviene tener presente que
Rusia ha dado todos los pasos con miras a la intensificación de ese conflicto,
incluido el establecimiento de enclaves separatistas. De hecho, el Kremlin
parece estar esperando a que fracase el gobierno del Presidente de Ucrania,
Petro Poroshenko, y Occidente se divida respecto de ese problema y deje de
interesarse por su resolución. En ese momento tal vez estará dispuesto Putin a
actuar contra Ucrania para lograr su resultado deseado desde hace mucho.
Pero,
si el Gobierno de Ucrania y Occidente permanecen unidos, el Kremlin podría ver
que sus enclaves en Donbas representan una amenaza principalmente para la
propia Rusia. Al fin y al cabo, la sombría realidad es la de que los enclaves
separatistas están en caída libre económicamente y sus sociedades se están
volviendo cada vez más sometidas a la delincuencia. Donbas corre el riesgo de
convertirse en un lugar problemático del que nadie quiera hacerse responsable.
Al resultar eso claro, los dirigentes de Rusia podrían empezar a pensar en una
solución del tipo de la UNTAES para esa región.
A
falta de ningún otro arreglo, el Kremlin tendrá que hacer precisamente eso. La
doctrina del ex Secretario de Estado Colin Powell –si lo rompes, tienes que
arreglarlo– es aplicable a la intervención de Putin en Ucrania tanto como la
fracasada aventura de George W. Bush en el Iraq.
Desde
luego, hay cuestiones muy difíciles que se deberían resolver antes de que
pudiera ir a Donbas una misión de mantenimiento de la paz, en particular la
composición y el mandato oficial de la fuerza desplegada, sea la que fuere,
pero, si hay voluntad, repito, esos problemas no deberían ser irresolubles.
Semejante
misión podría después velar por la aplicación real de las disposiciones
políticas del acuerdo Minsk II. Unas elecciones locales verdaderamente libres y
justas, con la participación de todos los desplazados y los refugiados, nunca
serán posibles sin una presencia internacional importante.
Actualmente
no cabe duda de que esa idea está muerta al nacer. Así ocurrió también con la
UNTAES en las primeras conversaciones sobre Eslavonia Oriental. La posición del
régimen de Milošević era idéntica a la del Kremlin ahora,
pero mañana será en verdad otro día y, desde luego, no es demasiado temprano
para empezar a explorar las opciones que no sólo prometen gestionar el
conflicto, sino también resolverlo.
Semejante
intervención podría dar resultado, pero sólo si –y cuando– las dos partes
deseen de verdad una solución. Aún no hemos llegado a esa fase, pero, si tanto
Ucrania como Occidente se mantienen firmes y actúan para bloquear nuevas
medidas de Rusia encaminadas a la desestabilización, ese día podría llegar.
Deberíamos estar preparados.
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