Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
2 jul 2017
Caso Meztli: La saña terminó en asesinato
Revista Proceso # 2121, 2 de julio de 2017
Caso Meztli: La saña terminó en asesinato/ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
La situación de “guerra” que vive el país fue creada y es utilizada por el gobierno para reprimir en distintos niveles los movimientos sociales y, con ello, generar una situación de miedo, advirtió Rubén Sarabia Sánchez, el dirigente social poblano conocido como Simitrio.
Era abril de 2014 y, en las oficinas de Proceso, Simitrio narró un encuentro con el entonces secretario de Gobierno de Puebla, Luis Maldonado Venegas, realizado semanas antes en el despacho del funcionario.
Maldonado había declarado que tenían reportes de que 80% de la droga que se distribuye en la metrópoli poblana provenía del Mercado Hidalgo y que había averiguaciones previas contra los hijos de Simitrio por narcomenudeo. Ya en el encuentro, el funcionario le reiteró los datos y le dijo que el gobernador Rafael Moreno Valle exigía obediencia incondicional.
En los meses siguientes hubo señalamientos contra Simitrio en medios de comunicación locales, basados en filtraciones; acosos domiciliarios, detenciones y redadas. Finalmente Rubén Sarabia (dirigente de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre, UPVA) fue detenido. Tras este hecho se precipitaron las agresiones hasta que el pasado 29 de junio fue asesinada Meztli Sarabia, hija de Simitrio, en las oficinas de la organización.
De acuerdo con los testimonios recogidos por Proceso, un comando llegó al Mercado Hidalgo. Cuatro sujetos armados irrumpieron en las instalaciones de la UPVA y encañonaron a Pablo Barrientos y a Raúl Ronquillo, quienes se encontraban ahí. Se dirigieron a Meztli y le preguntaron si era hija de Simitrio. Ella dijo que sí y entonces le dieron un mensaje: “Dile a tu papá que no se pase de güevos”.
Inmediatamente después le dispararon dos tiros al abdomen y otro a la cabeza, a tan corta distancia que el casquillo quedó enredado en su cabello. Barrientos quedó gravemente herido y Ronquillo fue golpeado.
De acuerdo con Tonatiuh Sarabia, hijo de Rubén y abogado de la UPVA, los cuerpos de auxilio se negaron a acudir al lugar. Cuando finalmente lograron contactar con la Secretaría de Gobierno estatal para exigir ayuda, era demasiado tarde: Meztli había muerto.
De inmediato hubo marchas multitudinarias, reclamos y mensajes de solidaridad en México y el extranjero, mientras que medios locales como la emisora poblana de TV Azteca retomaron la versión que solía dar el gobierno de Moreno Valle y ahora el de su incondicional José Antonio Gali: fue un ajuste de cuentas entre grupos de narcomenudeo.
Los sicarios también dejaron un papel con la amenaza, según Tonatiuh Sarabia, pero en el expediente abierto por la procuraduría estatal no figura, como tampoco otras evidencias desaparecidas de la escena del crimen. El amago escrito, según testigos, se extendía a los miembros de la UPVA y a quienes los apoyaran.
“Esto le pasará a todos los que apoyen a Simitrio, sigues tú Simitrio”, decía el mensaje.
Para la UPVA y la familia de Simitrio –bajo prisión domiciliaria desde el pasado 1 de abril– se trata de la misma cadena de represión que padecen desde 2014. El viernes 30 concluyeron: el de Meztli fue un feminicidio de Estado con motivación política.
La columna vertebral
El Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) documentó las agresiones contra la UPVA desde 2015. Esa organización internacional consideró que el movimiento encabezado por Simitrio es “la columna vertebral del movimiento social” en Puebla.
El Mercado Hidalgo –que se destaca por sus carteles y letreros con consignas de libertad para los presos políticos, exigencias de justicia, y denuncias del mal gobierno– es la sede de la UPVA, una organización de orientación maoísta surgida luego de una violenta redada ocurrida el 28 de octubre de 1973 como parte de una ola represiva desencadenada desde 1969 por el gobierno del general Rafael Moreno Valle –abuelo del ahora aspirante presidencial.
Organizados, los agredidos lograron construir el Mercado Hidalgo, y desde ahí, fundar otros mercados, agregar sindicatos de taxis y crear organizaciones de vendedores ambulantes en distintas zonas de Puebla y los municipios aledaños.
A través de su historia, la UPVA cuenta al menos cuatro muertos en procesos represivos, contando ya el asesinato de Meztli Sarabia. El peor momento lo vivió en el sexenio de Mariano Piña Olaya, que en 1989 consiguió enviar a prisión a Simitrio, en condiciones que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos consideró inhumanas y degradantes en los años noventa. Salió con libertad condicional en 2001 pero debió seguir fuera de Puebla hasta 2011.
Durante 20 años, incluso preso o exiliado, Simitrio mantuvo el liderazgo de la organización, que lo recibió a su regreso. Entonces ya gobernaba otro Rafael Moreno Valle, cuya administración perpetró la mayor cantidad de agresiones a defensores de derechos humanos y activistas, según los informes anuales que emite el Comité Cerezo México.
Entre otras acciones contra la UPVA emprendidas por Moreno Valle, los comerciantes ubicados en los Fuertes de Loreto y Guadalupe fueron desalojados el 2 de abril de 2014 a pesar de pagar 4 mil pesos mensuales de renta al gobierno. Fue Atl Rubén Sarabia –hijo de Simitrio– quien denunció los hechos. Su padre dijo entonces que la idea del mandatario era que se instalaran ahí franquicias internacionales. Para entonces era notable la vigilancia policiaca y militar en el Mercado Hidalgo.
Los movimientos sociales poblanos resentían la mano dura del gobernador: cuando decidió eliminar el sistema de mototaxis se desataron enfrentamientos entre policías y conductores; luego, para construir un hospital nuevo cerró uno viejo, el Hospital del Niño Poblano, que implicó el despido masivo de trabajadores y la contratación de otros a menor costo.
Luego metió a la cárcel a dirigentes indígenas y campesinos que se oponían al Proyecto Integral Morelos, pues el gasoducto planeado pasaría por sus parcelas. A eso se sumaron los asesinatos de dos líderes indígenas de la Sierra Norte, opositores a las termoeléctricas y compañías mineras, que eran negocios con participación del padre del mandatario.
Siguió el asesinato del niño José Luis Tehuatlie, en Chalchihuapan, durante un operativo policiaco, y la prisión a cuatro dirigentes que se oponían a un proyecto turístico, el parque intermunicipal en Cholula.
En total, el Comité Cerezo México ha contabilizado 366 personas agredidas, detenidas y torturadas de 2013 a la fecha en Puebla.
Encabezada por Simitrio a lo largo de 2014, la UPVA fue la organización que tuvo los contingentes más nutridos en las diferentes marchas contra la represión que se realizaron en aquella entidad y cuya frecuencia aumentó tras la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. Hasta que el 19 de diciembre fue detenido en Puebla, bajo cargos falsos.
Cadena de agresiones
El 28 de noviembre de 2014, el domicilio de Atl Sarabia fue cateado porque supuestamente tenía drogas. Atl, su hermana Claudia Alejandra, la madre de ambos (Irma Reyna Martínez) y otro familiar (Juan Pablo Arroyo) fueron detenidos. Se los llevaron y durante horas los presionaron para que acusaran a Atl y a su hermano Xihuel de narcomenudistas. No lo lograron y todos recuperaron su libertad.
Para volver a meter a prisión a Simitrio, un ministerio público local le imputó un despojo de tierras en Tlaxcala, por lo que la justicia poblana consideró que había violado su libertad condicional. Aunque pronto se demostró que era una homonimia, se arguyó que tenía mala conducta.
La detención sobrevino el 19 de diciembre, cuando acudía a una cita en el ayuntamiento de Puebla, donde era alcalde José Antonio Gali, el actual gobernador.
Tres días después, el 22 de diciembre de 2014, un contingente de la UPVA llegó a la Ciudad de México con la idea de evidenciar la detención de Rubén. En el Ángel de la Independencia un convoy de policías poblanos rompió los vidrios del vehículo en el que iban los hijos de Simitrio. Ahí detuvieron a Atl Rubén, Tonatiuh y Xihuel. Golpeados, Tonatiuh y Xihuel quedaron libres, pero Atl fue a parar a la misma cárcel que su padre.
A partir de ese día todo se precipitó. Se abrieron 26 averiguaciones previas contra Rita Amador, esposa de Simitrio, por “ataques a las vías de comunicación” y supuestas amenazas a policías.
Turbas de pandilleros allanaban el Mercado Hidalgo o los enclaves comerciales de la UPVA; o contingentes policiacos sin orden judicial llegaban al mercado y arremetían contra los comerciantes.
Un año después de la detención de Simitrio, el 9 de diciembre de 2015, la policía detuvo a Xihuel, otro de sus hijos. Lo sacaron de misa.
En ese contexto, el 5 de abril de 2016, en las inmediaciones del Mercado Hidalgo, a Meztli Sarabia la secuestraron y la liberaron horas después, amenazada y golpeada.
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